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Tomé el huequito vacío que me cosquillea en el alma después de una noche de recuerdos de lejanías y ausencias. lo voy llenando de dulces palabras y la
cuartilla se va poblando con renglones tibios de ternura, para dar paso a esta carta que te la dedico.
Amaneció en mis manos una agradable sensación de presencia, y tiemblan mis dedos sobre esta página,.intuyo que es tu recuerdo, que vino para hacerme compañía como antes. como siempre. y ya no importan otras compañías, ni otras caras.
Se van llenando mis sitios internos con canciones de otros días y sonrisas casi olvidadas.; puedo respirar tu presencia en el calorcito amable de tus manos recorriendo mis hombros como lo hacías; en tu aliento tibio que acaricia mis oídos con un "te quiero". estás a mi lado. y mi pluma despliega adjetivos para atrapar al tiempo estos instantes de tenerte conmigo -aunque
no estés conmigo-.
Tu deseada compañía vuelve único este sitio tan íntimo y placentero, y en medio de todos, estamos juntos para barrer el silencio de la ausencia. que se está haciendo demasiado larga, y pesa en las noches.
Hay un halo de armonía que nos une y alimenta esta cercanía de almas, que es encuentro deseado; es compartir sentires en el espacio abierto; es querer
lo que se presiente en la distancia, es un latir sincero que se acurruca en el rinconcito reservado sólo para ti libre de otras presencias.
A medida que escribo, tu sonrisa se mece en mi corazón al son de alguna canción de cuna escuchada en la infancia lejana. crece la ternura como un bálsamo divino de amor. y mi pluma se aduerme mimosa al ritmo de tus
latires; cesan los decires para dar paso a la ensoñación.
Te recuerdo y te añoro en cada palpitar de mi fatigado corazón.
Un beso, Ninfa |
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