Chueca: historias de poder y dinero
La prosperidad del barrio gay de Madrid da a luz a una nueva casta
Imagen, la terraza del hotel Óscar, propiedad
de Kike Sarasola, en la plaza de Vázquez de Mella.
Una nueva 'casta' está surgiendo en el barrio madrileño de Chueca. Sus miembros visten Diesel, Guess y G-Star, toman el aperitivo en Lateral y concluyen la jornada brindando con champán en la terraza del hotel Óscar. Disponen de entrenador y masajista personal y vuelan los fines de semana a Marrakech o Estambul, donde lucen bañadores de EsColletion. Viven en pisos de más de 200 metros cuadrados en edificios rehabilitados de la zona centro de Madrid y son propietarios de locales de copas y franquicias de moda, cuando no ejecutivos y creativos de agencias de publicidad. Simpatizan con los productos Apple y su servicio doméstico compra en el supermercado de El Corte Inglés de Callao. Tienen una larga lista de contactos en los medios de comunicación y recurren a los trajes de Antonio Miró o Armani para los actos con glamour. Están orgullosos de ser gays, pero desprecian a las 'maricas fracasadas' que frecuentan sus negocios. Chueca está enriqueciéndose: de la reivindicación política se ha pasado a la prosperidad económica, auspiciada por la capacidad de muchos de sus vecinos para emprender nuevas aventuras empresariales. Han surgido tiendas gourmet para evitar cocinar en casa o locales escaparate para el lanzamiento del último modelo coupé.
Pero no todo iba a resultar un edén coronado por el arcoíris. Los conflictos vecinales, especialmente a raíz de la celebración anual del Día del Orgullo Gay, de cuyas celebraciones desertan los más elitistas por considerarlo zafio y vulgar, han dejado al descubierto las tensiones y pugna de fuerzas existentes en el barrio.
MULTA IMPAGADA
La multa de 35.000 euros impuesta por el Ayuntamiento de Madrid a la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), junto con el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM) y la Asociación de Empresarios Gays y Lesbianas (AEGAL), por superar los límites permitidos de ruidos durante la celebración de los actos con motivo del Día del Orgullo Gay en Madrid, se encuentra sin cobrar y ‘olvidada’ la ejecución final del expediente. Este conflicto ha permitido dejar al descubierto los entresijos políticos y económicos que se mueven en Chueca, un barrio maldito hace 20 años, y que ahora es el más próspero de la capital de España.
Los colectivos mencionados son conscientes de este trato de ‘olvido’ después de haber mantenido varias reuniones con Ana Botella, concejala de Medio Ambiente, tras las que algunos altos cargos han transmitido que desde el Ayuntamiento no se piensa ejecutar el cobro. Para el Alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, este conflicto generaría una campaña de despestigio por parte de los afectados, que dejaría en agua de borrajas todo el esfuerzo del Ayuntamiento por ganarse la simpatía de las 'fuerzas vivas gays' de Chueca tras la reforma de peatonalización de la calle Fuencarral y de la plaza de Vázquez de Mella, que ha animado considerablemente el negocio en el barrio, convirtiéndolo en lugar de atracción nacional e internacional. Actualmente, también se encuentra a punto de inaugurarse un centro comercial en la calle Augusto Figueroa construido tras la demolición de un viejo mercado, en el que El Corte Inglés ya ha tomado posiciones: ha inaugurado un Supercor, cuando aún no han concluido las obras en el conjunto del edificio, que no dispone de la licencia de primera ocupación global.
VECINOS CONTRA VECINOS
El expediente por sobrepasar los niveles de ruido no lo abrió el Ayuntamiento de Madrid, sino que se puso en marcha a raíz de la denuncia de la Asociación de Vecinos de Chueca, muchos de cuyos miembros son homosexuales, pero que se oponen al incumplimiento de las normas cívicas que se producen como consecuencia de la ingesta abundante de alcohol en la vía pública en esas fechas. Con actas de mediciones de ruido en la mano, la Asociación de Vecinos de Chueca exigió al Ayuntamiento que se aplicara la normativa y se sancionara a los organizadores, quienes por otro lado cuentan con el apoyo logístico del Ayuntamiento, además de ayudas económicas.
Este expediente hacía referencia a las infracciones de ruido durante el periodo del 25 de junio al 4 de julio de 2010, y es similar a los que se han abierto a otras empresas, como El Corte Inglés, por superar el nivel permitido en ‘Cortylandia’, el espectáculo que se organiza con motivo de la Navidad en la calle Maestro Victoria, detrás de la calle Preciados, también en el distrito Centro. El expediente señala el motivo de la sanción: “Superar de manera alarmante los niveles acústicos, con grave deterioro del medio ambiente, y con el agravante de reincidencia, en el ámbito residencial de la madrileña Chueca como resultado de las actividades organizadas por ellos mismos, dentro del citado evento”.
Tras conocerse la multa, los miembros de las asociaciones organizadoras del Día del Orgullo Gay, así como Pedro Zerolo, concejal del PSOE en el Ayuntamiento, acusaron a Alberto Ruiz Gallardón y a Ana Botella de homofobia y de querer acabar con la celebración del Día del Orgullo Gay y de estar contra la política de igualdad.
A raíz de este hecho, se han producido movimientos entre los líderes gays con negocios en el barrio de Chueca: por un lado, Alfonso Llopart, propietario y director de la revista ‘Shangay’, hasta ahora en la directiva de la Asociación de Empresarios Gays y Lesbianas (AEGAL), que preside Juan Carlos Alonso Reguero, ha dimitido para poder impulsar una nueva asociación de vecinos, alternativa a la actual, que consideran hostil, e impedir que esta asuma toda la representación de los habitantes del barrio ante el Ayuntamiento. ‘Chueca por la Diversidad’ es el nombre de la nueva asociación vecinal, que tratará de incoporar a vecinos afines a la tupida red comercial que se ha ido tejiendo en la zona.
Por otro lado, Kike Sarasola, accionista principal de la cadena Room Mate, cuyo buque insignia, el hotel Óscar, se encuentra en la plaza Vázquez de Mella, en el corazón del barrio de Chueca, está siendo invitado a ocupar el puesto que Llopart ha dejado en la asociación empresarial gay AEGAL.
Precisamente en la plaza Vázquez de Mella se halla uno de los puntos débiles de la organización del Día del Orgullo Gay, ya que allí se encuentra ubicada una residencia de ancianos de la Comunidad de Madrid, que han tenido que soportar el alto nivel de ruido que se ha venido produciendo en la celebración y que ha sido la prueba exhibida por la Asociación de Vecinos de Chueca para reclamar que zonas de Chueca queden cerradas a la presencia de espectáculos nocturnos que conllevan un alto nivel de ruido y van acompañados por las presencia de barras de bar para la venta de alcohol en la calle, 'tramitadas' hasta ahora por AEGAL, que las 'concedía' a los propietarios de bares y discotecas del barrio. Esta situación irregular llevó a muchos empresarios a sentir el 'peso' de AEGAL sobre sus negocios.
CÓMO CONTROLAR EL BARRIO
El Ayuntamiento de Madrid se está planteado crear una coordinadora para la organización del Día del Orgullo Gay, que mueve a dos millones de personas a lo largo de la semana de actividades, principalmente lúdicas, en pleno verano, y cuyos principales beneficiarios son los negocios de Chueca y otros afines, encargados de la organización de eventos, además de la distribución y venta de alcohol, la principal fuente de beneficios. Algunas de cuyas marcas compran la exclusiva para estar presentes en las decenas de barras instaladas en la vía pública. También algunos eventos tienen vetada la presencia de publicidad de algunas bebidas, ya que las marcas 'patrocinadoras' gozan de la exclusividad en toda la celebración del Día del Orgullo Gay.
Esa coordinadora contaría con miembros de las organizaciones cívicas de gays, lesbianas y transexuales (quienes ceden a AEGAL la ejecución material de la celebración y, por lo tanto, de la comercialización), de los empresarios del barrio, de las asociaciones de vecinos (precisamente se está constituyendo a marchas forzadas la alternativa a la actual) y la del propio Ayuntamiento, lo que sería completamente novedoso.
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