Soy presa fácil para la consideración externa. Y cuando me tropiezo con personas que se siente desgraciadas, por uno u otro motivo, suelo sentir compasión . Las últimas veces que he podido ver llegar la actitud que adopto en esos casos ha sido posible tras un trabajo de años observándome. Hoy me encontraba extremadamente serena, (posiblemente por el cansancio que me produjo el trajin de subir y bajar a un árbol, perseguir a una ardilla, volar y caer en una sima extrañísima durante un buen espacio de tiempo la noche anterior),  ( sueños).

Durante la mañana, mientras esperaba unas visitas, estuve con una persona que se siente tremendamente desgraciada, lleva así varios años. Ver cómo la situación que presenta se está prolongando más allá de un periodo razonable, me llevó a comprobar cómo es incapaz de ver por ella misma, como ha entrado en un círculo vicioso de autocompasión. Para ella, todo, cualquier contratiempo , cualquier obstáculo, cualquier retraso,etc, la pone triste y la hace sentirse desgraciada, a ella la vida la trata injustamente.

Vi como intentaba llegar  a mi esa consideración externa y sin embargo hoy al verla lamer sus heridas sin que con ello obtuviera ningún beneficio, me paró en seco, respiré unas tres veces sintiendo el recorrido de mi aire entrando y saliendo por mi , puse después la sensación en el dedo gordo de mi pie derecho y sujetando esa sensación presté atención escuchando.  En vez de envolverme en sentir la consideración externa, observaba como ambas estabamos perdiendo un tiempo valioso , necesario para buscar alguna solución que suavizase tanto la situación como el sentimiento. Descubrí porqué la consideración externa me atrapa tan pronto: pórque la compasión es algo tan sutil que se pega fácilmente a la piel , vi como sus efectos eran negativos tanto para ella como para mi. Hubo un silencio, ella se levantó a por unas bebidas y yo me dije a mi misma,: si alguna vez me sintiera como ella, ojalá pueda pararme a pensar los motivos de mi tristeza y procure situar el problema en su punto justo,porque la mayoria de las veces lo que realmente pasa es que uno no tiene ganas de afrontar sus problemas y nos resulta más fácil compadecernos que actuar. La ayuda a los demas deberia ser siempre por convencimiento , nunca por pena. Cuando volvió con las bebidas, me puse a hablar del Trabajo y.......