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CUENTOS PARA LOS NIÑOS: LA SORPRESA
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De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 20/02/2012 08:29

 

 

LA SORPRESA

"¡Oh, qué linda mañana!" Exclamó Juan al precipitarse fuera de la puerta

principal. Fué saludado desde todas partes por alegres sonidos. Los pajarillos

en los árboles entonaban sus canciones matinales. Su silbido fué contestado

por un fuerte ladrido de su fiel compañero, Yack, un hermoso collie que le

había regalado un querido amigo. Juan y Yack eran verdaderos amigos, cada

uno se preocupaba de la seguridad y del bienestar del otro.

Caminaron deprisa por el recto sendero bajo la sombra de los árboles y

después salieron al camino. No habían caminado mucho, cuando se

encontraron con un carretón lleno de fruta, cuyo dueño se encontraba en

dificultades. Una de las ruedas se había salido, lo que había tenido por

consecuencia que mucha fruta se cayera y se esparciera sobre el camino. Juan

ayudó a recoger la fruta, mientras el hombre arreglaba el carretón. Pronto se

solucionó todo el problema y el hombre continuó su viaje. Juan acarició a su

fiel compañero y siguieron por el camino, preguntándose qué es lo que iba a

suceder más tarde.

Juan era hijo único, quería mucho a sus padres y siempre estaba muy contento

de poderlos ayudar. Era muy aficionado a las flores y le dedicaba gran parte

de su tiempo al jardín. Quería mucho a los libros y tenía numerosos amigos

que vivían dentro de los libros que leía hora tras hora. Pero a pesar de todo lo

anterior, se sentía intranquilo, porque deseaba tener algunos amigos de

verdad.

Juan tenía un corazón bondadoso y cuando su familia vivía en la ciudad, como

solía hacerlo, tenía muchas oportunidades para hacer buenas acciones a sus

semejantes. Al frente de su casa vivía un niño cojo. Todos los días por la

mañana corría hacia la casa del cojito y daba un silbido de llamada, que ya

todos los demás niños conocían y ayudaba a su amiguito cojo a hacer el viaje

hacia la escuela, llevándole siempre los libros. También tenía una abuelita que

lo cuidaba a través de la ventana. Siempre Juan entraba por algunos minutos

para besarla y ver si estaba sanita y contenta, también vivía en la ciudad la

encantadora Virginia, que tenía más o menos su misma edad y que siempre

había sido para él una buena y leal compañera. Parecía comprender todos sus

júbilos y sus penas. Si él era el vencedor en los juegos, ella lo elogiaba. Si no

daba bien la lección, lo animaba a que se esforzara un poco más y tratara de

nuevo, por eso es que Juan tenía ánimo para tratar, muchas veces, de

conseguir lo que quería.

Pero cuando la mamá se enfermó, el papá compró una linda casa en el campo

y Virginia tuvo que quedarse allá en la gran ciudad. La suave brisa del campo

y los vivificantes rayos del sol, hicieron que su querida mamá se pusiera

mucho mejor, lo que por cierto alegró e hizo muy feliz a Juan, porque existía

una hermosa amistad entre su encantadora mamá y él. Pero ¡cuánto de menos

echaba a su amiguita de juegos, Virginia!

Cuando Juan y Yack llegaron cerca de la casa más próxima a la suya, el collie

dió un ladrido brusco y agudo, Juan miró entonces rápidamente a su alrededor

para ver qué es lo que pasaba y tuvo una gran sorpresa. La casa había sido

refaccionada y pintada recientemente. Juan se preguntó quién habría llegado a

habitarla y si serían algunos simpáticos compañeros de juego. Por eso acarició

a Yack y le susurró al oído: "Muy bien, querido amigo, vamos a dar un vuelta

alrededor del terreno para tratar de saber quienes son nuestros vecinos. Puede

ser que tengamos unos nuevos amigos"

Caminaron en dirección al jardín, allí sentada en un banco debajo de una

glorieta de rosas había una hermosa niña. El corazón de Juan dió un brinco y

después casi se detuvo por un minuto. ¿Sería ella? ¿Era realmente Virginia?

Sí, estaba seguro ahora y parecía que ella todavía no lo había visto, así es que

fué en puntillas y se sentó a su lado. Aun entonces parecía que ella no se había

dado cuenta de que él estaba allí, entonces la llamó por su nombre y ella lo vió

y ¡qué contenta se puso! Estaban muy felices de estar de nuevo juntos y se

contaron todo lo que habían hecho desde que se vieron por última vez. Un

verdadero amigo es el tesoro más grande que podemos tener y el cariño es la

llave que abre la puerta de la amistad.

Pronto Yack dió unos ladridos para hacerles notar que también él estaba

esperando para ser saludado. Después se fueron juntos hacia la casa, donde el

papá, la mamá, los hermanos y hermanas de Virginia estuvieron muy felices

de volver a ver a Juan, porque todos lo querían mucho. Era un verdadero

amigo, siempre dispuesto a hacer alguna buena acción para hacer feliz a otro.

Y este es el secreto de la amistad, un corazón lleno de amor y de bondad para

la felicidad de los demás.

 

 

 

 
 


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