Querida Lina:

Hace mucho tiempo que quiero decirte mil cosas, no se como empezar. Son tantos los motivos que tengo para elogiarte, y son tantas las cosas que debo agradecerte, que las palabras no me alcanzan para decirte lo que pienso; hay momentos Lina que el idioma no me es suficiente para decirte lo que siento.

Eres una mujer hermosa y tierna, bella y sencilla, bonita y humilde, inteligente y discreta. Dios puso en ti el brillo de la estrella, la utilidad del agua, lo hermoso de la luna y lo mágico del mar. Eres calor y abrigo, belleza y paz, tiempo y espera;  velas tranquilamente el sueño de los tuyos, luchas como guerrera para cuidarlos bien. Tus manos no se cansan para dar alimento, tu casa es roca firme en la tempestad, eres la vida misma de mi existir la esencia, eres lo más hermoso porque eres mujer.

Cuando llego a tu casa y abres esa ventana, me das esa sonrisa que me trae dicha y paz, si alguna pena traigo se me cura al instante, y dejo de ser plebe y me transformo en rey, tu belleza me impacta pero tu paz me atrapa y como un niño duermo y vuelvo a sonreír, y junto a ti mi reina no hay noche sin estrellas ni oscuridad sin luz; las penas en tu alcoba no se lloran; se cantan, y no hay monotonía sino belleza y luz. Yo me siento orgulloso de tenerte a mi lado y grito a voz en cuello que me siento feliz. ¡Qué dicha de ser hombre, y que tu seas mujer!

¡Que hermosa es la puesta del sol! Admirable cual amanecer, pero es más hermoso y conmovedor recibir un abrazo de amor. Yo quisiera mujer de mi vida regalarte la luna y el mar, y perderme como una criatura en tu tierno modo de  mirar.

No he visto tantas estrellas en el cielo Lina, como las que hay en tus ojos. Eres dulce y tierna, todo ofreces, nada pides y todo das.

Hoy he vuelto a ver las nubes,
y a oír los pájaros,
y a sentir el viento sobre mi rostro.
Si no paso por una crisis
me pasa todo desapercibido.
Ni siquiera me veo en el espejo.
Una crisis es lo mejor que me puede ocurrir...
Sólo que con las crisis me siento cada vez mayor...
Y tú has sido mi mayor crisis...
¿Has sido?
Creo que sigues siendo...
En realidad, siempre lo has sido.

Eres llamada y respuesta.
Eres grito y suspiro.
Eres frío y calor.
Eres calma y viento.
Eres agua y sed.
Eres hambre y pan.
Hieres y curas.
Castigas y consuelas.
Sólo Tú eres...
Sólo Tú...
Tú sola.

Si tú me miras, soy.
Si tú me hablas, oigo.
Si rozo tu piel, siento.
Y si tu aroma me alcanza,
respiro la fragancia
del romero y la flor.
Eres eso para mí.
Estás en todas mis ausencias...
Me acompañas en todas mis soledades.
Eres la voz de mi silencio,
el aliento de cada brisa,
y el aroma de cada flor.
Tú no-estar es mi suspiro,
y tu estar es el aliento que me transforma.
Tu presencia y tu ausencia son mis cómplices.
Y sé que cuando te miro, nos miramos,
y el lenguaje se queda corto.
El silencio de nuestra mirada nos cobija.
Tú y yo lo sabemos,
y a mí me basta.

Gracias Lina por tanta dicha, por ser mi amiga, mi compañera, mi cómplice, mi novia, mi esposa, mi confidente. Gracias por prestarme tu hombro y tu regazo, gracias por alimentarme e inspirarme, por ser mi MUSA, por guardar silencio cuando escribo, por el café que me llevas con cariño. Mil gracias mi mujer de oro por arreglarme el pelo, por recortarme el bigote, por cuidar mis ojos. Pero sobre todo gracias por ser mujer, por ser como eres, benditos sean tus padres que te educaron y te hicieron tan bella y tan hermosa, bendito sea tu corazón, bendito sea todo lo que amas.

Pero sobre todo, gracias por soñar conmigo, por llorar conmigo. ¿Sabes? Tu nombre es mi alegría. ¿Qué seria de mi si no te hubiera encontrado? Lina bendita seas, bendita veces mil.

A. H. Tapia.