En siglo pasado se fundaron en la región de Oriente, dos importantes "Fraternidades" que operaban en el espacio en favor de los habitantes de la tierra. Se trata de la "Fraternidad de a Cruz", con acción en Occidente, divulgando las enseñanzas de Jesús, y de la "Fraternidad del Triángulo" , ligada a la tradición iniciática y espiritual del Oriente, la fusión de estas dos fraternidades blancas, se consolidaron en una sola, con las mejores características psicológicas, y el objetivo de sus trabajadores espirituales, se alteró para la denominación de la "Fraternidad de la Cruz y del Triángulo", sus miembros, en el espacio, usan ropas blancas, con cintos y emblemas de color azul claro verdeado. Sobre el pecho pende una delicada cadena, confeccionada por fina orfebrería, de la cual pende un triángulo de suave lila luminoso, y en su centro figura una cruz alabastrina. Es el Símbolo que exalta, en la figura de la cruz alabastrina, la obra de sacrificio de Jesús y, en el triángulo, la mística oriental.

Aseguran algunos mentores que todos los discípulos de esa fraternidad que se encuentran reencarnados en la tierra son profundamente devotos a las dos corrientes espiritualistas: la Oriental y la Occidental. Cultivan tanto las enseñanzas de Jesús, que fue el eslabón definitivo entre todos los instructores terráqueos, tanto en las labores de Antulio, de Hermes, de Buda, como así también los esfuerzos de Confucio y de Lao Tsé. Es ese uno de los motivos por los cuales la mayoría de los simpatizantes de Ramatis, en la tierra, aunque profundamente devotos a la filosofía cristiana, se aficcionan también, con profundo respeto, a la corriente Espiritualista de Oriente.

Sabemos que de esa fusión de las dos "Fraternidades" realizadas en el espacio, surgieron extraordinarios beneficios para la tierra, algunos mentores espirituales pasaron, entonces, a actuar en Occidente, encargándose igual de la orientación de ciertos trabajos espíritas en el campo mediúmnico, en tanto que otros instructores Occidentales pasaron a actuar en la India, en Egipto, en la China y en varias agrupaciones que hasta ahora eran exclusivamente supervisados por la antigua Fraternidad del Triángulo.

Los espíritus Orientales nos ayudan en nuestros trabajos, al mismo tiempo en que los de nuestra región interpenetran las agrupaciones doctrinarias de Oriente, lo que resulta ampliar el sentimiento de fraternidad entre Oriente y Occidente, bien como aumentar las oportunidades de reencarnaciones entre espíritus amigos.

Así se procesa un saludable intercambio de ideas y perfecta identificación de sentimientos en la misma labor espiritual, sin embargo se diferencian los contenidos psicológicos de cada hemisferio. Los orientales son lunares, meditativos, pasivos y desinteresados generalmente de la fenomenologia exterior; los occidentales son dinámicos, solidarios, objetivos y estudiosos de los aspectos transitorios de la formas y del mundo de los Espíritus...

Los antiguos fraternistas del "Triángulo" son eximios operadores con las "corrientes terapéuticas azules", que pueden aplicarse como energía suavizante a los sufrimientos psíquicos, cruciales, para las víctimas de largas obsesiones. Las corrientes del azul claro, con tendencia para el esmeralda, mas allá del efecto balsamizante, disocian ciertos estigmas "pre reencarnatorios" y que se reproducen periódicamente en los vehículos etéricos. Al mismo tiempo, los fraternistas de la "Cruz", conforme nos informa Ramatis, prefieren operar con las corrientes anaranjadas, vivas y claras, a veces mezcladas de carmín puro, visto que las consideran más positivas para aliviar el sufrimiento psíquico. Es de notar, entre tanto, que, en cuanto, los técnicos occidentales procuran eliminar el dolor, los terapeutas orientales, más afectos a la creencia en el fatalismo kármico, de la psicología asiática, prefieren ejercer sobre los enfermos una acción balsámica, aprovechando el sufrimiento para la pronta "quema" del karma.

Ellos saben que la eliminación rápida del dolor puede extinguir los efectos, pero las causas continúan generando nuevos padecimientos futuros. Prefieren, entonces, regular el proceso del sufrimiento depurado, en lugar de sustentarlo provisoriamente.

En el primer caso, se agota el karma, aunque demorado; en el segundo, la cura es un intervalo, una prórroga karmática.