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losctaros: La Iglesia de la pureza. Everin de Steinfeld
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De: x-x-loly_ta-x-x  (Mensaje original) Enviado: 26/01/2007 08:03

La Iglesia de la pureza

"Nosotros sabemos que somos de Dios, y que todo

el mundo está en poder del maligno"

Primera carta de San Juan (5,19)

SIMBOLOS-1.jpg (49193 bytes)

Cuando corría el año 1143 el monje Evervin, preboste del monasterio católico de Steinfeld, mostraba profundos signos de preocupación. Era un hombre sensible y estaba siendo testigo de un proceso que en esos momentos se seguía contra un grupo de herejes de Renania que estaba organizado en una comunidad que se distinguía por su pobreza y que se nutría en las fuentes de la primitiva Iglesia de los apóstoles. Estos hombres, animados por unas sólidas creencias, no dudaban en utilizar los textos de las Sagradas Escrituras en defensa de sus posiciones teológicas, lo que resultaba muy peligroso para la Iglesia romana.

EVERVIN DE STEINFELD

Impresionado por los razonamientos de los acusados, Evervin decidió entrevistarse con ellos en prisión. Poco tiempo después todos aquellos que no aceptaron renegar de sus creencias habrían de ser quemados. La muerte valerosa de estos hombres en la hoguera terminó conmoviendo de tal modo a nuestro monje que decidió escribir una carta en la que habría de informar de estos trágicos acontecimientos al propio Bernardo de Claraval, una de las máximas autoridades religiosas del cristianismo católico y luz de la Orden del Cister.

El escrito de Evervin de Steinfeld, cuyo contenido todavía nos sobrecoge, es un documento excepcional que nos ha transmitido la memoria de unos hombres que vivían en comunidades mixtas, bajo la autoridad de un obispo, y que se distinguían, además de por no creer en la humanidad de Cristo ni admitir la eucaristía, por practicar un sacramento cuyo origen habría sido apostólico y que permitía la absolución de los pecados a través de la imposición de las manos.

San Pablo imponiendo las manos a un discípulo. Marfil. Trono de Grado (Milán).

Gracias a esta carta dirigida a San Bernardo podemos tomar conciencia de que en Renania, a mediados del siglo XII, existía un grupo de hombres que seguía las creencias maniqueistas que oponían a Dios y el mundo. Pensaban, en efecto, que la creación del mundo que conocemos, todo él impregnado por el mal, no podía ser obra de Dios, sino de uno de sus ángeles caídos, Lucifer. Del mismo modo, estos cristianos oponían la Iglesia de Dios, es decir, la suya, a la Iglesia romana, que destacaba por sus atributos mundanos. Negaban, en ese sentido, que la gran Iglesia, poderosa y opulenta, pudiera ser la auténtica, insistiendo en que sus obispos se habían apartado de las primitivas enseñanzas de Jesús y de sus apóstoles.

Podemos leer algunos pasajes de esa carta excepcional, tal y como los recoge Anne Brenon: "Dicen de sí mismos: Nosotros, pobres de Cristo, errantes, huyendo de ciudad en ciudad (Mt 10,23), como las ovejas en medio de lobos (Mt 10,16), sufrimos la persecución con los apóstoles y los mártires; sin embargo, llevamos una vida muy santa y muy estricta en ayunos y abstinencias, dedicando noche y día a rezar y a trabajar más de lo necesario para vivir. Soportamos todo esto porque no somos del mundo; pero vos, que amáis el mundo, estáis en paz con el mundo porque sois del mundo (Jn 15,19) Para distinguirnos los unos de los otros, Cristo ha dicho: Por sus frutos los conoceréis (Mt 7,16). Nuestros frutos son las huellas de Cristo."



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