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losctaros: DUALISMO CÁTARO
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De: x-x-loly_ta-x-x  (Mensaje original) Enviado: 26/01/2007 08:09

DUALISMO CÁTARO

La palabra cátaros nunca fue utilizada por los hombres que todavía hoy nosotros llamamos así. Entre ellos se conocían como buenos cristianos o buenos hombres. Fueron los católicos los que les denominaron de ese modo, que entronca con la palabra griega "catharos", que significa "puro". Habrían de ser también conocidos como albigenses debido a las importantes comunidades que se asentaron en la ciudad de Albi y sus alrededores.

En el entorno del año 1000 existía en Occidente una intensa inquietud religiosa. La vida entera de los pueblos giraba en torno a Dios y muchos hombres, atemorizados por los terrores apocalípticos, buscaban la salvación de sus almas intentando seguir la tradición de la vida evangélica que habían llevado los primeros cristianos. La masa de la población estaba cristianizada, pero lo cierto es que esa aparente cristianización era muy superficial. Entre las gentes sencillas reinaba la incultura más profunda y el conocimiento de lo que realmente significaba el cristianismo era muy escaso y casi anecdótico. En general, se limitaba a algunos relatos bíblicos cuyas características resultaban casi míticas y algunas otras vagas nociones de los conceptos de la fe. El clero del campo, además, vivía inmerso en ese ambiente de incultura general y los monasterios, aislados de los vecinos del entorno, no parecían identificarse con la idea de pobreza evangélica, sino que, por el contrario, en ellos parecían rebosar las riquezas y los excedentes. Las élites católicas, finalmente, acusadas con frecuencia de concubinato y simonía, tampoco parecían ofrecer un modelo apropiado para las ansias de renovación que muchos atormentados cristianos padecían en esos tiempos próximos al cambio de milenio.

En este contexto de profunda inquietud religiosa, favorecidas además por la nobleza occitana según ya comentamos, habrían de encontrar un adecuado caldo de cultivo las creencias cátaras, que además de ofrecer un inmenso consuelo religioso a las gentes sencillas facilitaban respuestas válidas ante otro tipo de interrogantes angustiosos que sobre la presencia del mal y del sufrimiento existía en esa época. Puede decirse en ese sentido que los cátaros supieron ofrecer una adecuada respuesta religiosa a las inquietudes que atormentaban al hombre medieval.

Mosaico bizantino con la representación de la Creación (Palermo).

Para el catarismo la creación del mundo material que conocemos estaría vinculada estrechamente a la rebelión de Satán y algunos otros ángeles contra Dios. Satán, que se distinguiría esencialmente por ese acto de enfrentamiento al Supremo, habría sido el creador de este que podríamos denominar bajo mundo. Dios reinaría en el mundo del espíritu y Satán sería el señor del mundo visible, que se distingue por reinar en él la maldad, el sufrimiento y la violencia. El ser humano, que alberga en su interior un principio divino, está aprisionado en la materia y de algún modo los cátaros afirmaban que la vida del hombre en este mundo de materia no era sino un infinito proceso de cautividad que le alejaba cada vez más de Dios y del espíritu.

Sin embargo, Dios, en su suprema misericordia, habría tenido piedad de nosotros y decidió enviar a este mundo de materia a Jesucristo para que se pusiera en contacto con los hombres, en suma seres angélicos atrapados en la carne, y les predicara que era posible una vía de salvación para sus almas. La misión de Jesús no fue la de sufrir o padecer en la cruz sino la de recordar a las almas adormecidas en la materia su origen celestial al que podían retornar a través de una vida ascética a cuyo término, a través del sacramento de la consolación (imposición de manos que trasmitía la fuerza del Espíritu Santo) el hombre encontraba la salvación y recuperaba su dignidad celestial.

El dualismo cátaro, cuyos orígenes se remontan a las creencias maniqueas del bien y del mal, venía a afirmar, en suma, que el alma del hombre estaba prisionera en el mundo de la materia, que era el reino del mal. De algún modo el temido infierno no sería sino el mundo visible en el que habita el hombre, tan alejado del mundo del espíritu, suprema creación de Dios. A modo de síntesis, el dualismo total y radical de los cátaros afirmaba que realmente existen dos mundos: uno de ellos es visible, la materia, y el otro es invisible, el espíritu. Cada uno de ellos tendría su propio dios. Hay un Dios bueno, el que persigue la salvación del hombre, y un Dios malo, Satán, culpable de todos los males e injusticias del mundo de la materia.



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