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esoterismo: MAITHUNA-MAGIA_SEXUAL.zip
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De: mini070-  (Mensaje original) Enviado: 23/02/2007 05:15

MAITHUNA-MAGIA SEXUAL

En el maithuna el hombre con frecuencia permanece pasivo; evita todo lo que provocaría la eyaculación. Shakti está activa y conserva la iniciativa durante el desarrollo del rito. El hombre está receptivo, Shatki da el tono. Es indiferente que la erección se mantenga o no hasta el final: basta con poder permanecer unidos. En el Tantra es más Shakti que Shiva quien capta y transmite los ritmos cósmicos de la Luna, del Sol y de la Tierra. Para conocer el éxtasis, el hombre debe permanecer mucho tiempo unido a Shakti, impregnarse de su energía magnética, hasta que la «divina vibración» lo invada. Basta para ello con atender distendidamente pero sin fallas a todo lo que pasa en el cuerpo, y a los intercambios que se efectúan. Esta unión puede -y debería- durar hasta dos horas y más. Shiva debe abandonarse a la percepción sensual de la mujer, sentir latir su sangre, vibrar según su diapasón, respirar a su ritmo (¡muy importante!), entonces surgirá la experiencia extática. Rita Ashby, una tántrica californiana, dice: «La Shakti tántrica florece literalmente. Su piel brilla con el resplandor de Eros, su mirada abierta e inocente cultiva a todos aquellos a quienes se dirige. El Tantra es una forma de adoración que da a Shakti confianza en sí misma. Cada mujer es la esposa de Shiva. ¡Shakti! ¡Shakta! Incluso el orgasmo de Shakti es una simple eventualidad sin verdadera importancia, pues la mujer no está tan orientada hacia lo genital. Al contrario de la eyaculación en el hombre, el orgasmo femenino atiza el fuego divino del goce, en lugar de extinguirlo». Y Ted Ashby, su compañero, añade: «Después de haberse amado durante horas, uno está dispuesto a todo: a hacer música, a bailar como un dios, o incluso a hacer Tantra con un grupo de adeptos, en el círculo mágico donde cada uno, tomándose de las manos, percibe las vibraciones y el magnetismo de los otros. El tántrico no intenta imponer su identidad aislada. Está plenamente "aqui" y "ahora", está vivo y se convierte en la Vida. se es uno con la pareja y se está listo para convertirse en uno con todas las maravillas del Ser». El Tantra libera al hombre del reflejo eyaculatorio, sin dificultades mayores. Por supuesto que una pareja habituada desde hace años al amor «normal» no se descondiciona de un día para otro. El principio el hombre no logrará más que una vez sobre dos o tres evitar la eyaculación, a veces por falta de cooperación de su compañera, ella también acostumbrada a la forma habitual de contacto sexual y que puede, igual que el hombre, encontrar al comienzo que este tipo de unión es menos satisfactoria. Basta simplemente con perseverar para ir de descubrimiento en descubrimiento, pues la Vía del Valle es la vía más facil de la meditación entre dos. Haced del sexo una meditación entre dos. No lo cambataís, no os opongáis a él. Sed amistosos frente al sexo. ¡Vosotros sois una parte de la naturaleza! En verdad el acto sexual no es un diálogo -en el peor de los casos un monologo- entre un hombre y una mujer, es un diálogo del hombre con la naturaleza a través de la mujer, y de la mujer con la naturaleza a través del hombre. Durante un instante os insertáis en la corriente cósmica, en la armonía celestial, estáis de acuerdo con el Todo.

EL RITO

Entre los escasos textos tántricos que describen y autentifican este ritual solo es relativamente conocido el Yonitantra. Sin embargo, como con tantos textos tántricos, se trata más de un resumen que de un tratado didáctico: es el acharya, el instructor en persona quien transmite las técnicas. Además el acharya (que también puede ser una mujer) tiene un papel crucial durante la yonipuja, que debe desarrolarse en su presencia, hasta el punto que están previstas leyes particulares para el caso en que estuviera ausente. Como, salvo excepción, el occidental no tiene acceso a la inciación directa, es indispensable completar los parsimoniosos datos prácticos del texto original.


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