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esoterismo: la creencia en la magia
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De: petunia_morena  (Mensaje original) Enviado: 11/08/2007 14:48
esto lo vi hace tiempo en la wed,lo vi interesante,y kiero compartirlo con tod@s.

La creencia en la magia

"La creencia en la Mágia, el pensamiento mágico, es para muchos autores, como A.L. Kroeber en 'Anthropology', un índice cultural, es decir, cuanto más se admita la realidad objetiva de los hechos mágicos, más retrasado se considera que está un publo, una sociedad" (Julio Caro Baroja en "Las Brujas y su mundo").

Yo diría que más vivas mantiene las tradiciones culturas prehistóricas. Los pueblos celtas, germanos, las sociedades que habitaron las estepas y climas fríos viven en un medio hostil. Son gente que ha llegado a Europa, procedente de Africa, hace unos 40.000 años, en un principio se colonizan las regiones de mejores climas, las tribus que no pueden obtar a estos territorios se desplazan hacia el interior del continente Europeo. Mientras tanto, en las zonas de clima favorable aparece la agricultura, surgen los poblados y comienza una civilización urbana, surge la escritura, la navegación y el intercambio comercial en la ribera del Mediterráneo... la revolución intelectual griega desposeyó al hombre mediterráneo del culto comunitario paleolítico, del culto a los "misterios". El hombre que ha quedado aislado en el interior del contienente continúa con sus creencias primitivas, sus ritos mágicos, que impregnan durante un tiempo superior la mente de estos pueblos.

La magia pretende conseguir poderes extraordinarios con la voluntad de dominar o controlar la naturaleza, a través del principio de simpatía o repulsión de unos objetos respecto a otros. El origen de la magia se remonta según Frazer, a los antiguos rituales paganos supervivientes, y, según Murray, se centraba esencialmente en el culto a la fertilidad. Al principio no se diferenciaba entre magia, ciencia y religión. A partir del siglo XIII la magia se fue alejando de la religión y la ciencia con la progresiva divergencia entre la cultura sabia y la cultura popular.

El historiador observa que en los ritos de las brujas existe una absoluta identidad en la configuración mental entre los practicantes de épocas distintas. Constata la existencia de una especie de base común para las “creencias” brujeriles, la cual se ha fijado en la psique de europeos de épocas y sociedad diferentes, pero que su origen no está en la transmisión cultural, sino en las sensaciones y emociones que han sufrido los hombres al contemplar cosas como el cielo azul, el sol, la luna, la noche… Se ha comprobado que en distintas etápas de su história, en lugares y épocas diferentes han llegado a las mismas conclusiones. Que el Cielo, la boveda celeste llena de estrellas luminosas que contemplaban los cazadores de las estépas, era nuestro superior, nuestro Padre, nuestro Dios. A continuación, en importancia, le seguía el Sol, dios creador de vida, pero en una posición inferior al Cielo y, por último la Tierra, la Luna y la Noche serían los principios femeninos, la Diosa-Madre a la que nos podemos dirigir para demandar su intercesión y conseguir que el Cielo nos otorgue nuestros deseos o nos libre de nuestros males. En las sociedades primitivas, la agricultura y la recolección era un trabajo que realizaban las mujeres. Los hombres salían a cazar y las mujeres recolectaban plantas, raíces e insectos, aprendiendo a lo largo del tiempo los vegetales que eran buenos para comer y cuales producían transtornos al comerlos. De la observación de los fenómenos naturales, del clima, las estaciones y del crecimiento de las plantas, las mujeres aprendieron a cultivar los alimentos. A Julio Caro Baroja esto le parece una generalización excesiva (1). No acaba de aceptar lo de la pervivencia de un culto prehistórico, ni la existencia de un dios cornudo, tésis que defiende Margaret Murray y Pennethorne Hughes. La mujer adquirió así una cierta posición social de la que antes carecía, que podemos denominar matriarcado, despertando un recelo inconsciente en el hombre al ver aumentar la autosubsitencia de la mujer.

El miedo a la mujer

En las sociedades primitivas se manifiesta un claro temor a la mujer, originado por la incomprensión de sus capacidades, como la de engendrar vida, y sobre todo por el desconocimiento del mecanismo que hacía que un niño saliera del interior del cuerpo de la mujer. Relacionado con el asunto, además, la mujer sufría periódicamente una pérdida de sangre, la cual cosa asustaba a la comunidad.

Ver el estudio de Jose Luis Vallet,…( adjunto el libro)… de l'Universitat de València, titulado "La mujer venenosa en la época medieval".La sangre menstrual también es valorada en general como venenosa e impura por lo que es frecuente que a la mujer se la separe del clan situándola en la copa de un árbol o sobre un cajón hecho de hojas, se le medio entierre en el suelo o se le recluya durante el período, todo ello por temor a que alguna gota de sangre caiga al suelo y contagie a la tierra o que se exponga a los rayos del sol y la impureza afecte al cielo”.

Los hombres de ciencia creían que las mujeres en este estado eran capaces de impedir germinar a los cereales, que el contacto con la sangre causaba la muerte de las plantas y los árboles, los perros que la lamían cogían la rabia, la proximidad de una reglante estropeaba la masa de pan, agriaba el vino y los enefermos empeoraban. En fín, la mujer menstruante expulsaba por los ojos un humor maligno que se ocasionaba por la descomposición de sus flujos en el interior, esta nocividad quedaba reducida a medida que la mujer iba expeliendo los humores malignos al exterior, pero en el caso de las mujeres menopausica, las “viejas”, el humor secretado por los ojos era muchísimo más peligroso. En muchos lugares era habitual pensar que si una mujer menstruante miraba o tocaba a un niño, le produciría el "Mal de Ojo". El supuesto efecto pernicioso de la sangre menstrual llevó a los europeos a establecer también una serie de prohibiciones sociales que afectaban a las mujeres reglantes: en el Concilio de Nicea se prohibió la entrada en las iglesias a las mujeres que estuvieran reglando.

Magia y religión

Para Pennethorne Hughes, en los orígenes del hombre, la danza servía para mantener la unidad emocional y rítmica del grupo. La danza la dirigía y la convocaba el sacerdote y la utilidad de la danza resídia en que evitaba la soledad y el miedo del individualismo. La Religión surgiría de la danza. Hubo en los orígenes de la Humanidad un culto extendido a la diosa de la noche o a la madre Tierra. Esta adoración estaba dirigida por mujeres, que además conocían las propiedades ocultas de las plantas. Y en ello surgió el cristianismo que, en un principio toleró al paganismo, pero cuando se sintió la religión dominante comenzó el ataque despiadado contra las antiguas religiones y, sobre todo, contra las mujeres que adoraban a la diosa madre Tierra: las brujas. Tampoco les agradaba a los cristianos el que la tierra fuese la “madre” de todas las cosas, la que engendraba en su interior la vida. El sol era el padre, el germinador, el principio masculino; la luna, la noche, la Tierra eran el principio femenino. Estos elementos femeninos producen en la psiqué de las persona más incrédulas unas sensaciones de temor, tal vez porque los peligros que encierran la oscuridad y la noche están grabados de un modo insconsciente en nuestro hipotálamo. El hombre asociaba los elementos que adoraban las sacerdotisas primitivas con la muerte, la intuición asociaba la noche y la oscuridad con el mal, con lo contrario de la vida normal. En el cielo estaba el sol y la luz, en la tierra la noche y las cuevas, pero aún existía un lugar peor que consistiría en estar debajo de la tierra, posibilidad que alcanzamos cuando morimos, sin duda en este lugar habitan las criaturas más horríbles y terroríficas y el hombre lo llamó infierno.

Hemos definido anteriormente lo que podemos llamar pensamiento mágico el cual es anterior a la religión. Así hemos visto dos grandes esferas físicas: una superior luminosa y buena; otra inferior oscura. En el plano espiritual tambien quedaron enclavados en dos esferas semejantes los hechos morales. Los mitos, o sea los arquetipos, ejemplifican aspectos morales de estas dos esferas y, así como los hay solares y celestes, tambien los hay de la esféra mágica, es decir, la Tierra y la muerte. Las sociedades primitivas empleaban la magia para conseguir sus propósitos, utilizaban conjuros y otros procedimientos coercitivos para obtener beneficios o maleficios. En sociedades más avanzadas surgen las creencias en una Divinidad superior y el hombre, para dirigirse a ella, abandona la coerción y utiliza la plegaria o el ruego, es decir la oración y el rezo por el que se rinde vasallaje y acatamiento al Superior. Se ha inventado la religión. Teórica y conceptualmente esta afirmación queda muy bien, pero en la realidad resulta muy difícil separar la magia de la religión. En muchos lugares se observa como la casta hereditaria de los magos se convierte después en la de los sacerdotes, capaces de realizar magia para el beneficio de la colectividad.

Los actos mágicos se exíplican por la simpatía o acuerdo que hay entre las cosas semejantes y la hostilidad que existe entre las que no lo son. Pero los magos, según Plotino sólo pueden atacar la parte irracional del individuo, por eso los hombres sabios no experimentan en su alma los efectos de la magia. Hay una afinidad, una simpatía entre la luna, la noche y la mujer que nos conduce a la hechicera o bruja. O al menos así lo creyeron nuestros antepasados, muchos sintieron el temor hacía los actos que “se decía” que realizaban estas personas, y nosotros debemos comprender que entonces no estaban separadas las fronteras entre la realidad físicia y el mundo imaginario. “Las consecuencias que trae en una sociedad el hecho de que se crea objeto de actos mágicos son incalculables, pues todo su sistema de sanciones, religiosas o legales debe ajustarse...al sentido mágico de la existencia” (Julio Caro Baroja “Las brujas y su mundo”.)

El hombre tardó varios cientos de años en extirpar de sus leyes, de su justicia civil y religiosa, los conceptos mágicos que la impregnabam y que condujeron a muchos fanáticos a ocasionar la muerte de miles de personas, porque estos jueces, estos próceres de la sociedad creían a pies juntillas en las existencia de la Magia, de hechiceras y brujas capaces de comenter horríbles crímines.

Attachment: Mujer_venenosa.pdf


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