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Wicca: Jardín Mágico, primera parte, enviado por Petunia-Morena
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De: hija de la noche  (Mensaje original) Enviado: 28/10/2012 18:36

El uso de las hierbas se remonta a la Antigüedad. En la Prehistoria, los hombres las utilizaban para aderezar la carne de los animales que cazaban y a su vez, para ritos simbólicos. En bebidas, como amuletos y como ofrenda a los dioses.

Sabemos que cada hierba tiene una vibración especial a nivel energético que la hace diferente a cualquier otra. Los árboles, arbustos, plantas aromáticas y las flores pueden usarse como material para rituales mágicos. Y en la Wicca se pueden utilizar tanto frescas como secas.

A pesar del paso del tiempo, las propiedades curativas de las hierbas medicinales no han cambiado. Las plantas que curaban hace cinco mil años atrás siguen conservando su poder. En aquellos tiempos, brujas y médicos debían conocer cada una de ellas, saber distinguirlas y administrarlas. La gente acudía a ellos para remediar sus males y, en consecuencia, quien conocía en profundidad el mundo de las hierbas, poseía un poder sanador sin igual. En muchas partes del mundo y en diferentes épocas, existieron sanadores que dedicaron toda su vida a estudiarlas, a trabajar con ellas y a respetarlas. Sus vidas transcurrían en los bosques elaborando medicinas. Todo su saber era recogido para que evitar que se perdiera y así ha llegado hasta nuestros días.
Como dice Rangonni, en su manual wicca sobre las hierbas:

“ La magia que deriva de la Diosa consiste especialmente en obtener poder y energía de lo que encontramos en la naturaleza, para luego utilizarlos con un fín específico. Desde hace siglos, las hierbas son una fuente privilegiada, ya que son emanaciones directas del cuerpo de la Diosa”.

Quiero hacer hincapié en que no debemos olvidar que si esa sabiduría nos ha llegado a través del tiempo es debido a vidas sacrificadas de mujeres y hombres cuyos nombres no sabremos jamás. Gran parte de ese reconocimiento debería ser para las brujas y herbolarias que fueron las que empezaron el trabajo de aprendizaje y conocimiento de las hierbas y sus cualidades. La aparición de los doctores en medicina (hombres solamente ya que, hasta muy recientemente, la mujer no podía acceder a dichos estudios), apoyados institucionalmente, les restó ese reconocimiento y aquellos se aprovecharon de la situación. La Inquisición y la quema de brujas hicieron el resto.


Muchas de las medicinas que usamos en la actualidad deben su existencia a hierbas, plantas y árboles. La industria farmacéutica, que es uno de los sectores más beneficiosos que existen (especialmente en Estados Unidos), sintetiza los productos naturales porque no pueden patentar las substancias que se encuentran en las hierbas, las cuales nos pertenecen a todos. A menudo, crean meras copias de esas sustancias para sacar provecho económico. Y si esas copias crean efectos secundarios, se abre el camino para inventar medicamentos que los contrarresten.
Por todo ello, debemos ser responsables de nuestra propia salud y encontrar las alternativas naturales que suelen ser más beneficiosas si nos tomamos el tiempo de aprender, investigar y comprender la naturaleza de nuestras dolencias y las sustancias que nos pueden curar.

Evidentemente, es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud, cuya especialidad sean las hierbas, y ayudarse con lecturas sin despreciar el sentido común. La utilización de hierbas no debe sustituir el consejo de la medicina tradicional en ningún caso. Sugiero que busquemos la apropiada combinación entre la medicina natural y la medicina oficial.

Volviendo a su uso mágico Wicca, toda bruja debería, en la medida de lo posible, poseer un jardín de hierbas para poder llevar a cabo rituales, amuletos, aceites aromáticos, tés, preparados para baños, etc.
Las hierbas, como los seres humanos, están regidas por un planeta y un elemento. Es lo que llamamos correspondencia herbal y es importante para llevar a cabo un hechizo de magia.
Es realmente interesante poder plantar un@ mism@ las semillas y cuidar de las plantas porque nuestras propias energias se mezclan con las de las hierbas. Como si tomaran nuestra aura, por decirlo de alguna manera. Muchos maestros lo recomiendan aunque sea en un balcón o terraza, aunque a veces esto no es fácil de llevar a cabo.
De hecho, las hierbas deben estar situadas dentro de unas “fronteras” como el altar, un círculo mágico, un rincón especial de tu casa para definir un territorio en el que trabajar tu magia. Recuerda usarlas también para darle ese punto de sabor a tus platos. Tienen un sabor estupendo y efectos benéficos para nuestra salud.
Las plantas, aún las llamadas “malas hierbas”, deben ser respetadas. No existen las malas hierbas, de hecho. Por ejemplo, se dice que el diente de león es una mala hierba porque crece fácilmente en cualquier lugar, y sin embargo, tiene interesantes propiedades curativas.

Por tanto, primero, procederemos a seleccionar las plantas que queremos cultivar. Mentalmente, iremos diseñando nuestro jardín que tendrá una forma de laberinto porque el círculo del cual partirá, es un símbolo de fecundidad, reencarnación y eternidad. Podemos ser más imaginativ@s y crear un jardín con una forma que nos guste como la luna, una estrella, etc. O algún símbolo o forma que nos atraiga o con el que nos sintamos en armonía. Aparte del sentido de la estética, de lo que se trata, primordialmente, es de lograr un jardín en el que podamos invocar las fuerzas que necesitamos que habiten en él para que las plantas tengan un poder mágico.
En el caso de que nos decidamos por la forma circular, rodearemos el jardín con una gruesa cuerda y ataremos sus extremos para que el círculo quede sellado. Aparte, con una brújula marcaremos los puntos cardinales, señalando el Norte con un guijarro más grande (en cada punto cardinal pondremos un guijarro o una señal). Hay brujas que trabajan con el Este como referencia. En ese caso, ese sería el punto cardinal más importante.

La noche del día en que hayamos construído nuestro pequeño vergel, colocaremos velas, siempre fuera del círculo pero cerca de él, clavadas en la tierra. Podemos también usar lamparillas o linternas si el tiempo no es propicio. Lo haremos siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Con nuestro athame, desde el centro del círculo, mirando al Norte y alzando los brazos, invocaremos a los cuatro elementos para que bendigan el jardín. Después de haber llamado a los poderes de los cuatro puntos cardinales, volveremos a situarnos mirando hacia el Norte. Entonces, trazaremos con el athame , el pentagrama dentro del círculo. Después, en la parte media del pentagrama, dibujaremos un circulo encarado al Norte, dos segmentos de círculo que representen a la Luna Creciente, uno al Este y otro al Oeste, y entre los dos, un triángulo cuyo vértice superior apunte al Sur.
Posteriormente, nos sentaremos y nos relajaremos. Muy concentrados en este ritual, contaremos hasta nueve latidos de nuestro corazón. En ese instante, nuestro jardín quedará bendecido.

 

 
 

petunia_morena



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