CAMINEMOS POR LAS AGUAS CON NUESTROS OJOS PUESTOS EN  JESÚS, PORQUE SI DUDAMOS NOS HUNDIMOS. . Por: María Elena de Lambaren   Dios les bendiga queridas hermanas,  me dirijo a ustedes con un gusto enorme;  he estado orando a mi Dios para que agregue almas al grupo de oración de los días lunes, ya que sin la participación de ustedes sería imposible poder ayudar con nuestro pequeño granito de arena, y para extender, predicar y proclamar el evangelio con poder, la sana doctrina del Señor.   Recuerda siempre que somos embajadoras del reino de los cielos aquí en la tierra, y debemos hacer discípulos en todas las naciones, así es que con entusiasmo te animo a que trabajemos en la gran comisión que nos fue encomendada. Trabajemos en la obra, y sobre todo oremos unas por otras, y levantemos muros de protección  orando  a favor de nuestros hogares, esposos, hijos, y la economía en nuestras casas.   Problemas y aflicciones siempre van haber, más tomadas de la mano Poderosa de Dios las cosas serán más fáciles, la carga el Señor la hace ligera, sobre todo si nos aferramos a sus promesas y las hacemos propias, más aún, si las reclamamos humildemente al Señor en oración. Él hará aquello que le hayamos pedido con fe, sin dudar nada.  Recuerda que el que duda, es semejante a la onda del mar que es arrojada de un lado a otro.  El Señor nos dice:   Mateo 11:28-30 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;  porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.      Como puedes ver la carga Él la hace ligera, solamente debemos confiar en todo lo que el Señor promete.   A algunas de nosotras nos ha sucedido que estamos sufriendo por muchos problemas, tal vez pobreza o  miseria, desempleo, divorcio, deudas que se han hecho eternas y no puedes pagar, temor, angustia, tristeza, enfermedad, soledad, dolor,  o alguna enfermedad incurable, tal vez una adicción de algún miembro de la familia.   Y sufrimos todo esto  porque no oramos como se debe, muchas veces cuando no vemos el obrar del Señor directamente en lo que le hayamos pedido, el enemigo trae a nuestra vida temor y pensamientos negativos de inseguridad, y se aprovecha de nuestra debilidad para robarnos la paz. Porque quiere destruir la obra de Dios y desea avergonzarnos, atemorizarnos y hacernos caer en desesperación, desea que retrocedamos y que desistas de seguir orando. Mas aún debemos ser pacientes perseverar orando y esperar en los perfectos tiempos del Señor. Recordemos que todo tiene su tiempo, y esto debe ser hasta que Dios desee cambiar nuestras circunstancias.   Hoy te animo a no desmayar, no desfallezcas nunca, recuerda que si dos o  tres nos ponemos de acuerdo en una cosa aquí en la tierra, el Señor lo hará. La biblia nos dice: Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.   Hermana con esa misma certeza espera en el Señor, aunque no veas su obrar aún, no claudiques nunca, sigue orando, permanece tomada de su bendita mano que Él hará a su debido tiempo todo aquello que le hayamos pedido en oración creyendo.   Quiero sugerirles que entremos juntas en está barca con vientos contrarios, y juntas atravesemos las aguas tomadas de la mano del Señor Jesús, que aunque se levante una fuerte  tempestad; no temamos mal alguno porque Él está a nuestro lado,  nunca dudemos de su amor y de su gran poder.   Porque  el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. El Señor nos dice: No temas yo te ayudo. Si alguien duda o desconfía, se hunde recuerden lo que nos dice la palabra: Mateo 14:22-33 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada  por las olas; porque el viento era contrario. Más a la cuarta vigilia de la noche Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él le dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Porque dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.   Queridas hermanas como verán así es como debemos caminar, con nuestros ojos puestos en Cristo, que caminemos por las aguas de los problemas y la inseguridad siempre confiando en  Jesús, porque si dudamos o tenemos miedo, nos hundimos en un mar lleno de problemas y conflictos, extiende tu mano hoy al Señor que él la tomará y no permitirá que  nos hundamos en el mar de la inseguridad o del rechazo, del repudio, la soledad, la pobreza y la miseria, la tristeza, el desamor, la enfermedad o cualquier aflicción por la que estés pasando, Él no permitirá que padezcamos más de lo que podamos soportar.   Te sugiero que te aferres a tu Biblia y sobre todo a la oración y ayuno por nuestros esposos, hijos, hogares y cualquier otra situación  que te preocupe o te entristezca;  juntas la llevaremos a las plantas del especialista en imposibles, nuestro Señor Jesucristo. Cristo es nuestro amparo, nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en la aflicción, nunca lo olvides.     Dios te bendiga por siempre. Reflexiones escritas por:  María Elena de Lambaren.