Ensayos de literatura política cubana. Corto.
Este es el relato de dos inmigrantes que se juntan en alta Amar por una ironía del destino.
Luis es un Ingeniero cubano, que está dispuesto, por todos los medios posibles, alcanzar el dorado sueño capitalista americano.
Luis vive en la Habana, con su esposa y dos hijos. Un día y mirando hacia el Mar en dirección a los EEUU, decide dejar de ser Ingeniero para convertirse en Balsero. Va caminando por las calles alegres de la Habana, con la idea girándole en su cabeza, por todo el camino. Luis parece distraído y fuera de sí, quizás algo así como Caín después de haber matado a su hermano Abel.
Llega a su casa, su mujer le ha preparado la comida, los niños aun con su uniforme escolar, juegan sin hambre puesto que han comido en la escuela. Luis aún sigue metido en su mundo, y con sus sueños Americanos aún más fuertes.
-Oye mi amor, dice a su Esposa. –Si amor, contesta Maria. –Me pienso ir para Miami. -¿Por qué cariño, si acá no nos falta nada? –Sí pero sabes, Coño, soy todo un Ingeniero y en los EEUU, tendríamos una casa de 5 plantas, con piscina, jardín grandote, y como mínimo 4 Carros ultimo modelo. –Me gusta la idea, dice Maria, seremos millonarios, mientras que acá solo somos cubanos.
Claudia, es una muy bonita joven de Republica Dominicana. Su Madre Blanca, de origen europeo y su padre un negro africano, la hacen ser una liadísima mulata, piel morena y de ojo increíblemente bellos.
Su padre es jornalero de una finca bananera de la zona. Su madre una domestica, que a veces se gana unos “centavitos” lavando ropa ajena. Claudia es muy bonita, pero no sabe leer ni escribir.
Claudia y su novio, por andar haciendo el amor entre los “charrales” , ella ha quedado embarazada. Pero pierde a su bebe por comer mal y a veces pasar hambre, y por falta de un control prenatal de su embarazo.
Después de perder a su hijo decide irse para los EEUU. Papá le dice, a su padre, mientras éste se fuma un Puro, como para matar el hambre. – Me voy para los EEUU con unos amigos y mi novio. Está bien dice, aquel padre. –Hija acá no hay nada solo hambre, y la miseria que a veces ganó en la bananera no alcanza para nada.
Claudia que solo tiene lo que lleva puesto, se lanza al mar en una Barca de mala muerte, junto con su novio, quien ha pagado, quien sabe cuanto, por ir ahí, en aquella canoa de mala muerte.
La Mar se pone furiosa, los vientos del Norte, hacen aquellas olas, tan furiosas como un gigante mitológico. La Barca de Claudia y sus pasajeros, se quedan perdidos en Alta Mar y con aquella barquita de mala muerte, al borde de naufragar. Pasan casi toda la noche, varados en alta Mar.
De pronto ven a unos cubanos que vienen en una Barca, no mejor pero en mejor estado y más “navegable”. Los cubanos, les permiten subir a su embarcación, mientras los guarda costa de los EEUU se acercan.
Mientras esperan ser abordado por los guarda costas gringo, Luis y Claudia se presentan:
Hola, dice Luis un poco coqueto con Claudia. –Hola dice Claudia con su acento dominicano.
Luis al ver a Claudia, quizás inconscientemente se siente aun más cerca de Caín, y más lejos de Abel. –Porque vienes tú huyendo de la democracia, pregunta Luis de forma sarcástica, y un tanto posesiva. – Democracia Tu Coño, cubano ignorante, dice Claudia. Si fuera democracia la mierda que hay en mi país, fuera más preparada que TU, y tampoco estaría acá contigo, que lo único que buscas es un seño. Mientras nosotros los dominicanos buscamos comida, ustedes cubanos malagradecidos buscan un simple sueño. Ustedes no saben lo que es pasar hambre, ustedes no saben lo que es ver morir a su gente de hambre.
Luis nunca estuvo tan mal como en aquel entonces. ¿Cómo una persona sin saber leer ni escribir le había dicho tantas verdades juntas? Luis se sintió el peor terrícola de la Tierra.