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Primer 
El fascismo, en tanto que humanismo, es castrismo.
El fascismo se probó muchas máscaras, hasta que encontró, en Fidel, una con la nariz recta y la barba troyana. Una griega.
En el castrismo, el fascismo encontró, también, una teoría absolutamente plausible y una praxis irresistiblemente atractiva. Esa plausibilidad y esa atracción tuvieron que ver, desde el principio, con la figura del Líder.
Con su estatura, con sus maneras, con sus manos, con su nariz, con su sensibilidad y con su buena estrella.
Su nariz es como la piedra Rosetta de nuestros misterios políticos.
“Dadme una buena nariz y…”
Los latinoamericanos vieron llegar, con nuestro Quetzalcoatl, un reino milenario. Los mexica ven todavía en él al joven Cortés recién llegado de Cuba, y en la desgraciada historia de la conquista cubana de América han jugado el triste papel de la Malinche.
Muchos lo veneran hoy como si fuera un dios, en esas tierras “de allá abajo” que el cubano, orgulloso y jingoísta, miró siempre con desdén.
La cubana es una cultura conquistadora, proclive a la agresión y a la aventura, y la América nuestra (como la llamó Martí) se abría ante nuestros ojos ávidos –ante nuestro apetito guerrillero, entrenado en las batallas de la guerra más larga, más sucia y más sangrienta de todas las guerras de liberación americanas– como un solar yermo, abandonado a la jungla y a la Naturaleza, poblado de indios históricamente crédulos y fáciles de engañar.
La fuerza con que ha prendido el castrismo en Latinoamérica da la medida de la credulidad del indio, al tiempo que demuestra, irrebatiblemente, lo acertado de la idea castrista –una idea española– sobre la inevitabilidad del timo, el estupro y la estafa como instrumentos de conquista.
Castro los invade con guerrilleros y luego los opera de apendicitis. Los tratamientos para el vitiligo y las intervenciones quirúrgicas relámpago han venido a ser, para el bolivarismo naciente, nuevas cuentas de vidrio y espejitos.
Sus médicos son curanderos que propagan, junto a la salud del cuerpo, la enfermedad del alma. Doctores que llevan con ellos la plaga a dondequiera que van. Venezuela paga hoy por sus servicios con petróleo y con oro, como Colombia pagó ayer con cocaína y silencio. Y todas nuestras repúblicas alcahuetas han pagado en algún momento con su voto secreto al fascismo.
Aunque quizás el precio más alto a pagar por las burladas repúblicas latinoamericanas ante el teocali violento del castrismo sea la cabeza miniaturizada y parlanchina de un Premio Nobel.
Néstor Díaz de Villegas
Los Ángeles
DEL BLOG DE JULIO SAN FRANCISCO
una sátira cubana ya: DE CÓMO MURIÓ FIDEL CASTRO
04.08.06 @ 19:29:29. Archivado en Cuba
A. Prieto
Con un dolor en el pecho y vidriosa la mirada despertó de madrugada Fidel Castro muy maltrecho. En mil sollozos deshecho, agonizar parecía. Qué extraña pinta tenía, qué dolores de barriga, qué jadeo y qué fatiga. Qué miserable lucía.
Espantado se decía: ahora sí estoy liquidado, mi salud se ha quebrantado, siento la frente tan fría. ¡Qué dolor! Ay madre mía, cómo extraño tu cariño. Mira cómo está tu niño con un tembleque en la mano. Soy sólo un guiñapo humano, un perfecto desaliño.
Pues si ayer fui maravilla, ni sombra mía ahora soy. Que la talla ya no doy, es de todos comidilla. Mi presencia ya no brilla, mi carisma ya no es. Del último 26 quedará sólo el recuerdo de un anciano poco cuerdo, de un loco dando traspiés.
Si ayer fui genio y figura, ya no doy el do de pecho. Abajo se vino el techo de mi gracia y donosura. ¿Será esto ya la locura? ¿Será demencia senil? ¿O es que soy tan terco y vil que no resisto el final y me aferro a hacer el mal como una bestia cerril?
Agitado se movía solo en su cámara híper. Quiso abrir de pronto el zíper pero éste no cedía. Y le dio una alferecía llamando a grito pelado: Ay Delia, ven a mi lado, sube pronto la escalera que me voy en cagalera y ya estoy todo embarrado.
Delia enseguida subió con un pañal absorbente y lo vio muy diferente cuando la luz encendió. Santa Bárbara, gritó viéndolo todo cagado. Oye, quédate acostado que vuelvo con el doctor. Y si te entra el dolor, aguanta y ponte de lado.
El comandante se vira y entonces se cae al suelo. Se revuelca sin consuelo, pero se alivia y respira. Rojo se puso de ira, de rabia casi revienta, su humanidad macilenta se encoge y luego se estira. Su cuerpo en el aire gira, echa espuma por la boca, levita y su mano toca a las puertas del infierno. Sale el diablo del averno y le suena una tapioca.
Ya vuelto en sí con la poca energía que le queda, se enrumba por la vereda que en el jardín desemboca. Se encarama en una roca y mira al cielo cubano. Con fervor cucalambiano, como Hatuey a su Guarina, le suplica a Macorina que le ponga ahí la mano donde la gracia divina se complica con lo humano.
La Maco prende el habano y suelta una bocanada de humo, ya atolondrada por el lunático insano. Esto es obra de tu hermano, le asegura al Comandante. Te curarás al instante si te haces un buen despojo que te quite el mal de ojo para salir adelante.
Y el aturdido Fidel con mil hierbas se dio un baño para librarse del daño que le echan a granel. Luego por toda la piel se frotó con cascarilla, disfrutando la cosquilla en la región perianal, mas se dio con fuerza tal que sangró hasta la rodilla.
Al fin volvió Delia Soto con un gastroenterólogo, un clínico, un proctólogo y el santero en plan piloto. Y fue grande el alboroto al ver al tirano cruel exangüe sobre el ‘bidel’ con el culo destrozado, todo el cuerpo ensangrentado, todo ya menos Fidel.
En eso Raúl llegó, que ya le habían avisado sobre el lamentable estado en que su hermano cayó. Pero al entrar lo encontró ya con la pata estirada. Y con mal disimulada pero muy honda alegría, hizo como que sufría y de alivio suspiró. La voz de pronto engoló (siempre ocultando la pluma esa hoja de yagruma) y a Valenciaga llamó. Carlito, así le ordenó, el Plan Sin Barba ha empezado. Prepara el comunicado a manera de proclama. El Jefe va a estar en cama un periodo prolongado.
(Y dice un seguroso presente en esa misión que han puesto en congelación al Viejo Cagalitroso.)
http://www.penultimosdias.com/2006/08/04/un-fascismo-de-abalorios-y-espejitos/
