Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 Conociendo Cuba 
 CANCION L..A 
 FIDEL CASTRO.. 
 Fotos de FIDEL 
 Los participantes más activos 
 PROCLAMA AL PUEBLO DE CUBA 
 
 
  Herramientas
 
General: LAS LUCHAS DE CLASES NO HAN MUERTO
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 6 en el tema 
De: Matilda  (Mensaje original) Enviado: 22/02/2011 15:34
Marcelo Colussi (especial para ARGENPRESS.info)
 
“No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva.”
Carlos Marx, Mensaje a la Liga de los Comunistas, 1850
 
Por muchos motivos el siglo XX ha sido, seguramente, el más movido, prolífico y controversial de la historia. Marcó de forma indeleble el curso general de los acontecimientos de la humanidad con una fuerza imperecedera: para bien o para mal nos hizo asistir al surgimiento de incontables procesos nuevos, tales como la revolución científico-técnica imparable aplicada al mejoramiento de la vida cotidiana, las primeras experiencias socialistas, la universalización de la economía y la cultura (hoy día bautizada como “globalización”), guerras con aplicación de las fuerzas más destructivas que se pudieran concebir, inicio de la conquista espacial, inicio de la liberación femenina, aparición del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, sociedades masificadas y apoyadas con fuerza creciente en los medios de comunicación, poderes hegemónicos de escala planetaria. Todo esto fue nuevo en la historia, y el siglo pasado es su punto de arranque, punto de inflexión del que probablemente no se retrocederá más.

Cada uno de estos distintos aspectos representa, en sí y por sí mismo, un mundo aparte; cada uno ha corrido suertes diversas, con perspectivas futuras muy disímiles entre sí. De entre todos ellos nos interesa ahora particularizar lo correspondiente al discurso contestatario que trajo el socialismo y la suerte que el mismo tuvo durante todo el siglo.
 
Al hablar de la historia del socialismo, es decir: la esperanza genuina en un nuevo mundo de justicia, nos referimos no tanto a su génesis y primeros tanteos en el siglo XIX como cosmovisión sino a lo que, ya en tanto propuesta madura, significó en las expectativas que fue abriendo. Sin dudas –nadie podría negar esto– movió a lo mejor de la humanidad, en todo sentido: a aquellos más nobles, abnegados y honestos que vieron en su aparición como teoría y en la primera revolución –la rusa de 1917– el inicio de un paraíso posible, el fin de las injusticias, la puerta de entrada a “la patria de la humanidad”. Movió, igualmente, lo mejor que cada uno de los seres humanos podemos tener: el espíritu de solidaridad, la fraternidad, la generosidad auténtica y desinteresada.
 
Muchas cosas han marcado el siglo XX, por supuesto; pero el inicio de las experiencias socialistas está entre aquellas que más reacciones produjo, tanto de aceptación como de rechazo. Lo que allí estaba en juego era mucho más grande que lo que podía abrir cualquier descubrimiento científico o tendencia artística. La profundidad de la transformación anhelada produjo pasiones igualmente intensas. Nadie pudo quedar impasible ante la magnitud de su propuesta.
 
En cierta forma podría decirse que todo el siglo se vio atravesado por este fenómeno: las primeras luchas sindicales con vistas a socializar la propiedad, el triunfo de las primeras revoluciones socialistas, la reacción del mundo capitalista ante su aparición, la construcción que se empezaron a dar los países que comenzaron a transitar esos caminos, la guerra fría entre los bloques antagónicos que fueron delineándose y el posterior triunfo del capitalismo sobre su modelo opositor hacia fines del siglo, nada de esto dejó de conmover hondamente a cualquier habitante del planeta. Durante los largos años que duró esta pugna entre bloques, entre cosmovisiones, las ideas generadas por el socialismo empezaron a ser moneda corriente en la cultura popular. Nadie se asombraba por hablar de “explotación”, y tampoco eran crípticos términos de cenáculo para iniciados la “lucha de clases”, el “reparto de la riqueza”, la “toma del poder”, el “imperialismo”.
 
Hoy día, inicios del siglo XXI, habiendo corrido mucho agua bajo el puente y caídas esas primeras esperanzas, sin modelos alternativos a la vista que sirvan de contrapeso a la hegemonía agobiante del neoliberalismo y de la unipolaridad militar de los Estados Unidos, todo aquel discurso de apenas unas décadas atrás parece haberse esfumado. Pero, en sustancia, nada de lo que esas palabras significaban ha cambiado: sigue la lucha de clases, continúa el desigual reparto de la riqueza, el poder continúa en poquísimas manos, el imperialismo se ha acrecentado.
 
¿Por qué salieron de escena todos estos términos? ¿Acaso “pasaron de moda”?
 
En realidad cambió la agenda política, cambiaron los escenarios, pero no hubo cambios reales en las estructuras. Aunque sea casi una mala palabra y nadie la use hoy, ¿no hay más imperialismo? La historia la escriben los que ganan, por lo que en la actualidad, habiéndose impuesto el mercado como deidad absoluta, todo lo que vaya en su contra es blasfemo. De ahí que no se nombre todo lo anterior, sean anatemas. Hablar de lucha de clases o imperialismo es hoy anacrónico…
 
¡Pero no tanto! Es cierto que la historia la escriben los ganadores, ¡pero hay otra historia! Aunque la fuerza arrolladora con que se presenta el triunfo del gran capital pueda tenernos abrumados –manejo mediático mediante–, las realidades que están tras esos términos, hoy “blasfemos”, no han desaparecido. Seguramente por la misma imposición que esa victoria del gran capital trajo, le hemos tomado miedo a ese discurso contestatario y nos atemoriza ser visto como nostálgicos de tiempos idos. Plegarse a los poderes dominantes, por supuesto, es más fácil que ir en su contra. El aturdimiento que produjo la caída del Muro de Berlín, vendido luego en pedacitos como souvenir turístico, aún nos tiene desconcertados y pareciera que nos hizo ir olvidando la sana irreverencia y la cuota de rebeldía que alentó pasadas luchas décadas atrás. Pero eso no está muerto.
 
El mundo post Guerra Fría dio como resultado fenómenos bastante patéticos: por un lado, cuotas de explotación inmisericordes que recuerdan el capitalismo decimonónico, sin leyes sociales de protección a los trabajadores ni regulaciones estatales. La precarización laboral de estos últimos años (léase: la explotación más descarnada) volvió a mostrar la verdadera cara del sistema económico-social en que nos movemos. Junto a ello, como otra de las consecuencias de esa caída (que fue la caída no sólo de un muro sino de las esperanzas que allí se jugaban) se nos presenta el intento de vaciamiento del discurso y la práctica transformadora, revolucionaria. La protesta se aguó, se degradó, y el sistema –sabiamente– pudo ir criminalizándola. Sin temor a equivocarnos podríamos decir que el discurso dominante nos hizo pasar de la lucha de clases a la criminalización de las relaciones sociales como motor de la historia. De Marx (abolición de la propiedad privada de los medios de producción y de la sociedad de clases basada en ella) fuimos pasando a Marc’s (métodos alternativos de resolución de conflictos).
 
Menudo cambio, sin dudas. Las luchas de clases salieron de escena. Pero entiéndase bien: dejaron de ser tema de debate, objeto de discusión académica, referente en el discurso político…., aunque ahí siguen estando. La “preocupación” que nos fue creando el omnímodo discurso dominante puso otros temas como “principales”. Además de la apología del dios-mercado, se entronizó la democracia representativa como modo superior de gobierno, y los problemas sociales quedaron resumidos en dos cosas: la mala práctica de gobierno (la “culpa” la tienen los políticos) o el crimen desbocado, que en estos últimos años pareciera haberse ido transformando en un nuevo demonio omniabarcativo.
 
En otros términos: de la lucha de clases a la delincuencia como factor de explosividad de las sociedades. La cotidianeidad de estos últimos tiempos, cada vez más plagada de hechos corruptos (hoy día ya no es noticia que “caiga” algún funcionario por algún hecho de corrupción) y delincuencia de todos los calibres (ciudades cada vez más inseguras, narcoactividad, pandillas juveniles y un largo etcétera), no deja ver la explotación económica, la lucha de clases, el fenomenal descontento que anida en todas las sociedades. En definitiva: la injustica más rampante, que se nos ha hecho ya “natural”, dejó de ser el tema principal. Para tapar eso, para maquillarlo convenientemente el sistema ha ido encontrando formas cada vez más sutiles y efectivas de control: fundamentalismos religiosos de toda laya, masificación global y saturante del show deportivo, fundamentalmente de fútbol (se habló de hacer el Campeonato Mundial cada dos años incluso), bombardeo inmisericorde de los medios de comunicación aliados al sistema (guerra de cuarta generación le llaman a eso los estrategas del Pentágono). Es decir: el descontento social producto de la explotación, de las injusticias de base que siguen existiendo, se fue manejando, controlando, moldeando. Y así se puso como tema principal de cualquier discusión cotidiana la violencia callejera…., o el fútbol. Pero las luchas de clases, aunque “pasadas de moda”, ahí siguen estando.
 
Con la llegada del socialismo del siglo XXI en la República Bolivariana de Venezuela hace algunos años se desempolvaron viejos conceptos que parecían ya olvidados, patrimonio de “dinosaurios como los cubanos”. El ideario sepultado bajo los escombros del Muro de Berlín tímidamente volvió a salir a luz. Quizá esperamos mucho –justificadamente sin dudas– de ese proceso en el país caribeño. Hoy día no sabemos bien para dónde se dirigirá la experiencia venezolana, si mira realmente hacia un horizonte socialista (del siglo que sea) o si la “conciliación de clases” termina imponiéndose. Lo que sí, sin dudas, levantó esperanzas que habían quedado adormecidas estos años; el “socialismo” dejó de ser mala palabra. Y cuando nadie se lo esperaba (al menos desde el mundo occidental) allí golpea a la puerta de la historia el renacer de los pueblos árabes con este huracán de protestas que se está sucediendo.
 
Tomando palabras de José Steinsleger al referirse a los sucesos de Egipto, válidas para todo el proceso que se da hoy en buena parte del mundo árabe: “¿Hay [allí] una situación prerrevolucionaria? Los anarquistas se oponen a la solución autoritaria; los socialistas celebran el aliento democrático de la sublevación; los comunistas piensan en si las condiciones están dadas; los trotskistas agitan el programa; los nacionalistas evocan la dignidad de otras épocas; los liberales y conservadores revisan las páginas de “El gatopardo”, y los religiosos sueñan con el renacer del Islam”. ¿De qué se trata en realidad todo este volcán? Las lecturas pueden ser múltiples, antitéticas incluso, y todavía no puede vaticinarse para dónde se disparará el proceso. Pero definitivamente algo se mueve. Se mueve…. ¡y mucho! Todo lo cual evidencia que los problemas del mundo, los problemas básicos que produce este disparate civilizatorio en el que vivimos donde importa más una máquina que una vida humana, todo eso tiene como fundamento aquello que el viejo Marx denunciaba con vehemencia 150 años atrás.
 
En realidad no se trata de “vaticinar” qué pasará con esta ola de protestas que ponen en marcha los pueblos árabes; se trata de apoyarlas como momento importante, privilegiado quizá, en la historia. Apoyar, y si se ve que ello es un paso para la transformación social hacia mayores cuotas de justicia, tomarlo como propio, aunque no se pertenezca concretamente al mundo árabe. En todo caso, esa puede ser una batalla más de una lucha mucho más general, más universal, no sólo de los árabes por supuesto. En ese caso: todos somos árabes, todos estamos en la Plaza Tahrir de El Cairo, todos nos hacemos parte de ese volcán que ha despertado.
 
Pero además vale la pena tomar esta marea que se inició en el mundo árabe como un recordatorio que, más allá del fenomenal manejo mediático distractor que nos confronta con otros problemas, importantes sin dudas, pero menores en definitiva (la delincuencia cotidiana, las cuotas de corrupción, el “mal gobierno”), las luchas de clases no han muerto.
 
Fuente imagen: RED DITIGITAL TV


Primer  Anterior  2 a 6 de 6  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 6 en el tema 
De: Picaro Enviado: 22/02/2011 16:28
No habra muerto, pero si hay muertos entre esa lucha y las demas.

Respuesta  Mensaje 3 de 6 en el tema 
De: Quico º Enviado: 22/02/2011 21:24
Cierto Mati, y no pede morir, cada día está más viva.
 
Así es Pícaro, toda lucha tiene sus victimas, hoy es de nuestro "bando" la muy mayoritaria parte. El día que desaparezcan las clases dominantes, la burguesía, se terminara esa sangría de la clase obrera.

Respuesta  Mensaje 4 de 6 en el tema 
De: residente Enviado: 22/02/2011 21:36
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: residente Enviado: 22/02/2011 13:32
MIERDAS

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: residente Enviado: 22/02/2011 13:35
 
MIERDAS
 

Respuesta  Mensaje 5 de 6 en el tema 
De: residente Enviado: 22/02/2011 21:46
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: residente  (Mensaje original) Enviado: 22/02/2011 13:45
Que poca madre
 
 
 
 
Cuba y Nicaragua se solidarizan con Gadafi en su hora más difícil
22-02-2011 / 17:50 h

Bogotá, 22 feb (EFE).- El ex presidente cubano Fidel Castro y el gobernante nicaragüense, Daniel Ortega, se solidarizaron hoy con el líder libio, Muamar el Gadafi, en su hora más difícil desde 1969, mientras desde otros países latinoamericanos se instaba a un cese de la violencia en Libia e incluso a una intervención de la ONU.

En su última "Reflexión", publicada hoy, Castro, que llegó al poder en 1959, diez años antes que Gadafi, y fue presidente hasta que en 2008 delegó en su hermano Raúl por una enfermedad, afirmó que la OTAN, por orden de Estados Unidos, va a intervenir en Libia "tal vez en cuestión de horas o muy breves días".

Según Castro, la "organización belicista" tiene planes para cometer un "crimen" contra el pueblo libio.

"Se podrá estar o no de acuerdo con Gadafi" pero "habrá que esperar el tiempo necesario para conocer con rigor cuánto hay de verdad o mentira o una mezcla de hechos de todo tipo" en lo que está sucediendo en Libia, señala el ex presidente cubano.

El líder cubano no menciona en su artículo las muertes -entre 250 y 400- ocasionadas, según diversas fuentes, por la represión de las manifestaciones iniciadas en Libia la semana pasada para pedir la salida de Gadafi del poder, al calor de lo sucedido en Túnez y Egipto.

El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, también le tendió una mano a Gadafi, con el que conversó telefónicamente, según reveló en un mitin organizado para conmemorar el lunes los 77 años del asesinato del general Augusto C. Sandino.

"Yo me he estado comunicando telefónicamente con él (Gadafi), he estado hablando con él, hemos estado hablando por teléfono, lógicamente él está librando nuevamente una gran batalla, ¡cuántas batallas ha tenido que librar Gadafi!", dijo.

Según Ortega, en las actuales circunstancias Gadafi está buscando cómo dialogar, "pero (para) defender la unidad de la nación, que no se vaya a desintegrar el país, que no vaya a darse una anarquía en el país".

El dirigente sandinista describió lo que acontece en Libia como una "situación terrible, donde existe conspiración de todo tipo y enfrentamientos, saqueos del comercio, entre otras situaciones".

Según la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH), los disparos y bombardeos desde helicópteros y aviones de combate sobre los manifestantes libios pueden haber ocasionado el lunes entre 300 y 400 muertos.

El Consejo de Seguridad de la ONU celebra hoy una reunión, a petición del embajador adjunto de Libia, para abordar la grave crisis por la que atraviesa el país magrebí.

En paralelo se negocia que el Consejo, que este mes preside Brasil, emita algún tipo de declaración sobre los sangrientos sucesos en Libia.

El canciller brasileño, Antonio Patriota, dijo el lunes que Brasil "repudia los actos de violencia contra manifestantes desarmados y ve con gran preocupación lo de Libia, pues parece que se alcanzó un grado de violencia absolutamente inaceptable".

El Gobierno de Perú, que condenó "enérgicamente" la represión de los manifestantes en Libia, pidió hoy a la ONU que intervenga "con medidas eficaces" para "fomentar la paz y la tranquilidad" en ese país.

Una nota oficial de la Cancillería peruana "deplora la pérdida de vidas humanas y el uso de la violencia, a la vez que expresa sus sentimientos de pesar a los familiares de las víctimas", y recuerda que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos garantiza la vigencia de las libertades fundamentales.

"Paraguay manifiesta su preocupación por el rápido deterioro de la situación creada en Libia y exhorta a las partes en conflicto a que tomen las medidas oportunas para que sea respetado el derecho a la manifestación pacífica, descartando la violencia como vía de expresión", indicó por su parte la Cancillería paraguaya en un comunicado.

"A su vez, (Paraguay) alienta al Gobierno libio a que realice todos los esfuerzos necesarios para que esta crisis política sea resuelta por medio del diálogo, buscando salvaguardar los intereses del pueblo", añade el breve texto.

El Gobierno de Costa Rica condenó hoy "las acciones violentas por parte del Gobierno de Libia hacia su población" y abogó por una salida pacífica a la crisis en ese país.

"Lo que estamos presenciando es algo que creíamos había desaparecido de nuestra civilización, es una barbarie lo que se ha hecho con la población civil que protesta por su libertad", manifestó el canciller costarricense, René Castro.

"Es un genocidio lo que sucede en Libia y así debe ser tratado por la comunidad internacional", dijo Castro.

"México condena la violencia en contra de manifestantes civiles y hace un llamado a las autoridades a respetar los derechos humanos, a privilegiar el diálogo con todas las fuerzas políticas y a evitar el recurso de la fuerza", afirma un comunicado oficial mexicano.

El Gobierno de Venezuela, país al que se dijo que podría ir Gadafi, y que fue negado desde Tripoli y también desde Caracas, hizo votos para que "el pueblo libio encuentre, en ejercicio de su soberanía, una solución pacífica a sus dificultades, que preserve la integridad del pueblo y la nación libia, sin la injerencia del imperialismo".

El canciller venezolano, Nicolás Maduro, habló el lunes con su colega libio, Moussa Koussa, con el que acordó mantener el contacto para "intercambiar información de primera mano sobre la evolución de la situación en ese país hermano", señaló la Cancillería en Caracas.

Gadafi visitó en 2009 Venezuela, donde afirmó: "quieren dominarnos, pero nosotros nunca nos vamos a rendir ante nadie. Están enfrentando el renacimiento del Sur. Latinoamérica, África y Asia...

vamos a hacer del Sur un nuevo frente". EFE

http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=701080


Respuesta  Mensaje 6 de 6 en el tema 
De: Marthola Enviado: 23/02/2011 14:30
las luchas de clases no morirán jamasssss
 
“No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva.”
 
ahora me temo que kizás en lo referente a las clases sociales
todavía nos queda por vivir el que pueda cada vez estar más cerca el que desaparezca la clase media y solo queden los ricos y los pobres y en esto se nos va la vida, sin lugar a dudas
 
graciasss mati
besitos
marthola


Primer  Anterior  2 a 6 de 6  Siguiente   Último  
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados