“Fidel ha entregado su vida a una causa que ha destruido Cuba”

“Raúl era el cariñoso de los hermanos”, recuerda Juanita. Poco –o casi nada– se conoce de la vida íntima de los Castro y demasiado de su forma de dirigir un país. Y es que ya son 53 años al frente del Gobierno cubano, en los que les ha dado tiempo, más que suficiente, para demostrar lo que maquinaron hacer con la isla cuando lideraron una revolución vestidos de verde oliva –puro incluido– para derrocar a Fulgencio Batista. Gritaron a los cuatro vientos que la libertad llegaría a Cuba, que derrocarían al dictador y que darían paso a unas elecciones libres. Nada de todo esto se ha cumplido.

Su hermana Juanita formó parte de dicha revolución y acompañó a sus hermanos hasta el final. “Nunca pensé que Fidel y Raúl hicieran esto. Fue un mazazo en la cabeza”, explica a LA GACETA Juana.

Pero cuando la realidad se impuso al sueño de libertad y dio paso a la decepción, Juana tomó la decisión más difícil y se enfrentó a sus familiares. Pero ni su propia hermana consiguió detener a Fidel.

“Yo vivía con mi madre y me sentía protegida por ella, pero cuando murió, en 1964, ya nada me ataba a la isla”, relata Juanita. Antes de hacer las maletas y poner rumbo a Estados Unidos, Juana intentó despedirse de sus hermanos. Con Fidel fue imposible, ya que los continuos enfrentamientos entre ellos acabaron por romper la relación en 1962. Pero Raúl sí la recibió.

“Le dije que me iba y me respondió que estaba de acuerdo. No se podían imaginar que yo saldría de la isla y denunciaría ante el mundo lo que estaban organizando. Por eso, antes de marcharme me cercioré de que toda mi gente saliera antes que yo de La Habana, por lo que pudiera pasar”, subraya.

Apartarle del poder

La enfermedad de Fidel consiguió lo que no logró la presión internacional, el bloqueo de EE UU ni la oposición de dentro y fuera de la isla: apartarlo del poder. En 2006, el testigo pasó a manos de su hermano menor, aunque, para muchos, la variación de dirigente sólo se notó en el cambio de barba por bigote. “Yo creo que Raúl tiene su propia personalidad y es consciente de las órdenes obtusas de Fidel. La copia en Cuba del modelo de la URSS es un auténtico fracaso, pero mi hermano mayor no lo reconocerá nunca. Raúl tiene otras intenciones, aunque es cierto que no está acometiendo grandes reformas”, afirma Juanita. “Aun así, mis hermanos–continúa– son dos personas completamente diferentes. Fidel ha entregado su vida con una pasión extraordinaria a una causa que ha destruido Cuba. Raúl es mucho más pragmático, sabe que si no retroceden, se hunden”.

En su infancia, Juanita siempre estuvo más unida a Raúl que a Fidel. “El mayor es mucho más reservado, siempre estaba planeando algo en su mente, fuera del mundo. Raúl era más cariñoso, pendiente siempre de nuestra madre, con la que tenía una relación especial. Le gustaba mucho contar chistes”, cuenta.

Desde hace más de 40 años no tiene ningún contacto con sus hermanos, aunque sí con otros familiares que le aseguran que Fidel está recuperado de su enfermedad. No obstante, la vida de Juanita no ha sido fácil. Señalada siempre por ser la hermana de los dictadores cubanos, en el exilio muchas voces la acusaron de traidora y de espía comunista. Pero no consiguieron acobardarla y, en 2009, Juanita rompió su silencio en un libro de memorias escrito por la periodista María Antonieta Collins: Fidel y Raúl, mis hermanos. La historia secreta.

El pasado fin de semana, Fidel Castro, quien últimamente no cesa de aparecer en público para anunciar profecías sobre el fin del mundo, se sumó a las felicitaciones de Obama, Cameron, Merkel y Sarkozy a los egipcios por “escapar del Gobierno corrupto y opresor de Mubarak”. Juanita se ríe. “Tenemos que encontrar la fórmula para llegar a un entendimiento con el régimen, un diálogo sin violencia, sin arrancar cabezas, sin más muertes de inocentes para abrazar la democracia”, sostiene. No obstante, Juanita no cree que los cubanos sigan los pasos de los egipcios y tunecinos que, con una revuelta popular, han ganado el puso a sus mandatarios. “En la oposición estamos tan poco organizados que uno no sabe lo que puede pasar. ¿Dónde están nuestros líderes? Nos falta unidad”, añade.

La cubana aclara que la lucha pacífica dentro de la isla es muy importante porque en el exilio “se diluye todo mucho”. Por eso, puntualiza que la labor de la disidencia dentro de Cuba es crucial, aunque no tendría que llegar a trágicos finales, como el del ex preso Orlando Zapata.

Juanita desconoce la fecha en la que Cuba será libre. Tampoco apuesta porque sus hermanos tengan en mente dejar el mando en algún hijo y fortalecer una dinastía. Lo que sí asegura es que Fidel y Raúl pasarán a la historia como los cubanos que tuvieron en su mano la oportunidad de llevar la democracia a Cuba y no lo hicieron.