EFE / Lisboa
La Revolución de los Claveles que trajo la democracia a Portugal cumple este jueves 39 años con muchos de sus protagonistas profundamente decepcionados por la situación de un país inmerso en la peor crisis que recuerdan sus habitantes. Algunos de los más destacados capitanes del golpe de Estado de aquel 25 de Abril que acabó con la dictadura y cambió el curso de la historia portuguesa se han negado a participar en los actos oficiales que conmemoran hoy el aniversario.
Un hombre lee un diario en el barrio de Alfama, en Lisboa, el miércoles. RAFAEL MARCHANTE | REUTERS
Uno de los más radicales, Otelo Saraiva de Carvalho, que formó parte del Consejo de la Revolución, sostiene que el país necesita otra revolución pero no armada sino de "mentalidades" para salir de los graves problemas económicos y sociales que le aquejan.
Críticas de exmilitares y de la izquierda
A las críticas de los exmilitares se han sumado los partidos de izquierda, que suman 98 de los 230 diputados del Parlamento, y se oponen frontalmente a los sacrificios exigidos por el rescate financiero concedido a Portugal en mayo del 2011. El recuerdo del 25 de Abril ha elevado el tono de sus reproches a la política de austeridad y los recortes al Estado social nacido de aquel levantamiento contra el régimen autoritario que instauró en 1933 António de Oliveira Salazar.
El expresidente y primer ministro Mário Soares, histórico dirigente del socialismo luso que también ha dado plantón a los actos de la conmemoración oficial, ha señalado en alusión al actual Gobierno: "Nunca hicieron nada por ella (por la revolución) y son precisamente lo contrario".
La diputada Cecília Honório, del marxista Bloque de Izquierda, ha acusado a los conservadores del primer ministro Pedro Passos Coelho, que gobiernan con mayoría absoluta, de "avergonzarse" de la conmemoración y de estar cada vez más aislados de los ciudadanos. La legisladora ha censurado que no se hayan abierto hoy al público las puertas de los palacios de Belem, sede de la Presidencia de la República, y de Sao Bento, de la jefatura del Gobierno.
Tres años de recesión
También se ha limitado la presencia de espectadores en la sesión solemne del Parlamento cuya presidenta, Assuncao Esteves, del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha), ha pedido a los diputados colaboración para que se "respete" la ceremonia.
Las celebraciones están marcadas por tres años consecutivos de recesión, un desempleo que supera ya el 17% y varias tandas de recortes de salarios, pensiones, subsidios y servicios públicos. Pero el Gobierno, que prepara otra batería de ajustes para cuadrar 1.300 millones de euros en los presupuestos, defiende que solo con una fuerte reducción del gasto estatal puede Portugal cumplir los compromisos de su rescate y pagar una deuda que supera ya el 120 por ciento del PIB.
'Grandola Vila Morena'
Los actos institucionales del 25 de Abril se cierran en la Asamblea de la República con 'Grandola Vila Morena', la canción de Zeca Afonso que sirvió de señal para el inicio de la revolución y que interpretará en esta ocasión un grupo coral de esa localidad, situada a un centenar de kilómetros al sur de Lisboa.
En los últimos meses, esa canción ha sido el himno tanto en multitudinarias manifestaciones como en actos de pequeños grupos de activistas que la han utilizado para expresar el descontento popular. Con ella han interrumpido discursos, inauguraciones y hasta una intervención en el Parlamento de Passos Coelho.
Celebración a medianoche
La Asociación 25 de Abril, creada por los militares sublevados en 1974 y que mantiene una actitud muy crítica con las políticas de austeridad y privatizaciones del Ejecutivo conservador, también la entonó anoche con mucho sentimiento al abrir las conmemoraciones de la revolución.
Centenares de personas acudieron la pasada medianoche a la sede de Radio Renascenca en Lisboa, que emitió la canción a la misma hora, las 00.20, que dio la señal a los militares sublevados en los puntos más alejados de la capital de que el alzamiento estaba en marcha.
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