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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Apolonio  (Mensaje original) Enviado: 24/02/2013 07:51
Respuesta Eliminar Mensaje  Mensaje 6 de 6 en el tema 
De: Apolonio Enviado: 23/02/2013 23:40
Concu
Pones escritos a lo lo buey, eso que pusiste es de la doctrina cristadelfiana.
 
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Mision biblica cristadelfiana

 

El Diablo y Satanás

Introducción | El enemigo de la humanidad | ¿Quién o qué es el diablo?
Lo que dice la Biblia | Satanás: adversario | El diablo
El poder del pecado | ¿De dónde viene el pecado? | Los designios de la carne
El hombre es responsable del pecado | La serpiente del Edén | El origen del mal
Los demonios | El adversario de Job | Lucifer | Angeles caídos
"La serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás" | El por qué de la personificación
Conclusiones

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Introducción
El cristianismo se basa en la vida, obra y enseñanza del Señor Jesucristo. Sin embargo, no podemos apreciar lo que él realizó si no entendemos lo que la Biblia quiere decir con las palabras diablo y Satanás. El apóstol Juan declaró:

"Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo." (1 Juan 3:8)

Pablo dice que Jesús compartió la naturaleza de sus hermanos con el fin de "destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo" (Hebreos 2:14). Durante su ministerio, Jesús dio poderes extraordinarios a cierto número de sus discípulos y los envió a predicar el evangelio y curar a los enfermos. Cuando ellos regresaron, llenos de alegría por el éxito de su misión, Jesús les dijo:

"Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará." (Lucas 10:18, 19)

Estos pasajes indican que el diablo, a pesar de ser muy poderoso, finalmente será destruido por medio de la obra del Señor Jesucristo.

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El enemigo de la humanidad
Un entendimiento de "el diablo y Satanás" es necesario no sólo para apreciar la misión de Jesús sino para comprender el efecto de este poder sobre nosotros. En el Nuevo Testamento, el diablo es representado como el enemigo de la humanidad. Por ejemplo, Pedro exhorta a los creyentes con estas palabras: "Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe" (1 Pedro 5:8, 9). Pablo dijo a los creyentes: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo" (Efesios 6:11). Santiago dice que si los creyentes resisten al diablo, éste huirá de ellos (Santiago 4:7). Aun Jesús mismo sintió la fuerza de este poder adverso, cuando fue guiado al desierto "por cuarenta días y era tentado por el diablo" (Lucas 4:2). Obviamente es muy importante que el siervo de Dios entienda el significado que da la Biblia a las palabras diablo y Satanás.

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¿Quién o qué es el diablo?
Cuando se menciona este tema, la mayoría de la gente inmediatamente piensa en un espíritu malo, un ángel que se rebeló contra Dios y cuya meta primordial es hacer que hombres y mujeres desobedezcan a Dios. Los diccionarios modernos concuerdan con esta idea. Satanás es definido como el príncipe de los ángeles rebeldes, el principal ángel caído, el principal espíritu malo, adversario de Dios y tentador de los hombres. Este es el concepto del diablo que se ha enseñado durante siglos entre la cristiandad, fomentando en el corazón de los hombres un terror irracional y ruin. Asociado con el temor al diablo mismo vino por una parte el miedo a sus supuestos ministros, los demonios y espíritus inmundos, y por la otra el horror del fuego eterno después de la muerte, en el infierno donde el diablo y sus ángeles supuestamente reinan supremos. No se puede negar que a través de los siglos se ha podido mantener la potestad de la iglesia tanto por la propagación de tales doctrinas como por la esperanza de salvación.

Muchas personas rechazan ahora tales ideas; pero en general este rechazo no es el resultado de un correcto entendimiento de la enseñanza de la Biblia sino la consecuencia de haber aceptado la negación moderna de todo lo que tiene el más leve sabor a sobrenatural. Otros se adhieren a la creencia tradicional de que el diablo es un "ángel caído" rebelde, creyendo sinceramente que esta es la única forma de entender el tema. El objetivo de este folleto es mostrar que la Biblia no enseña nada acerca de tal monstruo maligno, sino que los términos diablo y Satanás son los nombres muy expresivos que frecuentemente se dan al pecado o los que lo practican. Para saber exactamente a qué o a quién se refiere la palabra diablo o Satanás en un determinado pasaje bíblico, es preciso analizar cuidadosamente el pasaje en su contexto.

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Lo que dice la Biblia
Todos los estudiantes de la Biblia deben estar de acuerdo con que el diablo tiene las siguientes características:

  1. Se opone a Dios
  2. Es muy poderoso y se manifiesta en muchas formas.
  3. Afecta la personalidad misma de todo hombre y mujer y ha causado estragos a través de toda la creación.
  4. Unicamente Cristo pudo vencerlo.
  5. La muerte de Cristo fue esencial para esta victoria.
  6. Finalmente, el diablo será destruido por completo.

Para poder entender la enseñanza bíblica es indispensable conocer el significado propio de las palabras diablo y Satanás.

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Satanás: adversario
La palabra "Satanás" es simplemente una adaptación a la pronunciación española del vocablo satán, del idioma hebreo en que fue escrito el Antiguo Testamento. La palabra hebrea satán no es un nombre, sino simplemente una palabra común y corriente que significa "adversario" o "enemigo." No siempre aparece en la Biblia castellana en la forma "Satanás," sino que frecuentemente es traducida, dándole su correspondiente significado. Por ejemplo, leemos que "Jehová suscitó un adversario a Salomón: Hadad, edomita..." (1 Reyes 11:14). Otro ejemplo se encuentra en las palabras de los filisteos cuando tienen miedo de aliarse con David: "...y no venga con nosotros a la batalla, no sea que en la batalla se nos vuelva enemigo" (1 Samuel 29:4). En ambos casos la palabra hebrea original es satán, y en ambos casos es obvio que el adversario o enemigo a que hace referencia es un ser humano, y no un ángel rebelde. En ninguna parte del Antiguo Testamento se encuentra esta palabra asociada a un ángel caído o ser sobrenatural. Vale la pena notar que fuera del libro de Job, solamente hay tres alusiones a Satanás en todo el Antiguo Testamento, y ninguna alusión al diablo. Teniendo en cuenta que el Antiguo Testamento abarca los primeros cuatro mil años del desarrollo del propósito de Dios con el hombre, esto es inexplicable, si Satanás realmente es un ángel que se rebeló y es responsable por todo el pecado y mal que ha existido desde entonces.

En las páginas del Antiguo Testamento, los israelitas son continuamente reprobados por sus pecados y repetidamente castigados, pero ellos mismos son responsabilizados por los pecados cometidos. No se culpa a nadie más. Este es un punto importante que será ampliado más adelante. El primer capítulo del libro de Job es frecuentemente citado como ejemplo de Satanás en acción, pero el relato no nos dice nada acerca de quién era este Satanás. Era un adversario, exactamente lo que la palabra significa, pero quién era no se nos dice. No hay razón alguna para creer que era un ser sobrenatural o que tenía poderes extraordinarios. Esto también será considerado posteriormente en forma más detallada.

Dios como adversario (satán)
Es de mucha utilidad estudiar algunos ejemplos del uso de la palabra hebrea satán donde es imposible que haga referencia a un monstruo maligno. En el primer libro de Crónicas se nos dice que "Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel" (1 Crónicas 12:1). En el otro relato del mismo incidente registrado en el libro segundo de Samuel, leemos: "Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá" (2 Samuel 24:1). Entonces, Dios mismo fue un adversario o Satanás para su pueblo Israel. Hubo otras ocasiones en que debido a la maldad del pueblo, Dios declaró estar en contra de Israel, o dicho de otra manera, fue para ellos un adversario o enemigo (ver Isaías 63:10, Jeremías 30:14, Lamentaciones 2:4 y 5). También tenemos la conocida ocasión en que un ángel de Dios se opuso al profeta Balaam. Este había sido contratado por los enemigos de Israel para que maldijera al pueblo de Dios. Aunque Dios le advirtió que no tratara de cumplir su misión, él perseveró y lo intentó: "Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario (hebreo satán) suyo" (Números 22:22). Si bien es cierto que en este caso la palabra satán designa un ángel, no se trata en absoluto de un ángel rebelde sino de uno que está cumpliendo fielmente las órdenes de Dios.

Pedro como adversario
Poco después de que Pedro hiciera su notable confesión de fe de que Jesús era "el Cristo, el Hijo del Dios viviente," Jesús comenzó a advertir a sus discípulos de que había un aspecto de su misión que ellos todavía no entendían. Les dijo claramente que "le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto y resucitar al tercer día." Pedro protestó: "En ninguna manera esto te acontezca." Pero Jesús lo reprendió, diciendo: "¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres" (Mateo 16:16-23). En esta ocasión Pedro fue un adversario para Jesús, porque pensando protegerlo, trató de impedir que su maestro cumpliera el propósito de Dios, entregándose a ser crucificado. Se debe notar en especial que el Satanás era Pedro mismo; Jesús no dijo que Pedro estaba "poseído de Satanás" como si Satanás fuera un poder externo.

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El diablo
Esta es otra palabra que no es una traducción del idioma original sino una adaptación al castellano del vocablo griego diábolos. Esta palabra literalmente significa "acusador" o "calumniador," y así se traduce, por ejemplo, en 1 Timoteo 3:11. Diábolos solamente ocurre en el Nuevo Testamento, y en la mayoría de las veces no se ha traducido sino que aparece en la forma diablo, como por ejemplo cuando Jesús dijo a sus discípulos: "¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo?" (Juan 6:70). Al igual que la palabra Satanás, diablo en sí no indica en forma precisa a quién o a qué hace referencia. Esto se debe deducir de otros detalles.

"El diablo peca desde el principio"
Al principio hicimos una lista de las características de este poder maligno. Ahora es útil hacer una lista de los pasajes que expresan estas características. Durante su ministerio Jesús estuvo en continuo conflicto con los líderes religiosos de los judíos, y en varias ocasiones los criticó severamente en muy claros términos. Por ejemplo, declaró: "Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:44). El apóstol Juan escribió: "El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo" (1 Juan 3:8). Jesús mismo, al comienzo de su ministerio, sintió el efecto de este poder. En las palabras de Mateo: "Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo" (Mateo 4:1). Jesús se refirió a este mismo poder por medio de la palabra Satanás (v. 10). Al final del ministerio de Jesús, el diablo operó por medio de Judas para traicionarlo: "Y cuando cenaban..el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase..." (Juan 13:2). De nuevo, más adelante, se hace referencia a este poder en términos de Satanás (v. 27). El apóstol Pablo hizo la siguiente advertencia: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo" (Efesios 6:11). Jesús mismo exhortó a sus seguidores: "No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados..." (Apocalipsis 2:10). Sin embargo, este poder sería completamente destruido, y esto fue hecho posible por medio de la muerte de Jesús en la cruz: "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo" (Hebreos 2:14).

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El poder del pecado
Este último pasaje nos ayuda a identificar sin lugar a dudas al gran enemigo de Dios y del hombre. Porque si nos preguntamos qué es lo que tiene el poder de la muerte y qué fue lo que Jesús vino a destruir, solamente puede haber una respuesta: el pecado, como se puede apreciar claramente en los siguientes pasajes:

"La paga del pecado es muerte." (Romanos 6:23)

"El pecado reinó para muerte." (Romanos 5:21)

"El pecado, siendo consumado, da a luz la muerte." (Santiago 1:15)

"El aguijón de la muerte es el pecado." (1 Corintios 15:56)

La muerte es el resultado directo del pecado, y uno de los pasajes que muestran este hecho con mayor claridad es el siguiente:

"Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron." (Romanos 5:12)

La muerte es consecuencia del pecado. Si Cristo vino "para destruir al que tenía el imperio de la muerte," es decir, "al que causa la muerte," entonces vino para destruir el pecado. Nadie puede poner en duda que éste era el objetivo primordial de su primera venida. Varios pasajes bíblicos confirman que esto era la esencia de su misión y muestran claramente que la victoria sobre el pecado fue realizada por medio de su muerte en la cruz:

"Pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado." (Hebreos 9:26)

"Quien llevó en él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero." (1 Pedro 2:24)

"Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras." (1 Corintios 15:3)

"Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados" (Mateo 26:28).

Por medio de su muerte en la cruz, Jesucristo destruyó al que tenía el imperio o poder de la muerte, el diablo, es decir, el pecado que causa la muerte. Entonces, si podemos descubrir el origen y naturaleza del pecado habremos descubierto el origen y naturaleza del diablo.

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¿De dónde viene el pecado?
Esta es la parte crucial de la cuestión, y sobre esto la enseñanza de la Biblia es perfectamente clara. El hombre mismo es responsable por la introducción del pecado en el mundo. No hay lugar o necesidad de otro agente. El hombre introdujo el pecado y es responsable de su continua existencia: "El pecado entró en el mundo por un hombre" (Romanos 5:12). Puesto que la muerte es el resultado inevitable del pecado introducido por el hombre, también es cierto que "la muerte entró por un hombre" (1 Corintios 15:21).

El hombre continúa siendo una criatura pecadora y en consecuencia sujeta a la muerte, no debido a que esté bajo la influencia de un poderoso monstruo del mal, sino simplemente porque se deja llevar por sus propios pensamientos y deseos pecaminosos: "Cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte" (Santiago 1:14-15). Jesús expresó la misma verdad de la manera siguiente: "Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre" (Mateo 15:18-20). Esto concuerda completamente con la experiencia de todos los que tratan de guardar la ley de Dios. No necesitan que un tentador externo los haga pecar, porque su propia mente y corazón son suficientes para guiarlos fuera del camino. Pablo escribió enfáticamente acerca de su propia experiencia:

"Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí" (Romanos 7:14-21)

Pablo estaba consciente de un conflicto tremendo, no entre sí mismo y un monstruo maligno, sino entre la ley de Dios que él quería guardar y una poderosa inclinación a desobedecer dicha ley. El describe este conflicto como una rebelión: "Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley en mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros" (Romanos 7:22-23).

Entonces tenemos aquí un gran poder en acción, contra Dios y contra el hombre, un poder asociado con el hombre mismo, y sin embargo un poder que él no puede vencer sin ayuda. Unicamente Cristo fue capaz de vencerlo, como Pablo lo apreciaba: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro" (vv. 24-25). Este poder, el cual es el pecado que reside en el hombre mismo, es lo que la Biblia frecuentemente llama diablo y Satanás.

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Los designios de la carne
Esta característica humana innata está comprendida en una expresión utilizada por el apóstol Pablo: "los designios de la carne." Pablo escribió:

"Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden." (Romanos 8:6-7)

La libre expresión de estos designios conduce a "las obras de la carne." Pablo hizo una lista de ellas: "adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas"; y añade: "acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios" (Gálatas 5:19-21). En un mundo que no reconoce la autoridad de las leyes divinas, estas características predominan, de manera que la sociedad humana en general, se convierte en una expresión de los designios de la carne: "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Juan 2:16). Una sociedad así se constituye enemiga de Dios y de los siervos de Dios. Pablo describe estos "designios de la carne" como "el pecado que mora en mí." El hombre es Satanás y diablo de sí mismo. La tentación proviene de su interior, de sus propios deseos, y estos deseos son estimulados por un mundo cuyas prácticas son la expresión colectiva de los "designios de la carne." No hay necesidad ni lugar para otra fuente de tentación.

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El hombre es responsable del pecado
Es de suma importancia reconocer que la Biblia responsabiliza únicamente al hombre mismo por el pecado y sus consecuencias. El hombre y solamente él es responsable ante Dios de sus acciones. Esto se ve claramente en la historia del pueblo de Israel. He aquí una nación con privilegios especiales y las responsabilidades que dichos privilegios conllevan ante los ojos de Dios. La nación fracasó continuamente en vivir a la altura de sus responsabilidades; una y otra vez fue reprobada y recibió advertencias de un castigo inevitable. Unicamente ellos fueron responsables de su falla. No hay la menor insinuación de que un monstruo maligno estuviera guiando a la nación por el camino errado. La palabra diablo no se encuentra en el Antiguo Testamento, y la palabra Satanás sólo ocurre en tres pasajes fuera del libro de Job. Jeremías expuso claramente la verdadera razón del fracaso de Israel, que al mismo tiempo es la razón del fracaso del resto de la humanidad: "Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron atrás y no hacia adelante" (Jeremías 7:24).

Esta es la consistente enseñanza de las Escrituras.

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La serpiente del Edén
Frecuentemente se oye decir que la serpiente en el huerto de Edén era la encarnación del diablo, y que realmente fue éste quien causó la caída de nuestros primeros padres. No hay ninguna razón para suponer tal cosa. El relato del libro de Génesis es perfectamente claro: la serpiente era simplemente un animal del campo que Dios había creado. El relato dice que la serpiente era más astuta que todos los demás animales (Génesis 3:1), pero fuera de esto no era diferente de ellos. No hay la menor sugerencia de que fuese la encarnación de un ser espiritual maligno. Comentando este incidente y sacando de él lecciones para los seguidores de Cristo, Pablo dijo simplemente: "Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad de Cristo" (2 Corintios 11:3).

La capacidad de hablar que demostró la serpiente no es un problema insoluble. El asna de Balaam también recibió el poder de hablar para un propósito especial (Números 22:28). Más aún, el castigo que recibió la serpiente se relacionaba simplemente con sus características animales: "Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida" (Génesis 3:14). La diferencia entre la serpiente y las otras criaturas era que aquella fue dotada con la facultad de comunicarse con la mujer. Entonces se puede preguntar: "¿Por qué permitió Dios que la serpiente tentara a la mujer en esta forma?" La respuesta es que el hombre tenía que ser probado. Tenía que desarrollar su carácter aprendiendo por la experiencia a distinguir entre el bien y el mal, y a usar su libre albedrío para la gloria de Dios y no simplemente para satisfacer sus propios deseos. Hasta ese momento no se le había ocurrido desobedecer a Dios. La sugerencia de que la desobediencia podría convenirle salió de una criatura sin sentido o responsabilidad moral. Por medio de esta prueba el hombre desarrolló su carácter. El hombre no fue creado para ser una máquina o robot que solamente pudiese comportarse en la forma que quisiera el Creador. Era el deseo de Dios que Adán y Eva escogieran obedecerle voluntariamente. Ellos fracasaron en esta ocasión, y ese fracaso inicial tuvo por resultado la tendencia innata de la naturaleza humana a la rebelión: los designios de la carne. La tentación que originalmente fue presentada por la serpiente ahora viene del interior del hombre, de su carne, y de influencias exteriores que son la expresión de los mismos designios carnales.

Debido al papel realizado por la serpiente en la introducción del pecado, posteriormente llegó a ser un símbolo del pecado y todo lo que resultó de la mentira de la serpiente original. Como tal, muchas veces está asociada con el diablo y Satanás. Antes de examinar aquellos pasajes que se citan frecuentemente para apoyar la idea errónea de que el diablo es una poderosa criatura espiritual, debemos completar nuestro estudio de la enseñanza de las Escrituras sobre el origen del mal.

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El origen del mal
Aquellos que creen en la existencia de un monstruo sobrenatural del mal generalmente achacan todos los males del mundo-enfermedades, catástrofes naturales, la muerte y hasta los accidentes-a la operación del diablo y sus agentes. Esto es completamente opuesto a la enseñanza de la Biblia. Según ella, el hombre mismo introdujo el pecado en el mundo, y el mal es el resultado de esa tendencia al pecado. Puede ser un resultado directo, como por ejemplo las guerras y otros males que resultan de la codicia y ambición del hombre, o puede ser un resultado indirecto, introducido por Dios a manera de castigo y corrección por el pecado. De esta manera las enfermedades y la muerte son el juicio de Dios sobre su creación. Esto se explica claramente en el relato del libro de Génesis y es confirmado por pasajes posteriores. Por ejemplo, Dios dijo por medio de Isaías: "Yo Jehová, ninguno más que yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto" (Isaías 45:6-7). También dijo a la nación de Israel: "He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley" (Jeremías 6:19). Y en otra ocasión: "¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual Jehová no haya hecho?" (Amos 3:6). De nuevo, está claro que no hay necesidad ni lugar para un ser sobrenatural maligno que se opone a

http://www.labiblia.com/estudios/doctrinas/eldiablo.htm



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Apolonio Enviado: 25/02/2013 01:15
Aquí abajo, palabras de un estúpido;
 
Respuesta  Mensaje 10 de 11 en el tema 
De: concursante Enviado: 24/02/2013 08:27

 

 

 Voz recti si copeas donde está escrito y lo pegas en Word veras que te salen estos dibujitos, que es la dirección donde los tuve, si lo tapa el anuncio que ponen no es mi culpa, lo iba a pegar mas abajo, pero dije para que se entretenga el recti…buscando tres pies al gato aunque sabe que tiene cuatro jajajaja Saludos recti… hay que tenerte compasión y perdonarte 70 veces 7 o mejor no hacerte caso jejeje pues no te funciona el cerebrobrutito…

 

 
 
 
Aquí arriba, palabras de un estúpido;
 

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: concursante Enviado: 25/02/2013 01:56

Ya recti no es para tanto,... para que te dices estúpido, ya te conocemos, no te insultes… No te insultes solo, ya sabemos que así eres, se pues inteligentes, como nosotros,... pero esta bien eso de google…y ponte a pensar, que de eso se trata de ejercer el libre albedrio…

Saludos recti y ya no hagas corajes, sino te volverás un tontoman  J…destilas veneno por los poros…ya te pareces a la serpiente… nada mas no te muerdas la lengua…sino vas a convulsionar… 


Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Apolonio Enviado: 25/02/2013 02:08
Concu
En verdad, das lastima.


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