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De: Josediego  (Mensaje original) Enviado: 30/09/2022 23:10
LOS PRIMEROS CRISTIANOS QUE LLEGARON AL ORIENTE


"El recuerdo de sus hechos heroicos por el amor que ofrecieron a Jesucristo, hace que nosotros estemos unidos a ellos, como un sólo corazón y como una sola alma, por toda la Eternidad"... 

Este estudio de Cristianos en el Oriente consta de cinco libros.  


El primer libro recoge como resumen parte de los otros cuatro libros.

 

PRIMER LIBRO:  

Introducción y resumen de todo el estudio de Cristianos en el Oriente.

 

SEGUNDO LIBRO:  

Primera parte, dedicada al estudio de las Escrituras de la Biblia y al estudio de los primeros Cristianos que llegaron al Oriente (San Bartolomé, Santo Tomás, San Panteno, Barlaam y Josafat, Nestorio y los nestorianos).  También recordamos en este libro a algunos de los misioneros franciscanos llegados al Oriente;  a Marco Polo y su relato sobre su estancia en el Oriente y el imperio mongol;  llegada de los portugueses a la India y cómo encontraron el sepulcro de Santo Tomás y otras reliquias, como la Cruz de Santo Tomás;  llegada de los misioneros jesuitas (Francisco Javier, Matteo Ricci y otros); algunas de las controversias surgidas entre católicos y antiguas comunidades cristianas de Santo Tomás en la India, y, entre estas controversias, el Sínodo de Diamper y sus causas;  llegada de los franceses, holandeses e ingleses;   el emperador Hung (un emperador cristiano de la China);   y los primeros protestantes que tomaron contacto con las antiguas comunidades cristianas de Santo Tomás.

 

TERCER LIBRO:    

Segunda Parte.  En esta segunda parte recordamos a los judíos exiliados, que llegaron a la India antes de Jesucristo;  a Alejandro Magno y sus ejércitos griegos;  a los romanos;  a la primera religión nacional que tuvo la India (el Cristianismo);  las tres versiones diferentes de una misma historia:   la historia de un príncipe piadoso de la India, llamado San Josafat  o Budasaf (la primera versión hecha por los primeros cristianos en la India,  la segunda versión contada por los nativos de Ceilán a Marco Polo a finales del siglo Xlll,  y la tercera versión (la más moderna) escrita por budistas, y que es conocida en estos últimos siglos como la leyenda de buda;  el origen de las estatuas de buda;  el origen del nombre de buda;  comentarios del misionero Matteo Ricci sobre las tradiciones más antiguas de la China, y sobre todo de la secta Xaca, la cual él la ve como un movimiento que basó parte de su filosofía en las enseñanzas del Cristianismo;  testimonios de Francisco Javier;  señales y símbolos cristianos en el Oriente;   huellas del Cristianismo en el budismo;  persecución contra los cristianos;   expansión del hinduismo y el budismo en Norteamérica, Europa, y otros lugares de Oriente y Occidente;  la antigüedad de buda;  la antigüedad de Jesucristo;  y diversos comentarios sobre el orientalismo.

 

CUARTO LIBRO:  

Tercera Parte. La antigüedad de los textos hindúes (Ramayana y Mahabharata);  el sánscrito, el veda, los upanishads, los puranas, el veda tamil, el mahabharata, la bhagavad-gita, el ramayana, poemas alvars; el hinduismo no es tan pacífico;  algunos testimonios de Misioneros y viajeros (Francisco Javier, Alessandro Valignano, Clemente de Alejandría);  el Cristianismo en Asia;  la Estela de Si-Gnan-Fu;  franceses, holandeses e ingleses;  el descubrimiento de los sánscritos;  influencia de los filósofos europeos en el hinduismo y el budismo (Voltaire, Renán);  la numerología en el hinduismo y el budismo;  datos numéricos que se refieren al budismo;  orientalistas (Sociedad Teosófica); la Biblia y el Hinduismo (contradicciones); la reencarnación;  la filososfía de las castas;   Gandhi  (Sociedad Teosófica);   nota final;   Carta de Amor al Cristianismo   (“A Diognetes”).

 

QUINTO LIBRO:

Cuarta Parte.  Cristianos en la china.   Zen, confucianismo, taoísmo y lamaísmo;  el zen (origen; ingleses, norteamericanos y Sociedad Teosófica, dan a conocer el zen a Norteamérica y al resto de occidente después de tomar enseñanzas del Cristianismo).  Confucianismo (enseñanzas tomadas del Evangelio:  Matteo Ricci habla de ello;  origen;  semejanzas entre confucianismo y catolicismo-protestantismo y entre taoísmo y cristianismo primitivo;  situación actual del confucianismo). Lao-tsé y el taoismo (origen y evolución histórica del taoísmo popular; influencia cristiana en el taoísmo;  misioneros y viajeros del 1200 aprox.  traen noticias de China, y no se hablan de Lao-tsé;  biografía de Matteo Ricci, la secta Xaca, taoísmo antiguo e interés de que permaneciesen las tres principales sectas en China;  el taoísmo en Occidente;  semejanzas entre el Tao y la primitiva comunidad cristiana: Epífanes, Gratiano). El budismo en el Tíbet:   lamaísmo (origen, antigüedad y situación política y religiosa del Tíbet;  los taschi-lamas y los dalai-lamas: socialismo y capitalismo;  falso ideal de no-violencia de los budistas tibetanos; ingleses en el Tibet; chinos y tibetanos en guerra;  codicia de los lamas).   Santo Tomás en la India y en la China;   testimonios de Matteo Ricci sobre el Cristianismo en la China - Historia de la China y cristiana empresa...; expansión y persecución del Cristianismo en Asia - misión nestoriana; el Preste Juan;  biografía de Oderico de Pordenone;  cristianos ocultos en Fugiú y tres efigies que representan a tres Apóstoles;  la Estela China;  señales cristianas en el Tíbet;  los budistas del Tibet tomaron de los cultos cristianos. La ruta de la seda, Aurelio Stein y templos en ruinas en Asia Central (señales cristianas; testimonio de Matteo Ricci:  el templo que antes era cristiano, después de ídolos); lamaísmo y catolicismo;  diferentes culturas en Asia.  Los Apóstoles en India y China....  Conclusión.

 

CRISTIANOS EN EL ORIENTE  


INTRODUCCIÓN

 

El Evangelio de Jesucristo fue escrito por los cuatro evangelistas:  Mateo, Marcos, Lucas y Juan.   Mateo y Juan eran Apóstoles;  Lucas y Marcos fueron discípulos de los Apóstoles.  Junto al Evangelio, los cristianos de los primeros siglos guardaron también con mucho cariño los hechos de los Apóstoles.  Las comunidades cristianas de los pueblos de Occidente guardaron los hechos de los Apóstoles que habían conocido.  Igualmente, las comunidades cristianas de Oriente, guardaron también con mucho cariño los hechos de los Apóstoles que habían predicado hasta las tierras más distantes de Oriente.

 

En el primer siglo, las diferentes comunidades cristianas de Oriente y de Occidente, parece que guardaban todas la misma interpretación del Evangelio, y no había muchas controversias importantes entre ellas, excepto alguna que sí lo fue..., pues en el Concilio de Jerusalén se reunieron Pedro, Pablo, y algunos otros Apóstoles y discípulos, para debatir un problema que intentaba dividir a los cristianos de entonces, y este problema era:  si debían o no imponer la ley que tenían los judíos, y que estos llamaban ley de Moisés o de la circuncisión.
 

Jesucristo insistió mucho en enseñarnos que el pueblo judío no había sido fiel a la Ley que había recibido de Dios a través de Moisés, y en el capítulo 5 de San Mateo, y en otros lugares de los Evangelios , Jesucristo nos enseña que muchos preceptos que los judíos guardaban, como eran la ley del talión, leyes sobres los matrimonios, leyes sobre guerras, castigos y penas de muerte, y otras sobre lo que era puro e impuro..., no guardaban relación con la verdadera Ley de Dios.  Jesucristo había venido a sacarnos de la confusión y a enseñarnos otra vez la Ley de Vida y de Misericordia, dada desde el principio, que el pueblo de Israel no había respetado.  Estas cosas que nos enseñó Jesucristo respecto a las leyes judaizantes, ya las venían avisando los Profetas Isaías (Isaías 10, 1-2), Jeremías (Jeremías 8, 8 y Jeremías 23,33-39), Ezequiel (Ezequiel 13), Daniel (Daniel 9, 24-27 ),  y otros profetas.  

 

 

EL CONCILIO DE JERUSALÉN  (Hechos 15)

 

Los Apóstoles, en el Concilio de Jerusalén, se reunieron para detallar estas cosas sobre la Ley, y todos acordaron que la Ley que tenían los judíos, a través de los tiempos, algunos escribas la habían convertido en una carga muy pesada que ningún cristiano podía soportar, y había quedado como una ley vieja.   Pero vieja..., ¿por qué...?   Bien claro está:  Los preceptos que Dios nos da para que vivamos con caridad y justicia, son preceptos de vida y son eternos..., pero muchos escribas que copiaban las leyes no habían sido fieles a la Palabra de Dios, y cambiaron la ley en falsedad;   era una ley que estaba llena de sacrificios, y faltaba a la caridad;  por eso Jeremías les dijo:


«¿Cómo os decís:  Somos sabios y la Ley de Yavé está con nosotros?  Ciertamente la convirtieron en mentira las mentirosas plumas de los escribas»     { Jeremías 8, 8. .........   Y Jesucristo también les dijo:


«Si hubierais comprendido lo que quiere decir:  «Misericordia quiero y no sacrificios», no condenaríais a los inocentes».          {San Mateo 12, 7.

 

Las leyes del viejo testamento estaban cargadas de preceptos sobre sacrificios y holocaustos diciendo que eran Ley de Dios, pero Dios no quería sacrificios, entonces aquellas leyes de sacrificios no eran Ley de Dios.  Dios quería misericordia... Y por esto mataron a Jesucristo y a algunos de sus Apóstoles, porque se oponían a muchas leyes del viejo testamento que seguían muchos judíos, leyes que nada tenían que ver con la verdadera Ley de Dios, la que Dios había dado a Moisés en el principio.  Por este motivo, Jesucristo así les dijo:

 

"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres
".
(Mateo 15,7-9

 

Así lo comprendieron los cristianos del primer siglo..., y las dudas que se habían alzado por causa de los judaizantes antes del Concilio de Jerusalén, en este Concilio quedaron aclaradas para ellos (Hechos, 15).  Pero la insistencia de los judaizantes no acabó aquí, y estos abrieron un juicio interminable dentro de las comunidades cristianas, juicio que aún no ha acabado, pues después de haber pasado dos mil años aún estamos en plena discusión..., y por lo que se ve, parece ser que los hombres son incapaces de acabar con este juicio;  la gracia de los Apóstoles, que acabaron este juicio en el Concilio de Jerusalén, después de los siglos no se respetó y los hombres y sus religiones volvieron a llamar palabra de Dios y Ley de Dios a todas las leyes de muerte y esclavitud escritas en el viejo testamento que contradicen radicalmente la misericordia enseñada por Jesucristo.

 

Después de este concilio, San Pablo sigue avisando que se tenga cuidado con los judaizantes porque siguen insistiendo en imponer las leyes del viejo testamento a los cristianos.  San Pedro, en su segunda carta también nos avisa que hay muchos que tuercen las cosas escritas en las cartas de Pablo, igual que hacen  con el resto de la Sagrada Escritura (2ª Pedro 3, 16).  Más tarde, San Justino (siglo ll), en su libro titulado Diálogo con Trifón, también nos avisa que los judíos cambiaban las escrituras del Antiguo Testamento con intención de cambiar las profecías respecto a la Virgen, Jesucristo, y otras cosas importantes para los cristianos.

 

En los siglos ll y lll las comunidades cristianas se fueron contaminando otra vez con aquella carga tan pesada de los preceptos del viejo testamento, y en el siglo lV, apoyadas por los emperadores de Roma, las leyes cueles del viejo testamento que nadie podía soportar, volvían a ser impuestas a todas las comunidades cristianas.  Así, muchos libros de estas comunidades fueron quemados, y muchos cristianos fueron perseguidos.

 

Los Apóstoles ya habían establecido las bases de la fe cristiana, y éstas eran:  que los cristianos no tenían que cumplir las leyes crueles del viejo testamento..., y que la libertad y la misericordia que había predicado Jesucristo era la única Ley dada por Dios a Moisés, y la única que debían guardar los cristianos (Concilio de Jerusalén, Hechos de los Apóstoles, 15).  Todos los mandamientos que nos enseñó Jesucristo en el Evangelio se basaban en la única y verdadera Ley de Dios enseñada por Jesucristo que así nos dice:

 

«Todo lo que queráis que hagan con vosotros los hombres, hacedlo vosotros con ellos, porque ésta es la Ley y los Profetas»  {San Mateo  7, 12.

 

Los libros históricos incluidos en el viejo testamento son muy importantes porque contienen la historia más antigua a la que pueden remontarse los hombres, y los libros proféticos también son muy importantes porque contienen las profecías que habían de cumplirse..., y entre ellas, la esperanza de Israel:  la Venida del Mesías (el Nacimiento de Jesucristo).   Estos libros proféticos también nos avisan que muchos escribas cambiaban la ley de Dios en mentira, como hemos comentado anteriormente.   Entonces, el problema del viejo testamento para los cristianos no radicaba en estos libros históricos y proféticos especialmente, sino en aquellos que contenían la ley del Talión, y otras muchas leyes referentes a sacrificios, castigos de muerte, sexualidad,  impureza, y otras..., que eran contrarias a la Ley misericordiosa de Jesucristo.

 

El sentimiento cristiano verdadero de los primeros siglos se mantenía vivo en muchas almas, en todos los pueblos hasta donde habían llegado los Apóstoles y los primeros cristianos..., desde España, hasta la China, pasando por todos los pueblos de Europa, Medio Oriente y Asia.  Estas almas eran la iglesia oculta, perseguida, y la iglesia de muchos misioneros de buena voluntad que no podían hablar libremente todo lo que sentían, pero que, a través de los siglos, lograron que el Evangelio llegara a todos  los pueblos del mundo.  Es cierto que detrás de muchos de estos misioneros llegaban otros con interpretaciones nocivas y leyes de hombres, pero el Evangelio, aun con mucho esfuerzo, llegaba a todos los pueblos..., para que los hombres de buena voluntad que tenían que recibir la Ley de Dios, la recibieran y pudieran descubrir, con la ayuda de Dios,  lo que era trigo y lo que era cizaña.   Y en este esfuerzo de los Apóstoles y de estos misioneros de buena voluntad, es en lo que nos centramos para hacer este estudio.

 

Nuestro esfuerzo está dedicado a recordar esta historia y estos hechos de los primeros cristianos y de muchos otros cristianos que los siguieron después, cristianos que llegaron a muchas partes del mundo, incluidos la India, la China y muchos otros lugares del Oriente..., hechos que muchos desean olvidar pero que nosotros guardamos en nuestro corazón con mucho reconocimiento, cariño y amor.

Sigue en el capítulo 1.




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De: Josediego Enviado: 30/09/2022 23:13

CAPÍTULO  1

 

LOS PRIMEROS CRISTIANOS QUE LLEGARON AL ORIENTE


LOS APÓSTOLES

 

Los griegos y después los romanos, en sus conquistas, siguiendo el camino de la ruta de la seda, llegaron hasta la India; y por esta misma ruta llegaron también judíos y cristianos.   Los Apóstoles San Bartolomé y Santo Tomás, siguiendo también estos caminos, llegaron hasta la India y predicaron El Evangelio.

Nuestro sentimiento nos empuja a recordar los hechos de aquellos dos Apóstoles, San Bartolomé y Santo Tomás, que más se separaron de su tierra natal para llevar el Evangelio hasta lugares tan extremos de Oriente, como la costa oriental de la India y las tierras de Catay (la China). Sin embargo, antes de entrar en detalle sobre los hechos de estos dos Apóstoles, queremos recordar aquí también a los demás Apóstoles como un homenaje a todos los cristianos.

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Palestina es una pequeña región que se extiende desde el desierto del Tih, cerca del Sinaí y llega hasta las montañas del Líbano.  El famoso río Jordán divide a Palestina en dos partes.  Gran parte de esta tierra es fértil y muchas de sus ciudades están rodeadas de naranjos, palmeras, olivos, almendros, etc.  Fue la tierra elegida de Dios y tierra reconocida por los cristianos como Tierra Santa, porque allí nació y se crió Jesucristo, y predicó El Evangelio hasta su muerte.


  Jerusalén es la capital de Palestina, y muy cerca de ella se encuentra Belén, pueblo pequeño donde nació Jesucristo.

 

Después de la muerte de Jesucristo, Jesucristo resucitó y se apareció a sus discípulos, y les mandó que predicaran El Evangelio en todos los pueblos, y que bautizaran a todos los creyentes en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  Los nombres de los doce Apóstoles eran: Simón, a quien El Señor puso el sobrenombre de Pedro; Santiago (el Mayor), hijo de Zebedeo; Juan, hermano de Santiago; Andrés; Felipe; Bartolomé; Mateo; Tomás; Santiago (el Menor), hijo de Alfeo; Tadeo; Simón cananeo y Judas Iscariote. Judas Iscariote fue el traidor que entregó a Jesucristo a los judíos por treinta monedas de plata, y después, atormentado por este crimen, se ahorcó.  

 

Los Apóstoles, después de ascender El Señor a los cielos, cuando aún se hallaban todos reunidos en Jerusalén, sintieron la inspiración de escoger al Apóstol que faltaba para seguir siendo doce, y entre todos los varones que más habían acompañado a los Apóstoles y a Jesucristo, se presentaron dos: José Barsaba, llamado Justo, y Matías.   Y orando, dijeron:   «Tú Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos escoges.......» «Echaron suerte sobre ellos y cayó la suerte sobre Matías, que quedó agregado a los once Apóstoles»  {Hechos, 1.

 

Pronto, los Apóstoles sintieron la llamada del Señor, que los mandaba distribuirse por todos los pueblos de la tierra que ellos pudieran alcanzar, para llevar a todos los hombres y mujeres que pudieran la Buena Nueva del Evangelio. Debemos recordar con cariño también no sólo a los Apóstoles, sino a todos aquellos discípulos de Jesucristo y de los Apóstoles que también los acompañaron, ayudaron, y muchos de ellos dieron su vida también, igual que los Apóstoles, para que florecieran en todas partes Comunidades Cristianas.

 

JESUCRISTO Y SAN JUAN BAUTISTA:  Murieron en Jerusalén.   En este lugar también fueron perseguidos muchos cristianos.

 

SAN JUAN APÓSTOL:  Marchó a Efeso, y luego fue desterrado a la isla de Patmos. Fue un gran Evangelista y luchador por la causa de Jesucristo, y de él se recuerdan muchos milagros. Murió de anciano.

 

SAN FELIPE:  Marchó a Escitia y luego a Hierápolis, en Frigia. Sus hechos son admirables, y murió crucificado como Nuestro Señor.

 

SAN ANDRÉS:  Marchó a Escitia, después a los sogdianos y a los pueblos de Etiopía y otros lugares. Su predicación fue acompañada de muchos milagros. Murió en Acaya, durante el imperio de Nerón. Murió crucificado, pero no clavado, sino atado con sogas para que su tormento durara más.

 

SAN SIMÓN Y SAN JUDAS TADEO:   El primero predicó en Egipto y el segundo en Mesopotamia. Después los dos marcharon a Persia. Predicaron en Babilonia y en diversas partes del país, hasta llegar a una ciudad muy importante llamada Suamir. Los sacerdotes de los ídolos, al ver los milagros que realizaba Dios a través de los dos Apóstoles, montaron en tanta cólera, que abalanzándose sobre Simón y Judas, los despedazaron.

 

SAN MATEO:  A este Apóstol le correspondió predicar en Etiopía. Antes de que los Apóstoles se separasen para predicar, San Mateo había escrito su Evangelio, siendo el primero de los Evangelistas, haciéndolo en lengua hebrea o siriaca, que era la común entre los hebreos. San Mateo en Etiopía sufrió muchas calamidades y convirtió a muchos a la fe de Jesucristo. Murió atravesado por las lanzas de los ministros del rey Hitarco.

 

SANTIAGO EL MENOR, HIJO DE ALFEO:  Era tenido por los demás Apóstoles en gran consideración y aprecio. Ananías, sumo sacerdote de Jerusalén, amenazó a Santiago para que no predicara en Jerusalén, pero Santiago aprovechó en la fiesta de Pascua, ya que habían acudido a Jerusalén muchos judíos, y subió a lo alto del templo, a una especie de azotea, para predicarles. Y les predicó a Cristo, y muchos cristianos le escucharon con alegría.  Sin embargo, los sacerdotes subieron a lo alto del templo, se apoderaron de Santiago, y lo arrojaron desde lo alto. El santo Apóstol no murió enseguida, y con las fuerzas que aún le quedaban aún pidió perdón para aquellos que le habían hecho tanto daño. Pero muchos judíos le rodearon y, sin piedad, comenzaron a lapidarle. Santiago el Menor había sido jefe de la Iglesia de Jerusalén durante 33 años.

 

MATÍAS:   Fue el Apóstol que había sido escogido en el lugar de Judas Iscariote. Los Apóstoles presentaron a dos de los discípulos que más les habían acompañado, y después de orar, lo echaron a suertes para que Dios escogiera entre ellos. Fue escogido Matías. A San Matías le correspondió predicar en el reino de Judea, y durante más de 30 años predicó también en Etiopía. La muerte de San Matías está referida en el libro de los condenados, donde se consignaban las condenas de muerte de los cristianos por haber “violado la ley de Moisés”, según decían ellos; también allí estaban consignados San Esteban y los dos Santiagos. Los judíos sentenciaron a San Matías a ser apedreado. Los romanos que gobernaban aquella provincia, horrorizados por este suplicio, se acercaron al santo, que ya estaba muy mal herido, y acabaron de matarle cortándole la cabeza.

 
 SANTIAGO EL MAYOR, HIJO DE ZEBEDEO:  Este Apóstol y Juan, su hermano, fueron llamados por Jesús Hijos del Trueno. Y más tarde, a Santiago el Mayor, se le llamó también luz y Patrón de las Españas.  Predicó Santiago en Jerusalén y en Samaría. Llegó a España, donde permaneció algún tiempo predicando, convirtiendo a nueve discípulos. Dice la tradición que en España se le apareció la Virgen, y que le animó a que siguiera predicando en España. Después de su predicación en España, Santiago volvió a Jerusalén, donde fue martirizado.  Allí, antes de morir, predicó con gran fervor El Evangelio de Jesucristo.  El rey Herodes, para contentar a los judíos, que odiaban a Santiago, ordenó que le degollasen. Dice la tradición que sus discípulos lo trajeron a España para ser enterrado.

 

SAN PEDRO:   Fue llamado príncipe de los Apóstoles. Pedro predicó con tanto amor a Jesucristo, que convirtió a muchísimos en Jerusalén, que luego se bautizaron. Intervino en el Concilio de Jerusalén y apoyó a Pablo, diciendo que a los cristianos no se les debía imponer ni la circuncisión ni las leyes judías.  Predicó también en Lidia, Sarón, Jopé, El Ponto, Galacia, Capadocia, Asia, Bitinia, y otras ciudades. Marchó el santo Apóstol a Roma acompañado de su discípulo San Marcos, que después escribió el Evangelio.   Iba llegando el momento en que San Pedro y San Pablo morirían, y los discípulos de San Pedro pidieron a éste que saliese de la ciudad.  San Pedro salió de Roma, y en un lugar llamado «Santa María ad Passus» se le apareció Jesús. Cuando San Pedro le preguntó al Señor que dónde iba, El Señor le respondió que a Roma, a morir crucificado otra vez. Entonces San Pedro comprendió que debía volver a Roma dispuesto a morir, y así lo hizo. Nerón prendió a San Pedro y a San Pablo, y mandó que San Pedro fuese crucificado y San Pablo degollado;  pero antes fueron azotados cruelmente. San Pedro y San Pablo se despidieron con gran amor y ternura antes de ser separados para morir. San Pedro pidió que le crucificaran con la cabeza hacia abajo, porque no quería morir como Jesucristo, por no sentirse digno de ello.  Ya en la cruz, antes de morir, habló a la multitud para que creyesen en Jesucristo, y después murió.

 

SAN PABLO: Aunque no es uno de los doce, fue considerado el Apóstol de los gentiles, y se hizo acompañar de varios de sus discípulos por las diversas ciudades donde predicaba. Uno de sus acompañantes fue San Bernabé, y otro San Marcos. A este fervoroso cristiano, San Pablo, se le atribuyen varias cartas doctrinales. Desde Jerusalén marchó a Damasco, y luego estuvo en Derbe, Listra, Iconio, Antioquía, Chipre, Siria, Cilicia, Macedonia, Atenas, y otros muchos lugares, llegando hasta Roma. En el concilio de Jerusalén, junto a Santiago y Pedro, defendió la libertad cristiana, frente a las leyes judaizantes. Este Apóstol fue un gran misionero y sufrió mucha persecución. En Jerusalén fue acusado por los judíos y los romanos, y encadenado lo llevaron hasta Roma, y allí estuvo preso.

A los 12 años del imperio de Nerón, éste lo mandó prender juntamente con el Apóstol San Pedro, y a San Pablo mandó decapitarlo. El lugar donde fue decapitado se llama “las tres fontanas”.Todos estos Apóstoles, junto con muchos discípulos, predicaron El Evangelio de Jesucristo e hicieron que en el mundo de Occidente brotaran miles de comunidades cristianas, y así es como se conoció El Evangelio en el mundo de Occidente hasta entonces conocido.

 

   

LOS APÓSTOLES DE ORIENTE  

 

BARTOLOMÉ Y TOMÁS LLEGARON AL ORIENTE

 

SAN BARTOLOMÉ:   No nos han llegado las actas más antiguas de los hechos de San Bartolomé, y las que se conservan datan de entre 450 y 550, procedentes de la provincia oriental del Imperio Bizantino y de origen nestoriano. El Homiliario cristiano Armenio nos indica que el Apóstol San Bartolomé predicó el Evangelio hasta la ciudad de Edén. Eusebio de Cesárea también nos cuenta que San Panteno (siglo ll) en su viaje que hizo a la India encontró allí las comunidades cristianas fundadas por San Bartolomé.

 

Cuando San Bartolomé llegó a la India, la idolatría, la superstición, y los sacrificios a los ídolos invadían aquellas tierras, como nos dicen sus hechos. Dios le escogió para a través de él hacer allí muchos milagros, y muchos enfermos le seguían con la esperanza de ser curados.   Llegó hasta la corte del rey Polimio, en Armenia,  y curó a la hija de éste de una terrible enfermedad. El rey quiso recompensarle con riquezas, pero San Bartolomé no las aceptó, sino que predicó al rey ampliamente la doctrina de la Redención. Este rey se convirtió a Jesucristo, pero su hermano, Astiages, adorador de los ídolos, cuando ascendió al trono, se enfureció contra San Bartolomé, y mandó que apalearan al Apóstol, y después de darle una enorme paliza, lo desollaron vivo.   Polimio, después de la muerte del Apóstol, dirigió la Iglesia de aquella parte del mundo a lo largo de veinte años.   Los hechos de San Bartolomé también nos recuerdan varios de los milagros que hizo el Señor a través del Apóstol después de su muerte.

 

SANTO TOMÁS:  Después de que recibieron el Espíritu Santo todos los Apóstoles, Santo Tomás, predicó en Jerusalén y Judea, y luego marchó a predicar a Oriente.  Y según la tradición, allí encontró a los tres sabios de Oriente (los que fueron un día a Belén a adorar al Niño Jesús) . Los bautizó y los tomó por compañeros en sus trabajos y en su predicación.  Con él estaba también Tadeo, uno de los doce discípulos, que más tarde iría a predicar El Evangelio a Agabaro, rey de Edesa.   Santo Tomás predicó a los medos, persas, hircanos, y brahmanes, llegando hasta la India.  

 

También estuvo en Etiopía, donde bautizó a muchos discípulos. Estuvo en muchos países, y llegó hasta la China, pero donde más tiempo permaneció fue en la India Oriental.  Allí hizo Dios a través de Santo Tomás muchos milagros y muchas conversiones.   Sin embargo, los brahmanes o sacerdotes de los ídolos se llenaron de odio contra Santo Tomás, y un día, hallándose el santo Apóstol en una cueva, cerca de la ciudad, haciendo oración, y arrodillado ante una cruz que tenía esculpida en una piedra, se lanzaron sobre él los brahmanes y uno de ellos le atravesó con una lanza, matándole.  Sus discípulos tomaron el cuerpo de Santo Tomás y lo sepultaron en la misma iglesia que él mismo había hecho edificar.   Todo esto ocurría en el primer siglo de nuestra era, cerca de la ciudad de Meliapur, junto al golfo de Bengala. Gobernaba en aquel tiempo aquella ciudad el rey Sagamo.

 

Según la tradición, un discípulo de Bardesanes compuso hacia el año 200 los Hechos de Tomás.  Las Escrituras que narran los hechos de Juan, Pedro, Pablo, Andrés y Tomás fueron prohibidas y arrojadas a la hoguera en el siglo V por orden del sumo pontífice León el Grande, que las tachó de peligrosas mentiras heréticas.

 

En la India se mantiene la tradición de que Santo Tomás llegó allí por el camino de la seda, que atravesaba Persia y el Tíbet.

 

Los Hechos de Tomás, conservados en el Este de Siria, sobre todo por los cristianos caldeos, comienzan hablándonos del reparto que se hicieron ellos mismos para evangelizarlos.  Estos informan que Santo Tomás fue enviado a Gundapher, rey de los indios. Según una tradición de los cristianos de Santo Tomás, habría fundado en estos territorios siete protocomunidades.

Sigue en el capítulo 2.



Respuesta  Mensaje 3 de 123 en el tema 
De: Josediego Enviado: 30/09/2022 23:14
Capítulo 2

COMENTARIO A LA HISTORIA DE LA INDIA DESDE ANTES DE JESUCRISTO:

Los historiadores, como Heródoto, Arriano y otros, no ven en los pueblos que ellos conocen de la India ninguna religión grande y extendida. Mayormente ven ignorancia, superstición, y muchas tradiciones dignas de pena... Las primeras conquistas extranjeras de la India de las que se tiene noticias fueron las de Darío del imperio persa, que llegó hasta las mismas puertas del Punjab y dominó la región al oeste del Indo, que quedó incorporada al imperio persa.

Después de estas conquistas, Alejandro Magno conquistó el Irán y también llegó hasta las tierras bañadas por el Indo; atravesó el río Hydaspes y llegó hasta el Hifasis, sin embargo, sus soldados no quisieron seguir más lejos, por aquellas desconocidas tierras de la India. Después marchó contra Magadha, se apoderó del trono y estableció su dinastía en estas tierras de la India. Su capital fue Palibothra (323-322).

La India y Siria fueron colonizadas por sucesivas expediciones de griegos: Alejandro; Antíoco; Eucrátides, 175; Menandro, 155, etc. Y desde entonces empezaron a dominar los griegos sobre la India.

También los romanos siguieron a los griegos en estas conquistas de la India y de la China, buscando la ruta de la seda. Después de los griegos quisieron invadir el Oriente, atraídos por las riquezas que allí se encontraban, pero su invasión fue parada por los partos y otros pueblos de Asia. Estos últimos acontecimientos ocurrían ya bien entrado el primer siglo de nuestra era.

Los judíos, por otra parte, también afirman que sus comunidades llegaron a la India quinientos años antes de Jesucristo, sobre todo los judíos que habitan en Kerala, al sur de la India. Muchos judíos, como nos dice la Biblia, se dispersaron por muchos pueblos muy alejados de Palestina, después de la destrucción del primer templo de Jerusalén por los ejércitos babilonios de Nabucodonosor, 600 años antes de Jesucristo, aproximadamente.

También se dispersaron muchos judíos de Palestina después de la segunda destrucción del templo de Jerusalén. Esta destrucción fue llevada a cabo en el año 70 después de Jesucristo por los ejércitos romanos mandados por el general Tito.

Muchos judíos habitaron en Mesopotamia durante el imperio de los partos (siglo ll antes de Jesucristo). Luego, muchas de estas comunidades judías, se extendieron por Persia, Armenia, Afganistán y la India.

En todos estos detalles anteriores nos hemos remontado desde el principio de la historia de estos pueblos, hasta el siglo primero después de Jesucristo, y vemos que la historia nos narra cómo los imperios más antiguos del mundo, como los medos, los persas, los griegos, los romanos y judíos, influyeron directamente en transmitir sus culturas a los habitantes de la India.

Pero, sobre todo, los que más influyeron en transmitir su cultura y religión, desde el primer siglo de nuestra era, fueron las comunidades cristianas. Desde la llegada de los Apóstoles se fueron extendiendo estas comunidades por toda Asia, y en tiempos de las primeras invasiones mahometanas de la India, siglo Vlll, nos cuentan los historiadores cristianos de aquellos tiempos, como el metropolitano nestoriano Mar Abraham y otros misioneros, que las comunidades cristianas en la India y en otros muchos lugares de Asia, eran numerosísimas.

Hay que destacar que desde los siglos V al Vlll, existían dos grandes comunidades cristianas en Asia: los cristianos de Santo Tomás, que habitaban al sur de la India, sobre todo en las ciudades de las costas, y los cristianos nestorianos, también llamados caldeos, que se extendieron por toda Asia, llegando hasta el Tíbet y la China.

A partir de la dominación árabe, muchas de estas comunidades fueron despareciendo, y cuando el famoso mercader veneciano Marco Polo llegó a estas tierras de Asia, él nos describe en sus relatos que encontró a estas comunidades ya muy perseguidas por diversas corrientes religiosas enemigas de los cristianos que desde hacía bastante tiempo se iban desarrollando.

Después de Marco Polo hicieron muchos esfuerzos franciscanos, jesuitas, y otros misioneros de otras órdenes, en propagar el Evangelio y hacer grandes comunidades cristianas en Asia. Pero la persecución iría cada vez más en aumento contra los cristianos, y también por las luchas internas, entre las diferentes confesiones cristianas, como eran los cristianos de Santo Tomás, cristianos nestorianos y católicos.

En estos últimos años, la gran mayoría de estas comunidades cristianas, que llegaron a ser tan numerosas en Asia en la Edad Media, han desaparecido casi por completo, y las últimas noticias que nos llegan casi diariamente, son desastrosas en cuanto a los pocos cristianos que quedan ya, sobre todo en Asia y en África. Son muchos los que han sido perseguidos y muertos, pues en muchos de estos pueblos llamarse cristiano hoy día es correr un gran peligro.

RELACIONES ENTRE PERSIA, EDESA Y EL ORIENTE, Y LA EXPANSIÓN MISIONERA EN EL ORIENTE

En los primeros años del Cristianismo, y ciertamente antes de finales del s. ll, parece que los cristianos de la India tenían relaciones con la Iglesia de Edessa. En los alrededores de Edesa se habían encontrado los Hechos de Tomás (Acta Judae-Thomae), y también un Evangelio arameo o siríaco, que había encontrado en la misma India San Panteno. Y ya, desde el 325, Edesa mantenía estrechas relaciones con la Iglesia Cristiana de Persia :

EDESA: Antigua ciudad mesopotámica (actual URFA, en Turquía), ocupada por los asirios y ampliada después por Seleuco l , se llamó Antioquía bajo Antioco Vll y en la época bizantina fue un importante centro cristiano, donde se encontraba una escuela cristiana y algunos monasterios, hasta que cayó bajo la dominación árabe en el año 639.

SOBRE LOS HECHOS DE BARLAAM Y JOSAFAT

La actividad misionera de los cristianos nestorianos siempre tuvo un contacto bastante frecuente con las Comunidades Cristianas de la India, desde los primeros siglos. Mientras esta actividad misionera cristalizaba más ampliamente en la India, centro de Asia y China, los Cristianos de Santo Tomás en la India sufrían mucha persecución, a la vez que hacían muchas conversiones, según nos cuenta la historia.

Una de éstas, de la que queremos hablar ahora, es la de un príncipe indio llamado Josafat. Esta historia se cree que fue recogida por los misioneros nestorianos, y se daba a conocer seguidamente a las Comunidades Cristianas de Occidente.

Según la tradición fue escrita y llevada a Jerusalén por San Juan Damasceno (siglo VII), siguiendo la tradición de los Cristianos de la India. Barlaam, asistido por la gracia divina, convirtió al Cristianismo al príncipe Josafat, llamado también Budasaf por otros escritores, cuando ya la religión cristiana se había desarrollado grandemente en la India, y todas estas tierras estaban llenas de predicadores y de monjes.

Se conservan algunos manuscritos griegos sin datación sobre la historia de Josafat y Barlaam, que pueden remontar su antigüedad hasta el siglo X. El más antiguo de los datados que se conservan es de 1021 (ms. V. 3692 de Kíev), que fue descubierto en Odessa y que procede de Atos.

Según cuentan estos hechos, un rey de la India llamado Abenner, muy enemigo por cierto de los cristianos, que no tenía hijos, después de mucho tiempo esperando un hijo, por fin la Providencia le dio uno, y le dio el nombre de Josafat.

Cuando nació el niño llegaron al palacio muchos astrólogos para predecir el futuro del niño, y entre ellos el último que habló le dijo al rey que aquel niño no sería el heredero de su padre, sino que se convertiría a la religión de Jesucristo. El rey se asustó mucho por esta predicción y quiso aislar al niño del contacto de los cristianos, y para ello mandó construir un gran palacio y allí mantuvo al niño hasta que fue mayor, rodeado de placeres.

Un día, ya siendo hombre, cuando iba de paseo con unos acompañantes, encontró a dos hombres, uno de ellos era ciego y el otro leproso, y esto le produjo una gran tristeza. Poco tiempo después, paseando por el campo, encontró a otro hombre muy viejo, todo encorvado y con la cara llena de arrugas.

Al ver el estado tan penoso de aquel hombre preguntó a sus acompañantes que a qué se debía tanta desgracia. Luego se preguntó a sí mismo y preguntó a los demás sobre la muerte, pero nadie le supo contestar de forma que calmara su ánimo.

Y así permaneció triste mucho tiempo, hasta que un día encontró a Barlaam, Santo predicador cristiano, y encontró en este hombre todas sus respuestas.

Cuando el monarca se enteró de que su hijo se había hecho cristiano calló enfermo de indignación. Fueron muchas las cosas que intentó el rey para seducir a su hijo, pero todas estas cosas no vencieron a Josafat, pues éste pidió ayuda a Dios en la Oración y logró escaparse de todas las trampas. Después, lleno de alegría y confirmado en las enseñanzas cristianas, huyó al desierto, donde vivía Barlaam, y encontrándolo se quedó a vivir con él con mucha alegría. Estos dos cristianos llegaron a ser tan amigos, que cuando murieron los enterraron a los dos juntos.  Esto fue por obra y conocimiento del rey que gobernaba aquellas tierras en aquel tiempo, llamado Baraquías.

Este pequeño relato, resumen de los hechos de estos dos santos, sólo recoge el recuerdo de unas pocas maravillas de las muchas que hizo Dios a través de ellos. Es un gran ejemplo de humildad y reconocimiento del amor que se debe a Jesucristo y a su Evangelio.

Este ejemplo también fue conocido en la India y otros lugares de Asia por grupos religiosos orientales, que tuvieron en cuenta este ejemplo para enriquecer sus enseñanzas.

MARCO POLO LLEGA A LA ISLA DE CEILAN A FINALES DEL SIGLO XIII.

Marco Polo en uno de sus últimos viajes por las tierras y mares de Oriente, llegó a la famosa isla de Ceilán y allí descubrió que los nativos de esta isla recordaban un relato muy parecido a los hechos de Barlaam y Josafat..., pues ellos recordaban que sus antepasados habían venerado siempre a un príncipe llamado Sagamoni que había llegado a esta isla huyendo de la vanidad y los lujos que le ofrecían en su palacio, buscando a su Creador para encontrar la verdad y para servirle.

El relato de Marco Polo en cuanto a este príncipe te deja sobrecogido por el parecido que tiene con los hechos de Barlaam y Josafat. Las principales y más conocidas religiones del Oriente recogen en sus enseñanzas y ejemplos muchos ejemplos que tienen una raíz común con el Cristianismo.

Éste fue el legado que dejaron todos aquellos héroes llamados Apóstoles y discípulos de Jesucristo para los habitantes de todas aquellas tierras que conocieron desde el primer siglo las enseñanzas del Evangelio de Jesucristo.

Por motivos de las grandes persecuciones, durante mucho tiempo muchas comunidades cristianas quedaron aisladas, y tuvieron que respetar y aceptar las tradiciones que les envolvían. Esto hizo que los nativos de aquellas naciones confundieran, en parte, las enseñanzas cristianas con sus símbolos, tradiciones y costumbres.

Por eso, los nombres de sus héroes y dioses pueden ser diferentes, según las tradiciones de estos pueblos, pero la marca inconfundible de la enseñanza de Jesucristo es común durante siglos para todas las corrientes religiosas desarrolladas en Oriente…, desde confucionistas, taoístas y bonzos adoradores de xaca, en la China, hasta las diversas corrientes hinduistas, jainistas y budistas, en la India y otras partes de Asia.

De entre todas estas corrientes religiosas, la más parecida a los cristianos católicos, por algunas de sus enseñanzas y prácticas religiosas, es el lamaísmo. Muchos que han vivido en el Tíbet y han conocido esta corriente religiosa han llegado a llamar a esta religión: el catolicismo amarillo o de Oriente.

Sigue en el capítulo 3.




 
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