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Dios te bendiga¡

 

 

Dios habla por medio de la Convicción

El Espíritu Santo habla a nuestra conciencia para redargüirnos. convencernos de pecado y convencernos
de justicia (Jn 16:7-11). El Espíritu nos redarguye con el propósito de convencernos de que es necesario
arrepentirnos, lo cual significa volvernos y empezar a andar por el camino correcto, en vez de continuar
en la dirección equivocada en la cual íbamos.
Ser convencida de pecado es algo totalmente distinto a ser condenada de pecado. Me llevó mucho
tiempo aprender esto, así que, erróneamente, me sentía condenada cada vez que el Espíritu Santo
me hacías notar que había en mi vida ciertas cosas que no eran la voluntad de Dios.
La convicción se propone liberarnos de algo, para que podamos avanzar en el plan y
la voluntad de Dios para nuestra vida. En cambio, la condenación nos empuja hacia abajo,
cargándonos con el peso de la culpa.
Es saludable y normal que nos sintamos cupables en el momento en que nos convencemos de pecado,
pero mantener ese sentimiento después de que nos hemos arrepentido no lo es, y tampoco es la voluntad
de Dios. La convicción que viene de parte del Señor no nos agobia con acusaciones que nos avergüencen.
La vergüenza nos llena de un terrible sntimiento de afrenta y de un angustiante remordimiento,
muchas veces por algo que no pudimos evitar. Frecuentemente, las víctimas de abuso sinten vergüenza
aun sin haber hecho nada para provocar la crueldad que les infligieron. La vergüenza es una desviación
que el diablo usa para reprimirnos y condenarnos.

"Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo
sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque
no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios
(Jn 3:17-18)

A la mujer sorprendida en el acto del adulterio se le concedió la oportunidad de descansar en la seguridaddel nombre de Cristo. Según la ley, ella era culpable, de quebrantar un mandamiento de Dios, y los fariseos querían apedrearla. Pero Jesús le demostró a la multitud que Él no había venido al mundo para enviar a los pecadores a la muerte, sino a librarlos de su pecado para que pudieran vivir una vida abundante. Jesús le mostró a esa muchedumbre que todos ellos también eran culpables de quebrantar la ley de una forma u otra, e invitó a los acusadores a que procedieran a apedrearla, con la única condición de que ellos no fueranculpables de haber violado la ley. La Palabra dice:

"Pero al oír ellos esto, se fueron retirando uno a uno comenzando por los de mayor edad, y dejaron
solo a Jesús y a la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, le dijo:
Mujer, ¿dónde están ellos? ¿Ninguno te ha condenado? Y ella respondió:
Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo:
Yo tampoco te condeno. Vete, desde ahora no peques más"
(Jn 8:9-11 LBLA)

Señor: Muéstrame mi pecado. Convénceme de aquello que esté haciendo que
quebranta tu ley de amar a los demás. Hazme ver cuando trato duramente
a otros. Mantén sensible mi conciencia para oír tu voz, y dame poder para
ser libre de pecado. Amén

Joyce Meyer

Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo.
—Salmo 119:165

 

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Feliz Dia¡
 
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