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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Vasijas De Honra  (Mensaje original) Enviado: 27/09/2009 19:21

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Qué privilegio tan grande se nos ha concedido! Ser madres.

Qué privilegio tan grande se nos ha concedido! Ser madres. No importa la época ni la circunstancia que nos toque enfrentar, la maternidad impone demandas físicas, mentales, emocionales y espirituales a las que todas,  alguna vez, tendremos que enfrentarnos.

Cuando conversamos sobre maternidad  no es difícil escuchar la expresión: “en mis tiempos las cosas no eran así”. Pero en los míos tampoco. Es que cada tiempo tiene su reto y este es nuestro tiempo y tenemos una expectativa por delante que es muy similar a la que tuvieron nuestras madres y abuelas, colocar a nuestros hijos en un mundo que sea más agradable para vivir.

Es verdad que las cosas lucían más sencillas antes cuando éramos chicas. La gran mayoría tenía un itinerario estándar, llegar de la escuela, colgar el uniforme, participar de algún modo en la tarea de la casa, hacer las asignaciones de la escuela y después… a jugar en el frente de la casa, ir a la papelería y comprar muñequitas de papel y pasar la tarde cambiándole vestiditos, o sentarnos a leer paquitos de Kalimán, Archi, o cualquier tirilla cómica que estuviera de moda.

Todo eso formaba parte del hacer diario de una mama y los hijos se sentían muy cómodos sabiendo que al abrir los ojos el desayuno estaba puesto en la mesa, ella misma nos despertaba, estaba ahí vigilando si traíamos un cuaderno roto, si sacábamos buena calificación o si en el bulto había alguna cosa que no nos pertenecía para obligarnos a devolverla a su dueño a la mayor brevedad posible.

Añorar con nostalgia ese tiempo está bien. Comparar ambas épocas puede resultar gracioso. Evaluarla no está mal. Pero ¿retroceder? imposible. Eso ya pasó. Tenemos un reto similar por delante. Mamá es mamá… no importa el siglo en que estemos… Somos identificadas por lo mismo, el gran amor que sentimos por nuestros hijos.

Mira mamá, te hablaré en confianza, sé que me entenderás, porque  sabes perfectamente de ese miedo que una noche más que otra nos sobrecoge cuando vemos pasar las horas en el reloj y los muchachos no llegan y presuponemos un accidente; sabes de esa penita que nos asusta cada vez que alguien habla de droga y miramos con profundidad a nuestros hijos como queriendo decirles: ¿tú no, verdad?… Dime que tu no andas en vicios…  tú sabes de qué te hablo; de ese dolor de saber que tu niña está embarazada o se está envolviendo en juegos tenebrosos en la Internet. Uno escucha tantas cosas, todas horrendas y bochornosas, pero jamás pensamos en que eso puede tocar nuestra puerta…

Quisiera, de algún modo, transmitirte fe. Hablo de fe porque creo firmemente que las cosas pueden cambiar. Que hay esperanza. Créelo.

Embarazos Milagrosos
Sé de dos mujeres que salieron embarazadas con escasos meses de diferencia. Una era estéril, la otra una sencilla virgen.

Tenían en común tres cosas: 1) su embarazo milagroso. 2) A las dos les anunció un ángel. 3) Tenían en su vientre hijos que cambiarían al mundo.

Un día un ángel de le apareció a una chica muy joven llamada María y le dio un anuncio que la dejó en shock, traería al mundo a Jesús, el hijo de Dios. Frente a tal anuncio corrió a prisa donde su prima Elizabeth, ya que en la conversación el ángel le dijo que ésta, aunque era estéril y anciana, también estaba embaraza.

Cuando ambas “madres” se juntaron se dio algo tan poderoso como sorprendente, el saludo de María impactó tanto a Elizabeth que la criatura en su vientre saltó de gozo y la misma Elizabeth fue llena del Espíritu Santo, Lucas 1: 36-42.

¿Qué tenían esa mujeres en común? Ambas cargan en su vientre a bebés que cambiarían al mundo.

Sé que María debía conocer a otros parientes, pudo llamar a su novio, o  alguna amiga cercana, pero prefirió correr a prisa a la montaña porque identificó a una mujer que tenía la misma carga que ella, en su vientre estaba el salvador del mundo y en el de su prima, estaba  Juan el Bautista, que le prepararía el camino al salvador. Hicieron una especie de “asociación de madres” que generó algo poderoso.

Ellas sabían el potencial que había en lo que cargaban y criaron a sus hijos con el enfoque correcto dando prioridad al destino final que estos tendrían.

¿Te digo algo? Tú tienes que identificar lo que cargas. Cargas algo poderoso, sí, créelo. Ese pequeño que tienes en brazo puede ser un ilustre cirujano o un drogadicto. ¿Qué decides sacar de él? Identifica lo que cargas y al igual que María, identifica mujeres que carguen lo mismo que tú y unámonos, puede ser que  muchas madres, al igual que Elizabeth, sean llenas de lo que tu tienes y reciban toda la sabiduría, el amor y el toque divino que necesitan… tus hijos, al igual que Juan el Bautista, será impactado y saltarán de gozo, el resultado será una generación de hombres mejores,  alegres y de estructura psicológica más firme.

Por años he escuchado un pensamiento muy sabio que dice: que la mano que mece la cuna gobierna el trono, y definitivamente es así. No conozco a nadie que tenga más influencia que una mujer, es que más de la mitad de la población mundial es mujer,  y el resto vino al mundo a través de una mujer, eso nos pone en un lugar de preferencia porque con ese privilegio tan grande que Dios nos ha dado tenemos la facultad de realizar cambios medulares en nuestro entorno y por vía de consecuencia, también en el mundo.

¿Qué estás haciendo con tanta influencia, la estás dejando todas en el trabajo, en la calle, en el gimnasio, con tus amistades, en el teléfono o en la computadora? Es cierto que no podemos volver atrás, pero sería bueno que empezáramos por el principio y rescatar muchos valores que sin querer hemos  echado a la basura. Tú sabes de cuáles hablo.

¿Cuál es tu prioridad? Yo sé que son tus hijos. Pues te tengo una buena noticia. Estamos a tiempo. Las cosas van a cambiar, está muy bien que le demos ipod, celulares, ordenadores, vacaciones, viajes a Disney y otros lugares; pero es necesario que también tengan nuestro tiempo, la expresión y manifestación de nuestro amor, nuestra corrección, los hijos necesitan autoridad.

Tomemos lo mejor de lo viejo e insertémoslo en lo mejor de lo nuevo. Después de eso, encomendémonos a Dios. Te lo digo de corazón, Dios es maravilloso y resolviendo problemas es tremendo… no pierde un caso. Oremos. A nuestros hijos les hace falta Dios. La oración obra milagros, no permitas que salgan a la calle a enfrentarse con el día sin haberlos encomendado a Dios.

Te ofrezco una oración, y cuenta con que la mano de Dios estará sobre los tuyos como respuesta  a tus peticiones.

Muchas mujeres hicieron el bien pero tú las sobrepasas a todas. Tus hijos se levantan y te llaman bienaventurada… se levanta tu marido y también te alaba. Prov.31:28-30

¡Felicidades, mamá!

franciatejera@gmail.com

 

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