UNA MUJER QUE SE ACEPTA A SÍ MISMA

No hay nada que destruya más tu habilidad para ser una mujer en excelencia, una mujer creativa y una mujer que sepa convivir con los demás como el creer que eres de poco valor.

El aceptarte a ti misma es la clave mayor para aceptar a otros. Lo que pensamos de nosotras mismas influirá en todas nuestras acciones y actitudes hacia los demás.

Un conocido Psicólogo cristiano dijo lo siguiente: "Si yo pudiera dar una receta a cada mujer del mundo, sería: una dosis grande de autoestima y valor personal, tomada tres veces al día, hasta que los síntomas desaparezcan. No dudo de que ésta, sea su mayor necesidad".

El primer paso para tener esa buena autoestima es saber y aceptar lo que Dios piensa de ti. Si verdaderamente aceptas la evaluación de Dios, el Creador del Universo,puedes levantar tu cabeza con dignidad y saber que eres de gran valor. Y, ¿que piensa Él de ti?

Siendo hija de Dios, a través de Jesús, Él dice que eres: "acepta en el Amado" (Cristo) Efesios 6:1; eres "La niña de su ojo" Zacarías 2:8; eres "hechura suya" Efesios 2:10 que significa "Obra maestra" y eres una "nueva criatura" 2 Corintios 5:17.

Yo puedo vencer el rechazo o el desprecio de otros, aún de la familia, cuando estoy segura de la aceptación de mi Padre celestial. Basada en esto, tengo una buena autoestima, aceptándome a mí misma.

Necesito aclarar una cosa: el amarse a sí mismo NO es egoísmo. Cristo nos enseñó a amar al prójimo "como a sí mismo". Uno no puede amar a otros si se deprecia a sí mismo. El egoísmo, o ser egocéntrico, produce fruto negativo, mientras el amarse a sí mismo produce fruto positivo.

Y ¿cuál es el fruto positivo? La mujer que se acepta y ama a sí misma no está controlada por los celos, ni la envidia, ni la competencia con otras mujeres. Ella valoriza su propia individualidad.

A mí, en lo personal, me ayudó estudiar un poco de los cuatro temperamentos, y así, darme cuenta de que mi temperamento tiene virtudes que los otros temperamentos no tienen, y que los otros tienen sus debilidades, juntamente con sus virtudes. Antes, yo veía nada más mis debilidades, y deseaba ser alguien que no era. Ahora, puedo dar gracias a Dios que soy quien soy, y que por su gracia estoy venciendo mis debilidades y acentuando mis virtudes. Espero que este breve estudio sea lo mismo para ti. Si tú has estudiado el tema de los temperamentos, ya sabes que hay cuatro básicos, y que somos una combinación de dos o más, con uno que sobresale.

Primeramente, tenemos a los SANGUÍNEOS. La mujer sanguínea es la mujer vivaz, extrovertida, simpática y con más capacidad innata de disfrutar cada momento de la vida. Ella es "la vida de la fiesta", optimista, y espontánea y que le gusta hablar. Tiene el potencial de ser una creyente encantadora y fructífera si se vuelve más disciplinada,  porque algunas de sus debilidades son la falta de disciplina, la inestabilidad, la exageración y que habla antes de pensar.

También, hay la mujer MELANCÓLICA.

Esta es la mujer leal, meticulosa, detallista con más capacidad de reflexionar y autosacrificar que cualquier otra. Sin embargo, debido a su debilidad de vivir centrada en sí misma, está deprimida y llena de crítica hacia los demás, la mujer de temperamento melancólico es la que más sufre, y termina limitando sus talentos y dones. Tiene el potencial de ser una creyente amorosa, y capacidad de ayudar a quienes están a su alrededor, si logra superar su actitud crítica y pesimista.

Luego, viene la mujer COLÉRICA. Esta es la mujer segura de sí misma, optimista, bien organizada y firme en sus decisiones. Su dinamismo le da la capacidad de ser una líder maravillosa, si no ofende y pisotea los sentimientos de todos los que se cruzan en su camino, cuyos temperamentos son menos fuertes. Si permite al Espíritu Santo suavizar su insencibilidad hacia los demás y su tendencia a ser dominante, puede ser usada grandemente por Dios como líder eficaz.

Después, hay la mujer FLEMÁTICA. Esta mujer, tranquila y pacífica, es probablemente la que mejor se relaciona con sus semejantes, gracias a su naturaleza de práctica, placentera y equilibrada. Suele mantener la distancia a los demás y evita comprometerse. Su prinicpal necesidad es reconocer que su actitud temerosa, indiferente y apática no es de Dios, que la puede superar y ser una bendición.

Debes identificarte y también identificar a tu cónyuge. Después, da gracias a Dios que eres quien eres. Recuerda, ninguno de los temperamentos es mejor que el otro. Cada uno tiene su lado positivo y su lado negativo, pero tú puedes vencer tus debilidades y acentuar tus virtudes.

La mujer por excelencia no critica, ni a los demás, ni a sí misma. Ella reconoce que es una creación original, hecha a imágen de Dios, y por lo tanto, de gran valor.

Tomado del libro "La excelencia en la mujer" "La mujer que transforma el mundo" de Gloria Ricardo.

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