Son unas imágenes extremadamente duras y que, advertimos, podrían herir la sensibilidad del lector. El vídeo recoge a un islamista tunecino cortando la cabeza de un hombre joven por el ‘delito’ de apostasía.
El “crimen” del infortunado fue convertirse al Cristianismo y negarse a renunciar a su nueva confesión. Sin duda, un mensaje para aquellos que en Europa trabajan para la exterminación de la identidad europea bajo la mascarada grotesca del antirracismo, la multiculturalidad y la tolerancia.
¿Debemos ser tolerantes con el verdugo de la imagen o con los miembros de «Sharia – Belgium» que, amparados por las leyes suicidas europeas, ya ni siquiera ocultan sus ambiciones aniquiladoras?
Un joven es sujetado fuertemente por un grupo de hombres enmascarados. Tiene un cuchillo asido a su garganta.
Sorprende la actitud de la víctima. No lucha y parece resignado a su fatal destino. De fondo, alguien canta unas aterradoras letanías musulmanas. En sus estrofas se condena el Cristianismo, que llama “fe politeísta” : “Que Dios sea vengado en el apóstata politeísta”,”Que Alá consolide su religión, que sea victoriosa contra los politeístas”, “Alá derrotará a los infieles a manos de los musulmanes”, “No hay más Dios que Alá y Mahoma es su mensajero”, dice el asesino musulmán.
Tras sus estrofas, el infernal grito de “¡Allahu Akbar!” A continuación, el verdugo comienza su sangrienta tarea.
Sorprende la actitud del ‘apóstata’, que musita una oración. El yihadista asesino (disculpe por la redundancia) emplea casi dos minutos en rebanar el cuello del cristiano, entre gritos y consignas islámicas pronunciadas en estado de trance.
Este es el futuro que espera a Europa a la vuelta de algunas esquinas generacionales. Hay suficientes evidencias para haber desterrado al islam de nuestro espacio de convivencia.
Hace unos días, un destacado líder salafista egipcio dijo que ningún musulmán tiene el derecho a dejar el Islam. Lo dijo abiertamente, sin matices, empleando como fuente uno de los hadices mahometanos: “El que abandona su religión, mátalo”. Autorizados manuales jurídicos del Islam hacen hincapié en que la apostasía es un crimen que debe castigarse con la muerte.
El primer califa, Abu Bakr as-Siddiq, suegro de Mahoma, ordenó quemar, decapitar y cruxificar a decenas de miles de personas porque trataron de romper con el Islam.
De acuerdo con la Enciclopedia del Islam, la obra de referencia más autorizada sobre el Islam en idioma inglés, “hay unanimidad en que el apóstata varón debe ser condenado a muerte”.
El video recoge también otro hecho que se repite a diario en Europa: La invocaciones de los musulmanes a Dios casi siempre contienen peticiones de castigos corporales para los infieles.
En algunas mezquitas europas, durante los rezos del viernes, los imanes recitan rezos repletos de odio y en los que se pide por ejemplo que el cáncer y otras enfermedades mortales devoren a los infieles.
Las autoridades lo saben, pero callan y miran para otro lado. Los intereses petrolíferos de la casta corrompida es lo primero. Así hasta que el control islámico de Europa sea absoluto. Ni siquiera Spengler se mostraría hoy seguro de que un puñado de soldados pudiese terminar salvando a nuestra civilización de las garras de los islamistas y de sus cómplices políticos, mediáticos y financieros.
Incluso durante el ritual que miles de musulmanes llevan a cabo cada año en La Meca, en el momento de circunvalar la Kaaba, una voz atronadora pide a Dios que los “infieles” terminen convertidos en “rehenes de la miseria; que sufran dolores implacables y dolencias sin tregua; que sus vidas estén marcadas por la tristeza y el dolor y que acaben sus días humillados y oprimidos”.
Esta es la ‘religión de paz’ que la casta traidora europea nos impone como un mantra en el dietario de lo políticamente correcto.
Fuentes: Alerta Digital & Poste de veille