Cuando todo parecía,
confundirse en la neblina,
apareciste en mi vida,
para despejar con suavidad,
en forma imperceptible,
la turbulencia de mis días...
Fuiste como un cálido viento,
que apaciguó al frío,
me dio calor, mi brindó alivio...
Tu presencia marcó
un antes y un después,
un descanso luego de la fatiga,
un bello día de sol,
cuando todo nublarse parecía...
Tu presencia fue el mismo amor,
que abrió las puertas de mi dicha,
dejando atrás, en el camino,
todas la nostalgia...
Dulce y tenue presencia la tuya,
que me trae a la realidad,
sin dañar, sin perturbar,
tan sólo acompañar mi alma
en este vivir,
en este trajinar de los días..