Dice, sin mover las alas, que ella nació hada, "ni buena ni mala, pizpireta", recalca, y que condición tan mágica le permite saber quién es, manejar las riendas de su vida y, además, conocer qué es lo que conviene hacer "para que no nos la den con queso". Un secreto que Rosetta Forner ha querido compartir.

Por eso ha escrito "Que no te la den con queso" (Editorial Zenith/Planeta), un libro que ayuda a "encontrar el manual de instrucciones que todos llevamos dentro, a usarlo y a sacarle partido", comenta esta mujer "afortunHada" -"con hache intercalada", apostilla sonriente- y a quien serlo le ha hecho millonaria "en cariño, amor y alegría".

Y para que no quede la más mínima duda de que la entrevistada es un hada de verdad, antes de comenzar su charla con EFE sobre el libro abre el bolso, saca de su interior la varita mágica que siempre le acompaña y roza con ella la cabeza del periodista que, atónito, se dispone a formular la primera pregunta.

La intención de Rosetta Ferrer, antigua publicista hoy dedicada al "coaching" personal y empresarial, además de colaboradora en diversos medios de comunicación, al escribir este libro no es tanto que sus lectores ahorren en psicólogo "como que aprendan a manejar mejor su vida. Enseño a prevenir, pero también a curar", dice.

A prevenir y curar las heridas que provocan quienes "intentan dárnosla con queso", y que ella identifica con una variopinta fauna bípeda en la que, entre otras especies, sobresalen los que denomina "tocapelotis", "torquematis", "miseratis", "desvaloratis" y "manipulatis".

Ello no implica, continúa, que "para que no nos la den con queso vivamos a la defensiva o a la ofensiva. No. Hay que vivir a la asertiva, y sabiendo que, muchas veces, las cosas no son lo que parecen".

De natural optimista, esta mujer que va por la vida "con la cabeza alta y una buena autoestima", y que huye de victimistas y derrotistas, anima en su libro a hacerle "pedorretas a todo el status quo" y a "dejarnos de sandeces", porque "es tiempo -escribe- de ser simplemente genuinos, singulares".

"Podemos vivir mejor, no tenemos porqué ir dándonos coscorrones que son innecesarios, si bien hay coscorrones, entre comillas, inevitables. No pretendo una sociedad de pluscuamperfectos, pero sí de seres humanos un poco más maduros psicológicamente y, ante todo, responsables", recalca.

"No creas nada de lo que te dicen". Frase lapidaria con la que Rosetta Forner arranca su libro. Y que ella explica de palabra. "Hay que formarse una opinión, rascar en las cosas y las personas, y no abrir la boca y tragar sin más. Invito a meditar, a reflexionar antes de decidir. A tener las neuronas activas, porque hay demasiados libros que lo que fomentan es el atontamiento. Por eso digo que no hay que creerse nada, ni siquiera lo que yo digo. Hay que hacerse preguntas, y yo lo que enseño es a preguntar".

Convencida de que la estupidez es hoy moda, Forner habla de una sociedad de "ranas cocidas" en la que muchos prefieren "vivir de rodillas toda su existencia antes que un día de pie. La gente -continúa- no es que sea mediocre, no, lo que hace es abjurar de sus talentos, de su genialidad, de hacer lo que le llena, de poner límites, de decir no consiento que me tomes el pelo, o que me humilles, o que me faltes al respeto... A eso le llamo yo mediocridad".

Además de "ranas cocidas", que "ni sienten ni padecen" y que se quejan de comer queso en el desayuno, la comida, la cena e, incluso, la merienda, sin hacer nada por remediarlo, están los "atontados contentos", que buscan fuera de sí mismos, en otros, la solución a sus males, a sus atracones de queso. Son hombres y mujeres que han leído demasiados libros de autoayuda.

Luego están los "virtuosos", personas que tienen claras bastantes cosas "si bien aún no han despertado los dones del alma". Seres humanos, según Rosetta Forner, que viven entre "Pinto y Valdemoro" en algunas cuestiones y que, "aún", se dejan "atontar o marear la corona", (de rey o reina y que todos llevamos sobre la cabeza), por las consignas de lo que identifica como "el Club del Redil".

Carlos Minguez