¿Somos racistas? Una pregunta tan explícita nos incomoda y estamos tentados de responder
con un NO rápido y rotundo. Porque los racistas son siempre los otros. Pero la realidad es más compleja:
los valores solidarios de muchas personas se entrelazan con cierto racismo latente.
La ambivalencia domina nuestras relaciones con los inmigrantes y otras minorías;
nuestra actitud hacia ellos se debate entre la simpatía y el rechazo.
Muchas personas tienen (¿tenemos?) actitudes conscientemente igualitarias,
pero inconscientemente negativas. El antirracismo y el racismo no siempre son dos fenómenos separados
y mutuamente excluyentes. A menudo, se dan conjuntamente en la misma persona,
dando lugar al racismo latente: el racismo de los ´´no racistas´´.
Afrontar esta cuestión es imprescindible ya que para avanzar hacia una sociedad más justa
y humana no podemos ignorar nuestras propias inconsistencias y debilidades.
El ser humano ha cultivado prejuicios raciales con fines discriminatorios y de explotación desde la antigüedad; La reticencia a aceptar al diferente; al otro cultural, en tanto desconocido...provoca temor. -
La pertenencia a una tribu, la identificación religiosa, la similitud física, el concepto de clase,
y otras, han sido formas humanas de hallar seguridad y alianza.
"Algún mecanismo psicológico arcaico nos impulsa fácilmente a discriminarlo, atacarlo,
menospreciarlo, tal vez, eliminarlo" (Ormart, E; Brunetti, J. Vitalis, L. 2011).
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