La voluntad de Dios es el Bien, Paz, Dicha, Pureza, Equilibrio y Bondad, y ya ha manifestado y entregado todo esto.
Si el cuerpo, que es el templo del Espíritu, (porque sin el cuerpo el espíritu no podría actuar aquí en la Tierra) tiene necesidad de atenderle a su estómago tres veces al día, pues tiene que existir comida suficiente para cada persona. Esa comida la hay. Existe, nos pertenece ese derecho, no puede faltar ni fallar. La voluntad de Dios es que ni falte ni falle. Dios no quiere que tengamos hambre ni que ningún hijo suyo, ningún hermano pase hambre. Si pasan hambre es porque no saben la voluntad de Dios, no saben que existe Dios, ni que su voluntad es el único Poder y la única Presencia que puede actuar. Si tú estás vivo, caminando, pensando y actuando, es porque la voluntad de Dios te lo hace. Si El no lo deseara, estarías muerto. Es El quien se mueve a través de tí. Tiene derecho a vivir y actuar cómodo en tu cuerpo. Si estuvieras mojado, o caliente, o helado, o con sed con dolor, la menor anormalidad molesta a la mente. No podrías pensar en Dios sino en aquella molestia. El cuerpo, pues es delicado y frágil. Debe ser sano y fuerte, pero aunque lo sea, sanote y fuertote, si viene una rama y lo tea, lo rasguña. Y si viene una pared y le cae encima, lo destroza y lo daña. Es frágil y delicado. Pues por eso mismo está protegido por Voluntad de Dios. Cuando caiga esa pared o venga esa rama a fuetear un cuerpo, Dios hace que el cuerpo del ‑hombre no se encuentre allí. Ya ustedes lo han sabido en este terremoto. A ustedes no les ocurrió nada porque conocen a Dios, lo aman y confían en tu poder. Los que piensan en El, los que no lo conocen ni lo aman por encima de todas las cosas, se encuentran aplastados por un edificio.
Van a pasar más cosas. Este parece ser que es el comienzo. No otros terremotos, pero otra clase de cosas. Debemos estar seguros de Dios, y no se está a salvo si no se está seguro de Dios.
Con todo el derecho que nos asiste debemos darle gracias a Dios diariamente en esta forma:
Gracias Padre, que tu voluntad sea que mi cuerpo no padezca de hambre, ni sed, ni dolor, ni catástrofes, ni heridas, ni molestias de ninguna clase, y así lo estás manifestando. Perdona a todos aquellos que te olvidan o que te ignoran, porque no saben lo que hacen. "Yo soy" la ley del perdón y la llama transmutadora de todos sus errores y "Yo Soy" está en todos y en cada uno. Pronuncio ese nombre en nombre de Dios y le habla al Cristo que late en cada pecho humano, animal, elemental y cosa viviente: Tú eres el perfecto, inteligente, bondadoso hijo de Dios. Tú amas a Dios y al prójimo y deseas manifestar tu divinidad. Yo bendigo esa divinidad en ti, y me dirijo así a toda la humanidad".
Ángeles de la llama Azul, en este momento "Yo Soy" la Voluntad de pensar, sentir y actuar en perfección en todo momento y en toda circunstancia.
Niego, suelto y descarto toda flojedad y desgano. Las declaro mentira, y decreto: "Yo Soy" la suprema voluntad e interés en manifestar en todos mis pasos, la perfecta naturaleza del Padre Celestial de quien soy imagen y semejanza.