Estudio Leyes en la UNAM y, posteriormente, se doctoró en el Instituto de Estudios Internacionales de Ginebra.

A su regreso a México, Fuentes descubrió que "el español debía ser la lengua de su obra y Latinoamérica, la cultura de su lengua".

Octavio Paz, a través de Libertad bajo palabra y El laberinto de la soledad, influyó notablemente en su perspectiva literaria.

De este escritor, Carlos Fuentes aprendió "que no existían culturas, razas ni políticas privilegiadas; que nada debía apartarse de la literatura porque nuestro tiempo vivía el momento de las mortales reducciones".

En 1959 publicó sus primeros cuentos: "Los días enmascarados".

En esta obra, Fuentes dejó entrever sus preocupaciones: la exploración del pasado prehispánico, los sutiles límites entre realidad y ficción, y la descripción del ambiento ameno y relajado de una joven generación confrontada con un sistema de valores sociales y morales en decadencia. Asimismo, en estos años, Carlos Fuentes dirigió, junto con Emmanuel Carballo, la Revista Mexicana de Literatura.

Además, con la colaboración de Víctor González Olea y Enrique González Pedrero, coordinó El Espectador.

Con La muerte de Artemio Cruz (1962), Fuentes se consolidó como un gran escritor, a través de la construcción de un relato mítico sobre la revolución.

Carlos Fuentes también ha publicado: Aura (1962), Cantar de ciego (1966), Zona Sagrada (1967), Cambio de piel (1967) y Terra Nostra (1974).

Gracias a esta última obra, definida como un alegato en favor de la libertad individual en la sociedad moderna, dicho escritor adquirió prestigio internacional.

Además de su labor como literato, destacan su actividad periodística, sus ensayos sobre literatura y su vida académica.

A lo largo de su carrera, Carlos Fuentes ha obtenido numerosos galardones, principalmente el Premio Biblioteca Breve en 1967, por Cambio de piel; el Premio Internacional Alfonso Reyes, otorgado en 1979 por su gran adhesión a la obra del gran humanista mexicano; y el Premio Nacional de Literatura de México en 1984.

En este mismo sentido, en 1987 el Ministerio de Cultura de España le concedió el XIII Premio Miguel de Cervantes.