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De: \קяîи¢є§îtα x  (Mensaje original) Enviado: 18/01/2011 04:31

Me llamo Laura, tengo 22 años, soy enfermera y me aburre el autobús. Por mucho que intente entretenerme mirando por la ventana, o escuchando música, siempre termino por aburrirme. Hay un trayecto de dos horas desde mi ciudad hasta mi lugar de trabajo, y me veo obligada a ir en bus todos los días. Prontísimo.

Siempre el bus naranja, a las 6.30. Y de vuelta el bus naranja, a las 18.30. Por las mañanas va prácticamente vacío, y los que subimos, chofer incluido, siempre somos los mismos. Por eso me aburre el autobús. Hace un año conseguí amenizar el viaje por vez primera…masturbándome. Ahora lo hago siempre que puedo, con la discreción que ofrece la última fila. Me relaja, me encanta, y nadie se había enterado hasta ahora…

Ocurrió un oscuro miércoles de diciembre. En el bus: el chofer Juan (un heavy de unos 35 años), una señora demasiado teñida (habitual), un estudiante muy pálido (habitual) y otro joven árabe al que no había visto antes. Íbamos menos gente que nunca, así que me fui a la última fila. Llevaba un abrigo enorme y pesado que me quité enseguida, y debajo una falda tubo de licra pegadísima, medias al muslo y una camiseta rota con los hombros al aire. Remangué la falda y cuando llevábamos 15 minutos en marcha subí mi pierna izquierda al asiento y aparte mi tanguita de encaje: dejando a la vista mi coñito depilado, rosado y brillante. Comencé a frotarme suave, procurando no hacer ruido. Discretamente. Tímidamente. Pero me excité mucho y tras comprobar que nadie había visto nada me metí tres dedos de la mano mientras seguía frotándome y me masturbé salvajemente. Mmmmm… me sentó genial, tanto que me eché el abrigo encima y me quede dormida.

"Hey enfermerita" Juan el chofer me miraba; había hablado conmigo alguna vez, y sabía dónde trabajaba. Era muy atento.

"Mmmph… ¿hemos llegado?" pregunté.

"Sí, saluda a la cámara". No entendí. El vio mi expresión, así que señalo al portamaletas sobre mi cabeza. Había una cámara de video encendida que me enfocaba de pleno. Me quedé en shock.

"Estoy seguro de que saldrás súper sexy. ¿Crees que nunca te había visto darle al tema? Venga tía, ¡si lo haces sin parar! ¡Jajajaja! Eres una guarra, y eso me encanta. Me has alegrado muchíiiisimas noches. Y con esto me pienso matar a pajas." Dijo con una sonrisa dibujada.

"No me lo puedo creer…" Estaba alucinando, y tenía una sensación de suciedad encima…horrible.

"¡Jaja! Pues créetelo, nena, es lo que hay. De todas formas, podría darte el video…si me hicieses un favor."

"Joder, ¿qué mierda puedo hacer…?"

"No vayas al trabajo y ven conmigo."

"¿Qué? No puedo."

"Oh, si puedes, no has faltado un puto día desde que subiste a mi bus por primera vez. Llama y di que estas enferma o cuelgo el video en YouTube."

Así que lo hice. Que alternativa me quedaba sino…Juan me enseño el video, si alguien conocido lo viese, no sería nada bueno. Llamé al trabajo, y mi espía particular dejó su traje de trabajo para volver donde yo esperaba. Llevaba una camiseta negra pegada, vaqueros y chupa de cuero. Su pelo largo y negro caía en una coleta. Por un segundo le vi un atractivo que se esfumo cuando me agarro el culo y me dijo "Vamos putita, que no quiero perder un segundo".

Me sacó de la estación de autobuses y calle abajo llegamos a un edificio de ladrillo bastante nuevo, sin decir nada saco unas llaves de su bolsillo, abrió la puerta y me hizo pasar.

En el ascensor pulsó el botón 10 y después me atrajo hacia el pegando mi culo en su paquete, que empezaba a endurecerse. "Dios, que ganas te tenía enfermerita, que ganas…" Empezó a acariciarme los muslos y a frotarse contra mí, mientras olía mi cuello. A pesar de la repulsa que me provocaba todo lo que él había hecho…mi cuerpo estaba respondiendo positivamente a su manoseo. Sus manos llegaron a mis tetas por el 5º piso, y al notar los pezones duros dijo "¿tienes frio? ¡Jajajaja!" y me mordió el cuello.

Abrió la puerta 10º A, y no me dio explicaciones; tampoco las esperaba. Me agarró del brazo y me llevó al salón. "Bien, esto es lo que harás; tendrás que follarme como nunca lo has hecho, de hecho en esta casa hoy van a suceder cosas que ni siquiera verías en una peli porno. Si no me satisfaces, no hay video. Cuelgo una parte en internet, y la cinta se la vendo a un voyeur. ¿Está claro? Si es así, di que serás mi puta."

"……."

"No te oigo."

"Seré tu puta, desgraciado."

"¡Jajajajajajaja! Las chicas con carácter me dais mucho morbo ¿sabes? Al lio." Se acercó y empezó a desnudarme; abrigo, botas, falda y camiseta. Todo fuera. Estando en ropa interior, me manoseó. Por fuera y por dentro, cada vez más rápido. Hasta que me quitó el sujetador y agarrando fuerte mi cintura me plantó un morreo que atrapó toda mi boca. Cuando fue a separarse le mordí el labio con rabia "Ahhh…. Dios, dios que buena eres enfermerita." Se quito la chupa y la camiseta, dejando su torso musculado a la vista. Me miró a los ojos y después metió uno de mis pechos en su boca mientras pellizcaba el otro. Él no paraba de hacer ruiditos de placer mientras yo me esforzaba mucho para no hacerlos. Cambió de pecho y tras un instante no pude evitar proferir un leve "umph…" Paró en seco y me miró a los ojos para decirme "lo sabía…" y me besó la boca.

"¿Qué?" pregunté.

"Que sabía que te gustaría, con ver cómo me mirabas de arriba abajo al subir al bus … ¡era de esperar! ".

"En tus sueños."

"En mis sueños no, muñeca, ahora ¡Jajajaja!" Se reía como un puto maníaco. Dios, sólo esperaba que todo terminase rápido. Me empujó al sofá y quedé sentada. Una vez ahí me dijo "te voy a hacer un regalito para que no estés tan refunfuñada zorrita…" y arrodillándose ante mí me quitó el tanguita y hundió su cara entre mis piernas "ahh… depiladita, ¡cómo no!". Me hizo un sexo oral increíble, al que fue difícil no reaccionar, cada vez estaba más sonrojada. "Ahh…mmmph, mmmmph. Dios, ah… ¡para!" le dije. Pero no paró. Su lengua recorría mi rajita de arriba abajo, y después hacia círculos en mi clítoris. También la hundía como si fuese una pequeña polla en mi agujerito, así que no pude más. Le agarre la cabeza con las manos y me corrí "Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh…….si…" Juan se sentó a mi lado y mirándome encantado dijo "Eso es nena, disfruta, pero antes hazme disfrutar tú. Chúpamela, venga."

Dicho y hecho, esta vez me arrodillé yo; respirando fuerte aún, llevando ya sólo las medias, le solté el vaquero con la boca. Había caído en su juego. Me tenía donde quería. "Así enfermerita, así, bájame la hinchazón. Que puta eres, dios, que puta." No paraba de decirme eso, le ponía. Retiré el slip y su miembro salió disparado. Era bastante grande, así que le quité los pantalones y viendo que me entraría con dificultad en la boca, le chupé los huevos. "Ohhh…sí, así… chupa, puta, chupa. Quiero ver tus años de experiencia con la boquita." tras unos minutos pasé a chupar su glande mientras con una mano le acariciaba los huevos y con la otra el muslo. Juan tenía sus ojos cerrados y cuando no jadeaba, me decía puta. Quería terminar de una vez, así que con decisión me metí todo lo que pude de su polla en la boca y comencé a succionarla de abajo hacia arriba. Primero fui despacio, pero aumenté la marcha, cada vez más. Entonces Juan se levantó diciendo "te vas a enterar nena, voy a follarte esa boca", y me la metió toda en la boca agarrándome del pelo. Sus movimientos eran muy bruscos, y sus huevos me golpeaban la barbilla sin parar. Cuando empezaba a notar la falta de aire (aunque respiraba fuertemente por la nariz) Juan tuvo un espasmo, y con la voz entrecortada dijo "me corro….ahhhhhhhh….mmpphhh…… tómala zorra, ¡oooooooooooohhh!". Mi boquita se llenó de un líquido caliente y pastoso que asomaba por las comisuras de mi boca manchando mis gruesos labios.

Juan jadeaba, y su coleta se había deshecho un poco con el frenesí. "Trágatelo guarra" me dijo, yo negué con la cabeza, pero me miro muy serio y sólo dijo "traga". Y yo tragué. Fue muy desagradable, pero a Juan pareció gustarle, ya que relajo sus facciones y me agarro por el pelo para acercarme y besarme con intensidad. Esta vez fue él quien mordió mi labio inferior.

Me hizo levantar y estuvo un rato agarrado a mi cintura mirándome, mientras que yo desviaba mi mirada sin parar. "Los dos necesitamos una ducha" dijo. Me llevó por un pasillo estrecho al baño, había una ducha enorme, con mamparas transparentes hasta el suelo. Juan se descalzó, y yo fui a quitarme las medias cuando él me dijo "no, tú déjatelas". Me dio la mano, y me invitó a entrar en la ducha. El chorro de agua cayó sobre nosotros al entrar, accionado por un sensor. Juan se soltó la coleta y su pelo negro se empapó poco a poco, al igual que mis largos cabellos cobrizos. Juan volvió a besarme con el agua interponiéndose entre nuestras bocas, y al separarse apartó el pelo de mi cara. Estaba excitado de nuevo. Tomó un bote de gel de la parrilla de jabones y empezó a enjabonar mi coñito "nena, estás calientita" paró y me dio un poco de gel para que yo le enjabonase. Hicimos eso durante unos largos minutos, hasta que la erección de Juan fue imparable y dándome la vuelta, mi chofer chantajista me puso de cara a la pared…y me penetró. Su polla llegó hasta lo más profundo de mis entrañas, y siendo tan gruesa noté cada pliegue, cada vena.

"¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh!! ¡Juan!"

"¿Te gusta, pedazo de zorra? Joder, una zorra como tú se merecería que cuelgue el vídeo de todas formas. Mírate, disfrutas tanto como yo de esto, seguro que eres de esas enfermeritas guarras que les ponen el escote en la cara a los viejos ¿no?"

"¡No!"

"¿Qué no? Pero si no podrías evitarlo aunque quisieras, con esas tetorras… ¡Dios! Seguro que dejas que los médicos te froten sus pollas tiesas al pasar, ¡hasta te cambiarás despacio para que te vean bien! Puta, pedazo de puta. Todos te querrán cerca por lo zorra que eres, hasta se la habrás chupado a algún asqueroso para conseguir el puesto. ¡Zorra! ¡Te voy a petar el coño puta guarra!" Comenzó a entrar y salir de mí con fuerza, sin piedad. Su polla me taladraba a un ritmo devastador y mis piernas flaqueaban. El agua golpeaba mi espalda y mi culo en pompa, al que Juan daba palmadas cada vez más fuertes. "No te contengas guarra, grita, ¡grita!", no, no gritaría, aún me quedaba algo de dignidad. Juan siguió sin parar, pero ver que no emitía ningún sonido le enfureció. De repente, noté que se agachaba para morderme fuertemente donde había estado golpeándome, y paró, metiéndome dos dedos en el culo.

"¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!! Sí, ohh siiiiiiiiiiiiiiiiiii…… ¡Dame más! Ohhh, dios, ¡¡¡dame más!!!" Grité. Y mi coñito empezó a chorrear. Él sacó los dedos de mi culo y los chupó.

"Puta zorra… ¡claro que te voy a dar más! No pienso parar hasta correrme dentro pedazo de puta, ¡joder!" Me agarro la cintura con las dos manos y comenzó a follarme con aún más violencia. Sentía que me desmayaba, extendí mis brazos sobre la pared de baldosas y entonces Juan se corrió dentro de mí, como había anunciado. Al correrse tiró de mí hacia atrás fuertemente, agarrándome del cuello y me lamió toda la cara. Terminó de correrse con un gran espasmo y un leve "umph….", pero no me soltó hasta pasados unos pocos minutos. Me tuvo allí, sujeta por el cuello, con su cara pegada a la mía, respirando fuertemente. Mientras me acariciaba vagamente un pecho con la otra mano.

Juan tiró de mí para volver al salón, no nos habíamos secado, y mis medias empapadas lo mojaban todo, como nuestro pelo. Juan se sentó en el sofá "cabálgame", entendí perfectamente, así que me coloqué sobre el (mojando todo el sofá con mis medias) y me introduje su miembro en mi coñito. Ya se me había relajado, por lo que me costó introducirlo en un principio. Pero cuando Juan puso sus manos a separar mis nalgas e introducir dedos en mi culito se me olvidó todo. Subía y bajaba rítmicamente, cada vez con más fuerza y rapidez mientras mi pelo se agitaba y salpicaba "Aaaaaaah…. Sííiiii, ohhh ¡¡¡síiiii!!! Máaaaaaaaaaaaaaaaaas, dios, ahhhhhhhh….. ¡¡¡sí!!!".

"Ohhh… eso es ¡putaa!" el chofer mordió tan fuerte mi pecho izquierdo que abandoné mi cuerpo durante un segundo. Después cogió en brazos y me penetró con frenesí, apoyándome en la pared mientras yo arañaba su espalda "Ohhhhhhhhhhhhh……ohhhhhhh…….aaaaaaaaaaaaaaahh…. ¡Ahhhhhhh! ¡¡AAaaaaaaaaaaaaaaah!!¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!!!!!!!!!!!!!!!!". Nos corrimos a la vez.

Estaba tumbada en el sofá cuando él llegó de la cocina con un platito de bombones y trocitos de naranja "Te lo has ganado nena, uff…… ¡qué polvo! ¡Épico! Si no te importa pondré un video para ponerme a tono de nuevo… ¡aún hay mucho tiempo!". Se acercó a la televisión y le enganchó la cámara de video. Mierda. El muy idiota puso mi grabación del bus. Su mirada estaba muy enfocada y se agarraba la polla, que le crecía otra vez.

"Quiero que tú también lo veas, ponte a cuatro patas perra" No rechisté, no le hablaría a menos que me viese obligada. Faltaba menos para irme de allí. Juan me agarro por la cintura, y de golpe me metió la polla entera en el culo. Un dolor indescriptible recorrió mi espalda. Nunca me habían dado por el culo, y este desgraciado iba a ser el primero… "Joder nena que prieto esta esto, ¡cualquiera lo diría viéndote ahí! ¡Mira, mira!". Le costó mucho entrar las primeras veces, pero poco a poco fue cogiendo ritmo. A mí se me escaparon un par de lagrimas, pero al menos el no lo vio. Aguantó toda la grabación, pero nada más terminar, el ritmó de embestidas aumentó y cuando le faltaba poco, salió de mí y se corrió en mi espalda. Fue realmente asqueroso, no me atrevía ni a moverme.

Juan descansó recostado en el sofá, jadeante. Yo me tumbé en el suelo.

Había perdido la noción del tiempo, me había dormido. Él me llamó "Enfermerita, dúchate, tenemos que irnos dentro de poco. Vamos al baño, a no ser que quieras quedarte mi leche de recuerdo ¡Jajajaja!". Dios, qué asco. Estaba sucísima. Le seguí al baño, y esta vez sin medias, me duché. El se quedó mirándome mientras me lavaba fumándose un cigarro en una banqueta. No entendía como no se había hartado de mirarme. Joder, esperaba que no estuviese más perturbado de lo que pensaba…

Cuando terminé me dio una toalla con la que me sequé antes de ir a la sala y vestirme. Las medias estaban inservibles. Mierda, que frio iba a pasar, y no encontraba mi tanga "¿Dónde está mi braguita?"

"Joder, ¿cómo llamas a eso braga? Si no es más que un hilito, ¡no tiene que tapar nada! Me lo voy a quedar."

"¿Cómo dices?"

"Lo que oyes. Mira nena, me lo he pasado muy bien contigo y quiero un recuerdo, además no te puedes negar; tengo la sartén por el mango".

"Me das asco."

"¿Sí? No es lo que decías hace un rato, era más bien: ohh-si-si-dame-más. Pero bueno. Ya he borrado el video, puedes comprobarlo si quieres."

"Bien, dame la cámara."

"Toma… ¡Ah! Y quiero que sepas, que no será la última vez que consiga tenerte. Tenemos muchos polvos que echar aún cariño"

"No, no tenemos nada que hacer juntos. No volverás a verme ni en pintura, payaso."

"Oh… Bueno, yo no estaría tan seguro enfermerita."



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