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★ мαяισииeттes: Crawl ♠ lιттlє lιαя
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: MaryChain  (Mensaje original) Enviado: 03/01/2012 06:29
                                                                     
 


. { D A T O S 
Nombre: 'Crawl'
Rango: Teufel.
Edad: Aparenta 23 años.
Cardinal: ???

. { A T A Q U E S 
  Tear {Oscuridad}: Sombras que se materializan en forma de manos. Son fuertes pero de poca existencia.
 Inferos{Oscuridad}: Agujero negro que absorve por cierta cantidad de tiempo, quitando energia vital.
 Ira {Fuego}: Corrientes de fuego que puede generar con sus manos. Estas se deben propagar por algún medio tangible.
Somno {Psiquico}: Hace sentir reales los sueños o pesadillas del oponente.

. { H I S T O R I A 
Anthony Evans, más conocido como 'Crawl', no siempre fue un Teufel. Nacido en una familia algo adinerada, era el único hijo, y el regalón de su padre, siendo consentido en todos sus caprichos; esto lo convirtió en un niño egoísta y soberbio, no muy querido por sus compañeros de entrenamiento. Todas las expectativas de la familia estaban en él, que al volverse un Feuermaske, podría mejorar el honor de la familia... Grave error que cometieron al pensar en ello.
Desde pequeño fue entrenado para convertirse en un Feuermaske; no era el mejor, pero quería serlo, quería destacar, generando en él grandes deseos de poder a futuro: quería ser grande,reconocido y fuerte, y qué se lo podría impedir? Nada, después de todo, él era Anthony Evans. Nada ni nadie podía oponerse a sus deseos; No dudaba, por lo mismo, demostrar sus habilidades cuando se daba la oportunidad en las reuniones familiares o las fiestas entre nobles, generando gran orgullo en sus padres que lo presumían, ya que veían a su hijo como un gran Feuertaicho a futuro, y por consecuencia, también sus posibilidades de aumentar su renombre y fortuna. Solitario como era, no tenía más que hacer que seguir entrenando, pues su padre era su único amigo. Debía concentrarse en su meta, mientras que un silencioso odio hacia los demás por ignorarle comenzaba a nacer en él... Un odio hacia la gente, un odio hacia todo.

A medida que iba creciendo se volvía más fuerte y mejoraba sus habilidades en el manejo de la espada, ganando por fin el reconocimiento entre sus pares, pero también se volvía más descuidado y poco constante en su entrenamiento. Ya no quería ser un Feuermaske ni servir a los Reyes, pues no veía ninguna utilidad para si al defenderlos: que se protegieran solos o se buscaran otros perros, porque él no sería uno de ellos. El día que decidió dejar definitivamente sus entrenamientos, sus padres estaban consternados y desilusionados, pero su padre estaba especialmente enojado, pues siempre se le había consentido en todo y lo mínimo que esperaba era que le devolviera el favor haciendo de su familia una que fuera reconocida. Tras una gran discusión de lo que debía y lo que quería hacer, Anthony decidió escapar a sus 17 años por primera vez de casa. Tenía suficiente dinero guardado (y había tomado un poco más) para alquilar un hogar, y aburrido de las cosas estrictas y cuadradas que siempre le impusieron, quería hacer algo completamente distinto a cumplir responsabilidades: fue entonces que conoció los baresCada noche iba de bar en bar, bebiendo de todos los licores que fuese posible, durmiendo por días a causa de la resaca. Se dio cuenta que ebrio la gente lo quería más, que él mismo era mucho más empático y menos odioso cuando bebia; no dudó entonces aprovechar su ebriedad para charlar con cuanta mujer estuviera cerca, y también con cuanto hombre, siendo alegre y un payaso con ellos, aprendiendo también a seducirlos.  Su vida estaba ahí, en disfrutar a su manera de la vida, entre bares y camas.

Era un día normal en el bar cuando una figura desconocida y nueva para él entró: iba cubierta en una caperuza oscura que cubría sus hombros y bajaba hasta terminar en sus pies, impidiendo ver sus ojos. Como siempre hacía, se acercó, un poco ebrio ya, hasta el recién llegado, que a simple vista parecía un muchacho débil, pero era imposible saberlo con certeza. Le invitó una copa, pero el recién llegado parecía rehuir a su cercania; le estaba ignorando tanto como podía. Si había algo que realmente odiaba era que le ignorasen... Bruscamente tomó al recién llegado por el brazo, llevandole afuera del bar. Este tropezó con su propia caperuza, dejando al descubierto su figura: no era un muchacho como pensaba, era una mujer de cabellos largos y negro azulados, ojos celestes y figura curva, vestida en ropas elegantes, que estaba ligeramente asustada.

''Lo siento, no quise molestar, yo tropecé y-''
''¿Cómo te llamas?''
''¿Uh?''
''Tu nombre, ¿te lo sabes o no?''
''Claro... Me llamo Iris.''

Iris era una noble que vivia en las cercanías del Palacio Imperial, y había huido de casa ya que deseaba conocer otros sitios del Imperio, recorrer y conocer el mundo por si misma, a pesar de que adoraba trabajar junto con los Bufoones y que deseaba convertirse en uno. Anthony supo en ese instante que Iris era diferente de todas las mujeres y hombres con los que se había acostado antes, interesandose en ella; no podía tener claro qué era aparte de su belleza, y eso lo hacia sentir más curiosidad por la joven. La muchacha iba con suficiente dinero para hospedarse en un lugar por la noche, agradeciendo la ayuda y la acogida de Anthony al llegar, pues estaba muy asustada y no sabía donde ir. Por primera vez alguien le había agradecido algo...
Al día siguiente, Iris fue a despedirse de él; sus padres habían enviado a un soldado a seguirla y llevarla de vuelta a casa. Sin dudarlo un instante, Anthony le pidió que le permitiera acompañarla, a lo que esta aceptó. Conoció su hogar, las cercanías del Imperio, y se quedó a vivir cerca de ella para poder compartir. Su fascinación por los bufoones nació luego de que Iris lo llevara al Coliseo a ver uno de los actos, que a su vista parecían la mejor maravilla del mundo: los saltos, las acrobacias, los colores, las ilusiones... todo era fascinante, y le entretenía bastante ver el progreso de la mujer semana. Luego de unos meses ambos se enamoraron: compartían gran parte del tiempo juntos y adoraban estar largas horas charlando o ayudándola en sus entrenamientos, pero Anthony estaba sin dinero ya y no quería incomodarla, ni a ella ni a su familia, por lo que decidió volver a casa con la promesa de que regresaría por ella. Y luego de un año entre bares e Iris, volvió a su hogar, donde sus padres lo esperaban felices y emocionados, pues este aún podía retomar sus entrenamientos para convertirse en un Feuermaske. Odiaba a la gente interesada... Pero él mismo necesitaba dinero, por lo que tendría que silenciar sus quejas. Retomó sus entrenamientos con el único propósito de volverse alguien digno para Iris, pues esta si que era de una familia de renombre (no como la suya), y si pretendía pedir su mano algún día no podía ser un Don Nadie y avergonzarla, manchar su hermoso nombre. Odiaba la humillación y la sublevación, razones suficientes para no querer ser un guerrero servicial, pero lo dejaría de lado sólo una vez en toda su vida, para volverse alguien verdaderamente digno y fuerte para cuidar de Iris.

Durante un año hizo visitas seguidas a la mujer para compartir con ella, pues el tiempo a su lado era ameno. Iris también avanzaba en su entrenamiento como Bufoon, y le alegraba que Anthony estuviera entrenando para ser un guerrero. Luego de un año de entrenamiento, finalmente se recibió como Feuermaske, y estaba preparado para ir con Iris, olvidarse de su divertida vida en los bares y estar a su lado. Pero algo no sucedió de acuerdo a sus planes: Iris había sido comprometida para casarse con un Reichmaske del lugar meses atrás, y la boda se llevaría acabo sólo en un par de semanas. Anthony estaba furioso, se sentía traicionado por la mujer que no hizo nada para evitar que la comprometieran, pues esta sólo dijo que ella debía acatar las ordenes de sus padres. Tsk, ¿qué tenía ese soldadito que sus padres lo escogieron? Él también era fuerte, pero sabía que necesitaba más poder, como siempre había deseado, fuerza que ninguna marioneta corriente tuviera excepto él. Entonces, sin expectativas de nada, desolado como se sentía, renunció a los Feuermaskes, ganandose el odio de sus padres y la familia completa que ya comenzaban a disfrutar de los lujos de su cargo.
¿Qué diablos iba a hacer, ahora? No había nada para él, nada, ni futuro ni presente, y su pasado apestaba... No había Iris, no había familia, no había gente a su lado, solo él; y eso era suficiente, después de todo, no debía olvidar que él era Anthony Evans y que odiaba necesitar de la gente. Y entonces, una tentadora invitación a entregar su vida por más poder, por inmortalidad para hacer lo que se le antojase, para poseer verdadera libertad, convertir toda su vida en algo inexistente, comenzar una nueva y hacer lo que se le ocurra, después de todo, ya iba a estar muerto, ¿a quién rayos podría hacer daño un muerto, uhuhu?. Sin pensarlo demasiado, aceptó la oferta de Hades, convirtiendose en un Teufel, encantado con el poder que podía sentir vibrar en su interior. Ahora se encargaría de jugar, de divertirse a su modo... La boda era en un par de semanas más, ¿por qué no hacerle una sorpresa a la novia? Volvió a disfrutar en los bares mientras esperaba que el plazo se cumpliera, entre copa y copa, entre cama y cama, olvidando, disfrutando de sus mayores placeres; hasta que el gran día llegó, y él no podía ausentarse a la gran celebración.
Vestido en sus mejores ropas, asistió a la ceremonia, observando en silencio lo hermosa que se veía Iris en esas ropas blancas, bajo ese velo delgado que hacía un misterio de sus ojos. El novio era nada, no vale la pena recordar su traje negro barato. Si tan sólo él estuviera esperando a que Iris llegara tras esa lenta marcha, qué distinta serían las cosas... Sacó un cigarrillo y se puso a fumar, caminando hasta donde los novios, donde Iris lo observó sorprendida cuando la sujetó del brazo. El novio, por supuesto, no permitiría tal cosa, sacando su espada dispuesto a atacarlo. Su odio fue increiblemente más grande, y recordando uno de los shows que observó con Iris, logró materializar con esfuerzo un hacha, enterrándola en el cuerpo del hombre frente al asombro de todos, dejando a Iris pasmada. Ahora todos se irían en contra de él: entre el caos, los gritos de las mujeres, los llantos de los niños, los menos sorprendidos comenzaban a sacar sus armas y a correr hacia él. Pero como aún era bastante fuerte en ese entonces, recién honrado con los poderes de Hades, pudo materializar sin problema varias sombras que los sujetaron a todos, huyendo con Iris, la que estaba asustada y llorando, arrastrándola hasta uno de los hoteles más cercanos, encerrándola en una habitación.

''No llores! Yo soy el que debería llorar!''
''No comprendes, Evans, no comprendes!''
''No, no te comprendo y no quiero hacerlo, Iris. No te puedo perdonar''

Estaba furioso y quería ensuciar esa pequeña habitación con su sangre para su propio deleite, fragmentarla... El hacha volvió a materializarse en sus manos, llamándola Harle, una contracción del apodo artístico de la mujer, Harlequinn; lástima que nunca alcanzaría a recibir los aplausos de nadie... Primero cortó sus piernas para que esta no pudiera huir, disfrutando de sus escalofriantes gritos de dolor, terror y desesperación, viéndola retorcerse bajo él, verla deshaciéndose en gritos. Y se disponía a cortar su cabeza cuando vio sus ojos fijamente; a pesar de todo el horror y tristeza, pudo ver algo... algo que lo hizo remecerse, algo que sólo Iris le había dado en toda su vida: un poco de comprensión, pues parecía gritarle perdón con sus ojos, mientras aceptaba sin opocisión el maltrato, el castigo que aceptaba porque sabía que lo merecía... Anthony quería perdonarla, pero no podía, odiaba ser engañado, ser un perro, odiaba que lo ignoraran, y ella lo había ignorado, no había luchado por él como él por ella, no pretendía humillarse frente a sus padres por él, ella no haría tanto por él, porque simplemente él no lo merecía, ni nunca merecería tanto de alguien. La dejó ver sus lágrimas, lo último que vería, antes de sacar sus ojos celestes con sus propios dedos y obligarla a hacer un pacto con Hades, pues ya no deseaba matarla. Desde aquél día la mantiene a su lado, la que perdió su voz tras el pacto, quizás Hades la había llevado a cambio o se le fue entre los gritos, quien sabe...
Su vida volvió a su curso normal: se la pasa de bar a camas, cuidando de Iris, quien está imposibilitada de salir a causa de sus piernas y que permanece donde Anthony la deje. Había tomado un gusto excesivo por los ápodos, como los Bufoones, llamándose a si mismo 'Crawl', desde ese entonces y para siempre.
 
. { P E R S O N A L I D A D
Arrogante y seductor son las mejores palabras que lo describen. Odia la mayoría de las cosas, pero especialmente que lo ignoren o lo miren en menos, pero dice que su odio no es exigente, y que es ''humilde'' en eso. Hay cosas que disfruta con gusto: sus mayores placeres son fumar, beber y tener sexo, engatusar a las jóvenes con sus palabras que no rayan en lo cliché hasta traerlas a su cama. Odia a la gente cínica, si nota que te intentas pasar de listo, simplemente te deja caer o te deshecha como quien arroja un papel a la basura. Solo él tiene derecho a hacer travesuras y mentir; corrección, omitir.
Pretencioso, preocupado de su apariencia y narcisista como es, pocos llegan a comprenderse, por no decir que nadie lo hace; no sufre por ello de todos modos, pues odia el drama. Jamas se equivoca (no te opongas a esa idea), es bastante detallista en las cosas que hace y muy meticuloso en su actuar, especialmente cuando a utilizar su arma se refiere. Suele sentirse incomprendido y en raras ocasiones desespera fácilmente, pues no tolera que no entiendan que solo quiere jugar con todos. 
Tras tanto amor  a si mismo oculta gran inseguridad por al gente y verdadero odio, siento inestable en sus emociones y comportamiento. Puede mostrarse muy cordial para obtener la confianza de los demás, pareciendo incluso inofensivo, pero una simpleza puede provocar en él una cadena de reacciones que terminan en el enojo y la aparición de su adorada Harle, la que usa para divertirse y cortar algunas cabezas. Si no le diera asco su olor, podría estar siempre viendo el color de la sangre. Es como un niño a veces, siempre buscando momentos para divertirse, aparecer, causar algunos problemas, desaparecer y disfrutar fumando por montones.
Ama a los Bufoones, si hay algo que no odiará JAMAS, son los Bufoones y sus bellos actos, aunque lamenta no poder ir al Coliseo por la odiosa cantidad de gente junta que hay en ellos, por lo que suele pasear en busca de algún Bufoon travieso que merodee por los Cardinales. Cuida de Iris, llevándola a todo sitio consigo y dejándola encerrada en una habitación de algún hotel para que no escape. Su relación con ella es bastante peculiar y distinta a una relación normal, y su carácter varia mucho con ella, también. Dije que ama a los Bufoones? Habia otra cosa que amaba, pero...

Solo quiere divertirse a costa de otros, nada más. Cuál es el problema en ello?...

. { B E S O N D E R E
En su forma de macho cabrio su cabello se alarga y se vuelve color fuego, incluso pareciendo arder. Le salen cuernos negro en la cabeza, su piel palidece y aparecen cicatrices de fuego en su rostro, los ojos volviéndose inevitablemente rojos. Sus ropas cambian, siendo una especie de chaqueta que cubre su cuello y baja por todo su cuerpo, fundiendose con el piel de sus piernas; sus manos se vuelven garras, y su cuerpo se vuelve un poco más musculoso.

. { P U P P E T E E R


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 03/01/2012 06:40
I) I R I S. . . . . . . .
 
'Lo siento, no quise molestar, yo tropecé y-'
'¿Cómo te llamas?'
'¿Uh?'
'Tu nombre, ¿te lo sabes o no?'
'Claro... Me llamo Iris'

Y si bien el alcohol embriagaba la mitad de mis sentidos, habia algo en tu mirar, algo en tu suave voz, algo en tus mejillas de petalos que te volvía distinta de todas las mujeres y hombres con los que antes me había encontrado. Quizás estaba demasiado ebrio, pero no me fue dificil notar la sútil diferencia en la forma de flirtear: no estabas flirteando, estabas perdida, siendo rebelde por primera vez, manejando con gran ansias las cartas del destino, tus sueños y promesas. Una mujer ciertamente centrada en sus objetivos a pesar de la juventud, una flor sedienta de sueños que esperaba con certeza cumplir. Quizás también estabas ebria, Iris, y no te habias dado cuenta porque eras así, hablando con voz de pajarillo y siendo molestada por los hombres del bar que te veían como infante a pesar de estar cubierta con la capa. Algo me impedía cogerte por los brazos y llevarte a la primera habitación, como siempre hacía luego de beber dos copas (la cual aún permanecía intacta entre tus dedos). ¿Qué era, qué era, Iris? Desde un comienzo despertando mi curiosidad. 
Por qué, Iris...

'Anthony Evans, verdad?'
'Claro, qué pasa?'
'Me retiro'
'Cómo? A dónde vas?'
'Hay un hotel cerca, tengo algo de dinero así que me voy a dormir, es muy de noche'
'Permitame acompañarla''

Aunque aún tenía la vaga esperanza de hacerte caer al llevarte del brazo por la calle oscura, pero en cambio ibas distraida en el paisaje, ligeramente asustada por lo desconocido de la noche. Al llegar a la puerta, diste una ligera reverencia y te fuiste caminando a saltitos a la puerta, mientras yo seguia tu figura. De un momento a otro, bajaste la caperuza y volteaste.
 
''No sabia donde ir y me haz ayudado mucho. La charla fue grata, también. Muchas gracias por la acogida, Evans''
''... De nada, Iris'' 

Era la primera vez que alguien me agradecía algo, ni siquiera otros que pasaron la noche en mi cama se molestaron, pero tú, Iris... Supe que era algo diferente, dejandome con la sorpresa en la boca.
 
-  -  -  -  -  -  -  -  -

A la mañana siguiente, al salir de la habitación, esperaba por mi un soldado de la familia, cuya misión era llevarme de regreso a casa. ¿Tan poco había durado mi travesía? Pero había conocido a alguien bastante particular y amable, por lo que no podía regresar sin despedirme adecuadamente de él. Regresé al bar, encontrando a Evans recostado en una mesa bebiendo simple agua. Al verme pareció sorprendido, sonriendo ligeramente.

'Han venido a buscarme'
'Oh, ¿tan pronto?'
'Así parece...'
'Qué bien que se preocupen de ti'
'... Sí. Nos vemos, Evans'
'Espera. Deja que te acompañe'
'¿Acompañarme?'
'Si. Quiero conocer esa zona, tú sabes, iniciar mi travesia'

Estaba realmente divertida con Evans, no podía negarme luego de su ayuda, por lo que no tuve problemas en darle un espacio en la carroza. No pude saber mucho más de él o de su familia, pero parecía realmente interesado en el Palacio y sus alrededores, curioso de saber todo. ¿Pero qué secretos guardaba tras esa sonrisa?...
 
-  -  -  -  -  -  -  -  -

Quizás aún ella estaba media dormida, pero aceptó que la acompañase. Estaba complacido, pues nunca había salido del Cardinal, Iris me hospedaría algunos días y tendría tiempo para desvelar sus secretos. La mujer era una verdadera noble, y como bienvenida, me invitó a ver uno de los actos al Coliseo, donde quedé realmente sorprendido y obsesionado con las maravillas que ofrecían en el escenario.

'Algún día yo estaré en ese escenario. Estoy entrenando duro para ser un Bufoon'
'Seré el primero en llegar ese día'

Iris se rió y seguimos viendo el acto, para al finalizar este invitarme al entrenamiento que tendría el día siguiente, y al que asistí gustoso. Iris era realmente ágil y delicada en sus movimientos, dominando ligeramente las ilusiones de colores que se deshacían rapidamente en sus manos. Iris era hermosa en todo sentido, y parecía ser la única persona que le había escuchado por primera vez desde que tenía memoria.

-  -  -  -  -  -  -  -  -
 
Comencé a compartir mucho tiempo junto a Evans, el que parecía maravillado de mis progresos en los entrenamientos y que hacia los ejercicios para ser 'ágil y esbelto como tú', bromeaba. El lugar donde se hospedaba no quedaba lejos, y siempre podíamos hablar tranquilamente de nuestras metas. Evans esperaba viajar por el Imperio, y me sorprendió el hecho de que quisiera dibujar cada paisaje que veía, cada persona que conocía, haciendo un colorido retrato de mi rodeada de flores de Iris. 'No es mucho, pero una flor hermosa deslumbra entre otras', me dijo, volviendo a fumar relajadamente. Evans parecía distinto de otros chicos que había conocido antes, parecía incluso más decidido a cumplir sus metas, pero también parecía más solitario. Un día de pronto y con completa seriedad y calma, me contó sobre su vida, pues siempre preguntaba por mi y desviaba el tema cuando quería saber sobre él. Quedé bastante pensativa tras su historia, pero poco a poco comenzó a atraerme su fuerte personalidad. Conservé como un tesoro aquel retrato.

Ese día Evans llegó algo desganado al entrenamiento, casi deprimido, pues no dejaba de fumar. Nos apartamos a un lugar más tranquilo, dejando mi practica de lado para saber qué le pasaba, pues parecía agobiado por algo que no comprendía del todo.

'¿Qué sucede, Evans?'
'Evans... Eres la única que me llama así, Iris'
'No desvíes el tema, ¿qué ocurre?'
'Nada, no sucede nada...'
, besó suavemente la frente de la mujer, que lo observaba preocupada. 'Iris, hay algo que quiero decirte'
'¿Qué ocurre?'

'Hehe... Siempre tan curiosa e inocente, mujer...', tomó un mechon de su cabello, dejandolo caer entre sus dedos antes de mirar a los ojos de la mujer, tomandola suavemente del hombro para besarla.


Este amor...
Este amor por Evans...


...Tan pequeña y misteriosa flor
...Debo protegerla siempre

-  -  -  -  -  -  -  -  -

'Iris, debo marcharme'
'¿Por qué, Evans? Ha pasado tan poco tiempo...'
'Me estoy quedando sin dinero'
'Pero puedes quedarte en ca-'
'No, por ningún motivo. Iris, no seré una carga para ti ni para tu familia. Estás a solo un par de años para conseguir tu meta, ¿verdad? Serás el mejor Bufoon del Imperio, y para ese entonces, debo merecerte, Iris. No puedo ser un inútil que ensucie tu nombre... Deja que termine mi entrenamiento como Feuermaske, y te juro que volveré y no me iré. Ha pasado un año, después de todo... Mis padres no han mandado a ningún soldado...'
'No estés triste, Evans. Estoy a tu lado'


Lo besé y abracé con dulzura, mientras acariciaba mis largos cabellos negros, disfrutando estar en sus anchos brazos. Tragándose todo su orgullo, se retiró a su Cardinal natal prometiéndome que me visitaría un par de veces al mes hasta el día que se volviera un Feuermaske.

Hasta el día de ser alguien digno para ti...
. . . . . . . .C R A W L (II

Aquella tarde fue ciertamente una de las más humillantes de aquella joven vida. Mi padre estaba feliz y brindaba mientras mi madre lloraba por el regreso del futuro Feuermaske, insistiendo en que podía retomar mis entrenamientos. Bajé la cabeza y acepté, recordando que el motivo de estar ahí tenía el nombre de una flor, el único motivo que tenía para continuar y no seguir ocultándome entre bares y camas. No esperé ni un momento y al día siguiente comencé el entrenamiento, frente a la mirada atónita de mis compañeros, que parecían aturdidos tanto por mi altura y por mis habilidades, pues me había vuelto un poco más ágil al entrenar junto a Iris.
Los días eran bastante aburridos, seguir ordenes jamás se me dio bien y me molestaba sentir que alguien se creía superior a mi, teniendo que contener mi disgusto. Claro que todo era mucho mejor por la tardes, cuando las pocas flores que decoraban el taller de entrenamiento se iluminaban con el atardecer, recordándome las tardes junto a Iris. El paso del tiempo también me satisfacía bastante, pues se acortaba la distancia entre mi próxima visita e Iris. Mis padres realmente se exasperaban, pero a la primera amenaza de abandonar el entrenamiento, se humillaban y me cedían todos mis deseos. Odiaba a la gente que se subleva... Jamás podría ser como ellos, apenas aparentar y con dificultad.
 
-  -  -  -  -  -  -  -  -

Era la octava visita que Evans me hacía después de 4 meses desde que volvió a su hogar. Era extraña la forma en que nuestros rostros, cansados y aburridos, parecían animarse al vernos, disfrutando gratamente del abrazo. Pero ese día parecía especialmente molesto por algo, casi furioso. ¿Por qué siempre tenía que guardarse todo hasta reventar? Siempre en mis brazos... No tenía problema si se resguardaba en mis brazos, si me permitía acariciar su rostro y tomar su mano, no me molestaba su silencioso amor.

'¿Qué sucede, Evans?'
'Los odio, Iris, los odio profundamente. A esos que se sublevan, a mis padres que sólo les importan sus intereses... Siento que fui concebido solo para complacerles, subir su estúpida reputación. Iris, odio eso'
'Oh, Evans, mi Evans... Yo les debo agradecer que te hayan concebido. No tengas ese odio en tu interior, olvida aquello y mira el presente. ¿No estamos tan bien de este modo?'
'Claro que lo estoy. Iris, eres la única que me ha levantado y aceptado'
, dijo, tomando sus manos y besandolas suavemente. 'Si tu me perdonas este odio, puedo olvidarlo y darme por satisfecho'
'No te subleves, Evans. No debo perdonarte nada, simplemente... sonríe para mi'
, y tomando suavemente su rostro, el hombre depositó un suave beso en sus labios pequeños.

-  -  -  -  -  -  -  -  -

Poco faltaba para terminar mi entrenamiento, solo 4 meses más y sería un Feuermaske. Para tener más contacto con Iris, decidimos enviarnos cartas. Me contaba que mi presencia le hacia falta y que los entrenamientos le parecían menos entretenidos desde que yo no podía acompañarla, pues le alegraba ver mi progreso tanto como a mi el de ella. Era extraño el modo en que mi persona, vacía y llena de rencor por todo parecía reconfortarse con sus palabras, anularse y comenzar sin molestia alguna.
Al séptimo mes, en una de mis visitas, no pensé mucho cuando le propuse que se volviera mi esposa apenas me volviera un Feuermaske. Pareció asombrada, y se puso tan timida y feliz... ¿Como no podría hacer cualquier cosa con tal de tenerla a mi lado, que me aceptara por siempre? Quería amarla, ser fuerte para ella, resguardarme por siempre en sus abrazos. Aceptó mi proposición, realmente feliz. ¿Por qué Iris me mentiría? Por ningún motivo...

-  -  -  -  -  -  -  -  -

Estaba tan llena de felicidad que no podía pensar en nada más que en Evans, que estaría por siempre a mi lado. ¡Qué feliz estaría cuando me viera actuar en el Coliseo! Seguro podría presumirme entre todos los presentes, seguro estaría bastante orgulloso de mi.
Por supuesto, no pensé jamás en mis padres ni sus planes. Prontamente mi felicidad se llenó de angustia y pena. ¿No había nada que pudiera hacer, madre?

No, y ella me comprendía...

-  -  -  -  -  -  -  -  - 

Era la última visita a Iris, pues debía ir a una misión y concretarla de buena forma antes de ser nombrado como Feuermaske. Notaba algo extraño respecto a mi visita anterior, Iris parecía extrañamente desganada, pero me aseguraba que era por el entrenamiento. Ahora, ya tan cerca de nuestros sueños, me hizo prometerle que estariamos juntos a pesar de todo. 'Claro que lo estaremos', le aseguré firmemente. 'Te amo, Evans', dijo con su dulce voz, siendo la primera vez que me lo decía. La besé profundamente antes de irme.

El día de la ceremonia que me convertía oficialmente en un Feuermaske estaba realmente feliz. Mis padres comenzaron a presumirme orgullosos y eso lo detestaba, pues era mi 'logro', pero no me importó en absoluto, pues estaba emocionado por la idea de poder estar siempre junto a Iris. Sin esperar un segundo emprendí mi viaje a su hogar, sin saber que algo realmente horrible me estaba esperando...

¿Por qué me mentirías, Iris?

'Lo siento, muchacho. Mi hija ha sido comprometida con el honorable Reichmaske Alexander hace algunos meses'
'Imposible, Iris aceptó ser mi esposa'
'Eso no me importa en absoluto. Ella ha sido comprometida y debe de respetar mis ordenes'
'Iris, diles la verdad. Diles que me amas... ¿verdad?'
, gruñí. Ella desvió la mirada, y habló con voz temblorosa.
'Debo acatar las ordenes de mis padres. Ellos buscan lo mejor para mi'

Recuerdo como todo parecía desmoronarse a mi alrededor, como todo parecía volverse real y vacio. Iris había guardado silencio, no hizo absolutamente nada por evitar el compromiso que le imponían. ¿Por qué, Iris? Hasta el día de hoy me lo pregunto..

No sé qué tenía el soldadito que su padre lo escogió, yo también era fuerte y mucho más merecedor de Iris que cualquier otro ser. Más poder... Si tan solo tuviera más poder, que ninguna otra marioneta poseyera, que fuera el mejor siempre...
Me sentí abandonado, realmente abandonado ahora que Iris me traicionó y mintió, que me rechazó, como siempre temí. Volverse un Feuermaske no tuvo sentido, el orgullo que me tragué no sirvió de nada, y sin dudarlo renuncié a los Feurmaske, ganando a cambio el odio de toda mi familia que comenzaba a disfrutar los lujos del cargo. ¿Qué importaba? Nada... No importaba nada...

¿Qué voy a hacer ahora? Lo único que parecía para mi en esta vida desolada y vacia era Iris, pero ya no quedaba nada, ni futuro ni presente, y el pasado era horrible y tenebroso. Sólo estaba yo... Yo, Anthony Evans, solo yo... Y con eso era suficiente, pues odiaba necesitar de la gente. La tentadora oferta surgió de pronto, un susurro sensual y provocativo, una oferta realmente perfecta.

Hagamos este pacto, entonces...
Y no te atrevas a traicionarlo jamás...


Al despertar me sentí como una persona nueva, el poder llenando cada parte de mi, la fuerza vibrando inquieta en mi interior. Ahora tenía completa libertad, era en ese momento que comenzaba todo otra vez. Había muerto en un segundo pero parecía más vivo que nunca, ¿a quién podría lastimar un muerto, uhuhuh? Ahora podría jugar a su modo, divertirse como siempre había deseado. La boda era en un par de semanas, ¿por qué no hacerle una sorpresa a la novia? Y estaba sediento de alcohol y placer, necesitaba imaginar que llenaba el siempre presente vacio con aquellos cuerpos hermosos y aquellas noches de alcohol. Por largos días olvidé completamente todo.

-  -  -  -  -  -  -  -  - 

Era el gran día, y no podía ausentarme en la celebración. Compré las mejores ropas elegantes que encontré para asistir a la ceremonia, sentandome en un rincón, al final, ocultandome entre la gente. No quisiste invitarme, quizás sentías pena por mi... Qué horrible ser en el que te transformaste de un segundo a otro, Iris.
Realmente hacías honor a tu nombre con ese hermoso vestido blanco con detalles violeta, tu rostro bajo ese velo delgado que volvía de tus profundos ojos un verdadero misterio. El novio era cualquier cosa con ese traje barato, nada digno de recordar. Oh, Iris, si tan solo fuera yo el que esperara por ti tras tu lenta marcha, qué distinta serian las cosas...
Estaba nervioso, por lo que saqué un cigarro ante la mirada de disgusto de los invitados, levantandome con elegancia y caminando con pasos firmes donde Iris, sujetando su brazo y sorprendiendola. Incluso tras ese velo parecía realmente sorprendida, pero... ¿y esa sonrisa triste? El novio por supuesto que se molestó, envainando su espada ante una conmocionada multitud que no atinaba aún. ¿Cómo se atrevía? No sabía en qué problema se estaba metiendo... Una fuerza increíble parecía remecer mi interior, y con algo de dificultad pude materializar un hacha en mis manos frente a los ojos asombrados de todos, las sombras negras desapareciendo de mi mano. Sin mucho esfuerzo la enterré en el cuerpo del hombre, resguardando a Iris tras mi espalda para no ensuciar su hermoso vestido. Iris jadeó, pasmada, mientras volvía a escuchar otra vez a medida que la adrenalina me abandonada, notando que todos los invitados menos sorprendidos se iban en mi contra mientras algunas gritaban y los niños lloraban.  Sacaban sus espadas, pero yo, un Teufel recién nacido era muchisimo más fuerte que todos ellos. Hermosas manos, sombras hechas manos, hermosas manos como las de Iris surgieron del piso, capturando a todos en su lugar y dandole paso para huir a paso rapido con Iris, la que lloraba, asustada. Practicamente la arrastré al hotel más cercano, arrojandola a la cama de una pequeña habitación donde la encerré. El velo dejaba al descubierto su rostro, pálido de temor, las lágrimas rodando por sus mejillas, opacando sus hermosos ojos. Ah, solo le bastaría en un mundo paralelo arrancarle la ropa y la piel para hacerla suya... Pero estaba furioso.




'No llores! Yo soy el que debería llorar!'
'No comprendes, Evans, no comprendes!'
'No, no te comprendo y no quiero hacerlo, Iris. No te puedo perdonar'


Ante la mirada asustada de Iris, volvió a materializar el hacha en su mano, sujetando firmemente a la mujer de las muñecas para que no intentase escapar. Tan débil y frágil...

'Recuerdo aquella primera función. El Bufoon usaba un hacha como esta, y te encantó su acto, Iris. La llamaré Harle, una contracción de tu apodo artístico... Qué pena que nunca lograrás usarlo ni recibir los aplausos...'

Sin dudarlo corté sus piernas para que no escapara, lentamente y con poca precisión, provocandole un gran dolor. Disfruté placenteramente verla retorcerse de dolor, exquisitos escalofríos recorriendo mi columna al escuchar sus gritos de terror y desesperación, verla deshacerse. La habitación se ensuciaba cada vez más cuando agitaba el hacha para limpiar la sangre, y el piso era un charco hermoso. Mi hermosa flor de Iris se fragmentaba... Ahora cortaría su cabeza, decididamente la mataría por todo, pero...

Sus ojos. Los brillantes ojos de Iris, llenos de pena y horror, ocultaban algo, en lo más profundo de su pupila... Me remecí de pronto al notarlo, los ojos de Iris me miraban, a pesar de todo, como siempre me habían observado: Iris me miraba comprensivamente, como solo ella pudo en toda la vida, y a pesar de que la estaba matando aceptaba sin oponerse el maltrato, el castigo, porque sabía que lo merecía... Quería perdonarla pero no podía, después de todo, yo me convertí en esto por ella, y odiaba ser engañado, rechazado. No, Iris, no te puedo perdonar que no hayas luchado por mi como yo por ti, y ahora comprendo que es porque jamás te merecí. 

'
Jamás te merecí, Iris... Jamás pudiste rebajarte a mi nivel porque no lo merezco... Nunca...'

No pude evitar llorar, aunque intentaba ocultar mi rostro de los ojos de Iris era imposible. Débilmente alzó su mano hasta alcanzar el dorso de mi mano, intentando con esfuerzo subir, por lo que incliné mi cabeza sobre ella para que acariciara mi mejilla antes de que su mano declinara bruscamente, sus ojos azules llenos de lágrimas. Mis dedos subieron hasta sus orbes, comenzando a enterrarse en sus ojos, nuevos gritos agudos escapando de su boca.

'Perdóname, Iris...'

-  -  -  -  -  -  -  -  - 

Obligada a hacer un pacto con Hades para mantenerla con vida y en ese estado, Iris se volvió un demonio. No puedo mirar su rostro aunque ella no sepa que lo hago. Siempre está recostada e inmóvil, parece aturdida, reaccionando lentamente a los sonidos. Nunca más volvió a sonreír, aunque sus manos rodean las mías cuando las sujeto. Ahora me perteneces, hermosa flor que continua llorando sangre, lamentablemente me perteneces... ¿Qué pasa por tu mente en estos instantes? Nunca lo sabré con certeza. Pero juré protegerte, Iris, porque...

Porque después de todo yo. . . .

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: MaryChain Enviado: 03/01/2012 19:23


 
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