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EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
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De: Ceciliak59  (Mensaje original) Enviado: 15/05/2010 09:29
EL MIEDO

Recuerdo algunos reveladores momentos de comprensión cuando nuestros grupos centraron varias de sus sesiones en torno al tema del miedo. Recuerdo también cómo el tema fue desarrollándose gradualmente, la forma como las personas miraban en lo profundo de sí mismas y cómo muchos diferentes miedos salían a la luz.
Uno de nosotros había permanecido en silencio durante varios meses. De pronto, el dique se vino abajo y él describió la forma como había sido reprimido cuando era niño y como sus contemporáneos habían abusado de él. Contó que se había sentido indefenso, que se había replegado sobre sí mismo y construido una coraza protectora a su alrededor, ya que tenía miedo de ser herido. Finalmente, habló de cómo el Trabajo y el apoyo del grupo le habían dado la valentía para verse a sí mismo, para ver su miedo y para poder exponerlo ante sus compañeros. Cuando describía todo esto, era maravilloso ver el alivio reflejado en su cara, en sus ojos.
Con otra alumna tuvimos varias conversaciones privadas en las cuales lloraba con profunda angustia e infelicidad. La decepción en relaciones anteriores le había causado gran dolor y retraimiento. Ella no se daba realmente cuenta de que el miedo del pasado era trasladado al presente, convirtiéndose en la causa de todo esto. Cuando hablábamos acerca del miedo en una de las sesiones, de repente sus ojos se iluminaron y súbitamente pudimos ver cómo la valentía la impregnaba: había encontrado un ángulo desde donde podía ver el pasado y abrir posibilidades para el futuro. Fue entonces cuando reconoció el sentido de las palabras de Gurdjieff: "Viva aquí y ahora".
Otro miembro del grupo describió vividamente un miedo profundamente arraigado en él. Habló de un sueño en el que se veía en el último piso de un edificio; abría una puerta que conducía a la azotea, donde se encontraba rodeado por otros altos edificios que lo amenazaban y lo encerraban. El borde del techo representaba el riesgo de una caída de seis pisos. Describió su pavor de acercarse al borde y estaba consciente de su miedo. Esto era muy valioso: ver el miedo. De hecho, al final de la descripción de este sueño, sintió la posibilidad de hacer un esfuerzo adicional: la próxima vez iría hasta el borde.
Existen miedos abrumadores, agotadores y corrosivos, causados por fantasías, proyecciones de eventos futuros; miedos de catástrofes que puedan afectarlo a uno mismo, a los amigos o a los seres queridos. Por ejemplo, usted puede tenerle miedo al estado del tiempo, a que una tormenta de nieve o un tornado interfiera en sus importantes planes de negocios o de placer. O preocuparse de que sus hijos puedan contraer una enfermedad fatal. ¿Cuántas veces se materializan estos eventos imaginarios? Rara vez, si alguna.
Cuando reflexiono sobre el miedo, trato de conectarlo con lo que se enseña en el Trabajo acerca de una observación interior profunda. El primer pensamiento que me pasó por la mente fue "el miedo a lo desconocido". Pero, ¿a qué parte de lo desconocido? La parte del hombre que teme verse a sí mismo. Uno puede temer ver una realidad que no concuerda con la ilusión que uno tiene de sí mismo. Esa imagen puede peligrar si uno se ve realmente tal como es. Ese miedo puede ser el mismo que experimentamos cuando vemos nuestra vanidad y nuestro orgullo herido. Es el miedo de no poder soportar la decepción si uno se ve a sí mismo objetivamente.
Estos son miedos interiores, psicológicos. No obstante, existen otros. Uno puede temer que le hagan mayores exigencias, que le exijan mayores esfuerzos en el Trabajo. Se puede temer que la rutina y la pereza de uno sean sacudidas. Uno teme que su conciencia se dé a conocer. Nuestros dos mayores enemigos, los sentimientos de incapacidad y rechazo, están allí, esperando aparecer y crear un miedo que puede ser superado con un largo trabajo en un grupo.
Hemos hablado de los miedos inútiles. Sin embargo, existen miedos —llamémoslos miedos biológicos— que se justifican. Los miedos útiles surgen cuando tengo que caminar a través de un parque reconocidamente peligroso. Estos son miedos que nos hace ser cautelosos cuando manejamos en una carretera cubierta de hielo. Si estoy caminando entre árboles en medio de una tormenta eléctrica o de una enceguecedora tormenta de nieve, habrá un miedo natural. Estos son miedos legítimos y útiles. Son miedos que me dicen: "Ahora debo estar despierto".
En toda situación de nuestras vidas, hay por lo menos dos ángulos desde los cuales podemos observar a dos grupos de "yoes" actuando en nosotros. El lado negativo es el miedo en sí, la preocupación mecánica. No obstante, miremos el lado opuesto. ¿Qué es lo opuesto al miedo? Es la valentía. Se necesita mucha valentía para ver todo esto en uno; para enfrentarlo en lugar de salir corriendo. ¿Se da cuenta de que al tener el valor de hacer el esfuerzo de verse, se preservan y crean diferentes energías en uno, energías que le ayudan a su transformación interior, energías que finalmente le ayudarán a conquistar sus miedos? Recuerde la Ley de Tres.
¿Qué puedo hacer con mis miedos? ¿Qué debo hacer para lidiar con ellos? Trato de ser consciente enfrentando mi emoción cuando el miedo se instala. Puedo tratar de estar consciente al enfrentar mi emoción cuando el miedo me acecha. Puedo tratar de estar atento a su llegada y ver la forma como se manifiesta. Poco a poco, este mirar aclara mis sentimientos y disminuye, por lo menos, los miedos basados en la imaginación.


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