Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

EL CUARTO CAMINO DE GURDJIEFF-BENNETT
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 1.- CURSO BREVE SOBRE LA ATENCION 
 2- CURSO LENGUAJE 
 3.- CURSO YOES 
 Curso de Crecimiento-Nivel 1 
 Curso de Evangelios 
 Curso Fragmentos Enseñanza desconocida 
 Curso Psicología Posible Evolución Homb 
 SITTING 
 LIBROS 
 CUENTOS 
 DICCIONARIO 
 VIDEOS 
 COMPARTIR 
 MÚSICA 
 Curso de Observación de Sí 
 Reportes Cronistas Expediciones 
 Curso de Observación de Si 2 
 Curso de Observacion de Si, 3 
 EL CAMINO DE UN HOMBRE 
 Seminario Barcelona 2012 
 CURSO DE SIMBOLOGÍA 
 Cronista Curso de Cuentos 
 Cronista Curso de Octavas/2013 
 GRUPO BARCELONA 
 PLEGARIA 
 Notas de JANE HEAP 
 TALLER DE CHAKRAS 
 
 
  Herramientas
 
Curso de Crecimiento-Nivel 1: Tema 15- Segundo Texto de Apoyo
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Ceciliak59  (Mensaje original) Enviado: 15/05/2010 09:30
NUEVA NOTA SOBRE LA VIOLENCIA Y LA COMPRENSIÓN —VIOLENCIA Y TEMOR

Hemos hablado recientemente sobre la comprensión y que ésta es la más poderosa fuerza que podemos crear. La fuerza por sí misma sin la compren¬sión tiende naturalmente a convertirse en violencia. Cuando un hombre actúa por medio de la violencia, actúa sin comprensión. La violencia reside en la voluntad de sí u obstinación. Ahora bien, cuando un hombre actúa a través de su comprensión, lo hace desde lo que hay de mejor en él respecto de su nivel de conocimiento y de su nivel de ser. La calidad de su voluntad, que pertenece principalmente al lado de su ser y en un hombre mecánico es la resultante de sus sentimientos y deseos, y la calidad de su instrucción, que pertenece principalmente al lado de su conocimiento, determinarán si bajo determinadas circunstancias el hombre actuará desde la violencia o desde la comprensión. Coincidimos en reconocer que creemos desempeñamos mejor de lo que lo hacemos en realidad. Esto significa que el nivel de ser, que es el que actúa, es inferior al nivel de conocimiento, y por eso tan a menudo actuamos impulsados por la violencia.
Les recordaré otra vez que en el Trabajo se contempla a las gentes desde dos lados —el nivel de su conocimiento y el nivel de su ser—. Es útil con¬templar a toda persona desde ese ángulo, en especial a uno mismo. La cues¬tión no estriba meramente en decir: "¿Qué sabe este hombre o dónde ha estado o qué trabajo tiene?" sino también, "¿A qué se asemeja? ¿Qué clase de hombre es él? ¿Es, por ejemplo, querellador, o engreído, o indigno de confianza, o ladrón, o embustero, o calumniador?" Porque todas esas cosas pertenecen a la calidad de ser. Ahora bien, es difícil y al principio imposible observarse a sí mismo cuando se está en estado de violencia porque, como se dijo recientemente, estar en estado de violencia es estar completamente dormi¬do. Se puede, empero, observar después dicho estado hasta cierto punto. El Centro Intelectual recuerda probablemente algunas de las expresiones emplea¬das y el Centro Motor habrá registrado algunos de los gestos. Pero no será capaz de recordar la emoción misma. Cuando se sale de un estado emocional peculiar éste parece lejano, hasta irreal. Cuando se entra nuevamente en dicho estado nada parece más próximo y real. Tomemos, por ejemplo, el estado de temor, porque es menester referirse brevemente a dicho estado. Sabemos que cuando no estamos en estado de temor, el temor parece irreal. Basta pensar cómo se presentarían las cosas si pudiéramos recordar en el Centro Emocional los horrores de la guerra y volver a sentir dichas emocio¬nes a voluntad. Ah, si pudiéramos lograrlo. Pero no podemos —y así todo sigue igual—. Ah, si pudiéramos recordar a voluntad en nuestra vida algu¬nas emociones saludables que nos visitaron.
Ahora bien, hablando en términos generales, hay dos clases de temores. Hay el temor instintivo —esto es, el temor que tiene su origen en la división emocional del Centro Instintivo. Este está presente en nosotros y en todos los animales, pero desde luego orientado diferentemente. Este temor es esti¬mulado por una impresión sensorial directa- de peligro. Excita la secreción de las glándulas suprarrenales y libera una materia que activa los músculos
—tanto para el ataque como para la defensa—. Esa sustancia, la adrenalina, aunque es elaborada constantemente en pequeñísimas cantidades bajo condi¬ciones normales de seguridad, y en exceso bajo condiciones anormales de falta de seguridad, puede en cierta enfermedad llamada Enfermedad de Addison, faltar por completo. En este caso, el hombre es muscularmente inerte —incapaz prácticamente de ejecutar cualquier movimiento muscular—. No tiene nada que ver con la holgazanería. Desde el ángulo del Trabajo, se produjo una carencia de Tercera Fuerza. Ahora bien, el temor reconoce otro origen que no se debe únicamente al peligro experimentado por los sentidos. Este temor está situado en el Centro Emocional y por dicha razón está íntimamente co¬nectado con la imaginación emocional. La imaginación no es algo insensato —excepto en su sentido literal— es decir, que no surge de los sentidos. Es muy poderosa. Es inútil decir a una persona: "No es sino imaginación." Decir tal cosa muestra simplemente la propia ignorancia, la carencia de com¬prensión psicológica —porque la imaginación, la imaginación no dirigida, ejerce incalculable influencia en la humanidad dormida—. Supongamos que una persona sufre siempre de temores imaginarios. Estos se originan en el Centro Emocional. Teme que la entierren viva, o que va a padecer una grave enfermedad, o teme que de pronto alguien la ataque, o teme fracasar en sus exámenes, o que pueda perder su dinero y su posición, y cosas semejantes. Todo ese temor debe su origen al Centro Emocional y es desde luego negativo —esto es, surge de las múltiples actividades de la parte negativa del Centro Emocional. No se funda en una situación real dada por los sentidos. Un conejo, al ver un perro, se oculta en su madriguera. Su temor se debe al Centro Instintivo —una respuesta directa al estímulo sensorial. Al cabo de un rato, el conejo se asoma otra vez. ¡Basta imaginar a un conejo aquejado de temor imaginativo emocional! No saldría nunca afuera. Es maravilloso ver cómo un conejo sale de su madriguera. Pero no se debe al valor.
Ahora bien, el temor en el Hombre lleva a la violencia de muchas ma¬neras diferentes. Cabe decir que se le puede enseñar a un hombre a controlar el temor instintivo, en especial por la disciplina, pero es mucho más difícil controlar el miedo emocional. Es en rigor imposible, a menos de poseer fe, visión y creencia, mediante las cuales sabe que nada puede hacer y que él es impotente, pero si se recuerda a sí mismo será ayudado, comprendiendo que su vida no depende de él. Esa fe, esa creencia, esa visión son llamadas "aferrarse de la cuerda" en el Trabajo y curan el Centro Emocional. Pero si un hombre atribuye su vida a sí mismo, si atribuye todo cuanto hace —hasta la digestión de su alimento y el latir de su corazón— a sí mismo, entonces su Centro Emocional está en un malísimo estado y, de hecho, está invertido. No es la consideración interna lo que eliminará el temor, sino la considera¬ción externa. Sólo conoce las emociones de sí. Sólo se ama a sí mismo. No es esta clase de amor el que se menciona en la frase: "El amor echa fuera el temor". Como dije, no es la consideración interna la que ahuyentará al temor, sino la consideración externa. Les preguntaré otra vez: "¿Cómo se mueven? ¿Cómo piensan? ¿Cómo sienten?" En suma, el Centro Emocional anda mal a menos de ser cada vez más susceptible a los sentimientos provenientes de las ideas que nos dicen que no nos hemos creado a nosotros mismos y que la vida no se puede explicar en función de sí misma. Ahora bien, todas las emociones suscitadas por un suficiente contacto con el Trabajo empiezan a purificar el Centro Emocional y disminuyen el temor. Esto conduce a la eliminación del temor —y así a la gradual cesación de la violencia que tiene su origen en esta fuente. Un hombre que sólo cree en sí mismo tiene obvia¬mente muchos temores innecesarios que suelen llevarlo á la violencia. Sos¬pechará naturalmente de los otros. La sospecha origina fácilmente la violen¬cia. La falta de visión produce automáticamente hoy día un aumento de la sospecha y el temor por doquier. Conocemos la clase de hombre que de pronto se nos acerca y dice: "¿No se estará usted burlando de mí, por casualidad?" Ahora bien, tal hombre, que cree en sí mismo, que atribuye todo a sí mismo, que se admira a sí mismo, y que tiene muchas sorprendentes imágenes de sí mismo, tiende a ser violento, porque, con motivo, es incapaz de reírse de sí mismo. Si se pudiera decirle: "Me río de un 'Yo' en usted, pero no de usted", temo que daría con mi cuerpo en tierra.
Ahora bien, nos ocuparemos de todo lo tocante a la purificación del Centro Emocional. Puesto que atribuimos todo a nosotros mismos, aun nues¬tro cerebro, sólo tenemos auto-emociones. Las auto-emociones conducen even¬tualmente a la violencia. Les aconsejo que lean el capítulo del señor Ouspensky sobre las emociones en su primer libro, "Tertium Organum".
Ahora bien, en su lado práctico —todo el Trabajo se refiere a hacer que lo que reside en nuestro Ser sea cada vez más consciente— esto es, llevar a la luz de la conciencia lo que siempre actuó en nosotros mecánicamente y que hasta ahora nos ha estropeado la vida. A este respecto es útil observar qué clase de temor nos impulsa a la violencia. ¿Teme, por ejemplo, que no lo traten como merece? (No me refiero al temor instintivo). Si empieza a ver la conexión existente entre algunas formas de violencia y un temor que hasta ahora no fue percibido o reconocido, entonces descubrirá que si expone dicha conexión cada vez más a la luz de la conciencia (por medio de la obser¬vación de sí) esta obrará cada vez menos poderosamente. En otras palabras, mientras antes reaccionaba mecánicamente, ahora percibe y empieza a actuar conscientemente. Esto es mudar el ser.


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados