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Curso de Evangelios: El Lenguaje de las Parábolas
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De: Ceciliak59  (Mensaje original) Enviado: 12/08/2010 22:21
EL LENGUAJE DE LAS PARÁBOLAS

Todas las sagradas escrituras tienen un sentido interno y otro externo. Tras la literalidad de las palabras yace escondida otra gama de significados, otra forma de conocimientos. Según una de las más antiguas tradiciones, hubo una época en la que el hombre estaba en contacto con esos conocimientos y significados internos. Muchos de los relatos del Antiguo Testamento proporcionan un conocimiento diferente, tienen un significado muy distinto de aquel que se puede obtener leyéndolos al pie de la letra. Relatos como el del Arca de Noé, el del mayordomo y del panadero del Faraón, el de la Torre de Babel, el de Jacob y Esaú y el guisado de lentejas, y muchos otros más, tienen un significado psicológico interno que está muy lejos del nivel de un entendimiento literal. Y en los Evangelios la parábola se utiliza de la misma manera.
Muchas son las parábolas que se emplean en los Evangelios. Si las leemos al pie de la letra vemos que aparentemente se refieren a viñas, padres de familia, mayordomos, hijos dispendiosos, aceite, agua, vinagre, semillas, sembradores y tierra y muchas otras cosas. Pero éste es el nivel literal de su significado. Como ocurre con el lenguaje de todas las sagradas escrituras, el de las parábolas es difícil de comprender. Cuando se los lee de un modo textual, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo están no sólo llenos de contradicciones, sino que inclusive encierran un sentido cruel y repulsivo.
Y es solamente natural que surjan estas preguntas: ¿por qué estas escrituras que llamamos sagradas están hechas en tal forma que conducen a un extravío? ¿Por qué razón no se explica su significado con toda claridad? Si el relato que informa que Jacob suplantó a Esaú, o el de la Torre de Babel, o el del Arca de Noé, construida de tres plantas y que navegó sobre las aguas del Diluvio, si ninguna de estas leyendas es verdaderamente cierta y más bien ocultan un significado por completo distinto, ¿por qué razón no se hace más evidente? ¿Por qué no se explica con claridad lo que significan? Y si aquel que estuviese acostumbrado a pensar de esta manera preguntase por qué el relato de la Creación en el Génesis (que por cierto no se puede tomar al pie de la letra) es algo tan completamente distinto de lo que dicen las palabras, bien podría llegar a la conclusión de que todas estas escrituras supuestamente sagradas no pasan de ser una especie de fraude perpetrado con deliberación contra la humanidad. Si todos estos relatos, alegorías, mitos, comparaciones y parábolas que contienen las sagradas escrituras significan alguna otra cosa, ¿por qué no se las puede declarar abiertamente, desde el comienzo mismo, de suerte que todos puedan entenderlas? ¿Por qué ha de estar todo tan velado? ¿Por qué tanto misterio, tanta oscuridad?
La idea subyacente en toda sagrada escritura, es la de proporcionar un sentido más elevado que el que pueden dar las meras palabras, y su verdad debe el hombre percibirla internamente. Esta interpretación más elevada, interna o esotérica que se vuelca en palabras e imágenes accesibles a los sentidos ordinarios sólo puede asirse mediante la comprensión, y es justamente en este punto donde surge la primera dificultad cuando se trata de proporcionarle al hombre un entendimiento superior. El entendimiento literal de un hombre no es necesariamente igual a su capacidad para captar un significado psicológico. Una cosa es captar de modo literal y otra entender psicológicamente. Tomemos algunos ejemplos. Uno de los mandamientos nos dice:
"No matarás". Esto es literal. Pero su sentido psicológico es éste:"No matarás en tu corazón". El primer significado es textual, el segundo es psicológico y, efectivamente, así se da en el Levítico. Luego, el mandamiento "no adulterarás" es literal, pero su significado psicológico es mucho más profundo y se refiere a la mezcla de doctrinas, a la mezcla de distintas enseñanzas. Por este motivo se dice a menudo que las gentes se prostituyeron al ir tras otros dioses, y cosas por el estilo. También tenemos que la interpretación textual del mandamiento "no robar" es obvio; mas su sentido psicológico es más profundo. Psicológicamente, "robar" significa pensar que uno hace las cosas de sí mismo mediante sus propios poderes, sin advertir que uno ni siquiera sabe lo que es, ni cómo piensa, ni cómo siente, ni tan sólo cómo se mueve. Es, por así decirlo, como si uno diese por sentadas muchas cosas, adjudicándoselas todas a sí mismo.
Dr. Maurice Nicoll (El Nuevo Hombre)


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De: Ceciliak59 Enviado: 12/08/2010 22:24
EL LENGUAJE DE LAS PARABOLAS
Segunda Parte
Los Evangelios hablan principalmente acerca de una posible evolución interior a la que dan el nombre de "renacimiento". Esta es su idea central. Comencemos por turnar esta evolución interior como si significase un desarrollo del entendimiento. Los Evangelios nos indican que el hombre que habita esta tierra puede someterse a un proceso de evolución interior si llega a tomar contacto con cierta enseñanza precisa. Por este motivo Cristo dijo:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan XIV, 6). Esta evolución interior es psicológica. Devenir un ser más comprensivo constituye un desarrollo psicológico. Y este desarrollo yace en la comprensión. Un hombre es lo que comprende. Para saber lo que un hombre es, y no lo que aparenta, es preciso observar su nivel de comprensión. Así tenemos que los Evangelios hablan de una verdadera y real psicología cuya base es la enseñanza de que el hombre de esta tierra puede desarrollar una evolución interior de su comprensión.
De principio a fin, todos los Evangelios tratan acerca de esta posibilidad de íntima evolución. Son documentos psicológicos. Hacen referencia a la psicología de esta posible evolución interna, o sea acerca de lo que debe el hombre pensar, sentir y hacer a fin de poder alcanzar un nuevo nivel de entendimiento. Los Evangelios no tratan acerca de los asuntos corrientes de la vida, salvo de una manera indirecta. Tratan de una idea central: el hombre es una semilla capaz de cierto y preciso crecimiento. Se compara al hombre con una semilla capaz de cierta evolución precisa. Tal cual es ordinariamente, el hombre es un ser incompleto, inacabado. Y el hombre puede realizar su propia evolución, puede completarse a sí mismo individualmente. Pero no precisa hacerlo, si no quiere. En este caso se le llama pasto, algo que será consumido por inútil. Tal es la enseñanza que dan los Evangelios. Pero esta enseñanza no se puede dar directamente a nadie y tampoco por obligación; no se le puede imponer a las personas. El hombre tiene que comenzar a entender las cosas por si mismo antes de poder recibirla. Es imposible hacer entender a alguien por la fuerza o por ley. ¿Por qué no se puede dar esta enseñanza directamente? Otra vez llegamos a la vieja pregunta: "¿Por qué el sentido superior de las palabras no se puede proporcionar en términos sencillos? ¿Por qué tanta oscuridad? ¿Por qué todos estos cuentos de hadas? ¿Por qué estas parábolas?, etc., etc." Todo ser humano tiene un aspecto externo desarrollado mediante el contacto con la vida, y posee un aspecto interno que permanece vago, incierto, sin ningún desarrollo. La enseñanza acerca del renacimiento y de la evolución interior no sólo debe caer en el aspecto externo del hombre, en el aspecto desarrollado en la vida. Algunas personas llegan a un estado en el que se dan cuenta de que no están satisfechas de su vida; llegan a un punto en el que empiezan a buscar en otras direcciones y a ir tras distintos propósitos antes que puedan enterarse u oír una enseñanza como la que se da en los Evangelios. La parte externa del hombre está organizada por la vida y por sus exigencias y corresponde a su situación y a sus capacidades. En cierto sentido, es algo artificial, algo que se adquiere fuera de uno mismo. Únicamente el aspecto interno del hombre puede evolucionar como una semilla, con un crecimiento propio de sí mismo. Y por este motivo toda enseñanza acerca de la evolución interior tiene que formularse de tal modo que no caiga únicamente sobre el aspecto exterior del hombre. Tiene que caer primero ahí, en el aspecto exterior, pero asimismo tiene que poder penetrar más profundamente y despertar al hombre mismo, al hombre interior, al hombre desorganizado. El hombre se desarrolla interiormente a través de sus más profundas reflexiones y no a través de su forma externa que está controlada por la vida. El hombre evoluciona a través del espíritu de su comprensión individual; evoluciona por consentimiento interno y en obediencia a lo que entiende como verdad. El sentido psicológico de las enseñanzas relativamente fragmentarias que contienen los Evangelios, se refiere justamente a este aspecto profundo e intimo de todo ser humano. Cuando uno puede comprender que la evolución humana sólo es posible mediante el entendimiento individual, y por lo mismo intimo, puede también comprender que si una enseñanza verdadera acerca de la evolución interior llega a caer tan sólo en la forma externa, le será completamente inútil y hasta parecerá un despropósito, una tontera. Y aun la enseñanza misma puede quedar destruida si llega a caer en el aspecto inadecuado, en la vida de los negocios, en la vida mundana. Entonces el hombre la pisoteará. Tal es el sentido de la observación hecha por el Cristo: "... ni echéis vuestras perlas delante de los puercos porque no las rehuellen con sus pies y vuelvan y os despedacen" (Mat. VII, 6). "Con sus pies" significa la vida exterior del hombre, el aspecto o nivel más bajo de su comprensión, aquel que únicamente cree en lo que le muestran sus sentidos; es el aspecto o nivel de la mente que toca la "tierra" como lo hacen los pies. Y este aspecto no puede recibir la enseñanza que dice de la evolución íntima porque está volcada hacia fuera y no hacia dentro. Este aspecto del hombre no puede, en consecuencia, comprender nada acerca del renacimiento.
El hombre tiene un nacimiento, el natural. Todas las enseñanzas esotéricas hablan de que puede tener y de que es capaz de obtener un segundo nacimiento. Pero este renacimiento, o este segundo nacimiento, le pertenece al hombre en si mismo, al hombre privado, al hombre secreto, al hombre interior, y no al hombre que parece ser en la vida y que piensa que ya es, al hombre de éxito, al hombre que presume. Todo lo último pertenece al hombre exterior, a la apariencia del hombre, y no a lo que verdaderamente es en su interior. Y el aspecto del renacimiento es el interior.
La enseñanza psicológica de los Evangelios no toma al hombre por lo que aparenta ser, sino por aquello que es en lo más profundo de sí mismo. Esta es una de las razones por las que Cristo atacó a los fariseos: porque eran apariencias únicamente. Aparentaban ser buenos, aparentaban ser justos, aparentaban ser religiosos, etc. Al atacar a los fariseos. Cristo atacó aquellos aspectos del hombre que presumen, que se cuidan de las apariencias a fin de obtener méritos exteriormente, aquellos aspectos que temen y que elogian; estos son aspectos de un hombre que bien puede estar ya podrido en sí mismo en lo íntimo. Si se le entiende psicológicamente, el fariseo es aquel aspecto del hombre que presume bondad, virtud y otras cosas. Es un aspecto que lo llevamos todos. Este es el fariseo en todo hombre, y tal es su significado psicológico. Todo cuanto se dice en los Evangelios, ya sea que se presente como parábola, como milagro o como discurso, tiene un sentido psicológico muy distinto al de la literalidad de las palabras. Por lo tanto, el significado psicológico de los fariseos se refiere no a cierto tipo de hombres que vivieron hace muchísimos años, sino que toca a uno mismo, ahora; se refiere al fariseo que cada cual lleva en sí, a aquella persona insincera que llevamos dentro y que, naturalmente, no puede recibir ninguna enseñanza psicológica genuina sin convertirla de modo inmediato en motivo para obtener mérito, alabanza y recompensa. Más adelante estudiaremos con más amplitud el significado del fariseo en uno mismo.

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Ceciliak59 Enviado: 12/08/2010 22:26
 EL LENGUAJE DE LAS PARABOLAS
Tercera Parte
Puesto que todas las sagradas escrituras tienen un sentido literal y otro psicológico, pueden caer sobre la mente de una manera doble, por así decirlo. Si el hombre no fuese capaz de un mayor desarrollo, nada de esto tendría razón de ser. Pero, justamente porque tiene posibilidades de una mayor evolución individual, es que existen las parábolas. La idea "sagrada" acerca del hombre, o sea la idea esotérica o interior, estriba en que éste cuenta con un elevado nivel de entendimiento que no utiliza y que su verdadero desarrollo consiste precisamente en alcanzar el más alto nivel que le sea posible. De modo que todas las sagradas escrituras, como ocurre en la forma de las parábolas, tienen un significado doble porque contienen uno al pie de la letra y que está destinado al hombre tal cual es corrientemente, y otro que a la vez puede alcanzar el nivel superior que existe en él en potencia y que le aguarda.
Una parábola se vuelca en la forma de un significado antiguo. En los Evangelios, las parábolas están vertidas en la forma de un lenguaje antiguo ya olvidado. Hubo un tiempo en que este lenguaje de las parábolas podía entenderse bien. Este lenguaje, el de las parábolas, las alegorías y los milagros, está perdido para la actual humanidad. Pero aún perduran algunas fuentes de conocimiento que nos permiten entender algo acerca de este antiguo significado. Y puesto que el objetivo de la parábola es el de conectar los entendimientos superior e inferior, se la puede considerar como un puente entre dos niveles, como un enlace entre el entendimiento literal y el psicológico. Como luego lo veremos, existió en cierto tiempo un lenguaje preciso en el que esta doble función se comprendía y en la que se utilizaron debidamente ciertas palabras y ciertos términos en este doble y bien entendido sentido. A través de este antiguo lenguaje se estableció un contacto entre los significados superior e inferior, o, lo que el cabo viene a ser lo mismo, entre los aspectos superior e inferior del hombre.
Nuestro primer nacimiento ocurre del mundo celular que evoluciona hacia el hombre. Renacer, o nacer de nuevo, significa evolucionar hacia una psicología superior, hacia un superior nivel de entendimiento. Tal es la meta suprema del hombre conforme lo indica la enseñanza de todas las antiguas escrituras en las que aquél aparece como una semilla psicológica que no se ha desarrollado. Y ésta es la enseñanza esotérica. A semejante nivel solamente se puede llegar mediante un conocimiento nuevo y sintiendo y practicando éste; y el conocimiento que proporciona tales posibilidades al hombre suele ser denominado en los Evangelios a veces la Verdad, a veces el Verbo. Pero no se trata de una verdad ordinaria, corriente, o de un conocimiento vulgar. Se trata de un conocimiento que dice de este paso a un mayor desarrollo intimo.
Tratemos de obtener algunas ideas preliminares acerca de este antiguo y doble lenguaje de las parábolas. Comencemos por estudiar la forma como se presenta la Verdad. En este antiguo lenguaje, las cosas visibles representan hechos psicológicos. La vida exterior, la que registran los sentidos, se transforma en su significado, de un nivel a otro.
La Verdad no es un objeto visible; pero en este lenguaje se la representa como si lo fuera. Una parábola se halla repleta de imágenes visibles de todo cuanto es objeto de los sentidos. Pero cada imagen visual representa algo que corresponde a un nivel psicológico de entendimiento, a un nivel que se distingue de la imagen utilizada. En los Evangelios a menudo se hace uso de la palabra "agua". ¿Qué significa esta palabra en el antiguo lenguaje? Al pie de la letra, quiere decir una sustancia que nosotros conocemos como agua. Empero en un sentido psicológico, en un nivel superior de entendimiento, denota algo muy diferente. La palabra "agua" no significa sencillamente agua. Al hablar a Nicodemo acerca del renacimiento. Cristo le dice que el hombre tiene que nacer de agua y espíritu, "... el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios" (Juan III, 5). ¿Qué quiere decir, pues, agua? Tiene que tener otro significado, uno superior o psicológico. Quizá podamos colegir que "espíritu" pueda significar "voluntad" o aquella parte más intima y más real del hombre. Y también podemos entender que nacer de nuevo no significa necesariamente volver al vientre materno como pensaba Nicodemo, quien representaba al hombre que únicamente es capaz de un entendimiento literal. Sea lo que fuere lo que nosotros podamos pensar acerca del significado de "espíritu", no podemos, con nuestra comprensión ordinaria, imaginar lo que denota el "agua" en este antiguo lenguaje de doble sentido en el que las cosas sensorias portan un significado diferente y especial. No hay ninguna clave. Decir que un hombre debe nacer de nuevo del agua física es decir un desatino. ¿Qué puede, pues, significar la palabra agua en un sentido psicológico? Podemos encontrar en otros pasajes de la Biblia lo que esta imagen física representa a un nivel psicológico de entendimiento. Pueden citarse cien ejemplos. Tomemos uno de los mismos Evangelios. Cristo habló a la mujer de Samaría, en la escena del pozo, y le dijo que él podía darle "agua viva". Cuando ella ha ido a sacar agua del pozo, le dice:
"Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed; mas el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna." (Juan IV, 13-14.)

Es obvio que en este caso se utiliza la palabra "agua" en un sentido perteneciente a ese ya olvidado lenguaje. Y en el Antiguo Testamento, en el Libro de Jeremías, encontramos:
"Porque dos males ha hecho mi pueblo: dejáronme a mi, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen aguas." (Jerem. II, 13.)

¿Qué es, pues, esta agua, esta agua viva?
En el lenguaje antiguo, agua significa "verdad viviente". Y es una verdad viviente porque hace que el hombre viva en sí mismo, que no esté muerto una vez que ha aceptado este conocimiento y lo aplique prácticamente. En los términos de la enseñanza esotérica, o sea en la enseñanza sobre la evolución interior, se denomina muerto a un hombre que nada sabe acerca de ella. Se trata de un conocimiento de la verdad, pero únicamente con relación al logro de un más alto nivel de evolución interior que a todos aguarda. Se trata de un conocimiento acerca del nivel superior del hombre y de todo cuanto nos puede ayudar a alcanzar ese nivel. Se refiere a lo que una persona tiene que saber, pensar, sentir y entender y hacer a fin de poder llegar a su próxima etapa de desarrollo. No se trata de una verdad externa, acerca de cosas u objetos exteriores, sino de la Verdad intima, de la Verdad interior del hombre mismo y de la clase de persona que es y cómo puede cambiar. Por lo tanto, es una Verdad esotérica (esotérico significa interior) o la Verdad en cuanto se refiere a aquel desarrollo intimo y a la nueva organización del hombre y que asimismo le lleva a la siguiente etapa en su genuina y real evolución. Pues nadie puede cambiar, nadie puede hacerse distinto, nadie puede evolucionar y alcanzar este nivel superior y renacer, a menos que conozca, oiga y siga una enseñanza acerca de ello. Si el hombre piensa que ya conoce la Verdad de este tipo y que la conoce por sí mismo, entonces es como aquellos a quienes se menciona más arriba, que "dejan las fuentes de agua viva para cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no detienen aguas". La idea es bastante clara. Existe una enseñanza, en todo tiempo ha existido, y ella puede conducir al hombre hacia un desarrollo superior. Esta enseñanza es la verdadera enseñanza psicológica con relación al hombre y a la posibilidad del desarrollo del Nuevo Hombre en si mismo. El hombre no puede inventarla por sí mismo. Podrá fabricarse toda suerte de cisternas, pero éstas no contendrán agua alguna; o sea que no contendrán ninguna Verdad.
Cuando no existe la Verdad en esta forma, el estado del hombre se considera o se compara con la sed:
"Los afligidos y menesterosos buscan las aguas que no hay; secóse de sed su lengua..." (Isaías XLI, 17.)

O cuando la gente va tras una enseñanza errada, esto se compara como el beber aguas amargas, muertas o enfermas:
"Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa." (Mat. X, 42.)

Quien tenga una mentalidad que tome esto al pie de la letra pensará que basta con darle un vaso de agua fría a un niño. Pero si el agua significa Verdad, entonces se refiere a la transmisión de la Verdad por imperfectamente que se haga. Y "pequeñito" aquí no significa un niño (en griego) sino una persona de pequeño o poco entendimiento. También tomemos nota de que para poder recibir la Verdad la mente tiene que ser como una copa que reciba lo que en ella se vuelca. O sea que el hombre tiene que estar listo y dispuesto a que se le enseñe, de tal modo que su mente sea como una copa que reciba agua. De esta manera, la frase "dar un vaso de agua" se refiere tanto a la recepción de la Verdad, como a su transmisión o comunicación a otros.
Pero nada de esto puede expresarse de una manera lógica; sin embargo, se puede entender de un modo psicológico. Y tal es, justa y precisamente, la intención del antiguo lenguaje que hemos comenzado a estudiar.

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Ceciliak59 Enviado: 12/08/2010 22:28
EL LENGUAJE DE LAS PARABOLAS
Cuarta, Quinta y Sexta Parte
Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo se utilizan otros términos para indicar la Verdad. El agua no es la única imagen que se usa para representar el tipo de Verdad que estamos estudiando. En el lenguaje antiguo también se usan las palabras piedra y vino para imaginar esta forma de la Verdad, pero ambas corresponden a diferentes niveles de entendimiento.
Piedra significa la más externa o literal de las formas de la Verdad esotérica. Representa la Verdad esotérica en su sentido más rígido, inflexible. Los mandamientos fueron escritos sobre piedra. Pero también es menester tener en consideración que la Verdad acerca de una evolución superior debe descansar sobre una base firme para quienes no son capaces de penetrar su sentido más profundo.
Repasemos brevemente la extraordinaria leyenda de la Torre de Babel, según se la presenta en el Génesis. La idea en torno a la cual está urdido este relato es que el hombre quiso alcanzar un nivel superior de desarrollo haciendo uso de sus conocimientos ordinarios. Este es el significado de una torre construida por el hombre. Pero de lo que ya va dicho puede desprenderse que el logro de un nivel superior requiere que se siga una enseñanza impartida, ya sea al individuo o la humanidad. Ningún hombre, "congojándose", podrá añadir un codo a su estatura: es decir, no puede desarrollarse mediante sus propias ideas, sus propios pensamientos. Tiene que someterse a una enseñanza. Sus esfuerzos tienen que cimentarse en la Verdad que ahora estamos estudiando. Y este conocimiento especial, o Verdad esotérica, se llama piedra en su más bajo nivel de comprensión. Ya veremos con qué se construyó la Torre de Babel en relación a este conocimiento necesario y que llamamos Verdad. No fue construida con piedra, y este hecho se indica expresa y deliberadamente. O sea que no provino del conocimiento de un nivel superior del hombre, o de aquellos que ya han devenido el Nuevo Hombre.
El relato de la Torre de Babel es algo muy extraño y tendría muy poco significado si se le toma al pie de la letra. Comienza diciendo que en cierta época, después de los días del Arca de Noé, toda la gente tenía una lengua común. "Era entonces la Tierra de una lengua y de unas mismas palabras." (Génesis XI, 1.) En seguida se indica que se alejaron del Oriente (o sea de la Verdad) y llegaron a una vega donde proyectaron construir una torre que llegase al cielo. Adviértase cómo continúa la historia:
"Era entonces toda la Tierra de una lengua y unas mismas palabras. Y aconteció que, como se partieron de Oriente, hallaron una vega en la tierra de Shinar, y asentaron allí. Y dijeron los unos a los otros: «Vaya, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego». Y sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el betún en vez de mezcla. Y dijeron: «Vamos, edifiquemos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre por si fuéramos esparcidos sobre la faz de la Tierra». Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: «.He aquí el pueblo es uno y todos éstos tienen un lenguaje; y han comenzado a obrar y nada les retraerá ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos y confundamos allí sus lenguas, para que ninguno entienda el habla de su compañeros. Así los esparció Jehová desde allí, sobre la faz de la Tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la Tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la Tierra." (Génesis XI, 1-9.)

Tomemos nota de que se partieron de Oriente y que tenían ladrillos, o sea materiales hechos por el hombre, en lugar de piedra. En el antiguo lenguaje de la parábola, el Oriente representa la fuente del conocimiento esotérico, de la Verdad esotérica. Llegaron a una vega, a un llano, o sea que descendieron desde un nivel superior y entonces comenzaron a pensar que podían hacer algo de sí mismos, que podían hacer algo fuera del conocimiento de la Verdad que habían obtenido en el Oriente. De modo que comenzaron a construir una torre pensando que mediante sus propias ideas, sus propios pensamientos, podían alcanzar los niveles superiores que acá se llaman "cielo" que es el mismo nombre que se les da en los Evangelios. "Cielo" significa un nivel superior del hombre, y "tierra" denota un hombre ordinario, el hombre tal cual es común y corrientemente, o sea el hombre natural. Comenzaron a construir por sí mismos; pero es menester que también tomemos nota de que no solamente tenían ladrillos en lugar de piedra, sino que tenían betún en vez de mezcla.
Un grado inferior no puede entender a uno superior. Un hombre de un nivel superior no puede ser comprendido por uno de nivel inferior. Tal cual es, el hombre no puede alcanzar un nivel superior a menos que entre en posesión del conocimiento (llamado Verdad) que pueda conducirlo. De suerte que la torre fue un fracaso. Y en la extraña forma en que este antiguo lenguaje presenta las cosas, parece que Dios los desbandó movido por los celos. Pero es preciso mirar hondo a fin de poder entender este lenguaje. Quien tenía la culpa era el hombre, no Dios. El hombre trató de elevarse a sí mismo mediante sus propios conocimientos que, en este caso, se llaman "ladrillos" y "betún", de suerte que fue destrozado.
Pero es muy difícil comprender este lenguaje antiguo si tomamos las palabras al pie de la letra. Podemos entender fácilmente que si un ingeniero fabrica una pieza de máquina que no esté bien medida o de material poco adecuado, la máquina no servirá para nada. Bien puede decir: "Dios tiene la culpa". No se trata de que "Dios" lo castigue: se trata de que es una súplica errada, de manera que la respuesta no será lo que el ingeniero esperaba. La respuesta siempre se conformará a la calidad de la súplica. Y esto es "Dios", o si se prefiere, el "Universo" que la ciencia estudia. Una súplica equivocada tendrá una respuesta errada. Y tampoco se trata de que la respuesta esté equivocada, sino que ésta corresponderá siempre exactamente a la súplica.
La parábola de la Torre de Babel ilustra con claridad este punto. El hombre hizo una torre de ladrillos y betún en lugar de hacerla de piedra y mezcla. Y "Dios dijo"; es decir que la respuesta a esta súplica fue: "esto no puede ser".
Veamos ahora algunos otros ejemplos en los que, según el lenguaje antiguo, la palabra piedra significa la Verdad en cuanto a un desarrollo superior. A fin de poder alcanzar un estado más elevado en sí mismo, el hombre tiene que aprender a suplicar correctamente, y a fin de que esto sea posible, tiene que saber qué pedir. Cristo dice: "y os será dado". Pero a menos que sepamos algo acerca de la piedra o del agua del conocimiento esotérico, ¿cómo habremos de saber qué pedir? Cristo no habla de las cosas ordinarias de la vida, sino de la ayuda que uno necesita para su evolución interior y para poder comprender. En el Padre Nuestro se mencionan algunas súplicas. Se refiere a una manera correcta de pedir. Pero esto lo estudiaremos más adelante. Por ahora tomemos el extraño incidente en el que Cristo rebautizó a Simón Pedro, que en griego significa piedra. Cristo, naturalmente, representa la Verdad de que estamos hablando. Se llamó a sí mismo "la Verdad". Habló acerca de un nivel superior de evolución para cada individuo. Y enseñó los medios de obtenerla. Enseñó el renacimiento. Y al rebautizar a Simón llamándole Pedro, se refirió al aspecto literal de su enseñanza. Cristo dijo a Simón: "Mas yo también te digo que eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y a tí te daré las llaves del reino de los cielos..." (Mat. XVI, 18-19). A Pedro le fueron dadas las "llaves del reino de los cielos". Psicológicamente, cielos significa aquel nivel superior de desarrollo que intrínsecamente le es posible alcanzar al hombre. Pero Cristo dio a Pedro las llaves en cuanto a piedra. Los mandamientos escritos sobre piedra también son llaves. Pero no son en forma alguna suficientes si se les toma al pie de la letra. Abren el entendimiento psicológico. Contienen un gran significado interior. La Verdad en forma de piedra no es lo suficientemente flexible como para conducir a un genuino desarrollo interno. Tiene que ser comprendida, y no puede constituir algo que uno siga a ciegas. En el Génesis se dice que Jacob retiró la piedra que cubría el pozo. En el lenguaje antiguo la piedra que cubre la boca del pozo de agua significa que la Verdad literal cierra el paso hacia la comprensión psicológica. Cuando se retiró la piedra, el rebaño bebió: pues el agua es la comprensión psicológica de la Verdad esotérica literal que lleva por nombre piedra. Y así es como se puede entender el siguiente pasaje de la Biblia:
"Y siguió Jacob su camino, y fue a la tierra de los orientales. Y miró y vio un pozo en el campo, y he aquí tres rebaños de ovejas que yacían cerca de él; porque de aquel pozo abrevaban los ganados; y había una gran piedra sobre la boca del pozo. Y juntábanse allí todos los rebaños; y revolvían la piedra de sobre la boca del pozo y abrevaban las ovejas;
y volvían la piedra sobre la boca del pozo a su lugar." (Génesis XXIX, 1-3.)

Cuando una piedra cierra la boca del pozo significa que la gente ha tomado la Verdad esotérica al pie de la letra. Prefieren los rituales y cosas por el estilo. En un sentido literal "no matan", pero no encuentran alguna razón por la cual no asesinar al prójimo de corazón.
Cristo mismo, representante de la Verdad esotérica, o "el Camino", o "el Verbo", fue llamado: "la piedra que los constructores repudiaron".
El salmista dice:
"La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo." (Salmos, 118-22.)

Esta es una frase muy extraña. ¿Quiénes son los edificadores? ¿Los edificadores de que? ¿De este mundo? Por cierto que la enseñanza de Cristo llegó a un mundo edificado a base de violencia, a un mundo en que todos pensaban que la violencia podía llevar al hombre hacia algo mejor. Pero cuando se le llama piedra a Cristo se significa que lo era fundamentalmente. Sin embargo, toda su enseñanza se refiere al cambio de la piedra en agua y del agua en vino. Los judíos todo lo entendían literalmente, como piedras. Cristo transformó el significado literal en un sentido psicológico. Esto queda demostrado en uno de los "milagros" que, en realidad, son milagros psicológicos, o sea que son la transformación del significado literal en un entendimiento psicológico. El hombre que se aterra al sentido literal de las verdades superiores puede destruirse a sí mismo. Quizá esto explique por que razón algunas personas religiosas parecen destruirse en cuanto toman contacto con lo religioso, y devienen peores de lo que la vida misma las hubiera hedió. Es posible que esto se exprese también en el relato que hay en el quinto capitulo de Marcos acerca del hombre de espíritu inmundo que salió de las tumbas y de quien se dice que siempre "andaba... hiriéndose con las piedras". Piedras, o sea tomando la Verdad superior al pie de la letra. Las piedras le herían, le hacían inmundo. Y ya que Jesús representaba un entendimiento superior de la Verdad literal (digámoslo así por ahora) el hombre le gritó: "¿Qué tienes conmigo, Jesús hijo del Dios Altísimo?" Y Jesús dijo: "Sal de este hombre, espíritu inmundo". Hombre significa la comprensión del individuo que es el verdadero hombre. Pero esto es tan sólo un vislumbre muy leve del genuino significado de este milagro-parábola. Se refiere a cierta condición del hombre con relación a una enseñanza superior. El asunto que acá nos concierne es que el hombre "andaba hiriéndose con las piedras", o sea que tomaba la Verdad superior al pie de la letra, y por tanto era inmundo. Y tenía que pasar su inmundicia a los puercos. Pero quizá logremos entender algo más sobre esto posteriormente.
Jesús siempre representa la comprensión no literal ni ritualista de la Verdad superior. Los judíos, en los Evangelios, representan no un pueblo literal en si mismo, sino un cierto nivel de entendimiento que siempre toma las cosas que corresponden a una Verdad superior al pie de la letra, judío es todo aquel que no puede evadirse del sentido literal de las palabras y alcanzar su significado psicológico. De modo que se dice que los judíos "apedrearon a Cristo". Cuando Cristo expresó: "Yo y mi Padre uno somos", se dice que "los judíos tomaron nuevamente piedras para arrojárselas", porque en sus mentes literales pensaron que semejantes palabras eran una blasfemia. El sentido interno de este relato es, sencillamente, que las personas cuyo entendimiento se encuentra en un nivel literal y ritualista, la gente de una comprensión únicamente externa, lanzan este significado contra las personas que ya se encuentran por encima de dicho nivel. Y uno hasta puede ser lapidado por aquello que uno mismo entendió cierta vez de una manera literal y que ahora comprende de modo diferente. Y también puede uno lapidar a un hombre a través de sus palabras literales, cuando no se permite que siquiera exista el verdadero significado. La ley al pie de la letra, la ley de las cortes de justicia está siempre basada y en todo tiempo debe fundamentarse sobre la piedra; o sea sobre lo que efectivamente se dijo en palabras, y no sobre su significado.

Quinta Parte
Ahora hablemos un poco acerca del vino cuando se toma este término para representar la Verdad. Más adelante estudiaremos el significado de la Verdad esotérica cuando llega al estado de vino en la comprensión del hombre. Por ahora debemos comprender que piedra quiere decir la forma literal de la Verdad esotérica; el agua se refiere a otra manera de captar la misma Verdad, mientras el vino representa la más elevada comprensión.
En el milagro que San Juan refiere en el segundo capítulo del Evangelio, Cristo transformó el agua en vino. En este relato se dice que pidió a los siervos que llenasen las vasijas de piedra con agua y que El, luego, la transformó en vino. O sea que acá se muestran tres etapas de la relación del hombre a la Verdad; y esto significa, naturalmente, tres formas de comprensión de la Verdad esotérica.

Sexta Parte
La idea del vino nos conduce naturalmente a la idea de las viñas donde se produce el vino. Antes que podamos continuar con más amplitud el estudio del lenguaje antiguo de. las parábolas, tenemos que buscar el significado de las viñas y procurar formarnos una idea de su verdadero sentido. Será preciso abundar más acerca de esta Verdad en cuanto se relaciona al desarrollo interior del hombre y el crecimiento de su comprensión. Esta no es una Verdad ordinaria. Está sembrada en la tierra. Por ejemplo, Cristo enseñó esta particular forma de Verdad. En el Sermón de la Montana habló abiertamente acerca de algunos de sus aspectos. Sin embargo, los más profundos de ellos los ocultó tras las parábolas.
No puede el hombre inventar esta Verdad por si mismo. Ya hemos visto cómo esto se indica en el relato de la Torre de Babel, donde los hombres creyeron que ellos podían llegar al cielo por medio de "ladrillos y betún", en vez de utilizar piedra y mezcla. La Verdad Superior, que significa la Verdad que puede llevarle a uno a un nivel más elevado de la propia evolución, no surge de la vida misma sino que llega al mundo por medio de quienes ya la han alcanzado. Son muchos los hombres que esto han hecho. En la historia corriente sólo figura un puñado de ellos. Pero limitémonos a Cristo. El enseñó esta Verdad Superior. Pero habló de muchas cosas acerca del establecimiento de un orden especial de Verdad en la Tierra y utilizó la imagen de una viña. El llamó viña a una escuela de enseñanzas basada en esta Verdad. Su objetivo principal era el de producir frutos. Si no los producía, se le cortaba. Cristo habla también de sí mismo como de una viña, y dice a sus discípulos:
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que está en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer." (Juan XV, 5.)

Y relata la siguiente parábola sobre una viña:
"Tenía alguien una higuera plantada en su viña y vino a buscar fruto y no lo halló. Y dijo al viñero: «.He aquí tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo». «Córtala ¿por qué ocupará aún la tierra?» El, entonces, respondiendo le dijo: «.Señor, déjala aún este año hasta que la excave y la estercole. Y si hiciere fruto, bien; y si no, la cortarás después»." (Luc. XIII, 6-9.)

Desde este punto de vista, se considera al hombre como algo capaz de un crecimiento especial, de un desarrollo interior singular, y las viñas se establecen con el fin de posibilitar este desarrollo. Pero por cierto que no eran viñas. Eran escuelas donde se impartía una enseñanza. ¿Qué se enseñaba? Ante todo se instruía en el conocimiento que, de ponerlo en práctica, puede conducir al hombre al nivel superior del desarrollo que le es inherente. Lo que mostraban al hombre era que es un individuo, o sea algo único, que puede llegar a un estado superior de sí mismo pues tal e? su verdadero significado y lo único que puede satisfacerle profundamente. Comenzaban por enseñarle esta Verdad, o el conocimiento acerca de esta especial Verdad; pero esta ilustración conducía a otra cosa. Llevaba desde la Verdad a un estado preciso en el que el hombre ya no obra más partiendo de la Verdad que le ha llevado a tal condición, sino que actúa desde esta condición misma, desde el nivel mismo que ha alcanzado. A veces esto se llama el Bien. Toda Verdad tiene que llevar al hombre a alguna buena condición como meta. Esta era la idea subyacente en el término "viña". Se producía vino. El hombre comenzaba a actuar desde el Bien y no desde la Verdad, y así se convertía en un Nuevo Hombre.

Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: Alicia compartir Enviado: 27/04/2013 23:12
Gracias, Gabito por aceptarme. Me ayuda mucho.


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