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espiritismo: SISTEMAS / LIBRO DE LOS MEDIUMS TERCERA PARTE
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De: magicman497  (Mensaje original) Enviado: 13/01/2008 18:20

48. Sistema uniespiritista o monoespiritista.

Una variedad

del sistema optimista, consiste en la creencia de que un solo

Espíritu se comunica con los hombres, y que este Espíritu es el

Cristo, quien es el protector de la Tierra. Cuando se ven

comunicaciones de la más baja trivialidad, de una grosería irritante,

llenas de malevolencia y de maldad, habría profanación e impiedad

en suponer que pudiesen dimanar del Espíritu del bien por

excelencia. Además, si aquellos que lo creen no hubiesen tenido

jamás sino comunicaciones irreprochables, se concebiría su

ilusión; pero la mayor parte conviene en haberlas tenido muy

malas, lo que explican diciendo, que es una prueba que el buen

Espíritu les hace sufrir, dictándoles cosas absurdas; de este modo,

mientras los unos atribuyen todas las comunicaciones al diablo,

quien puede decir cosas buenas para tentar, otros creen que sólo

Jesús se manifiesta, y que puede decir cosas malas para probar.

Entre estas dos opiniones tan inversas, ¿quién fallará? El buen

sentido y la experiencia. Decimos la experiencia, porque es

imposible que los que profesan ideas tan exclusivas lo hayan visto

todo como debe verse.

Cuando se les oponen los hechos de identidad que atestiguan

la presencia de parientes, amigos o conocidos por las

manifestaciones escritas, visuales u otras, responden que es

siempre el mismo Espíritu, el diablo según los unos, el Cristo

según los otros, que toma todas las formas; pero no nos dicen por

qué no pueden comunicarse los otros Espíritus, ni con qué objeto

el Espíritu de Verdad vendrá a engañarnos presentándose bajo

falsas apariencias, a burlarse de una pobre madre, haciéndole creer

mintiendo, que él es el hijo por quien llora. La razón rehusa admitir

que el Espíritu Santo se rebaje, ejecutando semejante comedia.

Por otra parte, negar la posibilidad de cualquiera otra

comunicación, ¿no es quitar al Espiritismo lo que tiene de más

dulce: el consuelo de los afligidos? Digamos sencillamente que

dicho sistema es irracional, y no puede sostener un examen severo.

49.

Sistema multiespiritista o poliespiritista. Todos los

sistemas que hemos examinado, sin exceptuar los que son en

sentido negativo, se apoyan en algunas observaciones, pero

incompletas o mal interpretadas. Si una casa es de color encarnado

por un lado, y blanca de otro, aquel que no la haya visto sino de

un lado afirmará que es encarnada, el otro dirá que es blanca: los

dos se engañarán y tendrán razón; pero el que haya visto la casa

por ambos lados dirá que es encarnada y blanca, y sólo él estará

en lo verdadero. Lo mismo sucede en cuanto a la opinión que se

forma del Espiritismo: puede ser verdadera bajo ciertos aspectos,

y falsa si se generaliza lo que es sólo parcial, si se toma por regla

lo que es sólo la excepción, por el todo lo que no es sino la parte.

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS 55

Por esto decimos que el que quiera estudiar seriamente esta ciencia,

debe ver mucho y largo tiempo; sólo el tiempo le permitirá coger

los detalles, observar los matices delicados, notar una multitud de

hechos característicos que serán para él rayos de luz; pero si se

detiene en la superficie, se expone a formar un juicio prematuro,

y por consiguiente erróneo. He aquí las consecuencias generales

que se han deducido de una observación completa, y que forman

ahora la creencia, se puede decir, de la universidad de los

espiritistas, porque los sistemas restrictivos sólo son opiniones

aisladas.

1º Los fenómenos espiritistas son producidos por

inteligencias extra-corporales, o sea por los Espíritus.

2º Los Espíritus constituyen el mundo invisible; están por

todas partes; cubren los espacios hasta lo infinito, los hay sin cesar

alrededor nuestro, con los cuales estamos en contacto.

3º Los Espíritus reaccionan incesantemente sobre el mundo

físico y sobre el mundo moral, y son una de las potencias de la

Naturaleza.

4º Los Espíritus no son seres aparte en la creación; son las

almas de aquellos que han vivido sobre la Tierra o en otros mundos,

y que han dejado su envoltura corporal; de donde se sigue que las

almas de los hombres son Espíritus encarnados, y que muriendo

venimos a ser Espíritus.

5º Hay Espíritus de todos los grados de bondad y de malicia,

de saber y de ignorancia.

6º Todos están sometidos a la ley del progreso, y todos

pueden llegar a la perfección; pero como tienen su libre albedrío,

llegan en un tiempo más o menos largo, según sus esfuerzos y su

voluntad.

7º Son dichosos o desgraciados, según el bien o el mal que

han hecho durante su vida, y el grado de adelantado a que han

56 ALLAN KARDEC

llegado. La dicha perfecta y sin mezcla sólo pertenece a los

Espíritus que llegan al supremo grado de perfección.

8º Todos los Espíritus, en circunstancias dadas, pueden

manifestarse a los hombres; el número de los que pueden

comunicarse es indefinido.

9º Los Espíritus se comunican a través de médiums, que les

sirven de instrumentos y de intérpretes.

10º Se reconoce la superioridad o inferioridad de los

Espíritus en su lenguaje: los buenos sólo aconsejan el bien y no

dicen sino cosas buenas: todo atestigua en ellos la elevación; los

malos engañan y todas sus palabras llevan el sello de la

imperfección y de la ignorancia.

Los diferentes grados que recorren los Espíritus están

indicados en la

Escala Espírita (El libro de los Espíritus, Libro.

II, Cap. I, nº 100). El estudio de esta clasificación es indispensable

para apreciar la naturaleza de los Espíritus que se manifiestan,

sus buenas y malas cualidades.

50.

Sistema del alma material. Consiste únicamente en una

opinión particular sobre la naturaleza íntima del alma. Según esta

opinión, el alma y el periespíritu no serían dos cosas distintas o,

por mejor decir, el periespíritu no sería otro que la misma alma,

depurándose gradualmente por las diversas transmigraciones,

como el alcohol se depura por las diversas destilaciones, mientras

que la Doctrina Espírita considera al periespíritu como la envoltura

fluídica del alma o del Espíritu. Siendo el periespíritu una materia,

aunque muy etérea, el alma sería de este modo de una naturaleza

material más o menos esencial según el grado de su depuración.

Este sistema no invalida ninguno de los princípios

fundamentales de la Doctrina Espírita, porque nada cambia el

destino del alma; las condiciones de su felicidad futura son siempre

las mismas; el alma y el periespíritu forman un todo, bajo el nombre

de Espíritu, como el germen y el perispermo los forman bajo el

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS 57

nombre de fruto; toda la cuestión se reduce a considerar el todo

como homogéneo en lugar de formarse de dos partes distintas.

Como se ve, de eso no se deduce ninguna consecuencia, y

no hubiéramos hablado de ello si no hubiésemos encontrado

personas inclinadas a ver una nueva escuela en lo que en definitiva

sólo es una simple interpretación de palabras. Esta opinión, muy

restringida por cierto, aunque fuese más general, no constituiría

una escisión entre los espiritistas, así como las dos teorías de la

emisión o de las ondulaciones no la constituyen entre los físicos.

Los que quisieran formar partido separado por una cuestión tan

pueril, probarían, por lo mismo, que dan más importancia a lo

accesorio que a lo principal, y que están conducidos a la desunión

por Espíritus que no pueden ser buenos, porque los buenos jamás

aconsejan la acritud y la cizaña; por esto invitamos a todos los

verdaderos espiritistas a ponerse en guardia contra semejantes

sugestiones, y a no dar a ciertos detalles más importancia que la

que merecen, lo esencial está en el fondo.

Sin embargo, creemos un deber decir en pocas palabras, en

qué se apoya la opinión de aquellos que consideran el alma y el

periespíritu como dos cosas distintas. Se funda en la enseñanza

de los Espíritus, que jamás han variado sobre el particular;

hablamos de los Espíritus ilustrados, porque entre ellos los hay

que no saben ni más ni menos que los hombres, mientras que la

teoría contraria es una concepción humana. Nosotros no hemos

inventado ni supuesto el periespíritu para explicar los fenómenos;

su existencia se nos ha revelado por los Espíritus, y la observación

nos la ha confirmado (

El libro de los Espíritus, número 93). Se

apoya además sobre el estudio de las sensaciones entre los Espíritus

(

El libro de los Espíritus, número 257) y sobre todo en el fenómeno

de las apariciones tangibles, que implicaría, según la otra opinión,

la solidificación y desagregación de las partes que constituyen el

alma, y a consecuencia su desorganización. Sería menester también

admitir que esta materia que puede hacerse sensible a los sentidos,

es, por sí misma, el principio inteligente, lo que no es más racional

58 ALLAN KARDEC

que confundir el cuerpo con el alma, o el vestido con el cuerpo. En

cuanto a la naturaleza íntima del alma, no es desconocida. Cuando

se dice que es

inmaterial es preciso entenderlo en el sentido relativo

y no absoluto, porque la inmaterialidad absoluta sería la nada; luego

el alma o el Espíritu es alguna cosa; se quiere decir que su esencia

es de tal modo superior que no tiene ninguna analogía con lo que

nosotros llamamos materia y que así para nosotros es inmaterial..

(

El libro de los Espíritus, números 23 y 82).

51.

He aquí la respuesta que sobre este asunto dio un

Espíritu:

Lo que los unos llaman periespíritu no es otra cosa que lo

que los otros llaman envoltura material fluídica. Diré, para

hacerme comprender de una manera más lógica, que este fluido

es la perfectibilidad de los sentidos, la extensión de la vista y de

las ideas: hablo de los Espíritus elevados. En cuanto a los Espíritus

inferiores, los fluidos terrestres están todavía completamente

inherentes a ellos, pues es materia como veis; de ahí los

sufrimientos del hambre, del frío, etc., sufrimiento que no pueden

padecer los Espíritus superiores, atendido a que los fluidos

terrestres están depurados alrededor del pensamiento, es decir,

del alma. El alma, para su progreso, tiene siempre necesidad de

un agente; el alma sin agente es nada para vosotros o, por mejor

decir, no la podéis concebir. El periespíritu para nosotros,

Espíritus errantes, es el agente por el cual nos comunicamos con

vosotros, ya sea indirectamente por vuestro cuerpo a vuestro

periespíritu, o directamente con vuestra alma; de ahí la infinita

variedad de médiums y de comunicaciones. Queda ahora el punto

de vista científico, esto es, la esencia misma del periespíritu; este

es otro asunto. Primero comprended moralmente y sólo quedará

una discusión sobre la naturaleza de los fluidos, lo que es

inexplicable por ahora; la ciencia no conoce bastante, pero lo

conseguiremos si ésta quiere marchar con el Espiritismo. El

periespíritu puede variar y cambiar hasta lo infinito; el alma es

EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS 59

el pensamiento; no cambia de naturaleza; bajo este aspecto no

vayáis más lejos, es un punto que no puede explicarse. ¿Creéis,

acaso, que yo no busco como vosotros? Vosotros buscáis el

periespíritu: nosotros ahora buscamos el alma. Esperad, pues. –

LAMENNAIS.

Pues si los Espíritus que pueden considerarse como

avanzados no han podido aún sondear la naturaleza del alma,

¿cómo podríamos hacerlo nosotros mismos? Es, pues, perder el

tiempo en querer escudriñar el principio de las cosas, que así como

hemos dicho en

El libro de los Espíritus (números 17 y 49) está

en los secretos de Dios. Pretender ojear con ayuda del Espiritismo

lo que aún no es competencia de la Humanidad, es separarle de su

verdadero objeto; es hacer como el niño que quisiere saber tanto

como el anciano. Que el hombre haga servir el Espiritismo para

su mejoramiento moral, es lo esencial; lo demás es sólo una

curiosidad estéril y muchas veces orgullosa, cuya satisfacción no

le hará hacer ningún paso, el sólo medio de avanzar es volverse

mejor. Los Espíritus que han dictado el libro que lleva su nombre,

han probado su sabiduría encerrándose, por lo que concierne al

principio de las cosas, en los límites que Dios nos permite penetrar,

dejando a los Espíritus sistemáticos y presuntuosos la

responsabilidad de las teorías anticipadas y erróneas, más

seductoras que sólidas, y que caerán un día ante la razón como

tantas otras salidas de los cerebros humanos. Sólo han dicho

precisamente lo necesario para hacer comprender al hombre el

porvenir que le espera, y por tanto animarle al bien. (Véase a

continuación, en la Segunda Parte, el capítulo Primero: Acción

de los Espíritus sobre la materia).



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