Las cosas ya no son lo que eran y el gusano no se entera.

Ya no es correcto cobrar dinero por difamar, no es correcto sabotear, no es correcto estafarse los unos a los otros, no es correcto cobrar por transportar ilegales.

Y para los condenados por corrupción, a lo mejor, al ser igualados los gusanos al resto de los emigrados, le puede caer la deportación, como a todos.

Y hay 30.000 "honrados gusanos" que han delinquido.

Por san Carlos y san Ernesto ¿ estaremos en visperas de "Marielitos " al revés?

El yanqui, que es "compasivo" como dice Bush que hay que ser, les va dando "señales" a la gusanería de lo que les espera, pero estos , como el avestruz meten la cabeza en su agujero de Miami y no quieren ver la realidad.

La realidad es que molestan, son el kleenex del yanqui, ya les pasó el catarro y ahora estorban.

Exiliados en EEUU temen deportaciones a Cuba

LAURA WIDES-MUNOZ

Associated Press

En lo que va del aÃ±o, el Servicio de Guardacostas estadounidense ha detenido a mÃ¡s de 1.600 cubanos en el mar, un ligero incremento en comparaciÃ³n con el aÃ±o pasado.

En lo que va del año, el Servicio de Guardacostas estadounidense ha detenido a más de 1.600 cubanos en el mar, un ligero incremento en comparación con el año pasado.

MIAMI - Jorge de Cárdenas salió de Cuba en 1958, estuvo activo contra el presidente Fidel Castro en un grupo universitario respaldado por la CIA y pasó años como un exitoso cabildero de Miami. Debió haberse llenado de alegría ante la noticia de que el mandatario cubano tuvo que delegar el poder, aunque fuese temporalmente, mientras se recuperaba de una enfermedad.

Pero lo que la acción de Castro pudiera significar en el futuro arroja una sombra sobre el exiliado. De Cárdenas pasó un año en la cárcel por obstrucción de la justicia durante un escándalo de corrupción en la década de 1990. Como fue declarado culpable, podría ser deportado si en el futuro Estados Unidos y Cuba reanudan sus vínculos diplomáticos, una situación que comparte con aproximadamente otros 30.000 cubanos en Estados Unidos, según el Departamento de Seguridad Interna.

Bajo las leyes federales, los inmigrantes culpables de ciertos delitos graves son deportables automáticamente, pero desde hace tiempo los cubanos han estado exentos de ello porque su país y Estados Unidos no tienen un acuerdo migratorio de amplio alcance.

De Cárdenas, de 61 años, dijo que a su esposa, hijos y nietos, todos ciudadanos estadounidenses, les preocupa qué le ocurrirá si cambiara esa situación.

"Mi familia habla acerca de eso todo el tiempo; la posibilidad de que yo pudiera ser deportado", dijo de Cárdenas, que ahora es publicista y consultor.

Desde hace tiempo se ha planteado la posibilidad de que el sistema comunista cubano pudiera derrumbarse cuando muera Fidel Castro, lo cual facilitaría el camino para un cambio en las relaciones de Washington con La Habana. Pero esa teoría parece tener menos fundamentos desde que Castro, operado para detenerle una hemorragia interna, cedió el poder a su hermano Raúl el 31 de julio. Aunque los detalles específicos sobre la salud de Fidel Castro son un secreto de estado, se dice que se está recuperando.

Un cambio en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, al tiempo que afectaría las deportaciones, podría significar el fin de las cuando menos 20.000 visas que se otorgan cada año a los cubanos, y acabar con la política migratoria "de pies secos-pies mojados", que normalmente permite que los cubanos que llegan a territorio estadounidense permanezcan en él, mientras que los que son detenidos en el mar son deportados.

Joanna González, portavoz del Departamento de Seguridad Interna, dijo que el departamento no quería tocar el tema de un posible cambio en las políticas hacia Cuba hasta que no cambie la situación en ese país, e indicó también que a las autoridades les preocupa que cualquier declaración que hicieran ahora pudiera desatar una inmigración masiva desde la isla.

En lo que va del año, el Servicio de Guardacostas estadounidense ha detenido a más de 1.600 cubanos en el mar, un ligero incremento en comparación con el año pasado. Ello incluye a unas 100 personas interceptadas desde que Castro transfirió el poder a Raúl Castro, ministro de defensa cubano.

En reacción al cambio en Cuba, el presidente George W. Bush suavizó las normas migratorias para algunos cubanos, al tiempo que endureció las que regulan a los que intentan llegar en forma ilegal.

De Cárdenas no tendría que preocuparse por la deportación si se convirtiera en ciudadano estadounidense, pero dijo que conservó su ciudadanía cubana porque siempre tuvo la esperanza de volver a la isla.

Su abogada, Linda Osberg-Braun, indicó que muchos otros cubanos también eligieron no convertirse en estadounidenses, y por lo tanto quedaron en riesgo de ser deportados.

"Muchas veces ello se debió al patriotismo y porque planeaban regresar. Y en ocasiones simplemente no sabían qué se suponía que debían hacer", señaló Osberg-Braun.

Orlando Boquete no tenía esas opciones. El inmigrante cubano de 51 años pasó 13 tras las rejas antes de que un examen de ADN le permitiera ser exonerado de una violación sexual cometida en 1982. Pero Boquete, que fue liberado recientemente, también se fugó de la cárcel y reconoció haber cometido varios delitos graves _entre ellos robo en propiedad ajena_ mientras estuvo prófugo.

Aunque las autoridades federales han acordado no solicitar su deportación, esos delitos le impiden convertirse en ciudadano, lo que significa que permanecería en riesgo de ser deportado si Estados Unidos y Cuba reanudaran sus relaciones.

El abogado Wilfredo Allen, especializado en cuestiones de inmigración, dijo que es poco probable que se ejerza una presión inmediata para una deportación en masa porque a los dos países les llevaría años alcanzar un acuerdo migratorio de amplio alcance.

Ira Kurzban, experta en inmigración, dijo que probablemente se produciría primero el fin del mínimo de 20.000 visas anuales para inmigrantes provenientes de la isla, una garantía que tienen pocas naciones.

Kurzban también dijo que una reanudación de relaciones probablemente representaría el fin de la Ley de Ajuste Cubano, que permite a la mayoría de los cubanos en Estados Unidos convertirse en residentes después de un año de permanencia en el país.

"Es realmente un vestigio de la Guerra Fría que ha sido perpetrado y perpetuado por diversos gobiernos estadounidenses, pero es una anomalía en la ley, incluso en la de refugiados", señaló Kurzban.

Por ahora Boquete y de Cárdenas, al igual que otros en su misma situación, prefieren no pensar en lo que pasará mucho más adelante.

"Espero que no ocurra", dijo de Cárdenas, "pero si llega a pasar, no hay nada que yo pueda hacer".

Ex colaboradora de El Nuevo Herald afirma que gerentes sabían de pagos

OSCAR CORRAL

The Miami Herald

Una periodista cuyo contrato independiente con El Nuevo Herald fue cancelado la semana pasada afirmó que los gerentes del periódico han sabido durante años que ella recibía pagos del gobierno federal ( al menos aquí no miente, los pagos vienen directsmente del gobierno no de Radio TV Martí) por presentar programas sobre cultura cubana en Radio Martí. Según la redactora, ellos nunca lo consideraron un problema.

Estamos con la misma perplejidad de Posada Carriles cuando le dijeron que pasaba de ser patriota a ser terrorista, no sabe esta gente, que USA cambia de amigos como d eintereses, pues chica, te acostaste " exitosa pluma del exilio" y te levantaste "periodista corrupta", eso suele pasar en USA, mira a Noriega, Saddan, Bin Laden, etc.

La columnista independiente Olga Connor es una de tres conocidos periodistas de El Nuevo Herald --los otros eran los reporteros empleados a tiempo completo Pablo Alfonso y Wilfredo Cancio Isla-- que fueron despedidos o se les canceló el contrato el jueves por haber violado las normas éticas de la compañía a causa de su labor en Radio y TV Martí.( no, no volvamos a tergiversar, a causa de cobrar del gobierno USA por opinar como ellos quieren) Esas transmisiones, financiadas por el gobierno, se realizan con el fin de llevar noticias, información y entretenimiento a la isla comunista en un esfuerzo por socavar el régimen de 47 años de Fidel Castro.

''En ningún momento la gerencia del Herald me indicó que esto era considerado un conflicto de intereses, y continué trabajando para El Nuevo Herald hasta el día de hoy'', escribió Connor en una carta en español dirigida a los ejecutivos de The Miami Herald, El Nuevo Herald y la compañía matriz de ambos, The McClatchy Co.( si ,hace tres meses que el grupo Knight Ridder vendió The Miami Herald Publishing Co. al grupo The McClatchy Co, habrá que ver que relaciones tiene esta gente, a ver donde están " sus intereses")

''Jamás en mi vida he hecho nada que pudiera causarme un conflicto de intereses, o que pudiera verse como falto de ética'', escribió Connor. ``Rechazo totalmente la acusación de haber faltado a la ética profesional. Mi trabajo en Radio y TV Martí era tan conocido... que dos artículos sobre la estación en el 2002 [...] incluían datos sobre mí y mis emolumentos''. ( y dale, chica, que no era por trabajar en radio Martí, era por cobrar de la OCB, entidad del gobierno que paga por opinar como ellos)

Un artículo publicado en The Miami Herald el 31 de marzo del 2002, y un artículo aparte de El Nuevo Herald de esa misma fecha, escritos por otro reportero, identificaban a Connor como colaboradora pagada de radio y TV Martí.

Humberto Castelló, director ejecutivo de El Nuevo Herald, declaró ayer en un mensaje electrónico, donde respondió a las preguntas de un reportero, que él no despidió a Connor en el 2002 porque ella era una colaboradora independiente.

Cuando se le preguntó si estaba de acuerdo con la decisión de la compañía el pasado jueves de cancelar el contrato de Connor, respondió en español: ``No estoy de acuerdo con la decisión''.

Jesús Díaz Jr., presidente de Miami Herald Media Company y editor de ambos periódicos, dijo que la decisión era suya.

``La razón por la que decidí que la relación de colaboración debía finalizar es porque muchas de sus asignaciones eran ordenadas por nosotros. La mayoría de los artículos que ella escribe para El Nuevo Herald aparecen sólo en El Nuevo Herald.( si, `parece que a los anglos no les gustan los cuentos)

''Yo no estaba al tanto del artículo que apareció en el 2002, y si yo lo hubiera estado esto habría ocurrido antes'', dijo Díaz.

El artículo del 2002 publicado en El Nuevo Herald describe a Connor como ''columnista de El Nuevo Herald'' y dice que ella recibía $45,770 al año en TV y Radio Martí por dos programas culturales a la semana.

Entre el 2001 y este año Connor ha recibido unos $71,000 de la Oficina de Transmisiones hacia Cuba (OCB, por sus siglas en inglés) que supervisa Radio y TV Martí, de acuerdo con un estudio preliminar de The Miami Herald sobre los pagos federales a decenas de contratados, entre ellos periodistas, profesores universitarios, activistas de derechos humanos y otros.

Expertos en ética señalaron que los periodistas que trabajan para compañías privadas de comunicación y que también reciben pagos de una estación operada por el gobierno, infringen éticas fundamentales, especialmente si no lo revelan a sus lectores o televidentes y continúan reportando sobre asuntos de Cuba para sus periódicos o para estaciones de radio y televisión. ( es curioso que algo tan obvio no les entre por la cabeza a los gusanitos)

Connor indicó en su carta que su contrato con El Nuevo Herald ``me permitió contribuir a publicaciones y otros medios de prensa, siempre y cuando no fueran competencia para este periódico''. ( y dale, pero no advertiste que tu "opinion" iba a "coincidir" con la de la OCB, que encima te paga menos que el Herald, a lo mejor, a la empresa le hubiera salido más barato copiar las opiniones directamente de la OCB, y en todo caso no le gusta a nadie pagar a alguien que hace el trabajo de otro)

Kelly McBride, líder del grupo de ética del Poynter Institute, manifestó ayer que los colaboradores independientes no siempre están sujetos a las mismas regulaciones que quienes integran el equipo [de un periódico]. Agregó que es parte del trabajo de un editor es saber en qué otro lugar trabajan sus colaboradores independientes. Pero trabajar para el gobierno es poco común, agregó.

The Miami Herald publicó la historia del jueves después de un estudio preliminar de cientos de páginas de documentos federales obtenidos bajo la Ley de Libertad de Información solicitados el 13 de julio y en un correo electrónico el 15 de agosto, a la Junta Gobernadora de Transmisiones, que supervisa a OCB.

El diario obtuvo los documentos como parte de una investigación de dos años sobre gastos federales en esfuerzos a favor de la democracia en Cuba.

Castelló afirmó ayer que no sabía que los reporteros de El Nuevo Herald Cancio Isla y Alfonso habían estado recibiendo pagos por las trasmisiones semanales de Radio y TV Martí.

''Me tomó completamente por sorpresa que cobraran por su trabajo'', declaró, agregando que sabía que iban allí de vez en cuando.

Alberto Ibargüen --quien fue director de El Nuevo Herald entre 1995 y 1998, y luego presidente de ambos periódicos entre 1998 y el 2005-- indicó en un correo electrónico que ''en ningún momento'' supo que los empleados de El Nuevo Herald estaban recibiendo pagos del gobierno a través de Radio y TV Martí.

Cuando se le preguntó si sabía que ellos incluso participaban en la programación de Radio y TV Martí, Ibargüen aseguró en un correo electrónico: ``Específicamente no, pero como quiera que los reporteros de El Nuevo Herald conocen tan bien los asuntos cubanos, no me sorprende que hubieran comparecido en programas, pero sí que hubieran recibido pagos''.

''Yo mismo aparecí en una transmisión de TV Martí en una ocasión, al igual que he ido al programa del canal 2 Issues... hace algunos años, para hacer comentarios, pero no me han pagado'', señaló Ibargüen.

Por su parte, Pedro Roig, director de la OCB, amplió que algunos invitados y un anfitrión en los programas de Radio y TV Martí decidieron no recibir el pago de $75 a $100 por programas de media hora. De igual modo, Roig dijo el jueves que a los empleados de la OCB no se les permite trabajar en otros medios de prensa, a menos que reciban primero la aprobación de sus jefes en Washington. ( ¿ven? estos si saben que es etica)

''Los empleados nuestros que hacen algún trabajo fuera necesitan antes recibir permiso'', recalcó Roig. ``Nosotros asumimos que en otros centros hagan lo mismo''.

La OCB, que dirige Radio y TV Martí, cuenta este año con un presupuesto de $37 millones y 149 empleados. La OCB gastó más de $2 millones de ese dinero en contratar a periodistas que trabajan en otras empresas privadas de medios de comunicación, columnistas sindicados, profesores universitarios y a otros expertos en los asuntos de Cuba. ( Puf! se va a incrementar el paro en la "prensa libre" gusanil)

ocorral@MiamiHerald.com