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General: Fidel ... para que la gusanera lo vea de cerca en su grandeza .-
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 24/10/2010 21:48

ULTRAJE A LAS MILES DE VÍCTIMAS DEL TERRORISMO INTERNACIONAL

14 de enero de 2007

Caso Posada Carriles

Fidel siempre tuvo la razón

ORLANDO ORAMAS LEÓN

El Comandante en Jefe siempre tuvo la razón. El terrorista Luis Posada Carriles entró en el Santrina a territorio norteamericano, y eso lo denunció Fidel desde los primeros días en que el criminal gozaba de refugio en Estados Unidos, aunque Washington siempre evadió la verdad.

Para los cubanos no es noticia, pero aquella afirmación del líder de la Revolución, que personeros de la administración de Bush y de la mafia anticubana trataron de desmentir o desvirtuar, hoy es confirmada por el Departamento de Justicia del país que contrató, entrenó y fue cómplice de quien ahora reconoce como una amenaza para la seguridad pública.

Un gran jurado federal de Texas presentó acusación formal contra Luis Faustino Clemente Posada Carriles, por siete cargos que incluyen fraude en el proceso de naturalización y seis por dar información falsa durante las entrevistas ante oficiales de inmigración.

Una nota oficial del Departamento de Justicia afirma que Posada mintió varias veces acerca de su ingreso a Estados Unidos, ocurrido en marzo del 2005, en particular respecto a las rutas de transporte, los métodos utilizados y sobre quiénes le acompañaron en la travesía.

"Sabemos que entró en el Santrina con cuatro individuos", afirma el texto de la fiscalía, que demoró casi un año en reconocer públicamente el emplazamiento del Presidente cubano al gobierno de la potencia que se ufana de lanzar guerras a nivel global contra el terrorismo.

El diario yucateco Por Esto les estropeó la impunidad al dar la noticia. Posada viajó en el Santrina, embarcación que ha estado al servicio de la mafia de Miami, la misma que organiza tráfico humano y de drogas a través de las aguas y territorio mexicanos. Santiago Álvarez Fernández-Magriñá y Osvaldo Mitat, de extenso expediente terrorista, fueron anfitriones en el Santrina y le dieron cobija en Miami.

El 11 de abril del 2005, cuando el asesino de Barbados tenía 19 días de haber entrado ilegalmente a Estados Unidos, Fidel emplazó a la Casa Blanca a responder si escondía o no a Posada.

Fue en el Palacio de las Convenciones, donde el Comandante recordaba al presidente George W. Bush sus palabras del 26 de agosto del 2003: Si alguien protege a un terrorista, si alguien apoya a un terrorista, si alguien alimenta a un terrorista, es tan culpable como los terroristas.

Que el gobierno de Estados Unidos responda si esconde o no a Posada Carriles, exigía Fidel en esa y otras comparecencias, mientras el terrorista estaba refugiado en Miami, allí donde se han organizado incontables planes de agresión y muerte contra nuestro país.

¿Qué clase de presidente tiene los Estados Unidos que permite que un monstruo terrorista que hizo estallar en pleno vuelo un avión con 73 personas a bordo y llevó explosivos para hacer volar el Paraninfo de la Universidad de Panamá, con lo cual hubieran podido morir cientos de personas, esté en su país a buen recaudo?

¿Qué seguridad puede tener el pueblo norteamericano con un presidente así? ¿Para qué sirven todos los cuerpos de seguridad, todos los órganos de inteligencia, la maquinaria que cuesta cientos de miles de millones de dólares, si no sabían que allí estaba Posada Carriles?, eran las preguntas de Fidel.

No fueron las únicas, pero todas quedan sin respuesta oficial. Posada Carriles encara siete cargos, pero ninguno por las vidas truncadas en el vuelo de Barbados, tampoco por la de Fabio di Celmo, amén de otros crímenes cometidos en su largo prontuario bajo la sombrilla protectora de Estados Unidos.

Aun si lo procesan por los cargos presentados, y aun si lo condenaran a las penas que, según las leyes, de ese país corresponden por esos delitos, Fidel seguiría teniendo la razón.

Estados Unidos no va a enjuiciar nunca a Posada Carriles por terrorista, porque tendría entonces que poner ante el fiel de la justicia sus crímenes contra Cuba.

De la mentira al silencio

La denuncia realizada por Fidel sobre la entrada ilegal a Estados Unidos del terrorista Luis Posada Carriles provocó histeria en Washington.

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, afirmó que su gobierno no tenía evidencia de la presencia de Posada en Estados Unidos y que ello presumiblemente era un invento de la inteligencia cubana. Para entonces el criminal cumplía su primer mes de estancia en Miami.

Su adjunto de entonces, el subsecretario para asuntos del hemisferio, Roger Noriega, dijo que se trataba de una maniobra de manufactura cubana, mientras el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, evadía responder los emplazamientos de Fidel y ante cada pregunta de los periodistas los remitía a otras carteras, en especial a las de Seguridad Interna y de Justicia, cuyos voceros también hacían mutis.

Por aquellos días, Boucher respondía lacónicamente: "hay algunos informes de que se encuentra en Estados Unidos, pero sobre el lugar exacto donde está es cuestión de otras autoridades competentes". Sin embargo, Posada ya había comparecido ante la prensa de Miami.

Kevin Whitaker, responsable del Buró Cuba del Departamento de Estado, respondió al jefe de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington, Dagoberto Rodríguez, que no tenía información sobre la presencia de Posada Carriles en ese país y repetía la tesis de que las afirmaciones del Comandante en Jefe eran poco confiables. Estos y otros personajes fueron al final parte del complot, junto con la mafia de Miami, que acogió al criminal, y hoy guardan silencio. (

Mariela Pérez Valenzuela)

¿Y Fox qué?

"Pienso que el Gobierno de México debe hablar sobre el caso", decía Fidel por aquellos días, tras revelarse que el Santrina había estado en Isla Mujeres, en territorio azteca. Y al presidente Vicente Fox le reclamaba: "solo le pido que me explique, que esclarezca, que dé todos los detalles, horas exactas, quiénes fueron, qué tiempo estuvieron¼ " Posada y sus compinches en el Caribe mexicano. La administración de Fox hizo poco honor al prestigio de su nación, con respuestas cantinflescas que llegaron incluso a desmentir al entonces secretario de Marina, quien reconoció la estancia del terrorista en su país."

Fidel ... la historia algún día reconocerá que su grandeza no tiene par en América .-Rubén .


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Respuesta  Mensaje 11 de 40 en el tema 
De: ELSANTANECO Enviado: 25/10/2010 10:25
CONTESTADOR AUTOMATICO. CREO QUE LA DOÑA AZALI Y SU MARIDITO EL CALA, LO DEJAN ENCENDIDO.

Respuesta  Mensaje 12 de 40 en el tema 
De: residente Enviado: 25/10/2010 17:44
CONTESTADOR AUTOMATICO. CREO QUE LA DOÑA AZALI Y SU MARIDITO EL CALA, LO DEJAN ENCENDIDO Te duele que automaticamente los descalifique

Respuesta  Mensaje 13 de 40 en el tema 
De: residente Enviado: 25/10/2010 19:22
General: El automatismo
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: residente  (Mensaje original) Enviado: 25/10/2010 09:47
Para atacar a los rojillos se usa el automatismo y con eso se quedan noqueados
 
Si un rojillo dice que Fidel es la gran cosa, simplemente se le contesta así;
Fidel es totalitario y el totalitarismo es fascismo
 
 
Resi


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: residente Enviado: 25/10/2010 10:14
Quico el rojillo
QUICO copia


Respuesta  Mensaje 14 de 40 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 25/10/2010 20:20

Continúo leyendo la carta del día 31 al señor Coronel Jefe de la Plaza de Santiago de Cuba. 

"Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo, velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior.  Espero que estas honradas razones que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo las comprendan.  Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente... 

"Siempre he actuado con lealtad y franqueza en todas mis cosas, nunca se podrá llamar triunfo a lo que se obtenga con doblez y engaño; el lenguaje del honor que ustedes entienden es el único que yo sé hablar. 

"Nunca se mencionó en la reunión con el general o..  la palabra rendición; lo que ayer dije y reitero hoy es que a partir de las 3:00 de la tarde del día 31, fecha y hora acordadas, no podíamos prolongar la tregua con relación a Santiago de Cuba, porque eso sería perjudicar extraordinariamente a nuestra unión.  ... (INTERRUPCION)... Nunca una conspiración...  Anoche llegó aquí el rumor de que el general...  había sido detenido en La Habana, que varios jóvenes habían aparecido asesinados en el cementerio de Santiago de Cuba.  Tuve la sensación de que habíamos perdido el tiempo miserablemente; aunque afortunadamente hoy parece comprobarse que el general...  se encuentra en su puesto, qué necesidad tenemos de correr esos riesgos. 

"Lo que dije al mensajero en cuanto a rendición, que no fue trasmitido literalmente y pareció motivar las palabras de su nota de hoy, fue lo siguiente:  'que si se rompían las hostilidades por no cumplirse lo acordado, nos veríamos obligados a atacar la Plaza de Santiago de Cuba, lo que es inevitable, dado que en ese sentido hemos encaminado nuestros esfuerzos en los últimos meses, en cuyo caso, una vez iniciada la operación, exigiríamos la rendición de las fuerzas que la defienden'.  Esto no quiere decir que pensemos que se rindan sin combatir, porque sé que, aun sin razón para combatir, los militares cubanos defienden las posiciones con tozudez y nos han costado muchas vidas.  Quise decir solo que después que se haya derramado la sangre de nuestros hombres por la conquista de un objetivo, no podía aceptarse otra solución, ya que aunque nos cueste muy caro, dadas las condiciones actuales de las fuerzas que defienden al régimen, las cuales no podrán prestar apoyo a esa ciudad, esta caería inexorablemente en nuestras manos.  Ese ha sido el objetivo básico de todas nuestras operaciones en los últimos meses, y un plan de esa envergadura no puede suspenderse por unas semanas sin graves consecuencias, caso de que el movimiento militar se frustre, perdiéndose, además, el momento oportuno, que es este, cuando la dictadura está sufriendo grandes reveses en las provincias de Oriente y Las Villas. 

"Se nos pone en el dilema de renunciar a las ventajas de nuestra victoria o atacar, un triunfo seguro a cambio de un triunfo probable.  ¿Cree usted que con la nota de ayer, ambigua y lacónica, contentiva de una decisión unilateral, pueda yo incurrir en la responsabilidad de mantener en suspenso los planes?  Como militar sí, reconozca que se nos pide un imposible.  Ustedes no han dejado un minuto de hacer trincheras, esas trincheras las pueden utilizar contra nosotros un Pedraza, un Pilar García, o un Cañizares, si el general ... es relevado del mando y con él sus hombres de confianza.  No se nos puede pedir que permanezcamos ociosos; vea usted que se... (INTERRUPCION)...aunque defiendan con valor sus armas, no nos queda más remedio que atacar, porque nosotros también tenemos obligaciones muy sagradas que cumplir. 

"Más que aliados, deseo que los militares honorables y nosotros seamos compañeros de una sola causa, que es la de Cuba.  Deseo, por encima de todo, que usted y sus compañeros no se hagan una idea errónea de mi actitud y de mis sentimientos, que...  (INTERRUPCION)...  que se confunda con...  (INTERRUPCION)...  Respecto a la tácita suspensión del fuego en la zona de Santiago de Cuba, para evitar toda duda, ratifico que aunque en cualquier instante antes de que se inicien los combates podemos reanudar las operaciones, a partir de hoy debe quedar advertido que el ataque se va a producir de un momento a otro, y que por ninguna razón volveremos a suspender los planes, ya que lo nuestro ...(INTERRUPCION)  ...puede sembrar la confusión en el pueblo y perjudicar la moral de nuestros combatientes. 

"Atentamente,

"Fidel Castro Ruz" (GRITOS Y APLAUSOS). 

El coronel Rego me respondió con una pundonorosa carta que es también digna de honor y que dice así:

"Señor: 

"Recibí su atenta carta fechada en el día de hoy y créame que le agradezco profundamente la aclaración relativa a la nota anterior, aunque debo manifestarle que siempre supuse que se trataba de una mala interpretación, pues a través del tiempo he observado su línea de conducta y estoy convencido de que usted es un hombre de principios. 

"Yo desconocía los detalles del plan original, pues solamente fui informado de la parte a mí concerniente, como también desconozco algunos pequeños detalles del plan actual.  Yo estimo que en parte usted tiene razón cuando hace el análisis del plan original; pero creo que demoraría unos días más en llegar a su consumación y nunca podría evitarse que muchos de los culpables, grandes, medianos y chicos se escaparan. 

"Soy de los que pienso que es absolutamente necesario dar un ejemplo en Cuba para aquellos que aprovechando las posiciones del poder cometen toda clase de hechos punibles, pero, desgraciadamente, la historia está plagada de casos semejantes y rara vez los culpables pueden ser puestos a disposición de las autoridades competentes, porque rara vez con las revoluciones se hace lo que tiene que hacerse ... (INTERRUPCION) ... 

"Comprendo perfectamente sus preocupaciones en el presente caso, aunque yo, menos responsabilizado por la historia, más bien la acepto. 

"En cuanto a la actuación unilateral de que me habla, le reitero que ... en ambos casos solo fui informado de la parte que me concernía, estimando que lo ocurrido ha sido que el general...  tornó la idea de lo que usted deseaba de acuerdo con sus normas y principios, actuando en consecuencia. 

"No tengo motivos para suponer que persona alguna esté tratando de propiciar la fuga del culpable y, personalmente, soy opuesto a tal cosa" —decía el coronel Rego Rubido (APLAUSOS)— "pero caso de producirse, la responsabilidad histórica por tales hechos recaería sobre quien los hiciere posibles y nunca sobre los demás. 

"Creo, sinceramente, que todo habrá de producirse en armonía con sus ideas y que, en general, está...  inspirado en los mejores deseos para bien de Cuba y de la Revolución que usted da comienzo. 

"Supe de un joven estudiante muerto que se encontraba en el cementerio y hoy mismo dispuse que se agotaran los medios investigativos, a fin de determinar quién fue el autor y las circunstancias en que ocurriera el hecho, tal como lo realicé en días pasados hasta poner a disposición de la autoridad judicial correspondiente a los presuntos responsables. 

"Finalmente debo informarle que le cursé un despacho al General interesando un avión para hacerle llegar su conceptuosa carta, y no se impaciente que a lo mejor antes de la fecha fijada como límite máximo está usted en La Habana. 

"Cuando el General se marchó, le pedí que me dejara el helicóptero con el piloto por si a usted se le ocurría pasear el domingo por la tarde sobre Santiago (APLAUSOS). 

"Bueno, Doctor, reciba usted el testimonio de mi mejor consideración y el ferviente deseo de un feliz año nuevo. 

"Firmado:  Coronel Rego Rubido" (APLAUSOS). 

En este estado estaban las conversaciones cuando, tanto el coronel Rego, jefe de la Plaza de Santiago de Cuba, como yo, fuimos sorprendidos por el golpe de Estado de Columbia que se apartaba por completo de lo acordado.  Y lo primero que se hizo, lo más criminal que se hizo, fue dejar escapar a Batista, a Tabernilla y a los grandes culpables (APLAUSOS).  Los dejaron escapar con sus millones de pesos, los dejaron escapar con los 300 ó 400 millones de pesos que se han robado y ¡muy caro nos va a costar eso!, porque ahora van a estar desde Santo Domingo y desde otros países haciendo propaganda contra la Revolución, fraguando todo el daño posible contra nuestra causa, y durante muchos años los vamos a tener ahí amenazando a nuestro pueblo, manteniéndonos en constante estado de alerta, porque van a pagar y a fraguar conspiraciones contra nosotros (GRITOS). 

¿Qué hicimos nosotros tan pronto supimos del golpe, que nos enteramos por Radio Progreso?  Ya a esa hora, adivinando yo lo que se estaba fraguando, estaba haciendo unas declaraciones cuando me entero de que Batista se había  ido para Santo Domingo.  Y yo pensé:  ¿Será un error, será una bola?  Y mando a ratificar cuando escuché que, efectivamente, el señor Batista y su camarilla se habían escapado, y lo más bonito es que el general Cantillo decía que ese movimiento se había producido gracias a los patrióticos propósitos del  general Batista, ¡los patrióticos propósitos del general Batista!, que renunciaba para ahorrar derramamiento de sangre, ¿qué les parece?  (GRITOS.) 

Hay algo más todavía.  Para tener una idea de la clase de golpe que se preparó, basta decir que a Pedraza lo había nombrado miembro de la Junta y se fue (GRITOS).  Yo creo que no hay que añadir nada más para ver la clase de intenciones que tenían los golpistas.  Y no nombraron al presidente Urrutia, que es el presidente proclamado por el Movimiento y por todas las organizaciones revolucionarias (APLAUSOS).  Llamaron a un señor que es nada menos que el más viejo de todos los magistrados del Tribunal Supremo, que son bastante viejos todos, y sobre todo un señor que ha sido Presidente, hasta hoy, de un Tribunal Supremo de Justicia, donde no había justicia de ninguna clase. 

¿Cuál iba a ser el resultado de todo esto?  Pues una revolución a media, una componenda, una caricatura de revolución.  El señor Perico de los Palotes; lo mismo da que se llame de una manera o de otra este señor Piedra, que a estas horas si no ha renunciado que se prepare que lo vamos a ir a hacer renunciar a La Habana (APLAUSOS).  Creo que no dura las 24 horas.  Va a romper un récord (GRITOS Y APLAUSOS). 

Designan a este señor, y muy bonito:  Cantillo, héroe nacional, paladín de las libertades cubanas, amo y señor de Cuba, y el señor Piedra allí.  Sencillamente habíamos derrocado a un dictador para implantar otro.  En todos los órdenes, el movimiento de Columbia era un movimiento contrarrevolucionario; en todos los órdenes se apartaba del propósito del pueblo; en todos los órdenes era sospechoso, e inmediatamente el señor Piedra dijo que iba a hacer un llamamiento para llamar a los rebeldes y una comisión de paz, y nosotros tan tranquilos dejábamos los fusiles y lo dejábamos todo y nos íbamos allá a rendirles pleitesía al señor Piedra y al señor Cantillo. 

Era evidente que tanto Cantillo como Piedra estaban en la luna.  Estaban en la luna, porque creo que el pueblo de Cuba ha aprendido mucho y los rebeldes hemos aprendido algo. 

Esa era la situación esta mañana, que no es la situación esta noche porque ha cambiado mucho (APLAUSOS).  Frente a este hecho, ante esta traición, dimos órdenes a todos los comandantes rebeldes de continuar las operaciones militares y de continuar marchando sobre los objetivos; en consecuencia, inmediatamente dimos órdenes a todas las columnas destinadas a la operación de Santiago de Cuba a avanzar sobre la ciudad. 

 

Seguirá  ..... Rubén .

 

 


Respuesta  Mensaje 15 de 40 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 25/10/2010 22:20

Yo quiero que ustedes sepan que nuestras fuerzas venían muy seriamente decididas a tomar a Santiago de Cuba por asalto.  Ello hubiera sido muy lamentable, porque hubiese costado mucha sangre y esta noche de hoy no sería una noche de alegría como esta, ni de paz como esta, ni de confraternidad como esta (APLAUSOS). 

Debo confesar que si en Santiago de Cuba no se libró una batalla sangrienta se debe, en gran parte, a la patriótica actitud del coronel del ejército José Rego Rubido (APLAUSOS); a los comandantes de las fragatas "Máximo Gómez" y "Maceo", al jefe del distrito naval de Santiago de Cuba (APLAUSOS)  y al oficial que desempeñaba el cargo de la jefatura de policía (APLAUSOS).  Todos —y es justo que aquí lo reconozcamos y se lo agradezcamos— contribuyeron a evitar una sangrienta batalla y a convertir el movimiento contrarrevolucionario de esta mañana en el movimiento revolucionario de esta tarde. 

A nosotros no nos quedaba otra alternativa que atacar porque no podíamos permitir la consolidación del golpe de Columbia y, por lo tanto, había que atacar sin esperar.  Y cuando las tropas saltaban ya sobre sus objetivos, el coronel Rego hizo un viaje en el helicóptero para localizarme; los jefes de las fragatas hicieron contactos con nosotros y se pusieron, incondicionalmente, a las órdenes de la Revolución (APLAUSOS). 

Contándose ya con el apoyo de las dos fragatas, que tienen un altísimo poder de fuego, con el apoyo del distrito naval y con el apoyo de la policía, convoqué entonces a una reunión de todos los oficiales del ejército de la Plaza de Santiago de Cuba, que son más de 100.  Les dije a esos militares, cuando los invité a reunirse conmigo, que yo no tenía la menor preocupación en hablarles, porque sabía que tenía la razón; porque sabía que comprenderían mis argumentos y que de esta reunión se llegaría a un acuerdo.  Y, efectivamente, en horas de la noche, en los primeros momentos de la noche, nos reunimos en El Escandel, la casi totalidad de los oficiales del ejército de Santiago de Cuba, muchos de ellos hombres jóvenes que se les ve ansiosos de luchar por el bien de su país.

Reuní a aquellos militares y les hablé de nuestro sentimiento revolucionario; les hablé de nuestro propósito con nuestra patria; les hablé de lo que queríamos para el país, de cuál había sido siempre nuestra conducta con los militares, de todo el daño que le había hecho la tiranía al ejército y cómo no era justo que se considerase por igual a todos los militares, que los criminales solo eran una minoría insignificante, y que había muchos militares honorables en el ejército, que yo sé que aborrecían el crimen, el abuso y la injusticia. 

No era fácil para los militares desarrollar un tipo determinado de acción; era lógico, en cuanto los cargos más elevados del ejército estaban en manos de los Tabernilla, de los Pilar García, de los parientes y de los incondicionales de Batista, y existía un gran terror en el ejército.  A un oficial aisladamente no se le podía pedir responsabilidad. 

Había dos clases de militares —y nosotros los conocemos bien—:  los militares como Sosa Blanco, Cañizares, Sánchez Mosquera, Chaviano (GRITOS), que se caracterizaron por el crimen y el asesinato a mansalva de infelices campesinos.  Pero hubo militares que fueron muy honrados en su campaña; hubo militares que jamás asesinaron a nadie, ni quemaron una casa, como fue el comandante Quevedo, que fue nuestro prisionero, después de una heroica resistencia en la batalla de El Jigüe, y que hoy sigue siendo comandante del ejército (APLAUSOS); el comandante Sierra, y otros muchos militares que jamás quemaron una casa.  A esos militares no los ascendían, a los que ascendían eran a los criminales, porque Batista siempre se encargó de premiar el crimen.  Tenemos el caso, por ejemplo, del coronel Rego Rubido, que no le debe sus grados a la dictadura, sino que ya era coronel cuando se produjo el 10 de marzo (APLAUSOS). 

El hecho cierto es que reclamé el apoyo de la oficialidad del ejército de Santiago de Cuba, y la oficialidad del ejército de Santiago de Cuba le brindó su apoyo incondicional a la Revolución Cubana (APLAUSOS).  Reunidos los oficiales de la marina, de la policía y del ejército, se acordó desaprobar el golpe amañado de Columbia y apoyar al Gobierno legal de la república, porque cuenta con la mayoría de nuestro pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó.  Gracias a esa actitud se ahorró mucha sangre; gracias a esa actitud se ha gestado de verdad, en la tarde de hoy, un verdadero movimiento militar revolucionario. 

Yo comprendo que en el pueblo hay muchas pasiones justificadas, yo comprendo las ansias de justicia que hay en nuestro pueblo y tendremos que hacer justicia (APLAUSOS).  Pero yo le quiero pedir a nuestro pueblo aquí...  estamos en instantes en que debemos consolidar el poder antes que nada, ¡lo primero ahora es consolidar el poder!  Después reuniremos una comisión de militares honorables y de oficiales del Ejército Rebelde, para tomar todas las medidas que sean aconsejables, para exigir responsabilidad a aquellos que la tengan (APLAUSOS).  ¡Y nadie se opondrá!, porque al ejército y a las fuerzas armadas son a los que más les interesan que la culpa de unos cuantos no la pague todo el cuerpo, y que no sea una vergüenza vestir el uniforme militar; que los culpables sean castigados para que los inocentes no tengan que cargar con el descrédito (APLAUSOS). 

¡Tengan confianza en nosotros!, es lo que le pedimos al pueblo, porque sabremos cumplir con nuestro deber (APLAUSOS). 

En esas circunstancias se realizó en la tarde de hoy un verdadero movimiento revolucionario del pueblo, de los militares y de los rebeldes, en la ciudad de Santiago de Cuba.  Es indescriptible el entusiasmo de los militares, y en prueba de confianza les pedí a los oficiales que entraran conmigo en Santiago de Cuba, ¡y aquí están todos los oficiales del ejército!  ¡Ahí están los tanques a disposición de la Revolución!  ¡Ahí está la artillería a disposición de la Revolución!  ¡Ahí están las fragatas a disposición de la Revolución!  (GRITOS Y APLAUSOS.) 

Yo no voy a decir que la Revolución tiene pueblo, eso ni se dice, eso lo sabe todo el mundo.  Yo decía que el pueblo, que antes tenía escopeticas, ya tiene artillería, tanques y fragatas, y tiene muchos técnicos capacitados del ejército que nos van a ayudar a manejarlas (APLAUSOS).  ¡Ahora sí que el pueblo está armado!  Yo les aseguro que si cuando éramos 12 hombres solamente no perdimos la fe, ahora que tenemos ahí 12 tanques cómo vamos a perder la fe. 

Quiero aclarar que en el día de hoy, esta noche —esta madrugada, porque es casi de día—, tomará posesión de la presidencia de la república el ilustre magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó (APLAUSOS).  ¿Cuenta o no cuenta con el apoyo del pueblo el doctor Urrutia?  (APLAUSOS y GRITOS.)  Pero quiere decir que el Presidente de la república, el Presidente legal es el que cuenta con el pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó. 

¿Quién quiere al señor Piedra para Presidente?  (ABUCHEOS.)  Si nadie quiere al señor Piedra para Presidente, ¿cómo se nos va a imponer al señor Piedra?  (ABUCHEOS.) 

Si esa es la orden del pueblo de Santiago de Cuba, que es el sentimiento del pueblo de Cuba entera, tan pronto concluya este acto marcharé con las tropas veteranas de la Sierra Maestra, los tanques y la artillería hacia la capital, para que se cumpla la voluntad del pueblo (APLAUSOS). 

Aquí estamos, sencillamente, a las órdenes del pueblo.  Lo legal en este momento es el mandato del pueblo; al Presidente lo elige el pueblo y no lo elige un conciliábulo en Columbia a las 4:00 de la madrugada (APLAUSOS).  El pueblo ha elegido a su presidente y eso quiere decir que desde este instante quedó constituida la máxima autoridad legal de la república (APLAUSOS).  Ninguno de los cargos, ni de los grados que se han conferido de acuerdo con la Junta Militar de la madrugada de hoy tienen validez alguna; todos los nombramientos de cargos dentro del ejército son nulos —me refiero a todos los nombramientos que se hicieron esta mañana—; quien acepte un cargo designado por la Junta traicionera de esta mañana, estará asumiendo una actitud contrarrevolucionaria, llámese como se llame y, en consecuencia, quedará fuera de la ley. 

Tengo la completa seguridad de que mañana todos los mandos militares de la república habrán aceptado las disposiciones del Presidente de la república (APLAUSOS). 

El Presidente procederá de inmediato a designar a los jefes del ejército, de la marina y de la policía.  Por los altos servicios que ha prestado en esta hora a la Revolución y por haber puesto sus miles de hombres a la disposición de la Revolución, le recomendamos como jefe del ejército al coronel Rego Rubido, que es un hombre...  (APLAUSOS)  Igualmente se designará como jefe de la marina a uno de los dos comandantes de la fragata que primero se sumaron a la Revolución (APLAUSOS), y le he recomendado al Presidente de la república que designe para jefe nacional de la policía al comandante Efigenio Ameijeiras, que ha perdido dos hermanos, que es uno de los expedicionarios del "Granma" y uno de los hombres más capacitados del ejército revolucionario (APLAUSOS).  Ameijeiras está en operaciones en Guantánamo, pero pronto llega aquí (APLAUSOS).

Yo solo pido tiempo para nosotros y para el Poder Civil de la república, a fin de ir realizando las cosas a gusto del pueblo, pero poco a poco (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO).  Solo le pido una cosa al pueblo, y es que tenga calma (DEL PUBLICO LE DICEN:  "¡Oriente federal, Oriente capital!").  ¡No!, ¡no!, la república unida siempre por encima de todas las cosas.  Lo que hay que pedir es justicia para Oriente (APLAUSOS).  En todo, el tiempo es un factor importante.  La Revolución no se podrá...  tengan la seguridad de que la Revolución la hacemos; tengan la seguridad de que por primera vez de verdad la república será enteramente libre, y el pueblo tendrá...  (APLAUSOS). 

El poder no ha sido fruto de la política, ha sido fruto del sacrificio de cientos y de miles de nuestros compañeros.  No hay otro compromiso que con el pueblo y que, con la nación cubana.  Llega al poder un hombre sin compromiso con nadie, sino con el pueblo exclusivamente (APLAUSOS). 

El Che Guevara recibió la orden de avanzar sobre la capital no provisional de la república, y el Comandante Camilo Cienfuegos, jefe de la columna 2 "Antonio Maceo", ha recibido la orden de marchar sobre la gran Habana y asumir el mando del campamento militar de Columbia.  Se cumplirán, sencillamente, las órdenes del Presidente de la república y el mandato de la Revolución (APLAUSOS). 

De los excesos que se hayan cometido en La Habana no se nos culpe a nosotros, nosotros no estábamos en La Habana; de los desórdenes ocurridos en La Habana, cúlpese al general Cantillo y a los golpistas de la madrugada, que creyeron que iban a dominar la situación allí (APLAUSOS).  En Santiago de Cuba, donde se ha hecho una verdadera Revolución, ha habido orden completo; en Santiago de Cuba se han unido el pueblo, los militares y los revolucionarios, y eso es indestructible.  La jefatura del Gobierno, la jefatura del Ejército y la jefatura de la Marina, estarán en Santiago de Cuba; sus órdenes serán de obligatorio cumplimiento a todos los mandos de la república.   Esperamos que todos los militares honorables acaten estas disposiciones porque el militar, antes que nada, está al servicio de la ley y de la autoridad, no de la autoridad constituida, porque muchas veces está una autoridad mal constituida, la autoridad legítimamente constituida. 

Ningún militar honorable tiene nada que temer de la Revolución.  Aquí en esta lucha no hay vencidos, porque solo el pueblo ha sido el vencedor (APLAUSOS).  Hay algunos caídos de un lado y de otro, pero todos nos hemos unido para darle la victoria a la nación.  Nos hemos dado el abrazo fraternal, los militares buenos y los revolucionarios (APLAUSOS).  No habrá ya más sangre, espero que ningún núcleo haga resistencia; porque aparte de ser una resistencia inútil y una resistencia que sería aplastada en pocos instantes, sería una resistencia contra la ley y contra la república, y contra el sentimiento de la nación cubana (APLAUSOS). 

Ha habido que organizar este movimiento de hoy para que no ocurra otra guerra dentro de seis meses.  ¿Qué pasó cuando el machadato?  Pues que también un general de Machado dio un golpe y quitó a Machado, y puso a un presidente que duró 15 días; vinieron los sargentos y dijeron que aquellos oficiales eran responsables de la dictadura de Machado y que ellos no los respetaban, creció la efervescencia revolucionaria y expulsaron a los oficiales.  Ahora no podrá ocurrir así, ahora estos oficiales tienen el respaldo del pueblo, y tienen el respaldo de la tropa, y tienen el prestigio que les da el haberse sumado a un verdadero movimiento revolucionario (APLAUSOS). 

Estos militares serán respetados y considerados por el pueblo, y no habrá que emplear la fuerza, ni habrá que andar con fusiles por la calle, metiéndole miedo a nadie; porque el verdadero orden es el que se basa en la libertad, en el respeto y en la justicia, y no en la fuerza.  Desde ahora en adelante el pueblo será enteramente libre y el pueblo sabe comportarse debidamente, como lo ha demostrado hoy (APLAUSOS). 

La paz que nuestra patria necesita se ha logrado; Santiago de Cuba ha pasado a la libertad, sin que hubiera que derramar sangre.  Por eso hay tanta alegría, y por eso es que los militares que en el día de hoy desoyeron y desaprobaron el golpe de Columbia para sumarse incondicionalmente a la Revolución, merecen nuestro reconocimiento, nuestra gratitud y nuestro respeto (APLAUSOS).  . 

Los institutos armados de la república serán en el futuro modelos de instituciones, por su capacidad, por su educación y por su identificación con la causa del pueblo.  Porque los fusiles, de ahora en adelante, solo estarán siempre al servicio del pueblo.  No habrá más golpes de Estado, no habrá más guerra, porque por eso nos hemos preocupado de que no ocurra ahora como cuando Machado.  Esos señores, que desean más parecido el caso de la madrugada de hoy con el caso de la caída de Machado, aquella vez pusieron a un Carlos Manuel y ahora pusieron a otro Carlos Manuel (ABUCHEOS). 

Lo que no habrá esta vez es un Batista, porque no habrá necesidad de 4 de septiembre, que destruyó la disciplina en las fuerzas armadas, porque lo que ocurrió con Batista fue que instauró aquí la indisciplina en el ejército, porque su política consistía en halagar a los partidos para disminuir la autoridad de los oficiales.  Los oficiales tendrán autoridad, habrá disciplina en el ejército, habrá un código penal militar, donde los delitos contra los derechos humanos y contra la honradez y la moral que debe tener todo militar, serán castigados debidamente (APLAUSOS).  No habrá privilegios para nadie; el militar que tenga capacidad y tenga méritos será el que ascienda, y no el pariente, el amigo, como ha existido hasta hoy, que no se han respetado los escalafones. 

Para los militares se acabará, como se acabará para los trabajadores, toda esa explotación de contribuciones obligatorias, que en los obreros es la cuota sindical (APLAUSOS) y en los militares es el peso para la Primera Dama, y los dos pesos para esto y los dos pesos para lo otro, y les acaban con el sueldo. 

Naturalmente que el pueblo todo lo debe esperar de nosotros, y lo va a recibir.  Pero he hablado de los militares para que ellos sepan que también todo lo van a recibir de la Revolución, todas las mejoras que jamás han tenido, porque cuando no se robe el dinero de los presupuestos estarán mucho mejor los militares de lo que están hoy.  El soldado no ejercerá funciones de policía, el soldado estará en su entrenamiento, en su cuartel, no tendrá que estar ejerciendo funciones de policía (APLAUSOS). 

(DEL PUBLICO LE DICEN ALGO)  De microonda nada, aunque quiero aclarar que en este momento los rebeldes andamos con microondas, porque las necesitamos, pero las microondas ahora no llevan detrás a los esbirros, ni nada de eso, nada de asesinos, ni nada de frenazos, delante de las casas y la tocadera a medianoche (GRITOS Y APLAUSOS).  

Tengo la seguridad de que tan pronto tome posesión y asuma el mando el Presidente de la república decretará el restablecimiento de las garantías, y la absoluta libertad de prensa y todos los derechos individuales en el país (APLAUSOS), todos los derechos sindicales, y todos los derechos y todas las demandas de nuestros campesinos y de nuestro pueblo.  No nos olvidaremos de nuestros campesinos de la Sierra Maestra y de Santiago de Cuba (GRITOS Y APLAUSOS); no nos iremos a vivir a La Habana, olvidado de todos, donde yo quiero vivir es en la Sierra Maestra.  Por lo menos, en la parte que me corresponda, por un sentimiento muy profundo, de gratitud, no olvidaré a aquellos campesinos, y tan pronto tenga un momento libre voy a ver adónde vamos a hacer la primera ciudad escolar, con cabida para 20 000 niños (APLAUSOS).  Y la vamos a hacer con la ayuda del pueblo; los rebeldes van a trabajar allí y vamos a pedir a cada ciudadano un saco de cemento y una cabilla, y yo sé que obtendremos la ayuda de nuestra ciudadanía. 

No olvidaremos a ninguno de los sectores de nuestro pueblo (DEL PUBLICO LE DICEN:  ¡Viva Crescencio Pérez!)  ¡Que viva Crescencio Pérez que perdió aun hijo en los días postreros de la guerra!

La economía del país se restablecerá inmediatamente.  Este año nosotros seremos los que cuidemos la caña, para que no se queme, porque este año los impuestos del azúcar no servirán para comprar armas homicidas, y bombas y aviones para bombardear al pueblo (APLAUSOS). 

Cuidaremos las comunicaciones y ya, desde Jiguaní hasta Palma Soriano, la línea telefónica está restablecida y la vía férrea será restablecida.  Habrá zafra en todo el país y habrá buenos salarios, porque yo sé que ese es el propósito del Presidente de la república.  Y habrá buenos precios porque, precisamente, el miedo a que no hubiera zafra ha levantado los precios del mercado mundial; y los campesinos podrán sacar su café, y los ganaderos podrán vender sus reses gordas en La Habana, porque afortunadamente el triunfo ha llegado a tiempo, para que no haya ruinas de ninguna clase. 

No es a mí a quien le corresponda hablar de estas cosas.  Ustedes saben que somos hombres de palabra y que lo que prometemos lo cumplimos, y queremos prometer menos de lo que vamos a cumplir, no más, sino menos de lo que vamos a cumplir y hacer más de lo que ofrezcamos al pueblo de Cuba (APLAUSOS). 

No creemos que todos los problemas se vayan a resolver fácilmente, sabemos que el camino está trillado de obstáculos, pero nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las grandes dificultades (APLAUSOS).  Podrá estar seguro el pueblo de una cosa, que es que podemos equivocarnos una y muchas veces, lo único que no podrá decir jamás de nosotros es que robamos, que traicionamos, que hicimos negocios sucios...  Y yo sé que el pueblo los errores los perdona y lo que no perdona son las sinvergüencerías, y los que hemos tenido son sinvergüenzas. 

Al asumir como presidente el magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó, a partir de ese instante, cuando jure ante el pueblo la presidencia de la república, él será la máxima autoridad de nuestro país (APLAUSOS).  Nadie piense que yo pretenda ejercer facultades aquí por encima de la autoridad del Presidente de la república, yo seré el primer acatador de las órdenes del Poder Civil de la república y el primero en dar el ejemplo (APLAUSOS); cumpliremos sencillamente sus órdenes, y, dentro de las atribuciones que nos conceda, trataremos de hacer lo más posible por nuestro pueblo, sin ambiciones, porque afortunadamente estamos inmunes a las ambiciones y a la vanidad.  ¡Qué mayor gloria que el cariño de nuestro pueblo!  ¡Qué mayor premio que esos millares de brazos que se agitan llenos de esperanzas, de fe y de cariño hacia nosotros!  (APLAUSOS.) 

Nunca nos dejaremos arrastrar por la vanidad ni por la ambición, porque como dijo nuestro Apóstol:  "toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz", y no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con el deber, como lo hemos estado haciendo hasta hoy y como lo haremos siempre.  Y en esto no hablo en mi nombre, hablo en nombre de los miles y miles de combatientes que han hecho posible la victoria del pueblo (APLAUSOS); hablo del profundo sentimiento de respeto y de devoción hacia nuestros muertos, que no serán olvidados.  Los caídos tendrán en nosotros los más fieles compañeros.  Esta vez no se podrá decir como otras veces que se ha traicionado la memoria de los muertos, porque los muertos seguirán mandando.  Físicamente no están aquí Frank País, Josué País, ni tantos otros, pero están moralmente, están espiritualmente, y solo la satisfacción de saber que el sacrificio no ha sido en vano, compensa el inmenso vacío que dejaron en el camino (APLAUSOS).  ¡Sus tumbas seguirán teniendo flores frescas!  ¡Sus hijos no serán olvidados, porque los familiares de los caídos serán ayudados!  (APLAUSOS)  Los rebeldes no cobraremos sueldo por los años que hemos estado luchando y nos sentimos orgullosos de no cobrar sueldos por los servicios que les hemos prestado a la Revolución, en cambio, es posible que sigamos cumpliendo nuestras obligaciones sin cobrar sueldos, porque si no hay ......

Seguirá .....  Rubén .


Respuesta  Mensaje 16 de 40 en el tema 
De: residente Enviado: 25/10/2010 22:25
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  • Respuesta  Mensaje 17 de 40 en el tema 
    De: Ruben1919 Enviado: 25/10/2010 22:52
    Qué manera tan baja de sabotear la de residente .... para que los compañeros no vean sino lo que él pone y no la continuación del discurso de Fidel ......  dá pena .... aquí tenemos al cero y al infinito ....  El miserable y el inmortal .- Le pido a residente que no participe en lo que escribo o pongo porque no es bienvenido .----   asquea .- Ru .

    Respuesta  Mensaje 18 de 40 en el tema 
    De: residente Enviado: 26/10/2010 00:40
    Ruben
    Le pido a residente que no participe en lo que escribo o pongo porque no es bienvenido .----   asquea .- Ru .
    Si no te gusta el foro vete, pero no estés llorando como una Magdalena, yo no saboteo nada, este foro es público y todos los hilos son públicos, nadie va a leer tus papelones, ese Fidel cansa con su bla bla bla, y pongo letra grande porque me da la gana, pareces mujercita, no conoces las reglas del foro
     
     
    LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
     
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    dialogar, debatir, charlar, etc,
    según tengamos el día.
    Y que dure
     

    Respuesta  Mensaje 19 de 40 en el tema 
    De: Ruben1919 Enviado: 26/10/2010 13:52
    nos sentimos orgullosos de no cobrar sueldos por los servicios que les hemos prestado a la Revolución, en cambio, es posible que sigamos cumpliendo nuestras obligaciones sin cobrar sueldos, porque si no hay dinero, no importa, lo que hay es voluntad, y hacemos lo que sea necesario (APLAUSOS). 

    Pero también quiero aquí repetir lo que dije en "La Historia me Absolverá", que es que velaremos porque no les falten el sustento, ni la asistencia, ni la educación a los hijos de los militares que han caído luchando contra nosotros, porque ellos no tienen culpa de los horrores de la guerra (APLAUSOS).  Y seremos generosos con todos, porque, repito, aquí no ha habido vencidos sino vencedores.  Serán castigados solo los criminales de guerra, porque ese es un deber ineludible con la justicia, y ese deber puede tener la seguridad el pueblo de que lo cumpliremos (APLAUSOS).  Y cuando haya justicia, no habrá venganza.  Para que el día de mañana no haya atentados contra nadie, tiene que haber justicia hoy; como habrá justicia no habrá venganza ni habrá odio.  El odio lo desterraremos de la república, como una sombra maldita que nos dejó la ambición y la... 

    Triste es que se hayan escapado los grandes culpables, no faltan miles de hombres que quieran perseguirlos, pero nosotros tenemos que respetar las leyes de otros países.  A nosotros nos sería fácil, porque voluntarios que estén dispuestos a jugarse la vida, tenemos de sobra para ir a perseguir a esos delincuentes; pero no queremos aparecer como un pueblo que viole las leyes de los demás pueblos.  Las respetaremos mientras se respeten las nuestras, pero sí es cierto que si en Santo Domingo se ponen a conspirar contra nosotros ...(INTERRUPCION) 

    Yo había pensado, en alguna ocasión, que Trujillo nos había hecho daño vendiéndole armas a Batista, y el daño que hizo no fue porque vendiera armas, sino porque vendiera armas tan malas que a nosotros nos cayeron en nuestras manos y no servían para nada (RISAS).  Sin embargo, vendió bombas, y con las bombas fueron asesinados muchos campesinos.  No dan ni deseos de devolverle las carabinas porque no sirven, sino de devolverle algo mejor... 

    Sí, es lógico, en primer término, que los perseguidos políticos de Santo Domingo tendrán aquí su mejor casa y su mejor asilo, y los perseguidos políticos de toda la dictadura tendrán aquí su mejor casa y la mayor comprensión, porque nosotros hemos sido perseguidos políticos. 

    Si Santo Domingo se convierte en arsenal de la contrarrevolución, si Santo Domingo se convierte en base de conspiraciones contra la Revolución Cubana, si estos señores se dedican desde allá a hacer conspiraciones, más vale que se vayan pronto de Santo Domingo, porque allí no van a estar tampoco muy seguros (APLAUSOS).  Y no seremos nosotros, porque nosotros no tenemos que meternos en los problemas de Santo Domingo, es que los dominicanos han aprendido el ejemplo de Cuba y las cosas se van a poner por allí muy serias.  Los dominicanos han aprendido que es posible pelear contra la tiranía y derrotarla, y este ejemplo es lo que más temían, precisamente, los dictadores; ejemplo alentador para América que acaba de producirse en nuestra patria (APLAUSOS). 

    Vela por el curso y el destino de esta Revolución la América entera; toda ella tiene sus ojos puestos en nosotros, toda ella nos acompaña con sus mejores deseos de triunfo, toda ella nos respaldará en nuestros momentos difíciles.  Esta alegría de hoy no solo es en Cuba, sino en América entera.  Como nosotros nos hemos alegrado cuando ha caído un dictador en América Latina, ellos también se alegran hoy por los cubanos. 

    Debo concluir aunque sea enorme el cúmulo de sentimientos y de ideas que con el desorden, el bullicio y la emoción de hoy acuden a nuestra mente.  Decía —y quedó sin concluir aquella idea— que habría justicia y que era lamentable que hubiesen escapado los grandes culpables, por culpa de quienes ya sabemos, porque el pueblo sabe quién tiene la culpa de que se hayan escapado, y que vinieran a dejar aquí, no voy a decir a los más infelices pero sí a los más torpes, a los que no tenían dinero, a los hombres de fila que obedecieron las órdenes de los grandes culpables; dejaron escapar a los grandes culpables para que el pueblo saciase su ira y su indignación con los que tienen menos responsabilidad.  Está bien que se les castigue esta vez para que aprendan (APLAUSOS). 

    Siempre pasa lo mismo, el pueblo les advierte que los grandes se van y ellos se quedan, sin embargo, siempre pasa lo mismo, los grandes se van y ellos se quedan, pues que se castiguen también (APLAUSOS).  Los grandes se van, tendrán también su castigo; duro, muy duro es tener que vivir alejado de la patria por toda la vida, porque cuando menos serán condenados al ostracismo por toda la vida los criminales y los ladrones que han huido precipitadamente. 

    ¡Quién viera por un agujero —como dice el pueblo— al señor Batista en estos momentos!  ¡Al guapo, al hombre soberbio que no pronunciaba un solo discurso si no era para llamar cobardes, miserables y bandidos a todos los demás!  Aquí ni siquiera se ha llamado bandido a nadie, aquí no reina ni se respira el odio, la soberbia ni el desprecio, como en aquellos discursos de la dictadura.  Aquel hombre que dice que cuando entró en Columbia llevaba una bala en la pistola, se marchó en horas de la madrugada en un avión con una bala en la pistola.  Quedó demostrado que los dictadores no son tan temibles ni tan suicidas, y que cuando llega la hora en que están perdidos, huyen cobardemente.  Lo lamentable realmente es que haya escapado cuando pudiera haber sido hecho prisionero, y si hacemos prisionero a Batista le hubiéramos quitado los 200 millones de pesos que se robó.  ¡Reclamaremos el dinero téngalo donde lo tenga, porque no son delincuentes políticos, sino delincuentes comunes!  Y vamos a ver los que aparezcan en las embajadas, si es que el señor Cantillo no les ha dado ya salvoconducto.  Vamos a distinguir entre los delincuentes políticos y los delincuentes comunes; asilo para los delincuentes políticos, nada para los delincuentes comunes.  Tienen que ir ante los tribunales y demostrar que son delincuentes políticos, y si se demuestra que son delincuentes comunes, que los entreguen a las autoridades. 

    Y Mujal, a pesar de lo grande y lo gordo que es, no se sabe dónde está en estos momentos (GRITOS).  ¡Cómo han huido!  (DEL PUBLICO LE DICEN ALGO) 

    ¡Yo no me explico cómo ustedes se acuerdan todavía de esos infelices!  Por fin el pueblo se libró de toda esa canalla. 

    Ahora hablará el que quiera, bien o mal, pero hablará el que quiera.  No es como ocurría aquí, que hablaban ellos solos y hablaban mal, habrá libertad...  porque para eso...  Libertad para que nos critiquen y nos ataquen; siempre será un placer hablar cuando nos combaten con la libertad que hemos ayudado a conquistar para todos (APLAUSOS).  Nunca los ofenderemos, siempre nos defenderemos y seguiremos solo una norma, la norma del respeto al derecho y a los pensamientos de los demás. 

    Esos nombres que se han mencionado aquí, esa gente no saben en qué embajada, en qué playa, en qué barco, adónde han ido a parar...  (ININTELIGIBLE)  ...que nos hemos librado de ellos, y que si tienen alguna casita, alguna finquita, o alguna vaquita por ahí, la tendremos sencillamente, que confiscar. 

    Porque debo advertir que los funcionarios de la tiranía, los representantes, los senadores, los que no han robado particularmente, pero que han cobrado los sueldos, tendrán que devolver hasta el último centavo de lo que han cobrado en estos cuatro años, porque han cobrado ilegalmente y tendrán que devolverle a la república el dinero que han cobrado todos esos senadores, esos representantes, y si no lo devuelven, les confiscaremos las propiedades que tengan (GRITOS).  Eso, aparte de lo que se hayan robado, porque el que haya robado, a ese no le quedará nada producto del robo, porque esa es la primera ley de la Revolución.  No es justo que se mande a prisión a un hombre que se robó una gallina, o un guanajo y que los que se roban millones de pesos estén encantados de la vida por ahí (APLAUSOS).

    ¡Y que anden con cuidado!  y que anden con cuidado los ladrones de hoy y de ayer, que anden con cuidado porque la ley revolucionaria puede caer sobre los hombros de todos los culpables de todos los tiempos, porque la Revolución llega al triunfo sin compromisos con nadie en absoluto, sino con el pueblo, que es al único al que debe su victoria (APLAUSOS). 

    Voy a terminar (GRITOS DE:  "¡No!"), voy a terminar por hoy.  Recuerden que tengo que marchar inmediatamente, es mi obligación, y ustedes llevan muchas horas parados (GRITOS). 

    Veo tantas banderas rojas y negras en los vestidos de nuestras compañeras, que realmente se nos hace duro abandonar esta tribuna, donde hemos experimentado, todos los que estamos aquí presentes, la más grande emoción de nuestras vidas (GRITOS Y APLAUSOS). 

    No podemos menos que recordar a Santiago de Cuba con entrañable cariño.  Las veces que nos reunimos aquí, un mitin allá en la Alameda; un mitin acá en una avenida, Trocha, donde dije un día que si nos arrebataban los derechos por la fuerza, cambiaríamos...  por los fusiles (APLAUSOS).  Y culparon a Luis Orlando de aquellas declaraciones, yo me callé la boca, en el periódico salió que era Luis Orlando el que las había hecho.  Era yo el que las había hecho, pero no estaba muy seguro de si estaban bien hechas, porque en aquella época no había... (RISAS).  y resultó que tuvimos que cambiarlo todo, los estudiantes, sus libros y sus lápices, por los fusiles; los campesinos, sus aperos de labranza por el fusil y todos tuvimos que cambiarlo, todo por el fusil.  Temporalmente la tarea de los fusiles ha cesado.  Los fusiles se guardarán donde estén al alcance de los hombres que tendrán el deber de defender nuestra soberanía y nuestros derechos. 

    Pero cuando nuestro pueblo se vea amenazado, no pelearán solo los 30 000 ó 40 000 miembros de las Fuerzas Armadas, sino pelearán los   300 000 ó 400 000, ó 500 000 cubanos, hombres y mujeres que aquí pueden pelear (GRITOS Y APLAUSOS).  Habrá las armas necesarias para que aquí se arme todo el que quiera combatir cuando llegue la hora de defender nuestra soberanía (APLAUSOS).  Porque está demostrado que no solo pelean los hombres, sino pelean las mujeres también en Cuba (APLAUSOS), y la mejor prueba es el pelotón "Mariana Grajales", que tanto se distinguió en numerosos combates (APLAUSOS).  Y las mujeres son tan excelentes soldados como nuestros mejores soldados hombres. 

    Yo quería demostrar que las mujeres podían ser buenos soldados.  Al principio la idea me costó mucho trabajo porque existían muchos prejuicios y había hombres que decían que cómo mientras hubiera un hombre con una escopeta se le iba a dar un fusil a una mujer.  ¿Y por qué no?

    Yo quería demostrar que las mujeres podían ser tan buenos soldados, y que existían muchos prejuicios...  con relación a la mujer, y que la mujer es un sector de nuestro país que necesita también ser redimido, porque es víctima de la discriminación en el trabajo y en otros muchos aspectos de la vida. 

    Organizamos las unidades de mujeres, que demostraron que las mujeres pueden pelear, y cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, ese pueblo es invencible. 

    Mantendremos organizadas las milicias o la reserva de combatientes femeninas y las mantendremos entrenadas, todos los voluntarios (APLAUSOS).  Y estas jóvenes que hoy veo con los vestidos negro y rojo, del 26 de julio, yo aspiro a que aprendan también a manejar las armas (GRITOS Y APLAUSOS). 

    Y esta Revolución, compatriotas, que se ha hecho con tanto sacrificio, ¡nuestra Revolución, la Revolución del pueblo, es ya hermosa e indestructible realidad!  ¡Cuánto motivo de fundado orgullo, cuánto motivo de sincera alegría y esperanzas para todo nuestro pueblo!  Yo sé que no es aquí solo, en Santiago de Cuba; es desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio. 

    Ardo en esperanzas de ver al pueblo a lo largo de nuestro recorrido hasta la capital, porque sé que es la misma esperanza, la misma fe de un pueblo entero que se ha levantado, que soportó paciente todos los sacrificios, que no le importó el hambre; que cuando dimos permiso tres días para que se restablecieran las comunicaciones, para que no pasara hambre, todo el mundo protestó (APLAUSOS), porque lo que querían era lograr la victoria costara lo que costara.  Y este pueblo bien merece todo un destino mejor, bien merece alcanzar la felicidad que no ha logrado en sus 50 años de república; bien merece convertirse en uno de los primeros pueblos del mundo, por su inteligencia, por su valor, por su espíritu (APLAUSOS). 

    Nadie puede pensar que hablo demagógicamente, nadie puede pensar que quiero engañar al pueblo; he demostrado suficientemente mi fe en el pueblo, porque cuando vine con 82 hombres a las playas de Cuba y la gente decía que nosotros estábamos locos y nos preguntaban que por qué pensábamos ganar la guerra, yo dije:  "porque tenemos al pueblo" (APLAUSOS).  Y cuando fuimos derrotados la primera vez, y quedamos un puñado de hombres y persistimos en la lucha, sabíamos que esta sería una realidad, porque creíamos en el pueblo; cuando nos dispersaron cinco veces en el término de 45 días, y nos volvimos a reunir y reanudar la lucha, era porque teníamos fe en el pueblo, y hoy es la más palpable demostración de que aquella fe era fundamentada (APLAUSOS). 

    Tengo la satisfacción de haber creído profundamente en el pueblo de Cuba y de haberles inculcado esa fe a mis compañeros; esa fe que más que una fe es una seguridad completa en nuestros hombres.  Y esa misma fe que nosotros tenemos en ustedes, es la fe que nosotros queremos que ustedes tengan en nosotros siempre (APLAUSOS). 

    La república no fue libre en 1895 y el sueño de los mambises se frustró a última hora; la Revolución no se realizó en 1933 y fue frustrada por los enemigos de ella.  Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a todos los revolucionarios, tiene a los militantes honorables.  ¡Es tan grande y tan incontenible su fuerza, que esta vez el triunfo está asegurado! 

    Podemos decir con júbilo que en los cuatro siglos de fundada nuestra nación, por primera vez seremos enteramente libres y la obra de los mambises se cumplirá (APLAUSOS). 

    Hace breves días, el 24 de febrero, me fue imposible resistir la tentación de ir a visitar a mi madre, la que no veía desde hacía varios años.  Cuando regresaba por el camino que cruza a través de los Mangos de Baraguá, en horas de la noche, un sentimiento de profunda devoción nos hizo detener allí, a los que viajábamos en el vehículo, en aquel lugar donde se levanta el monumento que conmemora la Protesta de Baraguá y el inicio de la Invasión.  En aquella hora, la presencia en aquellos sitios, el pensamiento de aquellas proezas de nuestras guerras de independencia, la idea de que aquellos hombres hubiesen luchado durante 30 años para no ver logrados sus sueños porque la república se frustrara, y el presentimiento de que muy pronto la Revolución que ellos soñaron, la patria que ellos soñaron serían realidad, nos hizo experimentar una de las sensaciones más emocionantes que puedan concebirse. 

    Veía revivir aquellos hombres con sus sacrificios, con aquellos sacrificios que nosotros hemos conocido también de cerca; pensaba en sus sueños y sus ilusiones, que eran los sueños y las ilusiones nuestras, y pensé que esta generación cubana ha de rendir y ha rendido ya el más fervoroso tributo de reconocimiento y de lealtad a los héroes de nuestra independencia. 

    Los hombres que cayeron en nuestras tres guerras de independencia juntan hoy su esfuerzo con los hombres que han caído en esta guerra, y a todos nuestros muertos en las luchas por la libertad podemos decirles que por fin ha llegado la hora en que sus sueños se cumplan; ha llegado la hora de que al fin ustedes, nuestro pueblo, nuestro pueblo bueno y noble, nuestro pueblo que es todo entusiasmo y fe, nuestro pueblo que quiere gratis, que confía gratis, que teme a los hombres con cariño más allá de sus ofrecimientos, tendrá lo que necesita (APLAUSOS).  Y solo aquí me resta decirles, con modestia, con sinceridad, con profunda emoción, que en nosotros, en sus combatientes revolucionarios, tendrán siempre servidores leales, que solo tendrán por divisa servir (APLAUSOS). 

    Hoy, al tomar posesión de la presidencia de la república el doctor Manuel Urrutia Lleó, el magistrado que dijo que la Revolución era justa ...(INTERRUPCION)  ...el territorio liberado que ya es hoy toda patria; asumiré sencillamente las funciones que él me asigne, en sus manos queda toda la autoridad de la república (APLAUSOS).  Nuestras armas se inclinan respetuosas ante el Poder Civil en la República civilista de Cuba (APLAUSOS).  No tengo que decirle que esperamos que cumpla con su deber, porque sencillamente estamos seguros de que sabrá cumplirlo.  El presidente provisional de la República de Cuba...  Y la autoridad y le dejo en el uso de la palabra al pueblo. 

    (OVACION) ....  Fin del primer discuso luego del triunfo de la Revolución .

     solo gastaré mi tiempo en algo que valga la pena ... Rubén .


    Respuesta  Mensaje 20 de 40 en el tema 
    De: Ruben1919 Enviado: 26/10/2010 21:29

    DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, A SU LLEGADA A LA HABANA, EN CIUDAD LIBERTAD, EL 8 DE ENERO DE 1959.

     

    (VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER MINISTRO)

     

    Compatriotas:

     

    Yo sé que al hablar esta noche aquí se me presenta una de las obligaciones más difíciles, quizás, en este largo proceso de lucha que se inició en Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956.

    El pueblo escucha, escuchan los combatientes revolucionarios, y escuchan los soldados del Ejército, cuyo destino está en nuestras manos.

    Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia:  la tiranía ha sido derrocada.  La alegría es inmensa.  Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía.  No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil.

    Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario.  Engañar al pueblo, despertarle engañosas ilusiones, siempre traería las peores consecuencias, y estimo que al pueblo hay que alertarlo contra el exceso de optimismo.

    ¿Cómo ganó la guerra el Ejército Rebelde?  Diciendo la verdad.  ¿Cómo perdió la guerra la tiranía?  Engañando a los soldados.

    Cuando nosotros teníamos un revés, lo declarábamos por “Radio Rebelde”, censurábamos los errores de cualquier oficial que lo hubiese cometido, y advertíamos a todos los compañeros para que no le fuese a ocurrir lo mismo a cualquier otra tropa.  No sucedía así con las compañías del Ejército.  Distintas tropas caían en los mismos errores, porque a los oficiales y a los soldados jamás se les decía la verdad.

    Y por eso yo quiero empezar —o, mejor dicho, seguir— con el mismo sistema:  el de decirle siempre al pueblo la verdad.

    Se ha andado un trecho, quizás un paso de avance considerable.  Aquí estamos en la capital, aquí estamos en Columbia, parecen victoriosas las fuerzas revolucionarias; el gobierno está constituido, reconocido por numerosos países del mundo, al parecer se ha conquistado la paz; y, sin embargo, no debemos estar optimistas.  Mientras el pueblo reía hoy, mientras el pueblo se alegraba, nosotros nos preocupábamos; y mientras más extraordinaria era la multitud que acudía a recibirnos, y mientras más extraordinario era el júbilo del pueblo, más grande era nuestra preocupación, porque más grande era también nuestra responsabilidad ante la historia y ante el pueblo de Cuba.

    La Revolución tiene ya enfrente un ejército de zafarrancho de combate.  ¿Quiénes pueden ser hoy o en lo adelante los enemigos de la Revolución?  ¿Quiénes pueden ser ante este pueblo victorioso, en lo adelante, los enemigos de la Revolución?  Los peores enemigos que en lo adelante pueda tener la Revolución Cubana somos los propios revolucionarios.

    Es lo que siempre les decía yo a los combatientes rebeldes:  cuando no tengamos delante al enemigo, cuando la guerra haya concluido, los únicos enemigos de la Revolución podemos ser nosotros mismos, y por eso decía siempre, y digo, que con el soldado rebelde seremos más rigurosos que con nadie, que con el soldado rebelde seremos más exigentes que con nadie, porque de ellos dependerá que la Revolución triunfe o fracase.

    Hay muchas clases de revolucionarios.  De revolución hemos estado oyendo hablar hace mucho tiempo; hasta el 10 de marzo se dijo que habían hecho una revolución, e invocaban la palabra revolución, y todo era revolucionario; a los soldados los reunían aquí y hablaban de “la Revolución del 10 de marzo”  (RISAS).

    De revolucionarios hemos estado oyendo hablar mucho tiempo.  Yo recuerdo mis primeras impresiones del revolucionario, hasta que el estudio y alguna madurez me dieron nociones de lo que era realmente una revolución y de lo que era realmente un revolucionario.  Las primeras impresiones del revolucionario las escuchábamos nosotros de niño, y oíamos decir:  “Fulano fue revolucionario, estuvo en tal combate, o en tal operación, o puso bombas”, “Mengano era revolucionario...”, incluso se creó una casta de revolucionarios, y entonces había revolucionarios que querían vivir de la revolución, querían vivir a título de haber sido revolucionarios, de haber puesto una bomba o dos bombas; y es posible que los que más hablaban eran los que menos habían hecho.  Pero, es lo cierto que acudían a los ministerios a buscar puestos, a vivir de parásitos, a cobrar el precio de lo que habían hecho en aquel momento, por una revolución que desgraciadamente no llegó a realizarse, porque estimo que la primera que parece que tiene mayores posibilidades de realizarse es la Revolución actual, si nosotros no la echamos a perder... (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”  Y APLAUSOS).

    El revolucionario aquel de mis primeras impresiones de niño andaba con una pistola 45 en la cintura, y quería vivir por sus respetos; había que temerle:  era capaz de matar a cualquiera; llegaba a los despachos de los altos funcionarios con aire de hombre al que había que oír; y en realidad se preguntaba uno:

    ¿Dónde está la revolución que esta gente hizo, estos revolucionarios?  Porque no hubo revolución, y hubo muy pocos revolucionarios.

    Lo primero que tenemos que preguntarnos los que hemos hecho esta Revolución es con qué intenciones la hicimos; si en alguno de nosotros se ocultaba una ambición, un afán de mando, un propósito innoble; si en cada uno de los combatientes de esta Revolución había un idealista o con el pretexto del idealismo se perseguían otros fines; si hicimos esta Revolución pensando que apenas la tiranía fuese derrocada íbamos a disfrutar de los gajes del poder; si cada uno de nosotros se iba a montar en una “cola de pato”, si cada uno de nosotros iba a vivir como un rey, si cada uno de nosotros iba a tener un palacete, y en lo adelante para nosotros la vida sería un paseo, puesto que para eso habíamos sido revolucionarios y habíamos derrocado la tiranía; si lo que estábamos pensando era quitar a unos ministros para poner otros, si lo que estábamos pensando simplemente era quitar unos hombres para poner otros hombres; o si en cada uno de nosotros había verdadero desinterés, si en cada uno de nosotros había verdadero espíritu de sacrificio, si en cada uno de nosotros había el propósito de darlo todo a cambio de nada, y si de antemano estábamos dispuestos a renunciar a todo lo que no fuese seguir cumpliendo sacrificadamente con el deber de sinceros revolucionarios (APLAUSOS PROLONGADOS).  Esa pregunta hay que hacérsela, porque de nuestro examen de conciencia puede depender mucho el destino futuro de Cuba, de nosotros y del pueblo.

    Cuando yo oigo hablar de columnas, cuando oigo hablar de frentes de combate, cuando oigo hablar de tropas más o menos numerosas, yo siempre pienso:  he aquí nuestra más firme columna, nuestra mejor tropa, la única tropa que es capaz de ganar sola la guerra:  ¡Esa tropa es el pueblo!  (APLAUSOS.)

    Más que el pueblo no puede ningún general; más que el pueblo no puede ningún ejército.  Si a mí me preguntaran qué tropa prefiero mandar, yo diría:  prefiero mandar al pueblo (APLAUSOS), porque el pueblo es invencible.  Y el pueblo fue quien ganó esta guerra, porque nosotros no teníamos tanques, nosotros no teníamos aviones, nosotros no teníamos cañones, nosotros no teníamos academias militares, nosotros no teníamos campos de reclutamiento y de entrenamiento, nosotros no teníamos divisiones, ni regimientos, ni compañías, ni pelotones, ni escuadras siquiera (APLAUSOS PROLONGADOS).

    Luego, ¿quién ganó la guerra?  El pueblo, el pueblo ganó la guerra.  Esta guerra no la ganó nadie más que el pueblo —y lo digo por si alguien cree que la ganó él, o por si alguna tropa cree que la ganó ella (APLAUSOS).  Y por lo tanto, antes que nada está el pueblo.

    Pero hay algo más:  la Revolución no me interesa a mí como persona, ni a otro comandante como persona, ni al otro capitán, ni a la otra columna, ni a la otra compañía; la Revolución al que le interesa es al pueblo (APLAUSOS).

    Quien gana o pierde con ella es el pueblo.  Si el pueblo fue quien sufrió los horrores de estos siete años, el pueblo es quien tiene que preguntarse si dentro de 10 o dentro de 15, o de 20 años, él, y sus hijos, y sus nietos, van a seguir sufriendo los horrores que ha estado sufriendo desde su inicio la República de Cuba, coronada con dictaduras como las de Machado y las de Batista (APLAUSOS PROLONGADOS).

    Al pueblo le interesa mucho si nosotros vamos a hacer bien hecha esta Revolución o si nosotros vamos a incurrir en los mismos errores en que incurrió la revolución anterior, o la anterior, o la anterior, y en consecuencia vamos a sufrir las consecuencias de nuestros errores, porque no hay error sin consecuencias para el pueblo; no hay error político que no se pague, más tarde o más temprano.

    Circunstancias hay que no son las mismas.  Por ejemplo, estimo que en esta ocasión existe más oportunidad que nunca de que en realidad la Revolución cumpla su destino cabalmente.  Es quizás por eso que sea tan grande el júbilo del pueblo, olvidándose un poco de lo mucho que hay que bregar todavía.

    Una de las ansias mayores de la nación, consecuencia de los horrores padecidos, por la represión y por la guerra, era el ansia de paz, de paz con libertad, de paz con justicia, y de paz con derechos.  Nadie quería la paz a otro precio, porque Batista hablaba de paz, hablaba de orden, y esa paz no la quería nadie, porque hubiese sido la paz a costa del sometimiento.

    Tiene hoy el pueblo la paz como la quería:  una paz sin dictadura, una paz sin crimen, una paz sin censura, una paz sin persecución (APLAUSOS PROLONGADOS).

    Es posible que la alegría mayor en este instante sea la alegría de las madres cubanas.  Madres de soldados o madres de revolucionarios, madres de cualquier ciudadano, hoy experimentan la sensación de que sus hijos, al fin, están fuera de peligro (APLAUSOS).

    El crimen más grande que pueda cometerse hoy en Cuba, repito, el crimen más grande que pueda hoy cometerse en Cuba sería un crimen contra la paz.  Lo que no perdonaría hoy nadie en Cuba sería que alguien conspirase contra la paz (APLAUSOS).

    Todo el que haga hoy algo contra la paz de Cuba, todo el que haga hoy algo que ponga en peligro la tranquilidad y la felicidad de millones de madres cubanas, es un criminal y es un traidor (APLAUSOS).  Quien no esté dispuesto a renunciar a algo por la paz, quien no esté dispuesto a renunciarlo todo por la paz en esta hora, es un criminal y es un traidor (APLAUSOS).

    Como pienso así, yo digo y yo juro ante mis compatriotas que si cualquiera de mis compañeros, o nuestro movimiento, o yo, fuésemos el menor obstáculo a la paz de Cuba, desde ahora mismo el pueblo puede disponer de todos nosotros y decirnos lo que tenemos que hacer (APLAUSOS).  Porque soy un hombre que sabe renunciar, porque lo he demostrado más de una vez en mi vida, porque eso he enseñado a mis compañeros, tengo moral y me siento con fuerza y autoridad suficientes para hablar en un instante como este (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Viva Fidel Castro!”).

    Y a los primeros que tengo que hablarles así es a los revolucionarios; y si fuere preciso, o mejor dicho, porque es preciso decirlo a tiempo.

    No está tan lejana aquella década que siguió a la caída de Machado; quizás uno de los males más grandes de aquella lucha fue la proliferación de los grupos revolucionarios, que no tardaron en entrarse a tiros los unos a los otros (APLAUSOS).  Y en consecuencia lo que pasó fue que vino Batista y se quedó 11 años con el poder.

    Cuando el Movimiento 26 de Julio se organizó, incluso cuando iniciamos esta guerra, yo consideré que si bien eran muy grandes los sacrificios que estábamos haciendo, que si bien la lucha iba a ser muy larga, y lo ha sido, porque ha durado más de dos años, dos años que no fueron para nosotros un paseo, dos años de duro batallar, desde que reiniciamos la campaña con un puñado de hombres, hasta que hemos llegado a la capital de la República a pesar de los sacrificios que teníamos por delante, nos tranquilizaba, sin embargo, una idea:  era evidente que el Movimiento 26 de Julio contaba con la inmensa mayoría del respaldo y de la simpatía popular (APLAUSOS); era evidente que el Movimiento 26 de Julio contaba con el respaldo casi unánime de la juventud cubana (APLAUSOS).  Parecía que esta vez una organización grande y fuerte iba a recoger las inquietudes de nuestro pueblo y las terribles consecuencias de la proliferación de organizaciones revolucionarias no se iba a presentar en este proceso.

    Creo que todos debimos estar desde el primer momento en una sola organización revolucionaria:  la nuestra o la de otro, el 26, el 27 o el 50, en la que fuese, porque, si al fin y al cabo éramos los mismos los que luchábamos en la Sierra Maestra que los que luchábamos en el Escambray, o en Pinar del Río, y hombres jóvenes, y hombres con los mismos ideales, ¿por qué tenía que haber media docena de organizaciones revolucionarias?  (APLAUSOS.)

    La nuestra, simplemente fue la primera; la nuestra, simplemente fue la que libró la primera batalla en el Moncada, la que desembarcó en el “Granma” el 2 de diciembre (APLAUSOS), y la que luchó sola durante más de un año contra toda la fuerza de la tiranía (APLAUSOS); la que cuando no tenía más que 12 hombres, mantuvo enhiesta la bandera de la rebeldía, la que enseñó al pueblo que se podía pelear y se podía vencer, la que destruyó todas las falsas hipótesis sobre revolución que habían en Cuba.  Porque aquí todo el mundo estaba conspirando con el cabo, con el sargento, o metiendo armas en La Habana, que se las cogía la policía (APLAUSOS), hasta que vinimos nosotros y demostramos que esa no era la lucha, que la lucha tenía que ser otra, que había que inventar una nueva táctica y una nueva estrategia, que fue la táctica y la estrategia que nosotros pusimos en práctica y que condujo al más extraordinario triunfo que ha tenido en su historia el pueblo de Cuba (APLAUSOS).

    Y yo quiero que honradamente el pueblo me diga si esto es o no es verdad (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)

    Hay, además, otra cuestión de hecho:  el Movimiento 26 de Julio era la organización absolutamente mayoritaria, ¿es o no es verdad?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Y, ¿cómo terminó la lucha?  Lo voy a decir:  el Ejército Rebelde, que es el nombre de nuestro ejército, del que se inició en la Sierra Maestra, al caerse la tiranía tenía tomado todo Oriente, todo Camagüey, parte de Las Villas, todo Matanzas, La Cabaña, Columbia, la Jefatura de la Policía y Pinar del Río (APLAUSOS).

    Terminó la lucha de acuerdo con la correlación de fuerzas que había, porque por algo las columnas nuestras atravesaron las llanuras de Camagüey, perseguidas por miles de soldados y por la aviación, y llegaron a Las Villas; y porque el Ejército Rebelde tenía al comandante Camilo Cienfuegos (APLAUSOS PROLONGADOS), en Las Villas, y porque tenía al comandante Ernesto Guevara en Las Villas (APLAUSOS PROLONGADOS) el día 1º de Enero, a raíz de la traición de Cantillo (EXCLAMACIONES DE:  “¡Fuera!”)...  Porque los tenía allí, digo, el día Primero le pude dar la orden al comandante Camilo Cienfuegos de que avanzara con 500 hombres sobre la capital y atacara Columbia (APLAUSOS); porque tenía al comandante Ernesto Guevara en Las Villas, pude decirle que avanzara sobre la capital y se apoderara de La Cabaña (APLAUSOS).

    Todos los regimientos, todas las fortalezas militares de importancia, quedaron en poder del Ejército Rebelde, y esas no nos las dio nadie, no es que nadie dijera:  “Vete para allí, vete para allí, vete para allí”; fue nuestro esfuerzo y nuestro sacrificio, nuestra experiencia y nuestra organización, lo que condujo a esos resultados (APLAUSOS).

    ¿Quiere decir que los otros no hayan luchado?  No.  ¿Quiere decir que los otros no tengan méritos?  No.  Porque todos hemos luchado, porque ha luchado todo el pueblo.  En La Habana no había ninguna Sierra, pero hay cientos de muertos, de compañeros que cayeron asesinados por cumplir con sus deberes revolucionarios.  En La Habana no había ninguna Sierra y, sin embargo, la huelga general fue un factor decisivo para que el triunfo de la Revolución fuera completo (APLAUSOS).

    Al decir esto, lo único que hago es poner las cosas en su sitio, el papel del Movimiento 26 de Julio en esta lucha, cómo guió al pueblo, en aquellos momentos en que aquí se hablaba de elecciones y de electoralismo.  Tuve que escribir un artículo una vez desde México, que se titulaba:  “Frente a todos”, porque realmente estábamos contra todas las opiniones, defendiendo nuestra tesis revolucionaria, la estrategia de esta Revolución, que la trazó el 26 de Julio, y la culminación de esta Revolución, que fue la derrota aplastante de la tiranía, en manos sus fortalezas más importantes de las fuerzas del Ejército Rebelde, organizado por el Movimiento 26 de Julio.

    No solo trazó las pautas en la guerra el Movimiento 26 de Julio, sino que además enseñó cómo había que tratar al enemigo en la guerra.  Ha sido esta quizás en el mundo la primera revolución donde jamás se asesinó a un prisionero de guerra (APLAUSOS PROLONGADOS); donde jamás se abandonó a un herido, donde jamás se torturó a un hombre (APLAUSOS); porque esta pauta fue la que trazó el Ejército Rebelde.        Y algo más: esta es la única revolución en el mundo donde no ha salido un general (APLAUSOS), ni un coronel siquiera, porque el grado que me puse yo o me pusieron mis compañeros, fue el de comandante, y no me lo he cambiado, a pesar de que hemos ganado muchas batallas y hemos ganado una guerra; sigo siendo comandante, y no quiero otro grado (APLAUSOS).

    Y el efecto moral, el hecho de que los que iniciamos esta guerra hubiésemos determinado una gradación determinada en la jerarquía militar, hizo que nadie se atreviera a ponerse aquí más grados que los de comandante —aunque haya más comandantes de la cuenta, a juzgar por lo que parece.

    Creo que el pueblo esté de acuerdo en que hable claro, porque haber luchado como he luchado por los derechos de cada ciudadano, me otorga aunque sea el derecho a decir la verdad en voz alta (APLAUSOS).  Y, además, porque estando de por medio los intereses de la patria, no transijo absolutamente con la menor contemporización con los riesgos que puedan sobrevenir a la Revolución Cubana (APLAUSOS).


    Respuesta  Mensaje 21 de 40 en el tema 
    De: residente Enviado: 26/10/2010 21:46

    Respuesta  Mensaje 22 de 40 en el tema 
    De: Ruben1919 Enviado: 27/10/2010 22:34

    Antes que nada ríndase culto al mérito, porque el que no le rinde culto al mérito no es más que un ambicioso (APLAUSOS); el que sin tener los méritos de otros quiere en cambio tener las prerrogativas de otros.

    Ahora la República, o la Revolución, entra en una nueva fase.  ¿Sería justo que la ambición o los personalismos viniesen aquí a poner en peligro el destino de la Revolución?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Qué es lo que le interesa al pueblo, porque el pueblo es quien tiene que decir aquí la última palabra?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Libertad!”, “¡Libertad!”)  Le interesa, en primer lugar, las libertades, los derechos que le arrebataron, y la paz.  Y los tiene, porque en estos instantes tiene todas las libertades, todos los derechos, que le arrebató la tiranía, y tiene la paz (APLAUSOS).

    ¿Qué le interesa al pueblo?  Un gobierno honrado.  ¿No es un gobierno honrado lo que le interesa al pueblo?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Ahí lo tiene:  a un magistrado honorable de Presidente de la República (APLAUSOS).  ¿Qué le interesa, que hombres jóvenes y limpios sean los ministros del Gobierno Revolucionario?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Ahí los tienen:  analicen uno por uno los ministros del Gobierno Revolucionario, y díganme si hay ahí un ladrón, o un criminal, o un sinvergüenza  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”).

    Son muchos los hombres que pueden ser ministros en Cuba por su honradez y su capacidad, pero todos no pueden ser ministros, porque los ministros pueden ser 14, 15 ó 16.  Y aquí no le importa al pueblo que “Don Fulano” o “Don Mengano” sea, sino que el que sea, sea un hombre joven y un hombre honrado (APLAUSOS).  Y aquí lo que importa es que los que han sido designados reúnan esas cualidades, no que no esté Fulano o no esté Mengano, porque los menganos y los fulanos importan un bledo en este momento a la Revolución y a la República (APLAUSOS).

    ¿Puede alguien, por no ser ministro, intentar ensangrentar este país?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Puede algún grupo, por el hecho de que no le hayan dado tres o cuatro ministerios, ensangrentar este país, y perturbar la paz?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  Si el equipo gobernante que en este momento tiene el pueblo de Cuba no sirve, tiempo tendrá el pueblo de botarlo, pero no de votarlo en las urnas, sino de botarlo en unas elecciones (APLAUSOS).  Este no es el caso de que si no fuera idóneo el equipo gobernante, fuera nadie aquí a hacer una revolución o un golpe de Estado para quitarlo, cuando todo el mundo sabe que va a haber unas elecciones y si no sirve, el pueblo se encargará de decir la última palabra libremente; no hacer lo que hizo Batista, que a 80 días de unas elecciones, porque decía que estaba combatiendo a tal gobierno, y hacía una serie de imputaciones contra ese gobierno, decir que él lo tenía que quitar y que eso era lo patriota, porque aquí se acabaron para siempre los golpes de Estado y los atentados contra la Constitución y el Derecho (APLAUSOS).

    Es necesario hablar así, para que no surja la demagogia y el confusionismo y el divisionismo y que el primero que asome las orejas de la ambición, el pueblo lo conozca (APLAUSOS).  Y por mi parte les digo que como al que quiero mandar es al pueblo, porque es la mejor tropa y que prefiero al pueblo que a todas las columnas armadas juntas, les digo que lo primero que haré siempre, cuando vea en peligro la Revolución, es llamar al pueblo (APLAUSOS).  Porque hablándole al pueblo nos podemos ahorrar sangre; porque aquí, antes de tirar un tiro, hay que llamar mil veces al pueblo y hablarle al pueblo para que el pueblo, sin tiros, resuelva los problemas.  Yo, que tengo fe en el pueblo, y lo he demostrado, y sé lo que puede el pueblo, y creo que lo he demostrado, les digo que si el pueblo quiere aquí no vuelve a sonar nunca más un tiro en este país (APLAUSOS).  Porque la opinión pública tiene una fuerza extraordinaria y tiene una influencia extraordinaria, sobre todo cuando no hay dictadura.  En la época de dictadura la opinión pública no es nada, pero en la época de la libertad la opinión pública lo es todo, y los fusiles se tienen que doblegar y arrodillar ante la opinión pública (APLAUSOS).  ¿Voy bien, Camilo?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Viva Camilo!”)

    Le hablo al pueblo en esta forma porque siempre me ha gustado prever, y creo que hablándole previsoramente al pueblo la Revolución puede evitar los únicos peligros que le quedan por delante; y yo les diré que no son tan grandes, pero sí quisiera que para que la Revolución se consolidara, no hubiera que derramar una sola gota más de sangre cubana (APLAUSOS).

    Mi gran preocupación es que en el extranjero, donde esta Revolución es la admiración del mundo entero, no tenga que decirse dentro de tres semanas, o cuatro semanas, o un mes, o una semana, que aquí se volvió a derramar sangre cubana para consolidar esta Revolución, porque entonces no sería ejemplo esta Revolución (APLAUSOS).

    No hubiera hablado yo así cuando nosotros éramos un grupo de 12 hombres, porque cuando éramos un grupo de 12 hombres todo lo que teníamos por delante era pelear, pelear y pelear, y había mérito en combatir en esas circunstancias; pero hoy, que nosotros tenemos los aviones, los tanques, los cañones y la inmensa mayoría de los hombres armados, la marina de guerra, numerosas compañías del ejército y un poder enorme en el orden militar (EXCLAMACIONES DE:  “¡Y el pueblo!”, “¡Y el pueblo!”)  Pueblo...  voy a la idea que les quería decir:  hoy que tenemos todo eso, me preocupa mucho ver combatir, porque así no hay mérito en combatir; preferiría irme a la Sierra Maestra otra vez, con 12 hombres, a pelear contra todos los tanques, a venir con todos los tanques a tirarle un tiro a nadie aquí (APLAUSOS).

    Y a quien le pido que nos ayude mucho, al que le pido de corazón que me ayude, es al pueblo (APLAUSOS), a la opinión pública, para desarmar a los ambiciosos, para condenar de antemano a los que desde ahora están empezando a asomar las orejas (APLAUSOS).

    Yo no voy a extenderme hoy en ataques de tipo personal o específico, porque es muy reciente y demasiado pronto para entrar en polémicas públicas —aunque cuando haya que entrar, no me importa, porque tengo la frente alta y estoy dispuesto a discutir con la verdad cuando sea necesario—, porque hay una alegría muy grande en el pueblo, y porque en la masa de los combatientes, no voy a decir que en todos sus líderes, aunque sí en la mayor parte de los líderes, porque en la mayor parte de los líderes —y ahí está Carlos Prío Socarrás como ejemplo, que ha venido a Cuba en una actitud de ayudar a la Revolución incondicionalmente, como dice, y no aspirar absolutamente a nada— (APLAUSOS); no ha protestado del hecho, no ha protestado absolutamente nada, no ha mostrado la menor queja, ni la menor inconformidad por el gabinete, sabe que hay un gabinete de hombres honrados y de hombres jóvenes, que bien merece que se le otorgue un voto de confianza para trabajar.

    Y ahí están los dirigentes de otras organizaciones, en la misma disposición.  Y también hay una cosa:  las masas de los combatientes, los hombres que pelearon y que no se guían más que por ideales, los hombres que combatieron, de todas las organizaciones, esos están en una postura muy patriótica y son de sentimientos muy revolucionarios y muy nobles, pues pensarán siempre como piensa el pueblo, porque yo estoy seguro de que el que trate de ponerse con la locura de tratar de provocar una guerra civil, va a tener la condenación del pueblo entero (APLAUSOS), y el abandono de los combatientes de fila, que no lo seguirán.  Y hay que estar verdaderamente loco para retar, no solo a la fuerza en las condiciones en que la tenemos hoy, sino a la razón, al derecho de la patria y al pueblo entero de Cuba (APLAUSOS).

    Y todo esto lo digo, porque quiero hacerle una pregunta al pueblo; quiero hacerle una pregunta al pueblo que me interesa mucho, y le interesa mucho al pueblo, que la responda:  ¿Para qué estar almacenando armas clandestinamente en estos momentos?  ¿Para qué estar escondiendo armas en distintos lugares de la capital?  ¿Para qué estar contrabandeando armas en estos momentos?  ¿Para qué?  Y yo les digo que hay elementos de determinada organización revolucionaria que están escondiendo armas (EXCLAMACIONES DE:  “¡A buscarlas!), que están almacenando armas, y que están contrabandeando armas.  Todas las armas que agarró el Ejército Rebelde están en los cuarteles, que de ahí no se ha tocado una sola, no se las ha llevado nadie para su casa, ni las ha escondido; están en los cuarteles, bajo llave; lo mismo en Pinar del Río, que en La Cabaña, que en Columbia, que en Matanzas, que en Santa Clara, que en Camagüey y que en Oriente; no se han cargado camiones con armas para esconderlos en ninguna parte, porque esas armas deben estar en los cuarteles.

    Les voy a hacer una pregunta, porque hablando claro y analizando los problemas es como se resuelven, y yo estoy dispuesto a hacer lo que esté al alcance de mi mano por resolverlos como se deben resolver:  con la razón y la inteligencia, y con la influencia de la opinión pública, que es la que manda, no con la fuerza; porque si fuera a creer en la fuerza, que tenía que resolverse con la fuerza, no habría que hablar con el pueblo, ni plantearle este problema, sino ir a buscar las armas esas (APLAUSOS).

    Y lo que hay que buscar aquí es que los combatientes revolucionarios, los hombres idealistas, que pueden ser engañados con esa maniobra, abandonen a los falsos lidercillos que están en esa postura y vengan a ponerse al lado del pueblo, que es al que tienen que servir antes que nada.

    Yo les voy a hacer una pregunta:  ¿Armas para qué?, ¿para luchar contra quién?, ¿contra el Gobierno Revolucionario, que tiene el apoyo de todo el pueblo?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Es acaso lo mismo el magistrado Urrutia gobernando la República que Batista gobernando la República?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Armas para qué?, ¿hay dictadura aquí?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”)  ¿Van a pelear contra un gobierno libre, que respeta los derechos del pueblo?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”), ¿ahora que no hay censura, y que la prensa es enteramente libre, más libre de lo que ha sido nunca, y tiene además la seguridad de que lo seguirá siendo para siempre, sin que vuelva a haber censura aquí?  (APLAUSOS), ¿hoy, que todo el pueblo puede reunirse libremente?, ¿hoy, que no hay torturas, ni presos políticos, ni asesinatos, ni terror?, ¿hoy que no hay más que alegría, que todos los líderes traidores han sido destituidos en los sindicatos, y que se va a convocar inmediatamente a elecciones en todos los sindicatos?  (APLAUSOS.)  Cuando todos los derechos del ciudadano han sido restablecidos, cuando se va a convocar a unas elecciones en el más breve plazo de tiempo posible, ¿armas, para qué?, ¿esconder armas, para qué?  ¿Para chantajear al Presidente de la República?, ¿para amenazar aquí con quebrantar la paz?, ¿para crear organizaciones de gánsteres?  ¿Es que vamos a volver al gangsterismo?, ¿es que vamos a volver al tiroteo diario por las calles de la capital?  ¿Armas, para qué?

    Pues yo les digo a ustedes que hace dos días elementos de determinada organización fueron a un cuartel, que era el cuartel San Antonio, cuartel que estaba bajo la jurisdicción del comandante Camilo Cienfuegos y bajo la jurisdicción mía, como Comandante en Jefe de todas las fuerzas, y las armas que estaban recogidas allí se las llevaron, se llevaron 500 armas y 6 ametralladoras y 80 000 balas (EXCLAMACIONES DE:  “¡A buscarlas!”).

    Y honradamente les digo que no se pudo haber cometido provocación peor.  Porque hacerles eso a hombres que han sabido    pelear aquí por el país durante dos años, a hombres que hoy están responsabilizados con la paz del país y quieren hacer las cosas bien hechas, es una canallada y es una provocación injustificable.

    Y lo que hemos hecho nosotros no es ir a buscar los fusiles esos; porque, precisamente —lo que les decía antes— lo que querernos es hablar con el pueblo, utilizar la influencia de la opinión pública, para que los lidercillos que andan detrás de esas maniobras criminales, se queden sin tropa.  Para que los combatientes idealistas —y los hombres que han combatido en cada organización aquí son verdaderos idealistas—, lo sepan, para que exijan responsabilidad por esos hechos.

    Y es por eso que nosotros no nos hemos dejado ni provocar, los hemos dejado tan tranquilos por ese robo de armas, robo injustificado, porque aquí no hay dictadura y nadie tema que nosotros nos vayamos a convertir en dictadores, y les voy a decir por qué, se los voy a decir:  se convierte en dictador el que no tiene al pueblo y tiene que acudir a la fuerza, porque no tiene votos el día que tenga que aspirar (APLAUSOS).  No nos podemos convertir en dictadores los hombres que hemos visto tanto cariño en el pueblo, un cariño unánime, total y absoluto en el pueblo; aparte de nuestros principios, porque jamás incurriremos en la grosería de ostentar por la fuerza una posición, porque repugnamos eso, que por algo hemos sido los abanderados de esta lucha contra la asquerosa y repugnante tiranía (APLAUSOS).

    Nosotros jamás necesitaremos de la fuerza, porque tenemos el pueblo, y además porque el día que el pueblo nos ponga mala cara, nada más nos ponga mala cara, nos vamos (APLAUSOS).  Porque entendemos esto corno un deber, no corno un placer; entendernos esto como un trabajo, que por algo ni dormimos, ni descansamos, ni comemos, recorriendo la isla y trabajando honradamente por servir a nuestro país; que por algo no tenemos nada, y por algo seremos siempre hombres que no tendremos nada (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Tienes al pueblo!”).  Y jamás nos verá el pueblo con una inmoralidad, ni concediendo un privilegio a nadie, ni tolerando una injusticia, ni robando, ni enriqueciéndonos, ni cosas por el estilo; porque el poder lo concebimos como un sacrificio, y créanme que si no fuera así, después de todas las muestras de cariño que yo he recibido del pueblo, de toda esa manifestación apoteósica de hoy, si no fuera un deber el que uno tiene que cumplir, lo mejor era irse, retirarse, o morirse; porque después de tanto cariño y de tanta fe, ¡miedo da el no poder cumplir como uno tiene que cumplir con este pueblo!  (APLAUSOS PROLONGADOS.)

    Y si no fuera por ese deber, si no fuera por ese deber —lo digo— lo que yo haría sería despedirme del pueblo, y quedar siempre con el cariño que tengo hoy, y que me llamen con las mismas frases de aliento con que me han llamado hoy.

    Sin embargo, yo sé que el poder es una tarea ardua, complicada, que las misiones y las tareas de nosotros como este mismo problema que se nos presenta, realmente es un problema difícil y está lleno de amarguras, y lo afronta uno porque lo único que uno no le va a decir al pueblo en esta hora es:  “Me voy.”  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Viva el padre de la patria!”  SEGUIDO DE UNA OVACION CERRADA.)

    Además, por otra razón no nos interesa la fuerza:  porque el día que alguien se alzara aquí con la fuerza, y yo me atrevería a llamar al peor enemigo y al que menos simpatizara conmigo, si estuviera dispuesto a cumplir con el pueblo, y le diría:  “Mire, tome todas esas fuerzas, todas esas tropas y todas esas armas”, y me quedaría tan tranquilo, porque sé que el día que se alzara con la fuerza, me iba yo otra vez para la Sierra Maestra e íbamos a ver cuánto duraba la dictadura esa ahí en el poder (APLAUSOS).

    Yo creo que son razones más que suficientes para que todo el mundo crea que a nosotros no nos interesa controlar ningún poder por la fuerza.

    El Presidente de la República me ha encomendado la más     espinosa de todas las tareas, la tarea de reorganizar los institutos  armados de la República y me ha asignado el cargo de Comandante en Jefe de todas las fuerzas de aire, mar y tierra de la nación (APLAUSOS    Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Te lo mereces!”).  No, no me lo merezco, porque eso es un sacrificio para mí, y en definitiva para mí eso no es ni motivo de orgullo, ni motivo de vanidad, y lo que es para mí es un sacrificio.  Pero yo quiero que el pueblo me diga si cree que debo asumir esa función (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”).

    Creo que si hicimos un ejército con 12 hombres, y esos 12 hombres hoy estén al frente de los mandos militares, creo que si enseñamos a nuestro ejército que a un prisionero jamás se asesinaba, que a un herido jamás se abandonaba, que a un preso jamás se golpeaba, somos los hombres que podemos enseñar a todos los institutos armados de la República las mismas cosas que enseñamos a ese ejército (APLAUSOS).  Para tener unos institutos armados donde ni uno solo de sus hombres vuelva jamás a golpear a un prisionero, ni a torturarlo, ni a matarlo (APLAUSOS).  Y porque, además, podemos servir de puente entre los revolucionarios y los militares decentes, los que no han robado, ni han asesinado, porque esos militares, los que no han robado y los que no han asesinado, tendrán derecho a seguir perteneciendo a las fuerzas armadas (APLAUSOS); como también les digo que el que haya asesinado, no lo salva nadie del pelotón de fusilamiento (APLAUSOS PROLONGADOS).

    Además, todos los combatientes revolucionarios que deseen pertenecer a las fuerzas regulares de la República tienen derecho, pertenezcan a la organización que pertenezcan, con sus grados...  Las puertas están abiertas para todos los combatientes revolucionarios que quieran luchar y que quieran hacer una tarea en beneficio del país.  Y si eso es así, si hay libertades, si hay un gobierno de hombres jóvenes y honrados, si el país está contento, si tiene confianza en ese gobierno y en los hombres que están mandando las fuerzas armadas, si va a haber unas elecciones, si las puertas están abiertas para todos, ¿por qué almacenar armas?

    Yo quiero que me digan si el pueblo lo que quiere es que haya paz, o lo que quiere es que en todas las esquinas haya un tipo armado con un fusil; yo quiero que me digan si el pueblo está de acuerdo o considera que es correcto que todo el que quiera aquí tenga un ejército particular, que no obedezca más que a su jefecito (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”); si así puede haber orden y paz en la República (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”).

    (ALGUIEN EXCLAMA:  “¡Depuración de las fuerzas armadas!”)  Superdepuración, no depuración (APLAUSOS).

    (EXCLAMACIONES DE:  “¡Habla de Raúl!”)  Raúl está en el Moncada, que es donde tiene que estar ahora.

    Y esos son los problemas que hoy he querido plantear ante el pueblo.  Lo antes posible tienen que marcharse los fusiles de las calles y desaparecer los fusiles de las calles (APLAUSOS).  Porque ya no hay enemigo enfrente, porque ya no hay que pelear contra nadie; y si algún día hay que pelear contra un enemigo extraño o contra un movimiento que venga contra la Revolución, no pelearán cuatro gatos, peleará el pueblo entero (APLAUSOS PROLONGADOS).

    Donde las armas tienen que estar es en los cuarteles, que nadie tiene derecho a tener ejércitos particulares aquí (APLAUSOS).

    Esos elementos que andan con esas maniobras sospechosas, tal vez hayan encontrado pretexto para hacer eso en el hecho de que yo haya sido designado, y los compañeros míos, para un trabajo que es el que nos asignó el Presidente, y han hablado de que si hay ejército político.  ¿Ejército político, cuando como les dije a ustedes, tenemos a todo el pueblo, que ese es de verdad nuestro ejército político?

    Hoy yo quiero advertir al pueblo, y yo quiero advertir a las madres cubanas, que yo haré siempre cuanto esté a nuestro alcance por resolver todos los problemas sin derramar una gota de sangre (APLAUSOS).  Yo quiero decirles a las madres cubanas que jamás, por culpa nuestra, aquí volverá a dispararse un solo tiro; y yo quiero pedirle al pueblo, como le quiero pedir a la prensa, como le quiero pedir a todos los hombres sanos y responsables del país, que nos ayuden a resolver estos problemas con el apoyo de la opinión pública, no con transacciones, porque cuando la gente se arma y amenaza para que le den algo, eso es una inmoralidad, y eso no lo aceptaré jamás (APLAUSOS).  Porque después que determinados elementos se han puesto a almacenar armas, digo aquí que no aceptaré la menor concesión, porque eso sería rebajar la moral de la Revolución (APLAUSOS).  Y que lo que hay que hacer es que el que no pertenezca a las fuerzas regulares de la República —a donde tiene derecho a pertenecer todo combatiente revolucionario—, que devuelva las armas a los cuarteles, porque aquí las armas sobran cuando ya no hay tiranía y está demostrado que las armas solo valen cuando se tiene la razón, y se tiene al pueblo, y de lo contrario, no sirven más que para asesinar y para cometer fechorías (APLAUSOS).

    Quiero decirle además al pueblo que puede tener la seguridad de que las leyes del país serán respetadas y que aquí no habrá gangsterismo, ni pandillerismo, ni bandolerismo; sencillamente, porque no habrá tolerancia.  Las armas de la República están hoy en manos de los revolucionarios.  Esas armas, tengo la esperanza de que no habrá que usarlas jamás, pero el día que el pueblo lo ordene para garantizar su paz, su tranquilidad y sus derechos, cuando el pueblo lo pida, cuando el pueblo lo quiera, cuando ya sea una necesidad, entonces esas armas cumplirán con lo que tienen que cumplir, y cumplirán con su deber, sencillamente (APLAUSOS).

    Nadie piense que vamos a caer en provocaciones, porque estamos demasiado serenos para caer en provocaciones, porque tenemos unas responsabilidades muy grandes para precipitarnos nunca en tomar medidas, ni en hacer alardes ni cosa que se parezca, y porque estoy muy consciente de que aquí hay que agotar siempre —y agotaré siempre— todos los medios persuasivos, y todos los medios razonables, y todos los medios humanos para evitar que se derrame una sola gota de sangre más en Cuba.  Así que en provocaciones, nadie tema que caiga; porque cuando la paciencia se nos haya acabado a todos nosotros, buscaremos más paciencia, y cuando la paciencia se nos vuelva a acabar, volveremos a buscar más paciencia; esa será nuestra norma (APLAUSOS).  Y esa tiene que ser la consigna de los hombres que tienen las armas en la mano y de los que tienen el poder en la mano:  no cansarse nunca de soportar, no cansarse nunca de resignarse a todas las amarguras y a todas las provocaciones, excepto cuando ya se vayan a poner en peligro los intereses más sagrados del pueblo.  Pero eso cuando de verdad se demuestre, eso cuando ya sea una demanda de la nación entera, de la prensa, de las instituciones cívicas, de los trabajadores, y de todo el pueblo; cuando lo pidan, y solo cuando lo pidan.  Y lo que haré siempre, en cada una de esas circunstancias, es venir y decirle al pueblo:  “Miren, ha pasado esto.”

    Esta vez he omitido nombres, porque no quiero envenenar la atmósfera, porque no quiero aumentar la tensión; lo que simplemente quiero es prevenir al pueblo de esos peligros, porque sería muy triste que esta Revolución que tanto sacrificio ha costado —no que se vaya a frustrar, porque esta Revolución no se frustra de ninguna manera, porque ya se sabe que con el pueblo y con todo lo que hay a favor del pueblo, no hay el menor peligro—, pero sí sería muy triste que después del ejemplo que se ha dado a América, aquí se vuelva a disparar un tiro.

    Es verdad que en casi todas las revoluciones, después de la lucha, viene otra, y después viene otra —y observen la historia de todas las revoluciones, en México y en todas partes.  Sin embargo, parecía que esta iba a ser una excepción, como ha sido una excepción en todo lo demás; ha sido extraordinaria en todo lo demás, y quisiéramos que también fuera extraordinaria en el hecho de que no se disparara más un tiro aquí; y creo que se logrará, creo que la Revolución triunfará sin que se dispare más un tiro, ¿saben por qué?  Porque es realmente admirable el grado de conciencia que se ha desarrollado en el país, el civismo de este pueblo, la disciplina de este pueblo, el espíritu de este pueblo; realmente, me siento orgulloso de todo el pueblo, tengo una fe extraordinaria en el pueblo de Cuba (APLAUSOS).  Vale la pena sacrificarse por nuestro pueblo.

    Hoy tuve el gusto de dar un ejemplo delante de toda la prensa:  estaba la multitud delante del Palacio Presidencial, y me decían que hacía falta 1 000 hombres para salir de allí; entonces, me paré y le pedí al pueblo que hiciera dos filas, que no hacía falta ningún hombre, que yo solo iba a ir allí, y en pocos minutos el pueblo hizo sus dos filas, y pasamos por allí, sin problemas de ninguna clase.  Ese es el pueblo de Cuba, y esa prueba se dio delante de todos los periodistas (APLAUSOS).

    Desde ahora, ya se acabaron los agasajos y las ovaciones; desde ahora, para nosotros:  a trabajar, mañana será un día igual que otro cualquiera, y todos los demás igual, y nos acostumbraremos a la libertad.  Ahora estamos contentos porque hacía mucho tiempo que no éramos libres, pero dentro de una semana nos preocuparán otras cosas:  si tenemos dinero para pagar el alquiler, si la luz eléctrica, si la comida,      que esos son los problemas que de verdad tiene que resolver el Gobierno Revolucionario, el millón de problemas que tiene el pueblo de Cuba, y    que para eso tiene un consejo de ministros de hombres jóvenes que yo   sé que están poseídos de un entusiasmo, que tengo la seguridad de      que van a cambiar a la República, tengo la seguridad (APLAUSOS PROLONGADOS).  Además porque hay un Presidente que está seguro en el poder, que no lo amenaza ningún peligro, porque los peligros de que yo hablaba, no eran los peligros de que el régimen sufriera algún peligro de ser derrocado, son a mil leguas de distancia de eso; yo hablaba del peligro de que se derramara una sola gota de sangre más.  Pero el Presidente de la República está consolidado, reconocido ya por todas las naciones —no todas, pero rápidamente lo están reconociendo todas las naciones del mundo—, y cuenta con el respaldo del pueblo y con el respaldo de nosotros, con el respaldo de las fuerzas revolucionarias; y respaldo verdadero, y respaldo sin condiciones, respaldo sin pedir ni reclamar nada, porque aquí hemos luchado por los fueros del poder civil, y lo vamos a demostrar, que para nosotros los principios están por encima de toda otra consideración y que no luchamos por ambiciones.

    Creo que hemos demostrado suficientemente haber luchado sin ambiciones.  Creo que ningún cubano albergue sobre ello la menor duda.

    Así que ahora todos tenemos que trabajar mucho.  Yo, por mi parte, estoy dispuesto a hacer todo lo más que se pueda en beneficio del país, como sé que están todos mis compañeros, como sé que está el Presidente de la República y como sé que están todos los ministros, que no van a descansar.  Y yo les aseguro que si hoy sale uno de Cuba y regresa dentro de dos años, no va a conocer esta República.

    Veo un extraordinario espíritu de colaboración en todo el pueblo, veo a la prensa, a los periodistas, a todos los sectores del país, deseosos de ayudar, y eso es lo que hace falta.  Y es que el pueblo de Cuba ha aprendido mucho, y en estos siete años ha aprendido por setenta.  Se dijo que el golpe de Estado había sido un retraso de veinticinco años; si fue así —y aquello era de verdad un retraso de veinticinco años—, ahora hemos dado un avance de cincuenta.  La República está desconocida:  nada de politiquería, nada de vicio, nada de juego, nada de robo.  Hemos empezado hace unos días, y ya está casi desconocida la República.

    Ahora nos queda un trabajo grande por hacer.  Todos los problemas relacionados con las fuerzas armadas, son problemas que estarán relacionados con nuestras futuras actividades, pero, además, siempre haremos todo lo que esté al alcance de nuestras manos por todo el pueblo, porque yo no soy militar profesional, ni de carrera, ni mucho menos; yo estaré aquí el tiempo mínimo, y cuando termine aquí voy a hacer otras cosas porque, sinceramente, yo no voy a hacer falta aquí en esto (EXCLAMACIONES).  Me refiero a que no voy a hacer falta dentro de las actividades de tipo militar, y que tengo otras ilusiones, de otras clases.      Y eso mismo, entre otras cosas:  el día que quiera tirar tiros, pelear, cimentar una inquietud, hay mucho campo aquí donde hacer las cosas (APLAUSOS).

    (EXCLAMACIONES DE:  “¡Hay que fomentar fuentes de trabajo!”)  Si no resolvemos todos esos problemas, esta no sería una revolución, compañeros, porque creo que el problema fundamental de la República en estos momentos, y lo que dentro de poco estará necesitando el pueblo, cuando pase la alegría del triunfo, es trabajo, la manera de ganarse la vida decorosamente (APLAUSOS).

    Pero no es eso solo, compañeros; hay mil cosas más de las cuales yo he estado hablando todos estos días, que imagino que ustedes, el que más y el que menos, habrá escuchado por la radio y por la prensa, y además, porque no vamos a agotar todos los temas en una sola noche.

    Vamos a quedarnos pensando en estos problemas de los que les he hablado hoy, y vamos a concluir la larga jornada —que aunque yo no estoy cansado, sé que ustedes tienen que regresar a las casas y están lejos.  (EXCLAMACIONES DE:  “¡No importa!”, “¡Sigue!”)

    Yo tenía el compromiso de ir al programa “Ante la Prensa” esta noche a las 10:30 o a la hora que fuera, y ya es la 1:30 (EXCLAMACIONES DE:  “¡Mañana!”)  Bueno, lo dejaré para mañana.

    Ustedes tendrán oportunidad de escuchar por la prensa, por la radio y por todos los medios posibles, a los ministros.

    Todos los amigos míos de tanto tiempo, de dondequiera han venido:  de la escuela, del barrio.  Casi estoy por decirles que conozco ya a todos los cubanos...

    Y decía que tendrán oportunidad de oír a los ministros, cada uno de los cuales tiene sus planes y expondrán su programa; y cada uno de los hombres que está en el consejo de ministros está grandemente compenetrado con todos los demás elementos revolucionarios.

    El Presidente de la República, con el derecho que le corresponde    —porque se eligió sin condiciones—, ha elegido una mayoría de ministros del Movimiento 26 de Julio.  Tenía su derecho, y al pedir nuestra colaboración, la ha tenido plenamente, y nos responsabilizamos con ese Gobierno Revolucionario.

    Lo que yo he dicho en otra parte:  nadie vaya a creer que las cosas se van a resolver de la noche a la mañana.  La guerra no se ganó en un día, ni en dos, ni en tres, y hubo que luchar duro; la Revolución tampoco se ganará en un día, ni se hará todo lo que se va a hacer en un día.  Además, le he dicho al pueblo en otros actos que no se vayan a creer que esos ministros son unos sabios —empiezo por decirles que ninguno ha sido ministro antes, o casi ninguno.  Así que nadie sabe ser ministro, eso es una cosa nueva para ellos; lo que están es llenos de buenas intenciones.  Y yo digo en esto, igual que digo de los comandantes rebeldes:  miren, el comandante Camilo Cienfuegos no sabía de guerra, ni de manejar un arma, absolutamente nada.  El Che no sabía nada; cuando conocí al Che en México se dedicaba a disecar conejos y hacer investigaciones médicas.  Raúl tampoco sabía nada; Efigenio Ameijeiras tampoco sabía nada; y al principio no sabían nada de guerra, y al final se les podía decir, como les dije:  “Comandante, avance sobre Columbia, y tómela”; “Comandante, avance sobre La Cabaña, y tómela”; “Avance   sobre Santiago, y tómelo”, y yo sabía que lo tomaban... (APLAUSOS PROLONGADOS).  ¿Por qué?  Porque habían aprendido.

    Es posible que los ministros ahora no tengan grandes aciertos, pero estoy seguro de que dentro de unos meses van a saber resolver todos los problemas que les presente el pueblo, porque tienen lo más importante:  el deseo de acertar y de ayudar al pueblo; y, sobre todo, estoy seguro de que ni uno solo, jamás, cometerá una de las faltas clásicas de los ministros.  ¿Ustedes saben cuál es, no?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Robar!”, “¡Robar!”)  ¡Ah!, ¿cómo lo saben?

    Pues, sobre todo, eso:  la moral, la honradez de esos compañeros.  No serán sabios, porque aquí nadie es sabio, pero sí les aseguro que     hay honrados de sobra, que es lo que se está pidiendo.  ¿No es lo          que ha estado pidiendo el pueblo siempre, un gobierno honrado?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”)  Entonces, vamos a darles un voto de confianza, vamos a dárselo, vamos a esperar (EXCLAMACIONES).  Sí, son del “26” la mayoría, pero si no sirven, después vendrán los del 27, o los del 28.  Ya sabemos que hay mucha gente capacitada en Cuba, pero todos no pueden ser ministros.  ¿O es que acaso el “26 de Julio” no tiene derecho a hacer un ensayo de gobernar la República?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!”).

    Así que eso es todo por hoy.  Realmente, nada más me falta algo...  Si supieran, que cuando me reúno con el pueblo se me quita el sueño, el hambre; todo se me quita.  ¿A ustedes también se les quita el sueño, verdad?  (EXCLAMACIONES DE:  “¡Sí!)

    Lo importante, o lo que me hace falta por decirles, es que yo creo que los actos del pueblo de La Habana hoy, las concentraciones multitudinarias de hoy, esa muchedumbre de kilómetros de largo —porque esto ha sido asombroso, ustedes lo vieron; saldrá en las películas, en las fotografías—, yo creo que, sinceramente, ha sido una exageración del pueblo, porque es mucho más de lo que nosotros merecemos (EXCLAMACIONES DE:  “¡No!”).

    Sé, además, que nunca más en nuestras vidas volveremos a presenciar una muchedumbre semejante, excepto en otra ocasión —en que estoy seguro de que se van a volver a reunir las muchedumbres—, y es el día en que muramos, porque nosotros, cuando nos tengan que llevar a la tumba, ese día, se volverá a reunir tanta gente como hoy, porque nosotros ¡jamás defraudaremos a nuestro pueblo!

    (OVACION.)

    Rubén1919


    Respuesta  Mensaje 23 de 40 en el tema 
    De: residente Enviado: 27/10/2010 22:49
     
     
     
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    Respuesta  Mensaje 24 de 40 en el tema 
    De: Ruben1919 Enviado: 28/10/2010 23:40

    DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO, EN EL ACTO DE SU TOMA DE POSESION COMO PRIMER MINISTRO, EFECTUADO EN EL PALACIO PRESIDENCIAL, EL 16 DE FEBRERO DE 1959.

     

    (VERSION TAQUIGRAFICA DE LAS OFICINAS DEL PRIMER MINISTRO)

     

    Honorable señor Presidente;

    Compañeros ministros;

    Señores periodistas:

     

    Paradójicamente, en los instantes en que recibo este honor de ponerme al frente del Consejo de Ministros, no experimento sino una honda preocupación por la responsabilidad que se ha puesto sobre mis hombros, por la seriedad y la devoción que siempre he puesto en el cumplimiento de mi deber.

    Tal vez cuando lo que necesitaba era un buen descanso, lo que he recibido es más trabajo; un trabajo mayor del que venía realizando; un trabajo, además, más responsable del que venía realizando; una prueba, además, muy dura.

    De cuantas tareas he tenido que realizar en mi vida, ninguna considero tan difícil como esta, ninguna considero tan preñada de obstáculos, ninguna considero tan dura de llevar adelante, porque estoy consciente de todas las dificultades, estoy muy consciente de todos los obstáculos.

    De cuantas tareas me ha tocado realizar, en todas he actuado motu proprio.  Esta, porque me ha sido asignada, esta, porque no la escogí yo sino que me la escogieron, y solo con un profundo concepto de la necesidad de sacrificarse por el país, sacrificio verdadero y sacrificio sincero; porque para nosotros el gobierno, el cargo público no es una posición para enriquecernos, una posición para recibir honores, sino una posición para sacrificarnos.  Y todo el que haya presenciado este proceso revolucionario, todo el que haya observado mi conducta tiene que haber comprendido el desinterés con que he actuado.

    Los cargos, como cargos, no me importan; los honores, como honores, no me importan.  Aquí, desde esta posición, sigo siendo el mismo ciudadano que he sido siempre.  Como ciudadano, no me diferencio en nada de cualquier otro ciudadano.  Soy igual que cualquier otro modesto y humilde cubano, solo que un cubano con las mismas facultades que otro cubano cualquiera a quien se le ha asignado una grande y difícil tarea.  Por tanto, cuando digo que para mi es un sacrificio, hablo muy sinceramente y hablo muy en serio.

    No tengo, sin embargo, temor al esfuerzo que debo realizar; no tengo temor por las dificultades que haya de encontrar en el camino.  Soy un hombre de fe y siempre he afrontado las obligaciones resueltamente.  Estaré aquí mientras cuente con la confianza del Presidente de la República y mientras cuente con  las facultades necesarias para asumir la responsabilidad de la tarea que se me ha impuesto.  Estaré aquí mientras la máxima autoridad de la república —que es el Presidente— lo estime pertinente o mi conciencia me diga que no soy útil.

    Está de más reafirmar mi respeto por la jerarquía, mi ausencia de ambiciones personales, mi lealtad a los principios, mi firme y profunda convicción democrática.

    Aprovecho la oportunidad para decir que aun cuando la Constitución de la República fue modificada por el Consejo de Ministros para que el requisito de la edad no fuese un obstáculo a los hombres jóvenes para aspirar a la Presidencia de la República, debo decir que conmigo no se contó para esa modificación, que a mi ni siquiera se me consultó; que fue un derecho del Consejo de Ministros, en el que yo no tenia ningún interés.

    Si se ha de instaurar realmente el régimen semiparlamentario en Cuba, si desde esta posición que se me ha asignado puedo servir al país, desde aquí lo sirvo o desde cualquier otra.  Yo no soy un aspirante a la Presidencia de la República, y ojalá que no tenga necesidad de aspirar a la Presidencia de la República, ojalá pueda ser otro entre los muchos cubanos que tienen méritos y capacidad suficientes para ello.

    Si desde aquí la puedo servir, lo que me interesa es hacer la Revolución, lo que me interesa es que la Revolución vaya adelante, lo que me interesa es que el pueblo no resulte defraudado y reciba de nosotros todo lo que espera de nosotros.  Buena fe hay aquí de sobra; honradez hay de sobra; decisión para afrontar los problemas hay de sobra también; serenidad, calma y ecuanimidad, que son muy necesarias en el gobierno, hay también aquí de sobra.  Lo único que me preocupa es que al final de esta jornada pueda Cuba haber recibido de nosotros todo lo que desea.  Y todo lo tendrá si de nosotros depende, todo lo tendrá si el pueblo nos ayuda, todo lo tendrá si el pueblo nos comprende.

    Hay impaciencias y, sin embargo, nadie está más impaciente que nosotros.  Le pedimos al pueblo que no se impaciente porque nosotros vivimos llenos de impaciencia.  Somos hombres de trabajo, somos hombres de acción y nos gustan los hechos más que las palabras.

    Yo me impaciento cuando, por ejemplo, estoy pensando en las viviendas que queremos hacerles a los campesinos; me impaciento cuando estoy pensando en las ciudades escolares que queremos hacerles a los niños, y me impaciento cuando pienso que el plan más elemental para llevar a cabo una obra requiere semanas de estudios; que para construir una ciudad escolar hay que hacer los planos, buscar los técnicos y buscar también a los pedagogos y que digan cómo deben estar situadas, cómo deben construirse.  No solamente a los arquitectos y a los ingenieros, sino también a los pedagogos.

    Hay ya dinero para empezar a hacer las ciudades y todavía no se han podido empezar a hacer las ciudades, y tardará algunas semanas en empezarse; hay fondos para hacer las viviendas campesinas y todavía no hemos podido empezar a hacerlas, porque requiere tiempo.  Y me impaciento constantemente pensando cuándo se pondrá la primera piedra, cuándo se podrá empezar la obra.

    No descansamos un minuto dando instrucciones, revisando los planos, organizando los departamentos correspondientes, no solo para atender esas necesidades sino para atender infinidad de necesidades.  Porque en todos los órdenes y en todos los campos estamos proyectando, estamos encaminándonos para realizar grandes obras y llevar adelante grandes planes en beneficio del país.  Sin embargo, sufrimos al pensar que nos tengan que esperar algunas semanas y hasta algunos meses.

    Sufro cuando pienso en el sacrificio que les hemos pedido a los trabajadores, a quienes les hemos dicho:  "Sacrifiquen todas las demandas por salvar la zafra, sacrifiquen todas las demandas por salvar la Revolución.  Esperen, tengan confianza en nosotros."  Y sufro pensando, impaciente, en que llegue la oportunidad de demostrarles nuestra lealtad, de demostrarles la gratitud de la nación por los sacrificios que están haciendo hoy.

    Sufro impaciente pensando en el momento que necesariamente debe transcurrir hasta la oportunidad en que ellos, los trabajadores principalmente, que han sido tan generosos, que han tenido una conducta tan patriótica, que voluntaria y espontáneamente nos han ayudado y nos están ayudando a pacificar el país, a normalizar el país, a consolidar la Revolución, a salvar la zafra, puedan recibir los frutos de los sacrificios que están haciendo.

    Quiero aprovechar este instante de la toma de posesión como Primer Ministro para decirles a los trabajadores y a los campesinos que los tenemos presentes, que no los olvidamos; que la reforma agraria —la ley más amplia, más amplia que la de la Sierra Maestra, que resuelve el problema de los campesinos que no tienen tierra— está confeccionándose y que será una realidad dentro de breves semanas.  Pero que, además de la ley que proscribe el latifundio, como establece la Constitución de la República, se están llevando adelante ya los proyectos para desecar la Ciénaga de Zapata, donde obtendremos 15 000 caballerías de tierra, y para recuperar los bajos del río Cauto, desecándolos también y preparándolos para la agricultura, donde calculamos obtener 10 000 caballerías más de tierra.  Y les digo también que sin descanso estamos trabajando para ellos, significa trabajar también para el pueblo.

    Son muchos los proyectos y es mucho el trabajo que debemos realizar.  Todas las cuestiones que interesan al país, todas, absolutamente todas las cuestiones que interesan al país, serán consideradas y serán resueltas.

    Hoy en un periódico se publicaron 20 puntos.  Yo no he adelantado puntos.  Pienso que cada cosa debe tratarse en el momento oportuno; que, por ejemplo, la rebaja de alquileres hay que tratarla en el momento oportuno.  Tratarla fuera de tiempo, tratarla cuando todavía el Instituto de Construcción de Viviendas no está totalmente organizado, no es lo inteligente, porque el resultado podría ser paralizar las construcciones y privar de trabajo a miles de obreros.

    Las medidas lo que hay que hacer es tomarlas en el momento oportuno y cuando se pueden afrontar las consecuencias.  Además, sobre el programa no he dicho una palabra.  He conversado con distintos compañeros distintas ideas; pero las ideas se van perfilando, se van estudiando y se irán resolviendo en el momento oportuno, ¡ni un minuto antes, ni un minuto después!  Todas las tareas del gobierno tienen un orden de prelación:  unas primero y otras después, cada cual en el momento oportuno.  Pero sí le puedo decir al pueblo que todas las cuestiones que interesan al pueblo, ¡todas!  —y al decir todas lo digo todo—, serán tratadas y serán resueltas por el gobierno.

    Y en cuanto a la administración pública, es nuestro propósito más firme escuchar las quejas que se han expuesto, investigar la conducta y el trabajo de cada funcionario.  No me apuro en esto, porque para sustituir a un funcionario por otro hay que buscar al funcionario que reúna todas las cualidades para sustituir al otro con éxito, para que haga un trabajo mejor.  ¡Pero es tan difícil encontrar funcionarios en estos tiempos!...  Porque los hay capaces que, sin embargo, no hicieron nada, y si se sitúan en una posición pueden pensar que se está favoreciendo a los "bombines".  Si se busca al funcionario que tiene una historia revolucionaria pero no es capacitado para ese cargo, entonces corremos el riesgo de que no lo haga bien.  Y es necesario lo ideal:  encontrar al funcionario con méritos revolucionarios y con capacidad.  Y, desde luego, antes que nada la capacidad, porque los asuntos del Estado hay que resolverlos con capacidad.

    ¿Que hay batistianos en algunos cargos de confianza?  Pues que nadie se preocupe mucho, que a la vuelta de algún tiempo no quedará un solo batistiano en ningún cargo de confianza.  Debe tenerse presente que es cuestión de que el Estado quedó totalmente anarquizado porque se desplomó, totalmente desorganizado, y que había que atender aquí una serie de tareas fundamentales inmediatas, y que siempre hay el habilidoso, el que disimula su historia, el que trata de hacerse insustituible y puede sorprender a un funcionario; lo puede sorprender por algún tiempo, pero no por mucho tiempo.

    Por eso yo he dicho que no se hable de "bombines", sino que se diga quiénes son:  que no se hable de batistianos sino que nos hagan el favor de decirnos quiénes son, dónde están y qué pruebas hay de su conducta.  Porque para nosotros es un principio incuestionable que un batistiano, o sea, un servidor y un colaborador de la tiranía, no puede estar en un cargo de confianza; que un señor que no tenga méritos revolucionarios, no tenga capacidad —que a ese es al que yo llamaría el "bombín", porque naturalmente que el Estado tiene que ser administrado por infinidad de personas; puede haber hombres que no hayan participado en la Revolución pero que tengan capacidad.  "Bombín" es el que no tiene ni méritos ni capacidad—, y, en consecuencia, no es en ningún sentido útil a la Revolución y, por tanto, la administración pública tiene que ser depurada de esos elementos.

    Pero, además, no importa que se tengan muchos méritos revolucionarios, si no se es capaz y no se actúa correctamente, pues a esos también es necesario sustituirlos, porque los intereses de la república están por encima de todo interés personal, de toda amistad personal y de todo sentimiento familiar.  El amiguismo, y el favoritismo, y el nepotismo, son principios con los cuales jamás comulgará la Revolución.

    La Revolución tiene obstáculos delante, no puede hacer las cosas a la perfección, tiene sus errores; pero la Revolución tiene un perenne propósito de superarse, de rectificar en aquellas cosas en que no haya estado acertada.  Lo que no hará jamás la Revolución es contemporizar con una negación de los principios por los cuales hemos estado luchando.  Y el pueblo es quien debe ayudarnos, señalándonos, aportándonos pruebas de aquellos casos que, a juicio del pueblo, constituyan una violación del principio revolucionario, como es la presencia de elementos no revolucionarios, "bombines" o batistianos en la administración pública.

    Pero hay también otras cosas que resaltar.  No todo funcionario puede contar siempre con la simpatía de todo el mundo, y es imposible que los criterios sean unánimes respecto a un funcionario.  Eso es imposible.  y a veces nos encontramos críticas justas, y otras veces nos encontramos críticas injustas.  También es cierto que a veces el funcionario se excede; también es cierto que actúa un poco precipitadamente, y que en el afán de resolver el problema de su departamento se olvida del problema general del país y se olvida del problema social.

    Puede ocurrir que un funcionario llegue a un departamento del Estado y se encuentre 2 000 "botelleros".  Pues muy bien:  ¡Cesantes los "botelleros"!  Eso es elemental.  Pero se encuentra también 2 000 empleados que trabajan:  unos que llevan más de siete años, otros que llevan menos de siete años, y puede hasta encontrarse con que hay un exceso de burocracia, y, naturalmente, la burocracia es enemiga de la administración pública.  Solución fácil sería para ese funcionario decir:  "Cesante todo el exceso de personal.”  Muy bien:  el departamento se beneficia, pero lanza a la calle 500 ó 600 personas, crea un problema social.  Y las medidas de gobierno deben tender a resolver los problemas sin crear otros; resolver el problema de la burocracia, del exceso de personal, sin crear otro problema de tipo social.  Sobre todo que el funcionario no piense en resolver el problema exclusivo de su departamento con olvido de los demás problemas del país.  Por lo tanto, es una política errónea resolver el problema sencillamente cesanteando de inmediato aquel exceso de personal.

    Hay también otra serie de cuestiones.  Una mayor parte de los funcionarios del Estado fueron ya establecidos allí después del 10 de Marzo.  En un país con un exceso de desempleo, eran muy pocos, ¡pero muy pocos!, los ciudadanos a los que les ofrecieran un cargo en el Estado para trabajar que no lo aceptase, por encima, desgraciadamente, de las circunstancias.

    Entonces, puede haber 10 000, 20 000, 30 000, 50 000, pero habría que preguntarse cuántos hubieran sido los miles que si les hubieran ofrecido el cargo no lo hubieran aceptado.  Obsérvese si no quiénes renunciaron a raíz del 10 de Marzo, y se pueden contar con los dedos de las manos.  A la inmensa mayoría los tuvieron que botar, porque no renunciaron; fueron pocos los que renunciaron.  Y realmente es así.

    Es una realidad y, por lo tanto, no se puede actuar con un criterio rígido respecto al caso de la infinidad de personas que encontraron empleo en el Estado después del 10 de Marzo, que han trabajado, que no sean confidentes, o que no sean "botelleros", o que no hayan sido, por ejemplo, candidatos a las elecciones, porque ya ser candidato a las elecciones es una falta que la Revolución no puede tolerar.

    Quienes fueron candidatos después de la ley que se hizo contra la farsa electoral, han perdido su derecho por 30 años a ejercer cargos en el Estado, a votar o a ser electos.  Pero hay infinidad de casos que no son esos.  Y esos hombres ya están asentados, tienen una serie de compromisos y obligaciones, deudas, un estándar de vida apretado, por cierto, que si se les desplaza en este momento del cargo que desempeñan, del sueldo modesto que reciben, sin ninguna otra compensación, constituyen un problema social.  Y, por lo tanto, hay que conciliar los dos intereses:  el interés de la administración y el interés también del Estado con los problemas de orden social.

    Yo me he encontrado infinidad de casos de personas con 12 y 13 años de servicio que las han cesanteado.  Y lo encuentran a uno en la calle y lo agobian a uno.  Y siente uno, incluso, la injusticia de que los errores de otros vayan a caer sobre los demás y vayan a agobiar a otros, porque uno está en la calle hablando con la gente.  Por lo tanto, creo que son errores que hay que impedir que se repitan.

    Es verdad que la economía del país quedó muy depauperada; es verdad que tenemos escasez en este momento de recursos económicos.  No es como antes que si hacían falta 100, 200 ó 300 millones de pesos, inmediatamente los buscaban.  Nosotros tenemos que resolver los problemas con lo que recaudamos.  Y si las recaudaciones son más altas es por la honradez con que se está recaudando y por la colaboración de aquellos sectores que, pensando que el dinero no se lo va a robar nadie ahora, lo pagan en impuestos gustosamente o, por lo menos, puntualmente.

    Y gracias a eso se han aumentado las recaudaciones, e incluso han alcanzado cifras récords, pero son las recaudaciones normales del Estado; no son las recaudaciones de los fondos que se obtienen pidiendo al Banco Nacional, haciendo emisiones.  Y aunque ese dinero es el único recurso con que contamos en estos instantes, considero que debe aplicarse la siguiente política en la administración pública:  antes que nada, tener muy presente que esta es una oportunidad de sanearla, de hacer una administración más eficiente, de organizar un aparato administrativo del Estado que no tenga nada que envidiarle a ningún otro aparato administrativo.  ¡Hay que rescatar el crédito y el prestigio del Estado!

    Todo el mundo, cuando se trata de algo que va a administrar el Estado, sospecha.  Los enemigos de la Revolución, los elementos que quisieran actuar libremente en todos los órdenes de la vida nacional, siempre hablan de la incapacidad del Estado, de la ineficacia del Estado y no se explican por qué una compañía privada tiene una buena administración y el Estado no la tiene.  La explicación es clara:  el Estado ha sido la víctima de todos los errores y de todas las inmoralidades de los gobernantes.  Cuando se ha tratado de buscarle un puesto a un pariente, a un amigo, pues no les ha importado situarlo aquí; cuando se ha tratado de organizar una camarilla política no les ha importado lo que le va a costar al pueblo eso; no se han preocupado por el pueblo, que es quien paga los ingresos del Estado.

    ¿Y cómo han invertido los fondos del Estado?  Pues se los han robado o los han invertido ligeramente, y han sobrecargado los ministerios de personal.  Y tenemos casos de ministerios que, llamados a hacer una tarea de construcción determinada, tienen más gasto de personal que de obras.  Y no solo le han hecho un gran daño a la república sino que han desegmentado las instituciones.

    El Estado hay que sanearlo, el Estado hay que hacerla más eficiente, el Estado tiene que funcionar mejor que cualquier otra institución que no sea pública.  ¿Por qué la palabra "pública" tiene que estar desacreditada?  ¿Por qué siempre se ha de referir a las cosas públicas, a la administración pública, como lo más deficiente?  ¡Pues tiene que ser más eficiente en cuanto tenga, como tiene hoy, hombres que están dispuestos a servirla desinteresadamente; cuando tenga, como tiene hoy, hombres que están dispuestos a hacer todos los sacrificios, y que no están aquí como está un funcionario de una empresa privada que está por un sueldo, está por el lucro!

    El Estado no puede lucrar.  Los hombres que sirvan al Estado tienen que ser hombres de vocación para que la administración del Estado, que es la del pueblo; para que el Estado, que representa los intereses del pueblo, funcione mejor que cualquier otro tipo de institución.  Y por lo tanto es muy necesario reestructurar y reorganizar el Estado.  Pero, claro, que eso no tiene que contemplar una serie de realidades sociales; no se logra con la simple buena voluntad.  Porque si nos proponemos sanear el Estado en 24 horas, puede ser que lo que hagamos es ponerlo peor; si lo que nos proponemos es sanearlo en 15 días, puede ser que lo pongamos peor y que pongamos allí, por uno de más o menos alguna eficacia, a uno menos eficaz, aparte de que crearíamos un problema social, y por tanto, requiere tiempo.  Pero tiene que ser un propósito firme organizar el aparato del Estado en forma verdaderamente eficiente.

    Luego, si es imprescindible esa realidad hay que ajustarse a un principio respecto a la administración del Estado.

    En esta etapa revolucionaria es necesario, en primer lugar, que todo el personal de los cargos de confianza sea sustituido, porque aquellos eran también los hombres de confianza de la dictadura.  En segundo lugar, quien haya sido un colaborador de la tiranía o haya estado vinculado a la tiranía, tiene que ser sustituido aunque el cargo no sea de confianza.  Si ha sido un recomendado de Ventura, de Tabernilla, de toda esa serie de esbirros, es lógico que deba ser sustituido, porque no vamos a tener a un confidente o a un amigo de cualquiera de aquellos criminales en la administración pública.

    También se puede dar otro caso:  el caso ya de quien no es ningún vinculado a la dictadura, ni está en ningún cargo de confianza, pero que realmente es un funcionario que está de más porque apenas realiza tarea alguna, porque se creó el cargo para proteger a algunos amigos, o por la razón que haya sido, y se han ido acumulando los cargos, y que requiere el departamento ser reestructurado —¡reestructurado!—, no botar a unos para poner a otros —¡reestructurado!—, considerando única y exclusivamente la conveniencia de la administración pública.  En ese caso, cesantear al ciudadano sin más consideración no es correcto, ponerle una fecha atrasada no es correcto y es una práctica injusta e inmoral.  No creo que nadie lo haya hecho —esto ha ocurrido, tengo entendido, con los casos de personas que devengaban sueldos y no trabajaban—; pero si ha ocurrido algún caso digo que es incorrecto.

    La Revolución no puede renunciar a la oportunidad de mejorar en todos los órdenes el aparato administrativo del Estado.  Cuando sea necesario suprimir una plaza, cuando a un individuo se le entregue la cesantía, que se le pague hasta el momento en que ha trabajado y que, además, se le pague el mismo sueldo durante tres meses, por lo menos, para que se adapte, para que busque otro trabajo; o para que mientras tanto los planes del Gobierno Revolucionario hayan producido una demanda de trabajo, aquella persona no se vea repentinamente desplazada o privada de los medios de sustento con que cuenta.

    En ese sentido vamos a proponer un acuerdo en el Consejo de Ministros para llevar la tranquilidad a todos.  Y que se sepa que cuando uno es sustituido se está pensando en el interés de la nación, y que se va a hacer lo que nunca se ha hecho en la administración pública, y solo por estrictas razones de necesidad.

    Es necesario resaltar que hemos observado en los últimos tiempos como un despertar de las apetencias burocráticas.  Y que si bien es cierto que en los primeros días era difícil encontrar a alguien que quisiera ser ministro, hoy hay mucha gente que quiere ser cualquier cosa en el Estado:  lógica consecuencia, como es natural, de una serie de sentimientos humanos y, sobre todo, más que de sentimientos humanos, yo digo que de una necesidad social muy grande.

    Creo que la pureza de los revolucionarios hay que mantenerla lo más posible.

    Por ejemplo, nosotros, los combatientes rebeldes, realmente nos hemos sacrificado en estos dos primeros meses.  Los miembros del Ejército Rebelde no cobraron el mes anterior, y este mes van a cobrar pero menos de lo que deben cobrar.  ¿Ha sido por falta de interés?  No.  El Presidente de la república habló con nosotros en más de una ocasión, hablándonos de la necesidad de pagarles a los combatientes del Ejército Rebelde.  Estos combatientes, al revés que cualquier otro ejército del mundo, incluso después que han triunfado, no cobran, mientras los soldados que quedaban cobraban.

    Y les debo confesar que tengo en gran parte la culpa de eso, y es porque vi formarse a ese ejército, vi formarse a esos hombres en el sacrificio y en el desinterés más absoluto y me dolía pensar, sentía cierta nostalgia al pensar que ese desinterés, esa pureza comenzase a perderse desde el instante en que, apenas logrado el triunfo, ellos comenzasen a percibir un sueldo que no habían visto nunca.  Considero necesario, y además justísimo, que cobren.

    Pero tan arraigado es el sentimiento de admiración y de seguridad, y tan grande nuestra conciencia y nuestro concepto de la pureza de esos hombres, que nos hizo incurrir en cierta dejadez respecto al sueldo que debían cobrar.  Si fuera prácticamente posible, lo ideal es que no hubiesen cobrado nunca.  Y en este caso, sencillamente, hay que plegarse ante la realidad de que necesitan cobrar y, por lo tanto, deben cobrar.

    Con esto les quiero decir que me preocupa grandemente que la juventud mantenga su espíritu de sacrificio, que los revolucionarios mantengan su espíritu de sacrificio; y que la apetencia burocrática no se despierte entre los elementos de la Revolución porque sería debilitar la Revolución.

    Bien recuerdo el día en que tuve la noticia de la fuga del tirano, la convicción completa de que la guerra había concluido.  En medio de la natural alegría de todos los cubanos, me preocupaba pensar que aquella escuela que había producido tantos hombres formidables, aquella lucha llena de sacrificios que había producido hombres tan ejemplares, había clausurado su curso.  En lo adelante sería muy difícil distinguir el bueno del malo, porque solo allá en aquella escuela, en el fragor de la lucha es posible distinguir quien sirve de quien no sirve; quien es un hombre valioso y quien un farsante; quien un interesado y quien un idealista; quien un sincero o quien un hipócrita consumado.

    Porque luchar en las altas montañas, con el frío, con el hambre y con el enemigo en acecho, no es lo mismo que sentarse cómodamente en un despacho y empezar a desempeñar una función de carácter administrativo, sin haber conocido jamás el sacrificio.  Y me preocupaba lo que podían perder nuestros hombres en ese proceso.  Y me preocupa grandemente que el espíritu revolucionario y el espíritu de sacrificio no decaiga.

    ¡Tareas tenemos tantas por delante, trabajo y lucha tenemos tanto por delante, que son suficientes para agotar no una, sino dos generaciones de revolucionarios!

    El revolucionario no necesita impacientarse por ocupar un cargo.  La Revolución necesita tener muchas reservas de paz, muchas reservas de valores para cuando llegue la hora, puesto que de los que van delante caerán muchos, como caen en la guerra.  Porque la lucha desgasta, la lucha también en la etapa posbélica, en la etapa creadora, es una lucha intensa y los hombres se desgastan, y es necesaria una gran reserva porque hay que nutrir las filas de nuevo, hay que compensar las bajas que suframos.

    Cuando a un hombre de méritos, a un hombre de capacidad se le sitúa en un cargo importante, siempre me preocupa si será el momento oportuno, si tendrá ya toda la preparación necesaria para cumplir cabalmente, o si aquella oportunidad será para perderlo porque todavía no está en condiciones de llevarlo adelante y con éxito.

    Y por eso es necesario que los que estamos gobernando nos sacrifiquemos, que vean que llevamos una vida verdaderamente de sacrificio y de trabajo, para que los demás no crean que esto es un paseo, para que los demás no crean que aquí se vive bien, que estamos encantados de la vida ocupando tal o más cual cargo; que sepan que es muy amargo, que sepan que es muy duro, que sepan que es muy sufrido, y que no hay que envidiarle nada absolutamente a quien esté ocupando un cargo, un cargo cuando no se viene a lucrar, cuando no se viene a enriquecerse.

    Y la primera medida que se va a proponer hoy en el Consejo de Ministros es que nosotros, los ministros, nos vamos a proponer una rebaja de sueldo, empezando por la supresión de los gastos secretos, y que ganemos lo que necesitemos para las cosas más elementales, porque al fin y al cabo, cuando estábamos clandestinos vivíamos con cualquier cosa.

    ¡Máquinas grandes no; máquinas chiquitas!  Vamos a hacer las cosas al revés de como las hacían los funcionarios pasados, para que el pueblo no crea que estar de ministro es una gran cosa y es una maravilla.  ¿Sueldos?  Sueldos modestos.  Sí, es necesario, naturalmente, para que no vaya a ir a pie, porque tiene que andar más rápido, para que no vaya a pasar hambre ni vaya a hacer papel de pordiosero.  Sí lo necesario, no lo que ganaba un ministro, porque los ministros aquellos ganaban más de la cuenta y, además, robaban.  Nosotros vamos a ganar menos y no vamos a robar.  Vamos a demostrar que la honradez no es cuestión de necesidad más o menos, si no que es cuestión de convicción..

    Seguirá ..... Rubén .


    Respuesta  Mensaje 25 de 40 en el tema 
    De: Ruben1919 Enviado: 01/11/2010 21:38

     

    La sublevación en la ONU (Primera parte) Contra el bloqueo a cuba . Fidel .

    El líder de la Revolución Cubana se refiere en esta reflexión a la cita del pasado martes 26 de octubre de la Asamblea General de la ONU, la cual fue convocada con un objetivo: «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba». «Éste proyecto es el más discutido, más aprobado y nunca cumplido en la historia de las Naciones Unidas», afirma el Comandante en Jefe

     

    1 de Noviembre del 2010 7:51:34 CDT

     

    La reunión el pasado martes 26 de octubre de la Asamblea General de la ONU, que se supone sea la máxima autoridad política del planeta, fue convocada con un objetivo tantas veces repetido que ya es familiar: “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba.”

    Es el proyecto más discutido, más aprobado y nunca cumplido en la historia de las Naciones Unidas.

    Todos sabemos que, si tal imputación se hiciera contra Cuba o cualquier otro país latinoamericano o caribeño, y éste no se diera siquiera por aludido, sobre ese país lloverían raíles de punta. El acto detestable que con tanta claridad y precisión se atribuye a “Estados Unidos de América”, cuyo cese se demanda, está calificado en el derecho internacional como “acto de genocidio”.

    Se eleva ya a 19 el número de veces que, desde el año 1992, se viene aprobando por la Asamblea General, demandando el cese de esa abusiva y criminal acción. Pero si crecía el número de veces que se reiteraba y aprobaba la Resolución, crecía también el número de países que le ofrecían su apoyo, disminuía el de los que se abstenían y el minúsculo grupito que votaba contra ésta. En la última, fueron ya solamente dos los que la rechazaron y tres los que se abstuvieron al votar, cuyos nombres corresponden a pequeños Estados que en realidad son dependencias coloniales de Estados Unidos.

    Un hecho a tener en cuenta es que en el mundo se han producido grandes cambios desde que se fundó la ONU, cuando todavía no habían cesado los combates de la Segunda Guerra Mundial, que costó 50 millones de vidas y una enorme destrucción. Muchos países que hoy constituyen la mayoría de las Naciones Unidas, eran todavía colonias de las potencias europeas, que se habían apoderado por la fuerza del territorio de la mayor parte del mundo y, en algunos continentes, casi de su totalidad. Cientos de millones de personas, en no pocos casos, de civilizaciones mucho más antiguas y de superior cultura,  fueron sometidos al coloniaje en virtud de la superioridad en armamento de los agresores.

    Cuba no fue una excepción.

    En este hemisferio, la última colonia de España fue nuestro país, por sus riquezas en productos agrícolas escasos y de gran demanda entonces, que surgían de las manos laboriosas de campesinos libres y cientos de miles de esclavos de origen africano. Cuando las demás colonias de España se habían liberado en las primeras décadas del siglo XIX, ésta mantenía con mano de hierro y los métodos más despóticos su colonia en Cuba.

    En la segunda mitad de ese siglo, nuestra isla, en la que España soñó tener un baluarte para la reconquista de sus antiguas colonias en Suramérica, fue cuna de un profundo sentimiento nacional y patriótico. El pueblo cubano inició la batalla por su independencia casi 70 años después que las demás naciones hermanas de América Latina, sin más armas que el machete con que se cortaba la caña, y el brío y la rapidez de los caballos criollos. En poco tiempo los patriotas cubanos se volvieron temibles soldados.

    Treinta años más tarde nuestro sufrido pueblo estaba a punto de alcanzar sus objetivos históricos en la lucha heroica contra una decadente pero tozuda potencia europea. El ejército español, a pesar del enorme número de soldados que contaba, era ya incapaz de mantener la posesión de la isla, donde sólo controlaba las principales áreas urbanas y estaba a punto del colapso.

    Fue entonces cuando el pujante imperio, que nunca ocultó su intención de apoderarse de Cuba, interviene en aquella guerra tras declarar cínicamente que “el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente”.

    Finalizada la contienda, a nuestro país se le negó el derecho a participar en las negociaciones de paz. El gobierno español consumó la traición a Cuba poniéndola en manos de sus interventores.

    Estados Unidos se apoderó de los recursos naturales, las mejores tierras, el comercio, los bancos, los servicios y las principales industrias del país. Nos convirtió en neocolonia. Eso tuvimos que soportar durante más de 60 años, pero volvimos a ser independientes y jamás dejaremos de luchar. Con estos antecedentes, los lectores de otros países comprenderán mejor las palabras de nuestro canciller Bruno Rodríguez el 26 de octubre de este año.

    El debate comenzó a las 10 de la mañana.

    Primero hablaron 5 países en nombre del Grupo de los 77, el Movimiento de Países No Alineados, la Unión Africana, el CARICOM y el MERCOSUR, apoyando todos la Resolución.

    Después hicieron uso de la palabra 14 países, entre ellos dos que tienen más de mil millones de habitantes cada uno: China e India, con casi 2 500 millones entre ambos; otros que cuentan con más de cien, como la Federación Rusa, Indonesia y México; otros 9 con reconocido papel en la vida internacional: Venezuela, República Islámica de Irán, Argelia, Sudáfrica, Islas Salomón, Zambia, Gambia, Ghana y Barbados; 19 intervenciones antes de Bruno.

    Su discurso fue lapidario. Citaré muchas veces párrafos enteros de sus palabras. Lo inició con una referencia a los graves peligros de guerra que nos amenazan y añadió:

    “Para sobrevivir, es imprescindible un salto en la conciencia de la Humanidad, sólo posible mediante la difusión de información veraz sobre estos temas que la mayoría de los políticos esconden o ignoran, la prensa no publica y que, para la gente, son tan horrorosos que parecen increíbles.”

    “…la política de los Estados Unidos contra Cuba no tiene sustento ético o legal alguno, credibilidad ni apoyo. Así lo demuestran los más de 180 votos en esta Asamblea General de las Naciones Unidas que en los últimos años han reclamado que se le ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero.”

    “El rechazo de América Latina y el Caribe es enérgico y unánime. La Cumbre de la Unidad, celebrada en Cancún, en febrero del 2010, lo expresó resueltamente. Los líderes de la región lo han comunicado directamente al actual Presidente norteamericano. Puede asegurarse que el repudio expreso al bloqueo y a la Ley Helms-Burton identifica, como pocos temas, al acervo político de la región.

    “Visiones igualmente inequívocas han sido refrendadas por el Movimiento de Países No Alineados, por las Cumbres Iberoamericanas, por las Cumbres de América Latina y el Caribe con la Unión Europea, por la Unión Africana, por las Cumbres del Grupo ACP y prácticamente por cualquier conjunto de naciones que se haya pronunciado a favor del Derecho Internacional y el respeto a los principios y propósitos de la Carta de la ONU.

    “Es amplio y creciente el consenso en la sociedad norteamericana y en la emigración cubana en ese país contra el bloqueo y a favor del cambio de política hacia Cuba. [...] el 71% de los estadounidenses abogan por la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos…”

    “Las sanciones contra Cuba permanecen intactas y se aplican con todo rigor.

    “En el año 2010, el cerco económico se ha endurecido y su impacto cotidiano sigue siendo visible en todos los aspectos de la vida en Cuba. Tiene consecuencias particularmente serias en esferas tan sensibles para la población como la salud y la alimentación.”

    De inmediato señala una serie de crueles medidas que afectan sensiblemente a niños con delicados problemas de salud, que el Gobierno de Estados Unidos no podría desmentir.

    Luego expresa:

    “Las multas de los Departamentos del Tesoro y Justicia contra entidades de su país y de Europa en este último año, por transacciones realizadas con Cuba, entre otros Estados, superan en su conjunto los 800 millones de dólares.”

    Prosigue informando:

    “La confiscación de una transferencia de más de 107 mil euros pertenecientes a la compañía Cubana de Aviación y realizada por medio del Banco Popular Español desde Madrid a Moscú, constituyó un verdadero robo.”

    A continuación, nuestro Ministro de Relaciones Exteriores señala algo de mucha importancia sobre los efectos del crimen grosero contra la economía de Cuba, dada la tendencia a mencionar cifras históricas sobre el monto en dólares del valor de un bien mueble o inmueble, un préstamo, una deuda o cualquier otra cosa que sea medible en dólares norteamericanos, sin tener en cuenta el valor constantemente decreciente del dólar en las últimas cuatro décadas. A modo de ejemplo cito un refresco harto conocido: Coca Cola -sin cobrar nada por la publicidad. Hace 40 años costaba 5 centavos, hoy su precio fluctúa en cualquier país entre 150 y 200 centavos de dólar.

    Bruno expresa:

    “El daño económico directo ocasionado al pueblo cubano por la aplicación del bloqueo, supera en estos cincuenta años los 751 mil millones de dólares, en el valor actual de esa moneda.”

    Es decir, no incurre en el error de utilizar la cifra de pérdidas que significó el bloqueo año por año, como si el valor de los dólares fuera exactamente igual cada año. Como consecuencia de la estafa mundial que significó la suspensión unilateral, por Nixon, del respaldo en oro de esa moneda, a la tasa de 36 dólares por onza Troy, unida a las emisiones de dólares sin límite alguno, el poder adquisitivo de esa moneda se redujo extraordinariamente. El MINREX se tomó el trabajo de solicitar a un grupo de expertos del Ministerio de Economía que hicieran la evaluación, y esta arrojó el daño económico del bloqueo a Cuba a lo largo de 50 años, expresado en el actual valor de esa moneda.

    “El pasado 2 de septiembre” -dijo en su intervención-, “el propio presidente Obama ratificó las sanciones contra Cuba, aludiendo al supuesto ‘interés nacional’ de los Estados Unidos. Pero todos saben que la Casa Blanca sigue prestando mayor atención a los ‘intereses especiales’, bien financiados, de una exigua minoría que ha hecho de la política contra Cuba un negocio muy lucrativo.”

    “Muy recientemente, el 19 de octubre, el presidente Obama calificó, según varias agencias de prensa, de insuficientes los procesos que, a su juicio, ocurren hoy en Cuba y condicionó cualquier nuevo paso a la realización de los cambios internos que quisieran ver en nuestro país.

    “El Presidente se equivoca al asumir que tiene derecho a inmiscuirse y a calificar los procesos que hoy tienen lugar en Cuba. Es lamentable que esté tan mal informado y asesorado.

    “Las transformaciones que hoy emprendemos responden a los anhelos de los cubanos y a decisiones soberanas de nuestro pueblo. [...] No se proponen complacer los deseos o satisfacer los intereses del gobierno de los Estados Unidos, hasta hoy siempre opuestos a los del pueblo cubano.

    “Para la superpotencia, todo lo que no conduzca al establecimiento de un régimen que se subordine a sus intereses será insuficiente, pero eso no va a ocurrir porque muchas generaciones de cubanos han dedicado y dedican lo mejor de sus vidas a defender la soberanía y la independencia de Cuba.”

    “Por el contrario, dicho gobierno ha continuado la arbitraria práctica de poner a Cuba en las espurias listas, incluida la de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo internacional, que fabrica el Departamento de Estado para calificar el comportamiento de otras naciones. Este país no tiene la autoridad moral para hacer tales listados -que como regla tendría que encabezar- ni existe una sola razón para incluir a Cuba en ninguno de ellos.

    “El gobierno norteamericano también mantiene el injusto castigo a los Cinco cubanos luchadores antiterroristas que sufren prisión hace más de doce años en sus cárceles, cuya causa ha concitado la más amplia solidaridad de la comunidad internacional.

    “Cuba, que ha sido y es víctima del terrorismo de Estado, reclama a dicho gobierno que ponga fin al doble rasero y a la impunidad de que gozan en su territorio los autores confesos de actos de terrorismo que se gestaron al amparo de la política anticubana de ese país…”

    Llegado a ese punto, Bruno le asestó a la delegación de Estados Unidos el puntillazo del famoso memorando del subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, desclasificado decenas de años más tarde, que muestra el repugnante cinismo de la política de Estados Unidos.

    “‘La mayoría de los cubanos apoyan a Castro [...] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno’.”

    “A pesar de que la persecución económica constituye el obstáculo principal para el desarrollo del país y para la elevación de los niveles de vida del pueblo, Cuba muestra resultados innegables en la eliminación de la pobreza y el hambre, en índices de salud y educación que son de referencia mundial…”

    “Cuba pudo declarar aquí, hace pocas semanas, un elevado y excepcional cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Estos resultados, alcanzados por Cuba, aún son una utopía para una gran parte de la población del planeta.”

    “Cuba no cejará jamás en la denuncia del bloqueo y no dejará de reclamar el derecho legítimo de su pueblo a vivir y trabajar por su desarrollo socioeconómico en condiciones de igualdad, en cooperación con el resto de las naciones, sin cerco económico ni presiones externas.

    “Cuba agradece a la comunidad internacional la firme solidaridad con nuestro pueblo, segura de que algún día se hará justicia y no será necesaria ya esta resolución.

    “Muchas gracias.”

    Dijo para concluir su primera intervención.

    Prosigue mañana.

    Fidel Castro Ruz

    Octubre 31 de 2010

    5 y 13 p.m.



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