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General: ISRAEL ES UN ESTADO DELINCUENTE ...
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 31/12/2010 13:53
  Agustín Velloso
 
 
 

Sr. D. Raphael Schutz

Embajador de Israel en España

Vía email

Madrid, 30 de diciembre de 2010

Estimado Señor Embajador:

Me refiero a su carta -fechada el 27 de diciembre, enviada por email en la tarde del 29*- en la que usted realiza unos comentarios a mi artículo “En estas Navidades (no) siente a un sionista a su mesa”.

Aunque no tiene mucha importancia, le diré en primer lugar que no ha sido publicado en ningún blog personal, sino en una veintena de páginas electrónicas de estimable difusión nacional e internacional, principalmente en Latinoamérica.

Comienza usted escribiendo que “no tengo intención de señalar los múltiples errores que contiene”.

Adelante, es usted libre de hacerlo. En ese caso le digo, como Iyov a los que le denigraban, que “aun siendo verdad que yo haya errado, sobre mí recaería mi error.”

Más aún, si he errado no he ganado nada con ello, no soy palestino, ni árabe, tampoco musulmán, no pido ni recibo pago alguno por mi labor anti-sionista. En esto hay una diferencia sustancial entre usted y yo. Usted defiende su beneficio, tanto el suyo personal como el de su grupo, el de los sionistas. Por ello, sus errores y los de su grupo están siempre bajo sospecha.

No obstante no se los voy a exponer a continuación, lo he hecho durante años en numerosos artículos que publico a menudo como el que usted critica.

Sigue usted con una invitación:

“El propósito de estas líneas es simplemente invitarle a una reunión personal conmigo en la Embajada o en cualquier otro lugar de su preferencia. Puedo asegurarle que nadie se enterará de dicho encuentro, si usted así lo prefiere. No busco publicidad sino el diálogo y además no tengo problema de sentar a un antisionista a mi mesa.”

Agradezco su disposición, aunque es claro que ni usted ni yo podemos ofrecernos mutuamente algo de interés con esa reunión personal.

Como embajador de un Estado que viola desde la fecha de su establecimiento la ley internacional, incumple las resoluciones de las Naciones Unidas, ocupa y coloniza ilegalmente territorio árabe, ataca a civiles indefensos con el resultado de miles de muertos y heridos, somete a la población entera de la Franja de Gaza –más de la mitad formada por menores de edad- a un asedio que apenas se distingue del impuesto por los nazis en los campos de concentración, usted piensa igual que los máximos responsables de esos crímenes, sus superiores el Sr. Netanyahu y el Sr. Lieberman.

Conozco bien ese pensamiento, todo el mundo lo conoce desde Nueva York a Yakarta, desde Buenos Aires a Johannesburgo, y desde luego nadie como palestinos, libaneses y otros pueblos árabes.

Los sionistas realizan muchos esfuerzos para convencer al mundo entero de que Israel es un país decente. El diálogo al que usted me invita es el procedimiento estándar que emplean los sionistas para apaciguar el rechazo moral que provoca día tras día Israel, es decir, la encarnación de ese pensamiento en Oriente Medio. También lo conozco.

Quizás funcione ese procedimiento con algunas personas desinformadas y probablemente tenga algún éxito con las que esperan obtener algo apoyando al sionismo, pero para la mayoría de la gente, entre la que me cuento, ningún eslogan vacío como “proceso de paz”, “lucha contra el terror”, “extremismo palestino”, “concesiones dolorosas”, “diálogo constructivo” y otros similares, es capaz ni remotamente de esconder la realidad que he nombrado más arriba y que se resume así: Israel es un Estado delincuente recalcitrante cuya existencia es una afrenta a la humanidad y un peligro para la paz mundial.

Hace muchos años que dialogo con judíos, pero es usted el primero que viene a buscarme para dialogar. Hasta hoy he sido yo el que los ha buscado porque necesitaba asegurarme de no cometer errores a la hora de contribuir con mi labor como profesor y escritor a la causa de la “justicia y en consecuencia paz” (Isaiah) en Palestina.

He dialogado y lo sigo haciendo con Noam Chomsky, Norman Finkelstein, Ilan Pappé, Michael Warschawsky, activistas del Comité Israelí Contra la Demolición de Casas, Médicos Israelíes por los Derechos Humanos, Mujeres Israelíes Contra la Ocupación, los Sarvanim y otros judíos opuestos a las políticas sionistas.

He leído a Ahad Ha’am, Martin Buber, Yeshayahu Leibowitz, Simcha Flapan, Gideon Levy, Uri Avneri, Richard Falk, Richard Goldstone y otros judíos para compensar la propaganda sionista que se extiende por doquier.

El pensamiento y la conducta de unos y otros me han iluminado sobre lo que es el sionismo y cómo he de juzgarlo. Por tanto, no tiene usted nada que ofrecerme.

Admito que yo tampoco tengo nada de interés que ofrecerle a usted. Creo que acabo de contestar al comentario final de su carta sobre lo que usted llama “el sionismo clásico en el que me incluyo”. ¿Qué le puedo decir en esa reunión? Nada que usted no sepa, básicamente que el sionismo como ideología e Israel como su realización práctica, son incompatibles no sólo con la ley internacional, sino -lo más importante- con los derechos humanos y políticos de los palestinos y la paz mundial.

Aunque no considero la posibilidad de continuar que usted sugiere al final de su carta, no tengo inconveniente en que usted sepa que soy anti-sionista hoy, en la época que me ha tocado vivir, como hubiera sido anti-nazi de haber vivido en la Europa de los años treinta y cuarenta del siglo pasado y anti-español de haber vivido en la España del Edicto de Granada.

En todo caso soy siempre pro judío, como pro palestino, como pro cualquier ser humano. La sangre judía, que según Tarbut Sefarad llevo por línea materna al ser mi segundo apellido Santisteban, no me influye a la hora de tomar esta posición.

Saludos,

Agustín Velloso

*CARTA DEL EMBAJADOR DE ISRAEL EN ESPAÑA

 

Sr. D. Agustín Velloso Santisteban

Via e-mail

Madrid, 27 de diciembre de 2010 

Estimado señor Velloso Santisteban:

He leído la nota “En estas Navidades (no) siente a un sionista a su mesa” publicada en su blog el 16 de diciembre.

No tengo intención de señalar los múltiples errores que contiene. El propósito de estas líneas es simplemente invitarle a una reunión personal conmigo en la Embajada o en cualquier otro lugar de su preferencia. Puedo asegurarle que nadie se enterará de dicho encuentro, si usted así lo prefiere. No busco publicidad sino el diálogo y además no tengo problema de sentar a un antisionista a mi mesa.

Solo un comentario quisiera hacer con respecto a su nota: se define usted como antisionista, definición que por sí, suscita la pregunta de ¿Qué es el Sionismo? Si con este término usted se refiere a la negación del derecho de los palestinos a la autodeterminación nacional y de vivir como personas libres en un país propio, entonces yo tampoco me consideraría sionista. Pero el sionismo clásico en el que me incluyo no es otra cosa que nuestro derecho, el derecho de los judíos, a autodeterminarnos en el marco de un Estado propio. Si usted deniega este derecho, nuestra discusión ha llegado a su fin antes de comenzar, pero se tendría que preguntar, espero que sinceramente, por qué se opone usted a este derecho del pueblo judío, derecho del que gozan muchos pueblos del mundo, y por qué no objeta usted la existencia de aproximadamente 50 países musulmanes pero se opone a un solo Estado Nacional para los judíos. Esto es todo por ahora. La continuación depende de usted.

Atentamente,

Raphael Schutz

Embajador de Israel en España

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes

Respuesta a una carta personal del sr. Schutz, embajador de Israel en España
Israel es un Estado delincuente recalcitrante cuya existencia es una afrenta a la humanidad y un peligro para la paz mundial
 
 


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De: Ruben1919 Enviado: 31/12/2010 16:11
  H. Galván
 
 
 

Cuando Mahmud Ahmadinejad, presidente de Irán, dijo repitiendo al Ayatollah Jomeini que "Muy pronto esa mancha de desgracia [es decir, Israel] desaparecerá del centro del mundo islámico, y ello es factible", se cayeron todas las cajas de dientes y los anteojos en Occidente. Hasta la Reina Elizabeth y el Papa denunciaron su estupor, su sorpresa, su consternación. ¡Que herejía! ¡Estos moros!

 

De pronto, todos los cancilleres de la Europa se reunieron y de sus despachos emergieron rotundas condenas, rechazos y alertaron al mundo sobre la amenaza a la paz mundial que significaban Irán y su presidente desbocado.

 

Un coro de medios de comunicación, gobiernos, organizaciones y toda clase de personeros se pronunciaron contra Ahmadinejad, que en la división internacional de los papeles pasaría a ocupar ahora el traje del derrocado Hussein.

 

El Presidente se refería a la necesidad de que el régimen sionista y de ocupación desapareciera, fueron tergiversadas sus denuncias con una traducción parcializada del NYtimes; yo, que escribo en castellano, me referiré al "Estado" Israelí como resultado histórico.

 

El "Estado" israelí nació viciado (y árbol que nace torcido jamás su rama endereza). Es un engendro histórico "creado" por la Resolución 181 de la Asamblea General de Naciones Unidas en 1947 con la "partición" de la Palestina, que no era, más que la parte sur de Siria, seccionada por los acuerdos de Sykes-Picott en 1916. Era por tanto tierra árabe propiedad de sus legítimos y milenarios ocupantes.

 

Los sionistas y los colonialistas ingleses, decidieron pactar (y después legitimar en la ONU) un acuerdo para establecer un Estado en las tierras árabes. De la tierra que deberían ocupar los dos Estados (Palestino o Israelí), en menos de un año ya el sionismo se apoderaba del 78%, expulsando o asesinando así a casi un millón de palestinos de su propia casa. Se destruyen así 531 pueblos y ciudades para levantar un nuevo "Estado". ¡Un Estado sobre la sangre y el saqueo!

 

Es así como "Israel" se convierte en 1948, de un idealista proyecto de país para los judíos, en un "Estado" construido en tierra robada y limpiada étnicamente.  

Haifa, Yafa, Akka y una larga lista de ciudades, pueblos, aldeas, granjas, campos de cultivo y tierra fueron ocupados, demolidos o directamente borrados de la existencia por el Estado israelí en 1948.

 

Era la culminación de las actividades sionistas del siglo XIX, y la materialización de sus aspiraciones.

 

No conforme con las ocupaciones del 1948, 5 de junio de 1967, el Tsahal, el ejército hebreo, lanzó una ofensiva para expandir sus territorios. El Sinaí egipcio, la franja de Gaza, Cisjordania (en manos de Jordania), la ciudad vieja de Jerusalén y los Altos del Golán sirios cayeron en sólo seis días en manos de Israel.

 

El territorio ocupado pasó, de poco más de 20.000 kilómetros cuadrados a 102.400.

 

 

Para colmo, el Parlamento israelí acordó el 23 de junio la anexión de la parte árabe de Jerusalén. ¡Hasta las Naciones Unidas se escandalizaron ante semejante codicia!

 

Desde entonces, Israel ha sido un Estado artificial, un implante, y ha sido mantenido artificialmente. Está mantenido artificialmente, con aproximadamente mil millones de dólares mensuales que Estados Unidos le proporciona unilateralmente, además del tratamiento comercial preferencial con que la Unión Europea y Estados Unidos premian las importaciones, exportaciones e intercambios financieros con Israel.

 

Israel se ha convertido en la niña bonita para las potencias imperialistas, la cual defienden con uña y dientes. ¡Con bombas y misiles!

 

Y lo protegen y defienden tanto precisamente porque les es rentable. En lo militar, funciona como una base estadounidense en el corazón de Oriente Medio y en lo económico como un enclave comercial, un puerto estratégico, y una punta de lanza para el control de los recursos naturales.

 

Israel cumple una función imperialista en la región. Es el perro guardián del Imperialismo sobre el petróleo y otros recursos de la zona.

 

Para eso es el país mejor armado de Medio Oriente, posee más de 250 cabezas nucleares activas, lo que hace la amenaza de guerra nuclear algo latente en la zona.

 

Israel ha sido un país expansionista, que como maquinaria de guerra, ha invadido, agredido, ocupado y conquistado territorios de todos los países vecinos. Sólo se ha salvado Chipre, por encontrarse bastante alejado en el Mediterráneo. Sólo Líbano ha sido invadido (con esta ú ltima) 6 veces por el "Estado" hebreo.

 

Pero más allá, Israel es un "Estado Delincuente" que ha desoído 46 recomendaciones y condenas de la Asamblea General, del Consejo de Seguridad y de otros organismos de las Naciones Unida, amparado en el poder de veto de la Casa Blanca. ¡Ni caso le hace!

 

Pero lo peor del "Estado" israelí no es su criminal política de guerra y de genocidio exterior (claro en defensa propia) practicada por décadas, lo peor sucede en su interior, la peor parte les toca a los ciudadanos israelitas.

 

Y es que el Estado judío, que anhelaban los hebreos, ha sido mediatizado, corrompido, tergiversado. Pidieron sueños y paz, y una tierra para cultivar, ver sus hijos crecer y ser felices, y les han entregado sangre, pólvora y dolor, para ellos y para los vecinos.

 

El "Estado" israelí se ha convertido, desde su viciosa fundación, en el instrumento ciego de los intereses de las grandes potencias. Un instrumento de dolor y dominación.

 

Dominación es lo que hay en Israel, donde el servicio militar obligatorio, las presiones, la discriminación, la represión, la manipulación mediática e ideológica y hasta la coerción física hacen de aquel "Estado" un Apartheid que la Sudáfrica de los 70's parecería un sueño.

 

El servicio militar es obligatorio para todos los hombres y mujeres hebreo/as a partir de los 18 años de edad. Todos están obligados a prestar un mes de servicio al año hasta los 50 años. Sólo hay dos posibilidades para evitar el servicio militar. una declaración pública de no aceptación, que implica una condena de dos años o fingirse  loco. Desde la ultima Intimada, hay miles de jóvenes fingiendo demencia para no ser instrumentos ciegos de la destrucción y la muerte. 

 

Es un "Estado" fundamentalista religioso en donde la cédula de identidad consagra la religión de la persona para legitimar así la discriminación.

 

La libertad de cultos, un valor universal no cuenta para los infelices habitantes de Israel. Y lo peor, en el "Estado" Judío, las personas de diferentes religiones no pueden casarse. ¡Si quieres casarte con alguien de diferente religión debes irte a Chipre!

 

Dentro del actual "Estado" de Israel, viven un millón doscientos mil palestinos como ciudadanos de segunda clase, marginados y agredidos constantemente en un auténtico apartheid.

 

Por ejemplo, el control de las fronteras de Gaza, Cisjordania y Jerusalén son de exclusivo control militar israelí, sin que sus pobladores puedan entrar o salir sin la autorización de los invasores.

 

El nuevo Muro en Cisjordania, expropia la mitad de la zona, principalmente las partes más significativas de agua, tierras y demás recursos de interés, cercando, aislando y fragmentando a la familia palestina.

 

Eso sin decir que la construcción de este Muro de la Vergüenza ha sido condenada, y fue declarado ilegal hasta por el Tribunal Internacional de La Haya.

 

Pero que ¿decir de un país en donde la tortura fue declarada legitima por la Corte Suprema ?

 

Pero hay más, Israel mantiene unos 7.000 prisioneros palestinos, libaneses y de otros países, hombres, mujeres y niños, sin proceso legal abierto y en condiciones infrahumanas. ¡Todo a nombre de la defensa propia!

 

Pero lo peor es que, un "Estado" que masacra niños, que bombardea y destruye países enteros de una forma inmisericorde e injustificada; un país que hace correr ríos de sangre inocente, no merece vivir.

 

Un país que desata su furia, como lo hizo recientemente Israel, ante la mirada pasmada del mundo, no puede existir.

 

Nos deshumaniza, nos vuelve monstruos, hace que el dolor y la muerte de los niños sean normales. ¡Y no deben serlo!

 

Creo que el pueblo hebreo merece respeto y admiración por haber resistido tantos golpes. El pueblo hebreo tiene derecho a vivir en paz en libertad y en justicia, como todos los pueblos.

 

Pero, ningún deseo noble, debe terminar en un Apartheid, en un Estado delincuente, en un Estado criminal. La felicidad del pueblo hebreo no puede ser a costa del sufrimiento de los pueblos vecinos. ¡Las flores no se siembran en cadáveres!

 

¡No puede haber felicidad o vida ante tanta masacre indiscriminada!

 

El Estado israelí, que oprime tanto a los vecinos como a sus propios habitantes no puede seguir existiendo. El pueblo hebreo debe reconquistar su destino, recomponer este entuerto que los sionistas y británicos (con ayuda norteamericana) crearon en perjuicio de los pueblos. Es preciso impulsar un nuevo proyecto de nación.

 

El nuevo proyecto de nación no puede ser una división, debe estar cimentado en la convivencia pacifica de todas las etnias y en el respeto absoluto a las libertades de culto y asociación.

 

La tierra de palestina, la "tierra Santa" no merece seguir siendo anegada con sangre de los niños.

 

Un nuevo proyecto nacional, de convivencia pacifica, unidad en la diversidad, federalismo, respeto mutuo, democracia y libertades debe substituir a ese engendro histórico que hoy lamentablemente se llama Israel.

 

¡Por la paz en Palestina, en el mundo, y la felicidad para el pueblo hebreo, Israel debe desaparecer!

"Sí, Israel debe desaparecer"
 
 


 
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