Albi, perdóneme usted, no la quise ofender. Tampoco lo que le dije fue una acusación.  

Dije que no conocía al verdadero amor. No dije que no supiese amar. Pero si gusta puedo retirar mis palabras, que en todo caso no dejan de ser subjetivas.

Cuando dije el Verdadero amor, no pensé en casas carnales, sino en el amor Revolucionario. Albi cuando el hombre o la mujer se disponen hasta dar su vida por los pobres, por un mundo mejor, por el socialismo, como lo hizo el CHE y miles de salvadoreños, cubanos, nicaragüenses, y , compañeros internacionalista de la Argentina y de Chile y México que cayeron en El Salvador. Albi, a ese amor me referí.  

Pero si la ofendí, le pido disculpas.

Albi, no sé porque usted se ha molestado por mi justa defensa a Matilda contra Rubén, que entre otras cosas se ha portado como un malcriado derechista.

Sobre Cristina Albi, para serle honesto, no estoy ni a favor ni en contra, primero porque yo no soy Argentino, y segundo porque  no acostumbro prestarle culto a ninguna personalidad, ya sea Cristina o a  Fidel Castro.

Albi, ¿no sé porque se enfada con migo?

Sobre Matilda, la conozco, antes chatabamos, y sé que es una linda persona, una gran Revolucionaria, humanista y que al igual que usted, ama la justicia social. Y fue por tal motivo que le sugerí a Rubén que no usara la misma forma de insultar que la derecha recalcitrante cubana. ¿Se molesta por eso?