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RINCÓN LITERARIO: NO ES UNICO EL AMOR. DE FERMIN RODRÍGUEZ LOSADA. SEGUNDO ACTO
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De: FLAQUIS  (Mensaje original) Enviado: 18/09/2009 05:19

NO ES UNICO EL AMOR

Fermín Rodríguez Losada

  

ACTO SEGUNDO

Escena  1ª

Doña Carmen.- (Que sale de la puerta lateral derecha), No podemos conseguir jamás que Lola acuda a la primera llamada. Tiene siempre que hacer algo muy interesante, "algo" que no puede dejar de las manos. ¡Así dice ella! ¡Lola!... ¡Lola!... (Llamando en la puerta lateral izquierda). ¡Qué muchacha!.

Lola.- (Entra nerviosa). ¡Jesús, señora! No me era posible dejar...

Doña Carmen.- "De las manos lo que estaba haciendo". Le ruego que no me explique usted más. Sólo deseo que un día me diga que la lengua, esa lengua de usted, tan dispuesta a explicarlo todo, es la que no puede interrumpir su misión. ¿Se levantó el señorito Armando?.

Lola.- Creo que ahora lo está haciendo. Debe usted pensar que llegó anoche de viaje y es natural que esté cansado. ¡Qué simpático es! ¿Verdad, doña Carmen?.

Doña Carmen.- Muy simpático y un tanto sinvergüenza. ¡Dígalo usted! ¡Si ya me lo ha dicho en laguna ocasión!.

Lola.- Señora, hay cosas que no deben repetirse demasiado. Además, el señorito Armando ha formalizado mucho. Ya terminó su carrera y comienza a ponerse serio.

Doña Carmen.- ¡Ya era hora! En la Universidad le llamaban el Decano. Por una sola vez obtuvo "notable" en una asignatura. Esto le disgustó mucho porque estaba habituado a lograr, después de dos o tres "suspensos" un mísero "aprobado", y decía, con esa gracia tan suya, que ese "notable" rompía una tradición muy honrosa. ¡Qué concepto más raro tiene mi sobrino del honor!.

Lola.- Pero ya terminó y debemos alegrarnos.

Doña Carmen.- ¡En mala hora llega mi sobrino! No está nuestra casa para alegrías. Lo sabe usted muy bien. ese nieto me tiene disgustadísima. Julia y Carlos no duermen desde hace varios días.

Lola.- Yo he pretendido quedarme a velar a mi querido Carlitos, pero los señores no me lo han permitido. No se separan, durante la noche, ni un solo momento de la cama del niño. ¡Tan hermoso como estaba con sus tres años! Nadia quería creer que tuviese esta edad. Todos le suponían de cuatro o cinco años.

Doña Carmen.- ¡Pues ya ve usted, Lola, con qué rapidez se nos puso en un estado de verdadera y creciente gravedad! 

(Entra Armando)

 

Escena  2ª

Armando.- ¿Qué novedades tenemos respecto a esa diabólica enfermedad? ¿Llegó don Gregorio de viaje?.

Doña Carmen.- No creo, ¿verdad, Lola?.

Lola.- No, señora. Esperamos por don Gregorio de un momento a otro.

Doña Carmen.- Precisamente la llamaba a usted para recordarle que debe preparar la habitación para ese famoso doctor que traerá don Gregorio.

Lola.- En eso estoy, doña carmen. Con permiso de ustedes y si no ordenan algo más, me voy a continuar mi trabajo.

Doña Carmen.- Sí, Lola. Procure darse prisa. No tardarán mucho en llegar.

Lola.- Sí, señora. Al señorito Armando le dejé el desayuno en su habitación. Supongo que...

Armando.- Me he dado cuenta y ya le hice todos los honores. Muchas gracias.

Lola.- ¿De nada, señorito!... me voy corriendo. (Sale).

 

Escena  3ª

Armando.- ¿Qué doctor es ese que fue a buscar don Gregorio?.

Doña Carmen.- Si he de decirte la verdad, no puedo concretarte nada. Sé que es una eminencia médica. Es extranjero y lleva varios días por España. Pronunció algunas conferencias en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que le ha invitado a venir con este objeto. Por cierto, que lo hace en un español correctísimo.

Armando.- ¡Pero esta visita no querrá realizarla! ¡Si se decide a venir nos costará un capital!.

Doña Carmen.- ¡No conoces a don Gregorio! Todo lo ha hecho sin consultar con Carlos y Julia. Quiere al niño con locura y dice que dará por él hasta el último céntimo de sus ahorros. Movilizó todas sus influencias y fue a Madrid con la seguridad de que vendrá acompañado  de tan distinguido y notable especialista.

Armando.- Es un corazón de oro. ¡Qué hombre más bueno!. 

(Suena el timbre)

Doña Carmen.- ¡Qué saltos me da el corazón!. ¡Son ellos, Armando!.

(Abre la puerta doña Carmen, y entran don Gregorio con mister Wood)

 

 

                                                           
     
       

      



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