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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: \קяîи¢є§îtα x  (Mensaje original) Enviado: 15/01/2011 04:30

Sola en casa

4 de la madrugada, tengo insomnio y no dejo de dar vueltas en la cama. El libro que teminé de leer anoche me ha desvelado. Reflexiono sobre la fragilidad del ser humano, sobre todo de las mujeres, aunque tal vez mentalmente seamos más fuertes que los hombres, físicamente no lo somos. Puestos a buscar ventajas, esta fragilidad física en comparativa con ellos tiene unas cuantas lecturas positivas. Mentalmente las mujeres somos mucho más intuitivas y también sensibles. También la sensibilidad física que nos ofrece nuestro cuerpo es superior a la de ellos. Tenemos la capacidad y la posibilidad de disfrutar de los placeres sexuales mucho más que cualquier hombre, claro está, siempre y cuando una se deje ir y todo lo que haga sea por convicción propia y no porque la obliguen, aunque el famoso "relájate y disfruta…" tambien lo aplican voluntariamente muchas mujeres y no nos engañemos, son muchas las mujeres a quienes les gusta jugar a sentirse forzadas por su pareja… Tambien somos bastante contradictorias, nos gusta una pareja que esté por nosotras, que sea divertido, bueno, atento, amable, cortés, delicado y sensible en la cama, etc,etc, la contradicción? Que muchas veces nos gusta que sean chulos, malos, sexualmente agresivos, es otra fantasía sexual? A lo mejor sí, al igual que el dicho de que los hombres que van de putas es porque buscan lo que su mujer no les hace, tal vez a las mujeres tambien nos gustan las aventuras con hombres que nos hagan lo que nuestros maridos no nos hacen o tal vez es que no nos lo dejamos hacer? Si existiera más comunicación íntima y menos "juegos prohibidos" o menos soñar y más disfrutar, seguro que las parejas durarían mucho más.

A mí me gusta lento, despacito, ir subiendo el ritmo poco a poco hasta llegar al climax, a la recta final….aunque también me gusta que me dominen y que me traten como si fuera una peonza, sentirme objeto sexual? Sí y viceversa, también me gusta que el hombre pueda ser mi objeto y hacer con él lo que me apetezca, y es que en el fondo no somos tan diferentes y a todos, nosotras y ellos nos gusta lo mismo, la cuestión es como llegar hasta el objetivo, aquí si hay unas cuantas diferencias pero el objetivo final siempre es el mismo.

El pensamiento… un hombre que me "menee" con fuerza, que me mueva y que me haga sentir como una batidora…. umm! me excito pensando en ello. Enciendo la luz de la mesita, la tenue luz permite ver el reflejo de la cama y de mi cuerpo en los espejos del armario. Es verano y acostumbro a dormir solo con las braguitas. Sin premeditarlo me estoy acariciendo un pecho, el pezón muestra su agradecimiento y se endurece…. que agradable sensación. Acaricio el otro pecho y el pezón reacciona al instante, tengo unos pechos pequeños pero unos pezones grandes, con una aureola muy sexy, así me lo dicen los hombres y les encanta chuparlos, mordisquearlos, estirarlos o frotar la punta de su polla con ellos.

Mientras con una mano sigo acariciando el pecho, con la otra voy bajando hasta el vientre, no aparto la mirada del espejo, me gusta ver como acaricio mi cuerpo. Los dedos de mis pies se mueven, es un acto reflejo involuntario, cuando siento placer se mueven, se separan y juntan, siempre ha sido así, desde que me masturbé por primera vez, tendría 13 o 14 años, los pies siempre han sido un termómetro más de mi temperatura sexual.

Empiezo a notar un leve cosquilleo y humedad entre las piernas, miro por el espejo y observo que las braguitas tienen una manchita justo en el centro. Mis manos ya han bajado hasta el pubis acariciando el escaso vello, con ambas manos inicio un masaje, arriba, abajo, en círculos, no me toco la vulva, solamente el pubis. Cojo las bragas y tiro de ellas, subiendolas con fuerza hasta la cintura, al tener poco pelo, recorté el vello hace unos días, las braguitas toman la forma de la vulva y de una rajita que se hunde unos milímetros, me toco, la mancha de humedad es pegajosa y agradable, muevo los dedos de una mano en circulos alrededor de la zona del clitoris, el roce con las braguitas es suave y muy agradable. Sigo frotando mientras la otra mano se desplaza arriba y abajo acariciando la vulva y tambien la estrecha hendidura de mi culo, estoy muy excitada, con una sola mano me quito las humedas bragas, con la otra separo y tenso la piel que cubre mi botoncito, el relieve de este sobresale prominentemente. Al igual que los pezones, mi clitoris es más grande de lo habitual, al acariciarlo aumenta su tamaño considerablemente, es como un grueso garbanzo. Se me pone la piel de gallina y se me eriza el vello del cuerpo. Los dedos de los pies se mueven sin cesar…

Voy al baño a buscar aceite corporal, pero necesito algo más… quiero sentirme llena, poseida. Sin más, voy directa a la cesta de la fruta y cojo una banana, la más grande que puedo encontrar, larga, gruesa y curvada, de la nevera cojo la cesta de las cerezas que compré ayer. Vuelvo a la cama y me tumbo de nuevo no sin antes colocar estratégicamente una par de almohadas a la altura de la cintura. Al tumbarme mi trasero queda elevado lo que facilita el acceso a mis zonas calientes, a su vez me permite una mejor visión del pubis y clitoris. Rocío con una buena cantidad de aceite mis punzantes y excitados pezones, clitoris, vulva y ano. Prosigo con un masaje lento y placentero, despacio y sin prisas, me recreo en el clitoris, despues en la rajita, abriendo y cerrando los labios vaginales, a continuación en circulos alrededor de mi culo.

Abro las piernas todo lo que puedo, gracias al aceite mis dedos se deslizan con mucha suavidad y facilidad, sin cesar, acaricio con un ritmo lento el clitoris, cada vez está más excitado, hinchado y duro, los dedos de la otra mano ya están dentro de mi vagina, primero la puntita, despues ya enteros, estoy muy mojada. A través del espejo puedo ver la hendidura rosada y brillante, estiro los labios vaginales abriendo aún más mi cueva, a través del espejo puedo ver el color rojo intenso de su interior. Dejo descansar por un instante el clitoris y bajo hasta mi culito, está bien lubricado pero lo rocío con un poco más de aceite, lubrico con ansia y a continuación introduzco mi dedo meñique, el culo se contrae y no me deja, es como si tuviera vida propia intentando cerrar la barrera de acceso, me gusta que se resista, relajo las nalgas y hago presión pero se contrae de nuevo hasta que… ooohh! El meñique entra poco a poco, los primeros centímetros son como una pared prieta y cerrada… pero después.. ya está dentro y poco a poco puedo moverlo sin resistencia alguna, la puerta ya está abierta y preparada para mis envestidas…quiero más… los dedos en la vagina y el meñique en el culo no son suficiente, mientras cambio el meñique por el índice, con la otra mano busco la banana, antes la he lavado, aún y así prefiero prevenir y cojo un condón de la mesita de noche, se lo pongo a la banana, me entretengo jugando, me imagino una polla firme y gruesa mientras voy bajando la goma hasta cubrirla prácticamente entera, ya está lista! La lubrico con tanto aceite que casi se escurre de mis manos, umm! es grande y dura. Nunca he comprendido como las mujeres gastan tanto dinero en sex-shops, en cualquier supermercado puedes encontrar frutas y verduras de cualquier color, forma, tamaño y sabor… todas dispuestas a satisfacer cualquiera de nuestras bocas….., te las puedes comer todas y por cualquier agujero, todas caben y las opciones son infinitas.

Mientras mi índice se mueve con soltura y absoluto dominio, amo y señor de mi culo, acerco la banana al clitoris, empiezo a frotar presionando levemente, oohh! Suspiro de placer, al cabo de unos minutos decido proseguir mi camino hasta el húmedo e impaciente coño, elevo aún más las caderas, primero acaricio la rajita con la punta de la banana, arriba y abajo, así durante un par de minutos hasta que impaciente separo mis labios mayores con la banada, estos agradecidos se pegan al látex como si quisieran abrazar la banana, introduzco solo la puntita, mi agujerito la recibe con gran placer, me quedo inmóvil. La banana y mi índice cubren mis dos agujeros, decido proseguir e introduzco suavemente la banana, poco a poco va abriendose paso a través de mi mojado coño, está tan húmedo y la banana untada con tanto aceite que se introduce con mucha soltura llegando hasta el fondo de mi excitada vagina, siento mi coño muy caliente, la banana se ha apoderado de mi interior, ha entrado toda entera y no puedo verla… Un hilito de saliva se escurre por la comisura de mis labios, mantengo un dedo aguantando la banana en mi interior, no quiero que se me escape, es mía! Mi coño está ardiente, segregando liquidos que lubrifican mi interior, me siento muy llena, que gustazo!

Cojo la cesta con las cerezas, previamente se han dado un auténtico "baño en aceite" … mientras con dos dedos abro el agujero del culo, empiezo a introducir las ricas y redondas cerezas con lentitud y mucha delicadeza, a medida que las voy introduciendo noto como se deslizan hacia dentro, una, dos, tres, otra, otra…así hasta que pierdo la cuenta y ya no caben más, noto mi culo relleno, prieto, la sensación es extraña pero el placer es indescriptible y sin poder resistirlo me corro de gusto….

Permanezco inmóvil durante unos minutos hasta que… quiero más!

Presiono el culo para que las cereza no se muevan de su sitio mientrás cojo otro condón, poco a poco, voy llenándolo con el resto de cerezas, me cuesta pues el placer de mi ano no me permite concentrarme... Al cabo de unos minutos consigo rellenarlo y anudo la obertura del condón, lo unto bien con aceite… mi perversa y calenturienta mente me lleva a abrir un poco más mi ya dilatada vulva y haciendo hueco junto a la banana introduzco el condón relleno de cerezas, despacito, el placer es cada vez más intenso y las pertuberancias que forman las cerezas me regalan un nuevo orgasmo.

Estoy prácticamente exhausta pero noto que mi garbancito sigue firme y muy colorado, está celoso y reclama mi atención, mis agujeros están al completo y lo acaricio con fuerza, el climax es total, cambio el movimiento de los dedos por la palma de la mano moviéndola con mucha rapidez hasta que empiezo a palmear fuertemente el crecido clitoris, cada vez más rápido y fuerte, el sonido del chapoteo de mis palmadas retumba por toda la habitación…. Estoy llegando a la cúspide, mis pies, piernas y muslos tiemblan y mi clitoris tremendamente agradecido palpita a ritmo cardíaco hasta que una corriente eléctrica sube desde mis entrañas y me corro con gran con intensidad al tiempo. Poco a poco mi trasero se va relajando y percibo como las dulces cerecitas van saliendo una a una de su escondite.

Son las 5 de la mañana, he liberado todos mis agujeros, tengo sueño y lo último que pienso es : "si algún día me quedo sin trabajo, montaré un negocio, una fruteria!!



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