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santeria: EL OLIMPO YORUBA
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De: textuallucecita  (Mensaje original) Enviado: 18/08/2007 08:11

El Olimpo Yuruba.


“Si los cabildos, de tan honda tradición española, sirvieron para que los negros esclavos reprodujeran en América su organización tribal africana; su conversión en cofradías religiosas bajo la protección de un santo patrono, les permitió ocultar mejor la supervivencia de sus creencias fetichistas. Esto no fue muy difícil para los lucumíes.


“Al llegar los cargamentos de ébano a las plantaciones, eran formados en fila. Un cura los bautizaba con unos golpes de hisopo y les colgaba del cuello unas planchitas de lata con el nuevo nombre católico dado a cada uno. Para aquellos hombres que no entendían la lengua en que hablaba el cura, ni tenían el más elemental conocimiento de la religión católica, aquella ceremonia no era sino un exorcismo verificado por el "babalao" blanco y la colocación de un amuleto.


“Un etnólogo ha afirmado que en toda concepción religiosa por primitiva que sea existe un principio de monoteísmo. Olorun es el dios supremo de los yorubas, carece de imagen, no se le rinde culto y su nombre no se debe pronunciar. Los fieles deben comunicarse con este Dios por conducto de divinidades secundarias llamadas "orishas" (en Cuba se les conoce corrientemente por "santos"). En primer lugar se encuentra una trinidad (análoga a la brahmánica, a la egipcia y a la católica) integrada por Obatalá, creador del hombre, Changó, dios del rayo y el trueno, caudillo de guerras, e Ifá, el dios del porvenir, el revelador de lo oculto. Luego viene una larga teoría de divinidades menores: Ogún, dios de los metales, la guerra y la lucha, Yemayá, diosa del mar y de las aguas; Babayú-Aye, dios de la medicina y protector de los pobres... hasta llegar a Eleguá, el dios del mal, el dios de los daños no específicos, que se debe colocar detrás de la puerta.


“En los barracones de los ingenios y en las cofradías de las poblaciones, bajo el látigo de la esclavitud que obligaba a aceptar las creencias de los amos y a ocultar las propias, comenzó a producirse en la mente y los ritos de los negros esclavos la conciliación de ambas religiones. Con ello se reproducía un proceso que se había operado muchos siglos antes en la cuenca mediterránea. Al convertirse el catolicismo en religión oficial del Estado Romano transigió con muchas concepciones paganas y aceptó buena parte de sus prácticas y creencias. Así el monoteísmo hebraico se vio rodeado de una trinidad y de una larga serie de santos, patronos y abogados celestiales para todos los intereses humanos, desde San Antonio, procurador de las jóvenes casaderas que le piden un novio, hasta San Expedito o Santa Rita, que lo son de los imposibles. Fernando Ortiz afirma que todavía puede verse en la Catedral de Pisa una antigua estatua de Marte, adorada bajo la advocación de San Efeso. La nueva religión bautizó con el nombre de un santo cada uno de los antiguos dioses y les conservó su función protectora de oficios y profesiones. Además tomó sus títulos jerárquicos (pontifex, economus, presbiterus, diaconus, etcétera), y muchas de sus prácticas y símbolos como el rosario, el agua bendita, el hisopo, el incienso, las medallas, los escapularios, los detentes, los ex votos, los cirios, la tonsura, los trajes talares y hasta el misterio de la maternidad virginal.


“Por un camino similar los esclavos tradujeron a la lengua blanca sus creencias negras. Así Obatalá, el primero y más grande de sus "orishas", que etimológicamente significa según Bowen (citado por Fernando Ortiz) "el rey de la blancura y la pureza", se llamó Santísimo Sacramento o Nuestra Señora de las Mercedes; por tener la imagen de Santa Bárbara una espada en la mano y estar su figura corrientemente rodeada de artefactos bélicos -es la patrona de los artilleros en España-, fue identificada con Changó, el dios guerrero; las dos llaves celestiales que San Pedro tiene en las manos y que fueron confundidas por los negros con fetiches de hierro, sirvieron para que se le asociara con Ogún, el dios de los metales; Yemayá. la diosa del mar, resultó ser la Virgen de Regla, que flota sobre las aguas y tiene su santuario junto a la bahía habanera; Eleguá fue asimilado a las Animas benditas del Purgatorio y generalmente al Anima Sola, debido a la frecuente superstición que considera de hecho a las almas que purgan sus culpas en aquel lugar dogmático con carácter de divinidades secundarias; así se invoca la ayuda de las almas benditas y se reza por ellas para que las infelices expíen más prontamente sus pecados y una vez alcanzada la gracia divina paguen a los vivos las oraciones con que fueron favorecidas mientras gemían en el fuego del Purgatorio, con otros favores más o menos celestiales impetrados directamente por ellas de la divinidad superior. Esta superstición tiene su expresión concreta en el Anima Sola que se coloca detrás de la puerta para impedir la entrada de los genios maléficos. Y por último -citarlos todos haría la lista interminable- Babayú-Ayé, el dios de las curaciones milagrosas, fue identificado con el mendigo llagado de la parábola evangélica, San Lázaro. Tal vez porque era la estampa de la enfermedad y la miseria.


El 17 de diciembre, día de San Lázaro, se llena de devotos su Santuario situado en el Leprosorio de Rincón.

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